Los malos resultados del PRD el pasado 1
de julio llevaron al partido a buscar una renovación como acto de
supervivencia, sin embargo, la falta de unidad prevalece ya que por un lado
están los militantes que quieren reconstruir sobre lo que queda y por el otro
quienes abogan por disolver el instituto político y arrancar de cero
A unos meses de que el
Partido de la Revolución Democrática (PRD) cumpla tres décadas de su fundación,
deberá atravesar una de las pruebas más complicadas de su historia.
El 2 y 3 de marzo, los integrantes del
Sol Azteca definirán en su Congreso Nacional si seguir con los mismos
principios y emblemas, o si refundan su instituto político
Pero más allá de una posible
transformación, el examen más difícil de aprobar será el de alcanzar un
acuerdo.
Aunque en su interior hay un
pacto de eliminar a las corrientes internas, todavía quedan los resabios de
éstas. Lo cierto es que en sus distintos liderazgos no hay un consenso para
definir lo que viene para el perredismo, por el contrario, existen posturas muy
diferentes acerca de su futuro.
Los momentos cumbre del PRD
se ven cada vez más lejanos. El primero fue su nacimiento en mayo de 1989. Su
aparición cimbró la vida democrática del país. De la mano de líderes como
Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez el Sol Azteca
surgió como una alternativa para una ciudadanía molesta y con desconfianza
hacia los gobiernos priistas.
Su determinación llevó al
partido amarillo a convertirse en una oposición de izquierda y en un instituto
que incluía las voces de diversos sectores de la población, algunos de ellos
los más desfavorecidos.
Con Cuauhtémoc Cárdenas en la
década de los90 y con Andrés Manuel López Obrador ya en los primeros años del
siglo XXI, se convirtieron en una de las principales fuerzas políticas del
país, quedando muy cerca de arrebatarle la Presidencia al PAN en el 2006.
Sin embargo, esos episodios
sólo quedan en el recuerdo de algunos de sus dirigentes y simpatizantes. El
debilitamiento del partido quedó de manifiesto en las elecciones del año
pasado, en las cuales estuvieron cerca de quedarse sin registro, además de
perder su bastión histórico más importante: la Ciudad de México, la cual Morena
ganó con una amplia ventaja
El declive de su popularidad
también se demostró después de la salida de López Obrador de sus filas para
fundar el partido Movimiento de Regeneración Nacional con el que accedió a la
silla presidencial y el cual terminó por hundir en las sombras al Sol Azteca,
llevándose a muchas de sus figuras más importantes.
Ahora, sólo en conjunto con
el PAN, el PRD logró obtener algunas gubernaturas como el hermano menor en el
frente que conformaron, mismas que se tambalearon, pues la máquina morenista
fue imparable el pasado 1 de julio.
Las rupturas, las desbandadas
y los desencuentros han sido la marca de este partido en sus últimos años.
Para renacer, tendrá que
echar mano de la inclusión de todas sus voces y definir un nuevo rumbo que le
permita volver a figurar como una de las principales fuerzas de la política de
este país.
CAMBIOS ESTÉTICOS O REFUNDACIÓN
Si por algo se ha
caracterizado el PRD es por reunir en una misma organización diversas formas de
pensar en torno a la política del país.
Su nacimiento fue el
resultado de la fusión del Partido Socialista Unificado de México (PSUM) -del
cual tomó el registro y que tuvo su origen en el Partido Comunista Mexicano-,
del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), del Partido Patriótico
Revolucionario (PPR) y del Movimiento Revolucionario del Pueblo, entre otros.
Esa pluralidad le dio por
muchos años la fama de ser un partido diferente de los demás, pero también le
ha llevado a generar tribus en su interior que han consumido su popularidad y
credibilidad.
Después de la derrota en las
urnas el 1 de julio el PRD quedó rezagado como una fuerza política terciaria en
el Congreso Federal. Es por ello que en noviembre pasado, durante su última
asamblea nacional determinaron que las corrientes internas debían desaparecer y
dar paso a la unidad
Con esta filosofía llega el
partido amarillo a su nuevo Congreso Nacional, pero con dos ideas
opuestas entre sus principales líderes.
Una de las posturas busca
modificar el nombre y el emblema del partido, es decir, una metamorfosis casi
total; la otra considera que esto significaría reiniciar la historia que ha
construido el PRD durante sus 30 años de vida y dejar atrás la imagen del
instituto que se ha quedado en la memoria colectiva de los ciudadanos, por eso
pretende que el cambio sea menos radical.
