Emilio Lozoya Austin tiene un
problema muy serio, y también lo tiene el Presidente Enrique Peña Nieto y el
Procurador General Raúl Cervantes. Testigos de la fiscalía de Brasil lo
señalaron de haber recibido 10 millones de dólares del conglomerado Odebrecht
para que les facilitara obra pública en México, que se suman a otros cinco
millones que documentaron los brasileños que también le habían dado en otro
momento. Cuando menos 15 millones de dólares directo a las cuentas de Lozoya
Austin en el extranjero, según la Fiscalía, sin que en México pase nada. Bueno,
sí pasa. Hasta este momento existe encubrimiento y protección para el ex
director de Pemex por servicios prestados a sus superiores, sin molestarlo ni
hacer pública información que lo afecte, pese a que el rompecabezas de
corrupción de Odebrecht en México muestra pagos regulares a Lozoya Austin.
Nuevas revelaciones
publicadas el domingo por el periódico carioca O Globo muestran que Lozoya
Austin se convirtió en un activo del conglomerado de construcción brasileña
desde que era miembro del equipo de la campaña presidencial de Peña Nieto en
2012, y lo procuraron con dinero regular por los beneficios que les podía dar
cuando fuera un alto funcionario del nuevo Gobierno, como se los adelantó. Así
fue. Odebrecht, según la Fiscalía brasileña, le llenó de decenas de millones de
pesos el bolsillo sin que rindiera cuentas por ello, durante su gestión como
funcionario, o posteriormente, como consultor privado que llegó a ser
considerado, incluso, como diplomático peñista.
O Globo publicó que Odebrecht
le pagó 10 millones de dólares de “propina” -eufemismo de soborno- a Lozoya
Austin entre 2012 y 2016, como director de Pemex, para que la apoyara a
conseguir una obra pública de 115 millones de dólares en la refinería de Tula,
convenciendo al Consejo de Administración de Pemex de que debía adjudicársele a
esa empresa la obra, junto con una hidalguense, Construcciones Industriales
Tapia, con las que les recomendó asociarse desde que lo buscaron por primera
vez en 2011, siguiendo una práctica regular en el peñismo de armar grupos
empresariales a modo para las licitaciones. Los pagos, sin embargo, comenzaron
en marzo de 2012, durante la campaña presidencial de Peña Nieto.
El dato de los 10 millones de
dólares es consistente con la información que dio a conocer el 21 de diciembre
pasado el Departamento de Justicia de Estados Unidos, después de haber llegado
a un acuerdo fuera de tribunales con Odebrecht, que contribuiría con la
investigación multinacional sobre los sobornos que realizó en más de una docena
de países, le aportaría información a las naciones en donde se realizaron, y
pagaría una multa superior a los tres mil millones de dólares. El caso mexicano
se refería al pago de seis millones de dólares a “un alto funcionario” de Pemex
alrededor de diciembre de 2013 y diciembre de 2014, a cambio de ayudarla a
ganar un proyecto. El pago a Lozoya Austin por apoyar la adjudicación en Tula,
según las revelaciones de O Globo, fue de seis millones de dólares pagado en
ese mismo lapso.
Toda esta información fue
proporcionada a la PGR por la Fiscalía brasileña en febrero pasado, cuando
viajó a Brasilia el Procurador Cervantes. A su regreso se informó
extraoficialmente que se citaría a declarar a Lozoya Austin. Nunca pasó, de acuerdo
al propio ex director de Pemex, quien sostiene que no ha sido llamado a
comparecer por la PGR. O Globo no pudo hablar con Lozoya Austin ni con sus
representantes. Este domingo el ex director de Pemex, que se dedica a la
consultoría privada, estuvo inalcanzable. En conversaciones anteriores, Lozoya
Austin ha negado cualquier acto de corrupción de él y de sus cercanos en la
empresa paraestatal. El ex funcionario, muy cercano al Presidente Peña Nieto
desde que era Gobernador del Estado de México, es una tumba cuando se habla con
él, sin que deje escapar ningún tipo de información que pueda afectar a quien
le rendía cuentas directamente y con quien podía tener acuerdos sin la gestión,
control o intermediación de sus superiores jerárquicos.
Los detalles de la
información divulgada este domingo por el diario brasileño lo colocan, como
nunca, en una situación de extrema delicadeza por la precisión y la
documentación que aportó Luis Alberto de Meneses Weyll, ex director de
Odebrecht en México, con quien hablaba regularmente Lozoya Austin, incluso
antes de ser parte de la campaña presidencial, y quien hizo la recomendación a
sus superiores en Sao Paulo de fortalecer la relación con él, mediante pagos
regulares de distintas cantidades, por la influencia que tenía en el entorno de
Peña Nieto y el cargo de importancia que tendría en el nuevo Gobierno.
O Globo conectó abiertamente
los pagos a Lozoya Austin con el Gobierno, y estableció que la PGR será la
encargada de establecer si esos pagos fueron también para otros miembros de la
administración de Peña Nieto. Se equivoca el diario. La información divulgada
la tenía en su poder la PGR desde hace meses, que a diferencia de lo que ha
sucedido en los países de América Latina donde hubo sobornos a altos
funcionarios -incluso tres ex presidentes en forma directa y dos más de manera
indirecta-, decidió reservar la información durante cinco años. Transparencia
continental contra opacidad mexicana. Sólo los ingenuos en el Gobierno podrían
haber esperado que la información no brincara en otros países. La acusación
contra Lozoya Austin golpea en el corazón de Los Pinos, donde se le ha
protegido, se puede decir hoy, hasta la ignominia.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ 14/08/2017 | 04:07 AM)
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