La
primera recomendación de las Naciones Unidas para México en casos de tortura,
es a favor de un grupo de secuestradores que operaba para “El Teo”. Además se
les atribuyen decapitaciones, secuestros y homicidios de policías y agentes
ministeriales. Al momento de ser detenidos, se les decomisó un arsenal y se
liberó a un hombre de 65 años, a quien le habían mutilado un dedo
En
2009, las áreas de inteligencia militar y policiacas del Estado, ubicaban a
Ramiro Ramírez Martínez “El Rambo”, Orlando Santaolaya Villarreal “El
Chuletas”, Rodrigo Ramírez Martínez “El Gordo” y Ramiro López Vázquez, como
operadores de Teodoro García Semental “El Teo”, jefe de la plaza del Cártel de
Sinaloa en Baja California. Los detuvieron.
Pero
gracias a una recomendación emitida por la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) y a la incapacidad del gobierno mexicano para refutar los dichos y
pruebas de tortura, podrían salir libres en menos de 90 días.
De
acuerdo con informes oficiales, el 16 de junio de 2009, personal militar
recibió una llamada anónima acerca de “un grupo de personas que tenían a
personas secuestradas” en Playas de Rosarito.
El
mando militar ordenó un operativo integrado por 14 soldados. A decir del parte
informativo, los cuatro hombres fueron detenidos en una casa donde se
encontraba secuestrado un hombre de 65 años.
La
Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) anunció la detención y el
aseguramiento de mil 662 cartuchos, 20 armas, 278 cargadores, dinero en
efectivo, vehículos y equipo táctico.
Sin
embargo, familiares de los detenidos denunciaron tortura por parte de los
castrenses desde el momento de la aprehensión hasta el arraigo de 40 días
-concedido por un juez- en el cuartel militar.
Por
lo tanto, exigían la “exclusión de pruebas obtenidas bajo tortura y confesiones
no obtenidas ante un juez”.
Casi
tres años después, en 2012, el Comité contra la Tortura (CAT, por sus siglas en
inglés) de la ONU, admitió la queja presentada por organismos de derechos
humanos en México.
Una
mala integración del parte militar, atención médica negada a los detenidos, así
como una lenta e ineficaz investigación de la Procuraduría General de la
República (PGR) por tortura, fueron elementos determinantes para la
recomendación.
Al
respecto, Raúl Ramírez Baena, ex procurador de Derechos Humanos en Baja
California y quien ha defendido el caso, aseguró que los cuatro hombres,
quienes se encuentran recluidos en el penal federal de Tepic, Nayarit, “están
muy contentos, esperando que pronto sean liberados”.
DETRÁS DE “EL TEO”, “LA PERRA” Y “EL
KAIBIL”
Entre
2008 y 2009, en Tijuana se registraron más de mil homicidios, la mayoría debido
a los enfrentamientos entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Arellano Félix.
Declaraciones
ministeriales e informes de inteligencia, ubicaron a Ramiro Ramírez Martínez
“El Rambo” dentro del organigrama del narcotraficante Teodoro García Semental
“El Teo”, integrante del Cártel de Sinaloa y hoy preso en el penal El Altiplano
de Almoloya de Juárez, Estado de México.
A
sus 21 años, en abril de 2006, Ramírez Martínez fue reclutado por “El Teo”
cuando éste todavía trabajaba para los Arellano Félix, indican informes de
seguridad.
Orlando
Santaolaya “El Chuletas” y “El Rambo” eran identificados por la autoridad como
los autores de la decapitación de dos policías en Rosarito, los asesinatos de
dos policías ministeriales, tres policías estatales preventivos, así como del
ataque a balazos a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del
Estado (PGJE), entre más sucesos ocurridos entre 2006 y 2008. Así lo declaró
Ángel Jácome Gamboa “El Kaibil”, ex policía municipal, miembro de la célula de
“El Teo” y uno de los jefes de Ramírez Martínez, quien fue detenido en marzo de
2009.
Jácome
Gamboa además acusó a Ramírez y Santaolaya de traficar droga hacia Estados
Unidos, secuestrar y ser parte de la administración del narcomenudeo en
Rosarito.
