Pues siempre si se va
Santiago Luna. Dicen los enterados que Alfonso Durazo le había dado a Sara
Valle hasta el miércoles para gasearlo.
El hecho es que ante la quema
se va, pero deja como herencia sembrados en la nómina a varios de sus incondicionales.
Cuando en 1997 aparecieron en
Guaymas, Santiago Luna, Oscar Ramos y Miguel Ángel Haro, haciendo equipo con
Joel Mendoza y su esposa Sara Valle, quien se enfilaba como candidata a la
alcaldía por el PRD, teniendo como plataforma a El Barzón, no se percibían
visos de la encarnizada lucha a muerte en que se iban a ver envueltos una vez
en el poder municipal.
Y casi siguiendo al pie de la
letra el viejo adagio de la izquierda que reza que las revoluciones devoran a
sus hijos, el Gobierno de Ciudadano, terminó hecho un desgarriate.
“El Cabezón”, por imprudente
y protagonista a desquiciado la marcha del ayuntamiento y ha metido en un
predicamento a su cuñada alcaldesa, al mismo tiempo que hace objeto de burlas a
AMLO y al Poncho Durazo.
DE LA BANDA DE SINALOA AL GRUPO COYOTA
Si durante el mandato del
líder cooperativista Florentino López Tapia, el segundo “Cabezón” de la
política, porque el primero, lo fue y los será “El General” Oscar Ulloa
Nogales, exalcalde y exdiputado, se dejó sentir la presencia de La Banda de
Sinaloa, capitaneada por el arquitecto Oscar Tolosa, que según la leyenda
urbana, hizo y deshizo con la complacencia de don Flor.
Después con Mundo Chávez,
salió a luz pública la llamada Familia Feliz o “Happy Family”, un amasijo de
personajes liderados por el ingeniero Everardo Martínez Samaniego, en el que
estaba incluido el abogado Ramón “El Monchy” Leyva.
De este grupo se convirtió en
acicate Sara Valle y sus barzonistas. Por la torpeza de sus operadores, léase
Everardo, el Monchy y demás miembros, fueron el enemigo ideal para escalar al
poder a sus costillas, ante el desprestigio de sus personeros y la carambola de
tres bandas que de la mano de Manlio Fabio Beltrones, fue la elección de 1997
para asegurarle la gubernatura a Armando López Nogales, aunque dividiera
milimétricamente el estado y entregara al PRD las alcaldías de Empalme hacia el
sur. Los amarres con Jesús “El Tragabalas” Zambrano, líder moral del PRD en la
entidad nunca estuvieron en duda.
En Guaymas, Julio Ramón
Luebbert, dedo chiquito de Manlio en el municipio y su delfín Carlos Zataraín,
apoyaron a la candidata perredista.
“El Bebo”, hizo campaña del
calcetín bajo el slogan “Voten por mí y voten por la Sara”. Ante el resultado
electoral adverso el ingeniero Everardo Samaniego, candidato del PRI a la
alcaldía estuvo a punto de darse piola, en lo que fue parte del saldo dramático
de esos comicios.
EL PRINCIPIO DEL FIN
En un principio, durante la
campaña del ´97 y luego del triunfo, todo fue miel sobre hojuelas, hasta que
llegó la hora de repartir los huesos: Lorenzo Ramos y “El Pozole” Armando
Saucedo, quienes pretendían la dirección jurídica el primero y mínimo la
secretaria del ayuntamiento el segundo, puesto que ya había desempeñado en el
Concejo Municipal panista (1991-1994), ambos personajes habían terminado en
malas con José Ramón Uribe, a quien refundieron en el tambo; Antonio
Torreblanca, José Guzmán López González y Clemente Rodríguez, conspicuos
perredistas de la la vieja guardia, compañeros de aventuras desde el Partido
Comunista Mexicano, como el profesor saravallista Estalisnao Pineda, fueron
hechos a un lado por las ambiciones desatadas del nobel grupo en el poder.
En el reparto, “El Cabezón”
amacizó la secretaria, el sociólogo Oscar Ramos la tesorería y Miguel Ángel
Haro, la dirección administrativa de seguridad pública.
Hacia afuera todo el barullo
inició con la detención arbitraria del reportero de La Voz del Puerto Carlos
Razcón Valenzuela y el billarista estrella Carmen Barrera, “El Carmelo” pa´la
raza que caía por el Paralelo y se echaba unas frías en Los Delfines, propiedad
del Lupito Barrera, su carnal.
Y al interior del
ayuntamiento el choque sobrevino a raíz del vehículo dado en “comodato” al
marido incómodo de Sara Valle, por una empresa cervecera para asegurarse el
Carnaval.
La tranza desencadenó un
enfrentamiento entre barzonistas y coyotas, que terminó cuando la entonces
alcaldesa con la fuerza pública desplegada por un perro fiel como Oscar Villa,
al frente de la jefatura de la policía municipal, desalojó a los Lunas, Ramos y
Haros, de sus oficinas.
