Con
instituciones incapaces de prevenir, perseguir y sancionar los delitos graves,
Tijuana ha sumado 514 asesinatos
violentos en 10 meses. Los niveles de impunidad han llegado al punto que en
días pasados, un hombre fue linchado por una turba de vecinos, y otros
asesinados por denunciar robo y por protegerse. Los crímenes alejados del
narcotráfico y el crimen organizado, arreciaron esta semana
En
seis días, doce personas fueron asesinadas en Tijuana. Cinco murieron en
enfrentamientos por narcomenudeo. Siete fueron víctimas de la impunidad que
priva en la entidad y la ausencia del ejercicio de un Estado de Derecho en Baja
California.
Una
persona “linchada” por ciudadanos que le acusan de un delito que no se ha
podido probar, un menor de edad que por las redes sociales acepta un “trabajo
de sicario” y asesina a un hombre. El dueño de una tienda de abarrotes al que
no le fue suficiente la reja que instaló para cuidar su seguridad y terminó
asesinado por dos hombres que primero intentaron asaltarlo. Un hombre que para
al dueño de la cuartería en la que vivía, solo para no pagarle la renta
atrasada que le debía. Un defensor de oficio que por denunciar un robo, fue
acribillado.
Las
historias de horror, donde pocos asesinos están en prisión, concluyen con un
extranjero, un filipino que residía en San Diego y acudía a Tijuana para verse
con una prostituta a la que asesinó de diez tiros y luego se suicidó.
Aquí
las historias trágicas de la impunidad en Tijuana y Baja California.
LINCHADO
POR 15 PERSONAS
Juan
Carlos Camacho Tejeda, de 35 años, vivía cerca del fraccionamiento Riberas del
Bosque, y el 10 de octubre fue asesinado por residentes de la zona.
Según
los documentos policíacos, a Camacho lo atacaron porque según sus vecinos, era violador. Sin
embargo, no existe denuncia de un delito similar en la zona, y después de cinco
días, los ministeriales no han localizado a la supuesta víctima y ninguno de
los entrevistados ha sido capaz de identificarla.
Alrededor
de la una de la mañana del sábado, Camacho pasaba a pie por la Privada Abeto,
al tiempo que un grupo de residentes de esa calle bebían alcohol, escuchaban música y departían.
Entre
los vecinos estaban Heriberto Armenta Ramírez, de oficio calafiero, y Juan José Ochoa Hernández, técnico en
electrónica. Ambos fueron señalados por testigos como quienes iniciaron la
persecución del hombre que terminó muerto.
“Ahí
va el violador”, gritaron. Camacho empezó a correr y los dos hombres fueron
tras él, lo alcanzaron, lo tumbaron y se pusieron a patearlo; en segundos más,
vecinos salieron y la turba que estaba pateando al hombre tirado, la
integraban unas 15 personas,
argumentaron los testigos.
Los
vigilantes del fraccionamiento, de nombres Javier Pérez, Cirilo Nevárez y
Leobardo Castro, quienes habían visto todo, se acercaron y despejaron la
escena; de nuevo los vecinos señalaron al hombre de violador, razón por la
cual, los vigilantes lo esposaron y llamaron a la Policía.
Cuando
los uniformados llegaron, lo vieron golpeado, pidieron apoyo a la Cruz Roja y
cuando ésta arribó, los paramédicos les informaron que estaba muerto.
Una
vez revisado por los peritos, se dieron cuenta que pese a que lo habían
golpeado severamente, las patadas no habían sido la causa de la muerte. Lo
habían apuñalado en el tórax y en el estómago.
“Aprovecharon
el montón y la confusión para picarlo”, concretó un investigador.
HOMICIDIO,
SUICIDIO EN HOTEL
En
la escena, además del cuerpo encontraron una llave L -herramienta con dos
puntas que sirve para cambiar llanta-, pero no tenía rastros de sangre. Aun
así, se la llevaron como prueba. Los investigadores del homicidio piensan que
las heridas las ocasionó un desarmador, picahielo o artefacto de punta similar.
Miguel
Ángel Guerrero, coordinador de la Subprocuraduría de Investigaciones
Especiales, informó que a la fecha no existe denuncia por violación en ese
fraccionamiento, además, que pese a que los agentes han tratado de ubicar a la
ofendida, buscar a la mujer que señalaron como violada, ninguno de los
entrevistados -incluidos los guardias y los dos hombres que iniciaron la
persecución de la víctima- ha dado información al respecto, “aunque insisten en
que una mujer lo acusó, supuestamente”.
El
linchamiento, explica Guerrero, existe jurídicamente, a los presuntos
responsables se les está investigando por “homicidio en grado de
coparticipación” y a la fecha solo están
identificados dos de los atacantes.