“Hay una postura que plantea
mantener el espacio, el nombre y el logo como un tema de raíz histórica que nos
da identidad. Yo me consideraría en la segunda, yo creo que el PRD en la
próxima elección del 2021 cometería un error al hacer un cambio de nombre o de
siglas, porque creo que algo de lo que ha logrado hacer es instalarse en la
opinión pública nacional.
En algunos casos con mejores
resultados que otros, evidentemente, pero como marca política está ahí”,
explica Ángel Ávila, dirigente nacional del PRD, en entrevista con Reporte
Indigo.
El líder perredista afirma
que independientemente de cuál sea la decisión final, el PRD deberá adaptarse a
la nueva forma de hacer política
“Debemos seguir
manteniéndonos pero ahora en una circunstancia social totalmente diferente. Hoy
el tema de las redes sociales y de la incursión de los jóvenes en la política
está presente en todos los partidos políticos y nos tiene que llevar a
conformar un modelo de instituto distinto.
Ya no visto solamente como
ese partido de masas que en algún momento se creó con organizaciones sociales,
sino un PRD de ciudadanos en donde se pueda transmitir un mensaje ciudadano y
la gente se pueda identificar con el nombre del PRD”, agrega Ávila.
Guadalupe Acosta Naranjo, ex dirigente
nacional del PRD, coincide en que este instituto político debe de estar al
servicio de los ciudadanos e incluir a líderes sociales, académicos y expertos
en derechos humanos que refuercen el cambio generacional que se avecina; pero
no comparte la postura de Ángel Ávila, debido a que él considera que para
adaptarse al nuevo ambiente social del país, es necesario modificar a
profundidad el partido.
“El PRD debe hacer un
análisis muy serio de qué fue lo que pasó en las elecciones pasadas y que los
cambios que vayamos a hacer no sean problemáticos. También que se comprenda el
sentimiento del ciudadano y saber lo que no quiere ya de la clase política
mexicana y borrarlo.
En su última asamblea
nacional el PRD determinó que las corrientes internas debían desaparecer para
dar paso a la unidad, sin embargo, al interior del partido aún chocan dos
grupos: quienes buscan renovar la institución desde cero y quienes optan por
hacer sólo pequeñas modificaciones
Deberíamos de tener un nuevo
nombre, un nuevo lema, un nuevo programa, poner todo esto a disposición de la
gente que no se siente representada hoy (…) yo creo que no le vamos a mandar un
mensaje fuerte a la sociedad de que estamos cambiando si al final son las
mismas caras, el mismo emblema y los mismos modos de dirección”, señala Acosta
Naranjo.
UN PARTIDO SIN HISTÓRICOS
El origen del PRD estuvo a
cargo de personajes emblemáticos para el partido y de igual forma para la vida
política reciente del país.
Aunque muchos de ellos ya no
se encuentran entre sus filas, hoy ocupan posiciones importantes con Morena en
el Poder Legislativo o simplemente ya no mantienen ninguna relación con el
partido que vieron nacer.
Una de las figuras más
importantes en la conformación de este instituto político es Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano, quien fue dos veces candidato a la Presidencia -en 1994 y
en el 2000-, quedando en ambas en tercer lugar, por debajo de los candidatos
del PRI y el PAN. Además también se convirtió en el primer jefe de Gobierno de
la Ciudad de México electo en las urnas cobijado por su partido
Aún cuando su nombre es
reconocido por ser el impulsor, primero del Frente Democrático Nacional con el
cual también contendió a la Presidencia en 1988, y más tarde como fundador del
PRD, salió hace cinco años por inconformidades con la dirigencia y por la falta
de espacios para la discusión dentro del partido.
El 25 de noviembre de 2014,
Cárdenas Solórzano anunció que por las profundas diferencias con el entonces
dirigente nacional perredista, Carlos Navarrete, se marchaba del partido que
fundó 25 años antes.
“El pasado día 17 (de
noviembre de 2014) me permití hacer del conocimiento del Comité Ejecutivo
Nacional del partido una carta abierta en la que señalaba desacuerdos que
encuentro con la forma de conducción del partido (…)
En las ocasiones anteriores, esperando
que por lo menos se abriera un debate interno sobre los planteamientos hechos,
la respuesta de las dirigencias del partido fue el silencio (…)
La reunión que hoy sostuve
con el Presidente y el Secretario General del partido, CC. Carlos Navarrete y
Héctor Bautista, muy cordial en su desarrollo, lo que agradezco, considero
llegó demasiado tarde, al poner de manifiesto, una vez más, que mantenemos
profundas diferencias en nuestras visiones de cómo enfrentar los problemas
internos del partido, en particular las medidas que deben adoptarse para
recuperar la credibilidad de la organización”, se lee en la carta hecha pública
por Cárdenas.