EL COYOTA TEAM
Luego, según su decir, Luna
se fue al exilio en Chiapas y regresó más ansioso que nunca, no sin antes tocar
la base en Hermosillo en donde le hizo la vida de cuadritos a la Lola del Río,
en mancuerna con Alejandro Rodríguez Zapata “El Piolas”, a quien chispó de
Movimiento Ciudadano y hoy flamante secretario técnico de la comuna-reinado de
Sara, con interesante pasado en la Armada de México ¡¡Averígüelo Vargas!!
Actualmente conforman la
nueva versión del grupo Coyota, la banda que busca gobernar el municipio, el
síndico Martín Rueda; el regidor morenista Arturo Lomelí, con su cuñada Ana
Luisa Merlos Coronado, secretaria de Desarrollo Social de la comuna; Daniel
Morales Pardini “Danny, el travieso”, jefe de la policía municipal y pieza del
diputado federal Heriberto Aguilar y el compadre de “El cara de loco” Víctor
“El Negro” Marín, director general de Infraestructura Urbana y Ecología.
Rodolfo Valenzuela Barraza, director jurídico del ayunta pertenece a esta
singular facción. Su relación con Daniel Morales, lo colocó en tan estratégica
posición.
En todo este entramado, juega
un rol importante el equipo financiero capitaneado por Jesús García “El Chuy
Pesado”, quien ha impuesto a su gente en las dependencias adscritas a la
tesorería, más ambicionada que la mítica mina La Tarasca.
La banda del Gabilondo, aquel
jefe de gavilla que escondía sus atracos en el Cerro del Elefante, según consta
en el libro “Sucedió en Sonora”, se queda corta o como mera bola de aprendices
a un lado de los Coyotas, desde que sentaron sus reales en el puerto.
Por lo visto, el papel que
desempeñará de Sara Valle, quien reconoce a Santiago como su chamán, será
meramente decorativo, como en el pasado.
La mayoría edilicia morenista
en cabildo entregada a la alcaldesa que encabezan los regidores Estanislao Pineda
y Antonio Pintor, vuelve a sacar a colación la afirmación del filósofo
Friedrich W. Nietzsche, de que no todos tienen su precio, pero si todos tienen
su sebo. ¿Cuál sería el de estos Protagonistas del Cambio Verdadero?
MI REINO POR UN TORERO
El acercamiento de Santiago
con su futura cuñada, actualmente presidenta municipal, se remontan a su paso
por el Consejo Estudiantil de la UNISON (CEUS), que se oponía a la aprobación
de la Ley 4 para la Uni y en cuyo movimiento coincidió con Norma Valle, su
esposa y de grillos como Oscar Ramos, un antiguo militante del PSUM y Miguel Ángel
Haro, hoy encumbrado petista.
Desde ese tiempo de la Marcha
al Zócalo, para presionar a Manlio, se afianzó la relación entre Sara y quien
sería su principal operador en la grilla, luego de su exmarido, a quien apoyó
en el diferendo de 1998.
Sobre Santiago, siempre ha
pesado entre los ex miembros del CEUS, la sospecha de componendas debajo de la
mesa para entregar el movimiento universitario, pues Beltrones, impuso su
voluntad y sacó avante su Ley 4, de ahí que para nada hubiera extrañado su
presencia en 1997, como parte de lo que se estaba fraguando entonces.
Y si en 1999, Sara Valle, una
modesta docente del Cet del Mar, no dudó en inmolarse por la defensa de su ex cónyuge,
hoy parecía que iba en el mismo camino, pero por su cuñado “El Cabezón”, algo
que en 1997 hacia recordar el caso de cierta reina que dejó todo por un torero
sobre el que se enamoró hasta la locura.
En esa época, Miguel Ángel
Murillo “El Ronco de la ladrillera”, a la sazón secretario de gobierno, le rogó
hasta el cansancio a la dama que sacara del estado a su problemático marido
para que llegara la calma al ayuntamiento, en donde estaba enfrentada con la
mayoría edilicia y el síndico Baltazar Terrazas.
EL 18 BRUMARIO DE SARA VALLE
Actualmente, parece que la
historia se repite, cuando ni siquiera el llamado del Peje de quitar de la
tesorería a su cuñado incómodo fue atendido. El apoyo de Ana Gabriela Guevara,
parece que la envalentó para desafiar al mismo poder presidencial del
mandatario electo.
La apuesta sin recato a la
amnesia, a la arbitrariedad y a la ilegalidad por parte del grupo Coyota,
vuelve a demostrar lo escrito por Carlos Marx, en su ensayo “El 18 Brumario de
Luis Bonaparte” referente a que “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes
hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos
veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”.
Y en esta levantada del telón
–o de cobija-- de lo que será el gobierno de familiares, amigos y compadres de
Sara Valle, en su nueva puesta de escena, el respetable lector deberá
prepararse para atestiguar la farsa, con viejos y nuevos actores de la grilla.
Lo cierto es que Sara nunca
aprendió y hasta el último momento se aferra a las ilegalidades y torpezas.
Con esos desplantes, ya
muchos casi se convencen de que el discurso de la Cuarta Transformación fue
puro espejismo, en tanto la AMLOmanía empieza a apagarse.
A Durazo, no le convenía
dejar abierta la puerta de la ingobernabilidad en Guaymas, pues el 2021 está
más cerca de lo que parece.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ LA VIÑA DEL SEÑOR/ 26
SEPTIEMBRE 2018)
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