La
familia de Camacho Tejeda estuvo en las oficinas de ZETA para manifestar su
dolor, dudas y temores.
“Nos
parece injusto que -medios y autoridades- estén acusando a mi hermano de un
delito que no cometió, y con eso estén afectando a su esposa e hijos. Luego
pusieron que acababa de salir de la cárcel y eso no es cierto, tuvo un problema
hace 12 años y esa información la dimos de manera reservada”.
Del
móvil del homicidio detallaron que meses atrás el joven había tenido problemas
con unos ladrones que vivían en Riberas del Bosque, que robaron a una vecina y
en la casa de Camacho. “Mi hermano fue a la casa del ladrón e hizo que le
devolvieran lo robado, por eso se nos hace muy raro que justo por ahí lo hayan
atacado”.
Concluyeron:
“Tenemos dolor porque nos parece injusto como lo han tratado, y vamos a exigir
justicia, porque tenemos miedo que los que le hicieron eso a mi hermano puedan
dañar a mis sobrinos y mi cuñada”.
DEFENSOR
DE OFICIO ASESINADO
Siguiendo
con la impunidad que ha imperado en la ciudad. Dos ladrones se convirtieron en
asesinos.
Explica
un funcionario dela Procuraduría del Estado:
Juan
Ramón Sánchez Zaizar llevaba muchos años trabajando como defensor de oficio.
“Era de los buenos”, aseguraron unos compañeros, “hacía su trabajo y no se
metía en problemas”.
Sin
embargo, alrededor de las cinco de la tarde del sábado 10 de octubre, mientras
estaba a la entrada del estacionamiento de su casa en el fraccionamiento Villas
del Real en la delegación La Presa, llegaron dos hombres en un auto sedán
oscuro. Le dijeron algo y después le dispararon en repetidas ocasiones; Sánchez
trató de protegerse con las manos, pero
fue inútil. El funcionario quedó sin vida, bocarriba, mientras sus asesinos
huían.
En
la investigación se ha conocido que Sánchez Zaizar había recibido amenazas:
semanas atrás, unos ladrones entraron a su casa y se llevaron cosas de valor.
Él denunció y después de darle seguimiento a su caso para evitar que los
agentes de robos lo olvidaran, los ladrones se enteraron. Un desconocido lo
interceptó y le advirtió que olvidara el asunto. Pero Sánchez no lo hizo.
Actualmente
la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) sigue el móvil del robo
como principal causa del asesinato y lo ladrones se convirtieron en sospechosos
de homicidio.
ADOLESCENTE
HOMICIDA
Como
la deficiente aplicación de la Ley es permanente, a un adolescente le pareció
que no era mala idea recibir dinero por matar a un hombre.
Pasaban
las siete de la noche cuando elementos de la Secretaría de Seguridad Pública
Municipal vieron cómo Ulises Alejandro, de 14 años, disparaba sobre un grupo de
personas reunido en la calle Coahuila de la Zona Centro. Al chamaco lo
detuvieron en flagrancia.
Una
vez capturado, fue entrevistado por los municipales, a quienes confesó que un
desconocido lo había contratado por Facebook. Que por la misma vía le dieron la
instrucción de llegar antes de las siete de la tarde de ese viernes 9 de
octubre a la calle Segunda y Madero, donde debía subir a un taxi libre con
determinado número. El chofer le daría el arma, le mostraría a la víctima y lo
sacaría del lugar al momento de huir.
En
la primera declaración del adolescente ante sus captores, explicó que el taxista
lo llevó hasta la escena del crimen, dio dos vueltas para mostrarle a la
víctima, y cuando lo bajó en La Tropa Bar, le indicó que para huir se dirigiera
a la Avenida Revolución y él lo sacaría de la zona.
Alejandro
disparó sobre Guillermo Gastélum Jáquez -quien no tenía antecedentes
criminales, informó la PGJE- y fue detenido mientras huía. En un boletín
informativo, la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) también indicó
que un desconocido le había ofrecido 31 mil pesos por la muerte; otra versión
indica que la oferta fue de 3 mil dólares.
El
Poder Judicial recibió la averiguación previa 414/15/201/AP la noche del 12 de
octubre, pero calificó de legal su detención y radicó el expediente 349/2015.
El
joven fue citado ante el juez para su declaración inicial a la una de la tarde
del 13 de octubre, a la cual acudió con
abogado y “se reservó el derecho para
declarar”, mientras la defensa obtuvo la ampliación del término constitucional.
De
igual manera, se ofrecieron dos testimoniales de parte de los representantes
legales del inculpado, las cuales se admitieron. El adolescente enfrenta una
pena máxima de siete años.
