miércoles, 30 de diciembre de 2015

REFLEXIONES DE UN AMIGO

¿QUÉ QUEREMOS?

Motivo de la reflexión que provoca la laxitud de saberse en receso; de transportarse en idílico retorno sensorial al párvulo pasado y como una sustitución de la oración de entonces o de la confesión del actual creyente; como cada fin, de los próximos recientes, les comparto el resultado de la gimnasia tautológica de pensamientos muy ligados a percepciones y emociones que provocan en mí, meditar un largo rato. Esto desde luego, con el sano propósito de estrecharlos en el abrazo solidario y cómplice de la amistad que, a lo largo de esta vida presuntivamente culpable, volitivamente hemos forjado.

Y, ¿porque hablo de presuntivamente cómplice? Porque perteneciendo, los más, a una generación muy especial, muy contestaría, del México post revolucionario, contemporánea de la de los “Baby Boomers” de los países participantes de la II guerra mundial –integrada por los nacidos entre principios de la década de los 40’s y quizás, principios de los 60’s--, conformamos, en esa última década, una generación “de protesta” que influyó y cambio modos, modas, costumbres, comportamientos sociales, familiares e incluso personales, que revolucionó la música, la arquitectura y el cine; vio el nacimiento y consolidación del monstruo televisivo y su “caja idiotizante”; fue partícipe del mayor avance tecnológico y científico en la vida de la humanidad y en muchos casos, propició nuevas normas y leyes en todo el mundo desarrollado, en muchos de los países emergentes  y hasta en los llamados sub-desarrollados, como el nuestro, que venía de un milagro de crecimiento económico que favoreció, precisamente la gran guerra con las enormes demandas de materias primas y productos manufacturados por las partes en conflicto –nunca México volvió a tener un crecimiento superior al 6% en el PIB como en los años 1946-1980, pero tampoco la libertad social y política sería tan férreamente controlada--. ¡Primero la Perestroika --reforma económica--, después la Glassnot –reforma política y social--, diría Mijail Gorvachov !

La efervescencia desde nuestras sociedades estudiantiles, desde nuestros grupos de barrio o de vecindad, desde los sindicatos obreros y de profesionales libres –ferrocarrileros, maestros y médicos en la década de los 50’s--, se exigió o propició y finalmente logró, la apertura democrática y mayores libertades cívicas en nuestros estados y en el País, el acceso progresivo al poder público de la gente joven, mientras que una nueva forma de guerra, la guerra fría, se cimentaba entre las potencias ganadoras del conflicto, se iniciaba la carrera espacial, nuevas formas de coloniaje y extracción de recursos y sometimiento de los países pobres; se empezaba a hacer conciencia de los daños ambientales y crecía el uso de las drogas, tóxicos y enervantes entre una juventud que no estaba dispuesta a creer en el mundo idílico que el capitalismo, por un lado y el comunismo –ambas a ultranza--, les ofrecían en su futuro.

La zaga del asalto al Cuartel Moncada y posteriormente el ataque al cuartel “Carlos Manuel de Céspedes”, de Bayamon que culminó en 1959  en el “primer territorio libre de américa”, la ascensión de figuras como el legendario Che Guevara, más que el mismo Fidel prendió en “las venas abiertas de América Latina”. Siete años más tarde, el 23 de septiembre de 1965 --de ahí toma su nombre después, la guerrilla 23 de Septiembre--, se produce en Chihuahua, el asalto al cuartel Madera, como primera acción insurreccional de la guerrilla contemporánea en México, encabezada, ahora se dice, por el Grupo Popular Guerrillero (GPG), y una docena de campesinos, estudiantes, maestros y líderes agrarios, el asalto es sometido y los participantes en su mayoría muertos. Entre 1966 y 1967, por distintas causas pero un anhelo común, se producen las huelgas estudiantiles en La Universidad Nicolaita de Morelia, que desde 1956 se venía gestando y tiene un hito en 1966 “en defensa del proyecto de una educación popular” ; la del Cerro del Mercado –junio, 1966--, con los estudiantes de la universidad Juárez, del Instituto Tecnológico y la Normal del Estado de Durango, proponiendo reformas económicas en beneficio del Estado; en Marzo de 1967, por los de la Universidad de Sonora, quienes por algunos días logran la parálisis completa de todo el sistema educativo vigente en el Estado en protesta por la sujeción y desconocimiento a las libertades civiles y políticas de la población. Todas estas huelgas fueron desalojadas finalmente por el ejército a cuyo mando se hace legendario el Gral. Hernández Toledo y en 1968 el conflicto estudiantil de la Capital del País, que también culmina con la toma de sus principales centros educativos superiores por el ejército. El Presidente de la República en turno: Gustavo Días Ordaz.

Pues bien, el problema es que todas estas acciones abrieron el camino, pero no lo concluyeron o al menos no lo concluimos quienes en ellas participamos, muchos fueron cooptados, asimilados o sometidos por el régimen en turno; la mayoría nos contentamos con permanecer al margen, optamos por observar y hacer, detrás de una taza de humeante café y con una posición económica medio resuelta, el anecdotario; los menos, se alejaron asqueados y depusieron ira e intelecto; otros formaron grupos violentos de choque que pronto encontraron como diría un clásico. “destierro, encierro o entierro”. De una u otra forma acabamos todos, siendo cómplices en la formación del País que ahora tenemos. No, no es amargura, es reconocimiento a la debilidad del músculo mostrado entonces y de las posibilidades que aún nos negamos a admitir de intervenir para tratar de enmendar camino.

¿Porque permitimos que se vuelvan lugares comunes en la vida nacional, los asaltos, los secuestros, la pederastia, las torturas, los Ayotzinapas, el crecimiento de la pobreza; el abandono del campo; la extensión de las redes de la corrupción y del narcotráfico, la decadencia de nuestras universidades, el apoderamiento nefasto de los sindicatos y su freno a los servicios e industria más importantes del País –educación en sus tres niveles y el petróleo; el conformismo de nuestras juventudes con muy escasa visión de futuro, que se confirma con la excepción de algunos grupos violentamente radicales o peor aún, con nexos con redes delincuenciales y una clase política privilegiada que fija salarios mínimos y se abroga sueldos estratosféricos; que vive medrando y beneficiándose políticamente de los bienes y los males públicos.
¿QUÉ SOMOS? ¿QUÉ HACEMOS?, ¿QUÉ QUEREMOS?

Por favor reflexiónenlo y en tanto deseo a todos en verdad, que estas fiestas en que celebramos el nacimiento de aquel primer reformador que la iglesia ha transformado, en beneficio de su erario, en virtud del resignado, sean la mejor ocasión de convivencia familiar, paz y felicidad en sus hogares y que el año que viene les colme de salud, de sabiduría y de voluntad de hacer presencia en esta adolorida Patria, que con todos sus avatares, ¡aún es nuestra!


Les abrazo en unión de mi familia

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