Además de Cuauhtémoc
Cárdenas, el PRD surgió también de la mano de Porfirio Muñoz Ledo, de Ifigenia
Martínez; los tres disidentes del PRI e integrantes de la Corriente Democrática
al interior del tricolor, antes de emprender la creación del entonces nuevo
partido.
Muñoz Ledo formó parte del
consejo nacional del partido y fue dirigente nacional entre 1993 y 1996.
También fue el primer presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados
de oposición al PRI, representando al PRD.
Actualmente, es diputado de
Morena y preside la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, siendo uno de los
principales rostros de la Cuarta Transformación.
Ifigenia Martínez, también
fundadora del Sol Azteca, fue senadora por el PRD y ocupó cargos
administrativos dentro del partido. Hoy es senadora por el Movimiento de
Regeneración Nacional.
Las figuras que vieron nacer al PRD hoy
se encuentran alejadas del Sol Azteca y fuera de la política nacional o se
fueron a otro instituto político como en el caso de Porfirio Muñoz Ledo o
Ifigenia Martínez que están en Morena
A esta lista de históricos se
suma también Pablo Gómez, miembro fundador del partido amarillo y quien fue
dirigente nacional interino. Gómez renunció en el 2017 y en la LXIV Legislatura
se desempeña como diputado abanderado por Morena.
ADAPTARSE O MORIR
El hecho de que Morena tenga
mayoría en el Congreso de la Unión aunado al triunfo de Andrés Manuel López
Obrador en la Presidencia hace que esta fuerza política cuente con un amplio
bono democrático.
Pero también hará que para
las elecciones intermedias para renovar al Congreso Federal en el 2021, tanto
Regeneración Nacional como López Obrador, lleguen desgastados por gobernar.
Al respecto, Ángel Ávila
opina que esto significa una oportunidad para que el PRD impulse su agenda y
vuelva a figurar entre los principales partidos políticos de México.
“El principal objetivo que debemos de
tener los militantes del PRD es recobrar la credibilidad con la gente”
- Ángel Ávila
Presidente Nacional del PRD
“Me queda claro que el PRD
tiene que ir contracorriente con esta gran fuerza que tiene Morena pero que al
mismo tiempo es una oportunidad, porque la ciudadanía con el paso del tiempo se
irá dando cuenta hasta cierto punto cómo fue engañada con las propuestas de
López Obrador en el sentido de bajar el precio de las gasolinas o el tema de la
inseguridad.
Evidentemente Morena llegará
al 2021 desgastado, pero el PRD debe abanderar una serie de temas como lo hemos
estado haciendo con asuntos como el aumento del salario mínimo -no como quiso
hacerlo López Obrador, con un aumento de 20 pesos, sino un aumento real-, el
tema de que baje el precio de las gasolinas, del diésel y los apoyos para el
campo y rechazar la militarización de la seguridad pública”, detalló Ángel
Ávila.
El dirigente nacional asume que también
deberán acercar su movimiento a simpatizantes más jóvenes que abonen al cambio
de imagen del partido y la renueven
Sin embargo, para Guadalupe
Acosta la clave está en que aquellos integrantes del partido que se resisten a
los ajustes radicales determinen dar luz verde para modificar su estructura
casi de manera total.
“Hay expresiones que se rehúsan
a los cambios, gente que no comparte esta visión. Ahora que ganó López Obrador
hay personas que incluso piensan ‘dar el brinco’ para allá (Morena).
Espero que podamos
interiorizar que la vida nacional ya cambió también, que necesitamos una
renovación pero que sea de fondo, creo que será más creíble y que lo podemos
comunicar mejor con la gente”, asegura Acosta Naranjo.
Con el cambio de gobierno no
sólo se modificó la forma de hacer política, también la manera de llegar al
electorado, lo que ha llevado a los integrantes del partido del Sol Azteca a
darse cuenta de que no pueden sobrevivir si no se renuevan.
(REPORTE
INDIGO/ EDUARDO BUENDIA/ ENE 14, 2019)
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