Una
vez ante el Ministerio Público, el menor de edad dijo que conoció a quien lo
contrató como asesino, tiempo atrás por internet y se hicieron amigos. A
diferencia de sus primeros dichos, esta vez admitió que conocía personalmente a
quien le ordenó la muerte y que él le pidió trabajo porque quería dinero. Lo
que le ofreció fue llevar a cabo un asesinato.
De
las declaraciones de sus tutores legales, solo explicaron que sin ser una
familia pudiente no tenían problemas económicos, y que el joven era estudiante
regular en una secundaria donde lo tenían como un alumno promedio. El menor
residía en la colonia Emperadores en la delegación Sánchez Taboada.
NO
ENTREGÓ DINERO EN ASALTO
En
un clima de violencia recrudecida, la muerte de gente inocente se acumuló.
Mauro
Martínez Velázquez, de 41 años, creyó que estaba seguro.
Era
dueño de una tienda de abarrotes llamada Princes, en el Cañón de las Rosas de
la colonia Manuel Paredes III, y para evitar problemas invirtió en puerta con
rejas en el acceso a su establecimiento; así, a altas horas de la noche,
atendería a sus clientes por una rejilla.
HOMBRE
LINCHADO EN RIBERAS DEL BOSQUE
El
lunes 12 de octubre, cuando ya sólo atendía por la rejilla, el dueño vio llegar
a “unos clientes” y se acercó. Un hombre le apuntó con el arma y le pidió el
dinero.
Mauro
se negó y en un intento de protegerse corrió hacia el interior de la tienda,
pero el ladrón le disparó. Cayó boca abajo, su cabeza quedó sobre un gran
charco de sangre.
Su
hermano, que estaba en la caja registradora, fue testigo de los hechos. La PGJE
buscó y no encontró antecedentes delictivos a la víctima. De los asesinos, no
hay información.
El
mismo lunes 12 se registraron dos muertes más, relacionadas con drogas y pugnas
internas de los cárteles.
CRUZÓ
ARMA POR GARITA Y ASESINÓ A MUJER
A
un extranjero le resultó fácil introducir un arma al país, cometer un crimen y
después suicidarse.
Pasadas
las nueve de la noche del lunes 12 de octubre se reportaron dos muertos en el
Motel Jabaloyas en la Zona Centro de Tijuana. Testigos informaron que Jun
Rivera Cunanan, filipino de 50 años que trabajaba como guardia de seguridad en
San Diego, asesinó a Claudia Martínez Bárcenas, de oficio prostituta, y después
él se quitó la vida.
Un
amigo de Rivera que estaba en el lugar explicó que el guardia y la mujer llevaban “mucho tiempo”
con una relación, y que solían ocupar con regularidad la habitación 6 del
hotel.
El
taxista Enrique León detalló que conocía a Claudia desde antes, que se dedicaba
a la prostitución y era usual que lo llamara para que la llevara a atender a
sus clientes. El lunes pasado le marcó, le pidió que la llevara al hotel. Le
comentó que no tenía ganas de ir y que la esperara.
Cuando
Rivera Cunanan llegó, le dijo que metiera el taxi al estacionamiento y Claudia
bajó, empezaron a discutir porque ella no quería quedarse, el hombre le dijo
que le tenía un regalo. Pero lo que hizo fue sacar un aparato y darle toques
eléctricos a la mujer. Molesta, le dijo que se iba y se subió al taxi, al
asiento del copiloto. El extranjero sacó el arma y le propinó 10 tiros.
La
mujer se desplomó sobre los dos asientos de en frente, mientras el taxista huía
de la escena. Cunanan subió al cuarto de hotel y se metió un tiro en el lado
derecho de la cabeza.
El
arma que usó para ambas muertes la pasó como si nada de Estados Unidos a
México, dentro de su auto Mercedes Benz S320 oscuro, placas 3TDF782 del Estado
de California, informaron en la PGJE.
NO
QUERÍA PAGAR LA RENTA
La
impunidad alcanzó a un hombre de la tercera edad que vivía de la renta de
cuartos.
A
Miguel Ángel Villanueva Roa “El Mike”, lo deportaron hace cinco años. Su
familia le enviaba dinero, el cual utilizaba para apostar y comprar droga.
Por
eso tenía más de tres meses que no pagaba la renta del departamento en que
vivía, en una cuartería propiedad
de Héctor Armando Caraveo López, un
hombre de 74 años, quien durante esos 90 días, en repetidas ocasiones le había
cobrado la renta sin éxito. A finales de septiembre le advirtió que lo iba a
correr.
El
6 de octubre, cuando Villanueva vio llegar a Caraveo, no tenía dinero. Decidió
que lo asesinaría. No explicó a los agentes si cuando tomó la decisión estaba
drogado. Agarró un cuchillo de la concina y cuando dejó entrar a Héctor
Armando, se le fue encima y lo apuñaló en el pecho y en el estómago en
repetidas ocasiones.
