FOROS DE PACIFICACIÓN. Que los perdone dios. (Foto:
Nacho Ruiz /CUARTOSCURO.COM)
Se vienen nuevos tiempos y
nuevos vientos en el tema del narcotráfico. Ninguna de las dos cosas son
necesariamente mejores. Solo son nuevos. Son muchos elementos los que están en
juego y que empiezan a configurar otros escenarios. Nunca el gobierno
norteamericano había lanzado una alerta sobre el consumo de drogas en su país
como lo hizo el presidente Donald Trump el año pasado. Más de 64 mil
norteamericanos murieron en 2016 a causa del consumo de drogas, principalmente
por el uso de opiáceos.
Los gringos han transitado a
drogas cada vez menos “naturales” y han estado cayendo en los fármacos y
químicos, que son más baratos pero mucho más destructivos. Esto pinta un
escenario donde el gobierno de los Estados Unidos no solo no va a convalidar
reformas en nuestro país que vayan por la despenalización de las drogas, sino
que seguramente va a endurecer sus políticas restrictivas y prohibitivas en
relación con México. Esto a pesar de que en sus estados la despenalización está
ganando terreno cada día.
La despenalización de la
mariguana para fines recreativos en una decena de estados de la Unión Americana
—uno de los más recientes es California— ya está teniendo impactos en la
estructura de negocios de los cárteles de la droga en México. Poco a poco las
grandes extensiones de mariguana sembradas en la sierra se han convertido en
pequeños sembradíos, porque los tiburones de la droga han optado por dedicarse
mejor a la producción de drogas alternativas, una de ellas es el Fentanilo,
producida con base en la goma de opio, cuyo efecto es más potente que la
heroína. Por ello la alerta de salud del gobierno de los estados Unidos.
Debido a esto, es previsible
que en el mediano plazo las organizaciones promotoras de la despenalización de
los Estados Unidos pongan el acento en las drogas más duras, pues el tema de la
mariguana ya permeó en la población y logró sensibilizar a la clase política de
muchos estados, por eso los cambios en sus legislaciones. Y que el primer
argumento sea que las drogas que ahora están matando a los norteamericanos las
consiguen en las farmacias. El Fentanilo tiene usos médicos y por ello muchas
de sus presentaciones pueden ser importadas de Asia o Europa en cantidades
desorbitadas de manera legal para luego ser introducidas al mercado negro.
Así que si en México —y este
es otro de los elementos en juego para los nuevos escenarios— se está pensando
en despenalizar la producción y consumo de mariguana, también debe meterse en
el paquete la discusión sobre la goma de opio y sus derivados por el
protagonismo que han adquirido los opioides en el mundo. Y analizarlo no solo
con los enfoques de salud que siempre se han esgrimido, y de lo que puede
contribuir para aminorar la violencia en México, sino también en cuanto a si la
legalización puede convertir estos cultivos, con el apoyo del Estado, en
alternativas de vida para los que históricamente se han dedicado a esto sin que
hayan salido nunca de la pobreza.
¿Cómo cambiaría la fisionomía
de los grupos criminales una eventual despenalización de las drogas? Está en
chino preverlo. Casi todas son multicriminales, sobre todo las que operan en el
Golfo. Por ello no debe ser el tema de la violencia el eje central de este
debate. Pero de que habría un impacto en ellas eso es seguro. Ni qué dudar que
mediante sus fachadas legales, se incorporarían a la producción y
comercialización de las drogas y no se dude que se quedarían con buena parte
del negocio, pero tampoco debe dudarse que seguirían delinquiendo en los otros
frentes criminales. Fuerte será siempre para ellos el mercado de la cocaína y
más ahora que han extendido sus tentáculos por todo el mundo. Así que
aprovecharán la parte legal como nadie y seguirán, paralelamente, como
estructuras criminales.
Pero esto, si viene, será en
el mediano plazo. Hay que esperar qué trae Andrés Manuel López Obrador entre
manos para combatir al narco y éste es otro de los elementos en juego. Lo que
parece un hecho es que romperá la inercia que viene desde Felipe Calderón y que
Enrique Peña no cambió ni un ápice. Pero todavía no sabemos qué trae en el
morral.
BOLA Y CADENA
SEGUIMOS SIN ENTENDER POR QUÉ los organizadores de los foros para la pacificación
que está realizando el equipo del presidente electo no incluyeron a Sinaloa
como una de las sedes. Sobre todo Culiacán, una de las ciudades más violentas
del país según las cifras de muertes violentas. Y simplemente por el lugar que
ocupa la entidad en la historia del narcotráfico. ¿O fue por eso? Creo que
alguien debe explicar esta “rara” exclusión.
SENTIDO CONTRARIO
EL PRIMER FORO SE LLEVÓ A CABO en Ciudad Juárez y le llovieron a Andrés Manuel López
Obrador reclamos de las víctimas que le exigían justicia antes que perdón.
“Olvido no, perdón sí”, dijo López Obrador. Pero ¿qué significa esto? No está
claro. Ya se dijo que la amnistía de la que se habla no aplicará a criminales,
violadores, etc. Pero es el propio Andrés Manuel quien se encarga de meter humo
negro en sus intervenciones. Una cosa quedó claro ahí. La gente seguirá
buscando a sus familiares desaparecidos y seguirá exigiendo que se castigue a
los criminales. Y que los perdone dios.
HUMO NEGRO
ES ESTRUJANTE LA ENTREVISTA que María Verza le hace al escritor nicaraguense
Sergio Ramírez, sobre la crisis que se vive en ese país centroamericano desde
abril pasado y que acumula ya más de 300 muertos. Cuando jóvenes de 17 años
pierden la inocencia no haciendo el amor sino levantando barricadas para
defenderse de un tirano, o porque un amigo se les muere en brazos con el pecho
perforado de un tiro, el país se está yendo a la mierda.
Columna publicada el 12 de agosto de 2018 en el
edición 811 del semanario Ríodoce.
(RIODOCE/ ISMAEL BOJÓRQUEZ/ 14 AGOSTO, 2018)
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