Ya
muerto, envolvió al anciano en una cobija y dejó el cadáver en un cuarto
desocupado, después tomó el pick-up de la víctima y lo estacionó a varias
cuadras de la zona de los cuartos para no despertar sospechas.
Pero
al paso de “tres días más o menos”, declaró, decidió sacar el cuerpo porque
olía a putrefacto. Lo arrastró hacia el auto que había acercado. Quería
abandonarlo lejos. Fue detenido por policías municipales la madrugada del 9 de
octubre, cuando manejaba a exceso de velocidad por la calle Tlatizapan en la
colonia Morelos. En la revisión precautoria encontraron el cuerpo.
Hasta
el jueves 15 de octubre, ese era el trágico saldo de muertos inocentes en
Tijuana.
La
violencia se ha incrementado en los últimos meses ante la incapacidad del
Estado y el Municipio para frenar a los asesinos, imponiendo el Estado de
Derecho.
De
las 12 personas asesinadas del 9 al 14 de octubre en Tijuana, cinco fueron
relacionadas por las autoridades con narcomenudeo; las otras siete, víctimas
inocentes en una ciudad sin Ley.
MUERTES
POR DROGA
César
Adame Flores llegó a cargar combustible a la gasolinera del Bulevar Alberto
Limón esquina con Vidal y Planas. Lo acompañaba su mujer, Claudia Michelle
Urenda Loaiza, quien cargaba en su bolsa una piedra de 300 gramos de cristal;
los acompañaba la madre de Adame y un hijo menor de edad.
Cuando
el hombre se bajó, pasaban las diez de la mañana del martes 13 de octubre. Su
esposa vio cuando “un hombre armado se le dejó ir directamente y empezó a
disparar”; Adame intentó esconderse detrás del auto, entonces ella se pasó al
lado del conductor y trató de arrollar al atacante.
Para
entonces el caos era total, gente gritando y corriendo, en cuestión de segundos
llegaron los policías, los maleantes les dispararon y éstos respondieron,
hiriendo a uno en el brazo.
César
Adame murió y la mujer explicó que más temprano le habían hablado a su pareja
para recoger la droga y, cuando fueron atacados, iban a entregarla.
“No
dijeron claramente, pero todo indica que la iban a cruzar Estados Unidos e iban en familia para
despistar” comentó un investigador.
De
los atacantes detenidos, Mario Efraín Verdugo López, aseguró que Francisco
Eduardo Montes Sepúlveda, no tenía que ver, aunque los testigos aseguran que
iba con él. También informó que a él le pagaron para matar al hombre y
recuperar la droga.
Las
autoridades están investigando la versión de que César Adame sería una de las
personas que escaparon el 21 de agosto, cuando en el interior de una pizzería
asesinaron a Gonzalo Javier Rivera
Camarena “El Tragedias”, identificado como jefe de asesinos de los hermanos
René y Alfonso Arzate García, cabecilla
del Cártel de Sinaloa en Tijuana.
“La
hipótesis es que se trata de un pleito interno, y lo mató la misma gente para
la que delinquía”, reportaron de la Procuraduría General de Justicia del
Estado.
En
la semana también fueron levantados los cuerpos de cuatro hombres más, cuyas
muertes de entrada la PGJE relaciona presuntamente con narcomenudeo: el 9 de
octubre en el Ejido Chilpancingo, balearon a Rafael Ceseña, quien circulaba en
bicicleta; el adicto Arturo Raya fue acribillado en Cañadas El Florido el día
12; y en la misma fecha encontraron muerto y encobijado a un hombre en Calle
Juan Soldado de la delegación Los Pinos; y el martes 13 de octubre, el cadáver
de otro sujeto fue localizado en el interior de una casa de la colonia Nueva
Tijuana.
OTRA
VEZ CAPTURAN A “EL VIEJÓN”
El
miércoles 14 de octubre, la Policía Estatal Preventiva detuvo a Jesús Manuel
Rodelo Lozoya o Miguel Guadalupe Pacheco
“El Viejón”, lo presentaron como miembro del Cártel Arellano. “Daba
instrucciones vía celular a integrantes de su célula criminal para identificar
objetivos rivales en distintas partes de la ciudad, se presume, con la
intención de asesinarlos”, informó la PEP.
En
abril de 2013 lo detuvieron por una orden de aprehensión pendiente por
homicidio en Sinaloa y, de igual manera, hace dos años lo presentaron por
posesión de un arma larga y droga. Fue liberado.
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/ ROSARIO MOSSO
CASTRO / FOTOS. CORTESÍA/ 19 DE OCTUBRE
DEL 2015 A LAS 22:01:07)
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