Filiberto
Parra Ramos “La Perra”, detenido el 10 de junio de 2009 -una semana antes que
“El Rambo” y “El Chuletas”-, corroboró esta información.
VERSIONES ENCONTRADAS
En
su declaración ministerial, Ramírez Martínez admitió haber participado en el
secuestro de don Fernando, un hombre de 65 años de edad, jubilado y quien había
permanecido cautivo durante 24 días.
La
víctima narró cómo para privarlo de la libertad, los secuestradores se
identificaron como agentes federales y lo acusaron de violación. Frente a la
prensa, don Fernando dio testimonio de cómo le amputaron el dedo índice de la
mano para exigir rescate a su familia.
Por
su parte, “El Rambo” admitió en declaraciones que recibieron un pago de la
familia del secuestrado, pero que Raydel López Uriarte “El Muletas” había dado
la orden de pedir más dinero por él y después asesinarlo.
“Se
encontraba amarrado de pies y manos y vendado de los ojos, presentaba lesiones
y evidentes signos de tortura”, detalla el informe que México rindió a las
Naciones Unidas, sobre las condiciones en que el hombre fue encontrado.
Mientras
la SEDENA sostiene que los cuatro hombres fueron detenidos en una casa ubicada
en la colonia Carlos Salinas de Gortari en Playas de Rosarito, los quejosos
“aportaron cinco pruebas testificales que confirman la detención de Ramiro y
Rodrigo Ramírez y Orlando Santaolaya por contingentes militares frente al hotel
Oceana”, detalla la recomendación.
Ante
la ONU, Ramiro Ramírez y Orlando Santaolaya admitieron haber respondido a los
nombres “El Rambo” y “El Chuletas”, respectivamente, cuando fueron detenidos.
Explican
que fueron golpeados en la zona de las costillas, en el estómago y en la
mandíbula, les colocaron bolsas de plástico conforme los interrogaban sobre
secuestros. “Les aplicaron choques eléctricos en los genitales y otras partes
del cuerpo… los militares les empezaron a arrancar uñas de los pies, atados de manos y pies durante la noche y
amordazado con cinta adhesiva”, es parte de la narrativa expuesta por los
detenidos.
Sostienen
además que “firmaron su declaración ante el Agente del Ministerio Público con
los ojos vendados y sin la presencia de un abogado de su elección”, aunque esta
afirmación sería desechada por un Juzgado federal, el 1 de agosto de 2009.
De
esta forma, el 6 de agosto de 2009, el Juzgado dictó auto de formal prisión por
los delitos de delincuencia organizada, posesión de armas exclusivas del
Ejército, secuestro y robo.
Cuando
apelaron la decisión, el 8 de enero 2010, el Tribunal Unitario del 24 Circuito
de Acapulco consideró que las declaraciones de tortura “carecían de valor
probatorio, puesto que no existían otros medios de convicción que las
sustentaran”.
No
obstante la PGR admite severas lesiones en dos de los detenidos. Una
perforación de tímpano en Ramiro López y, por lo tanto, la pérdida del oído
derecho; y una fractura de mandíbula en el rostro de Ramiro Ramírez.
PROCEDIMIENTO CONTAMINADO DE ORIGEN
En
resumen, la queja presentada ante el CAT por los detenidos, expone que “los
agentes del Estado les infligieron intencionalmente dolores y sufrimientos
graves con el fin de obtener de ellos una confesión sobre la comisión de
presuntos delitos de participación en una estructura criminal y secuestro de
una persona”.
La
solicitud ante la ONU se presentó el 12 de marzo de 2012 y el Comité informó de
su decisión respecto al caso, el 4 de agosto de 2015.
A
favor de los quejosos se determinó que fueron víctimas de “tortura, detención
arbitraria, arraigo, uso indebido de jurisdicción militar y negligencia en la
investigación de los hechos”.
Antes
de esto, Mayra López, hermana de Ramiro López; Tania Villarreal, esposa de
Ramiro Ramírez; y María Isabel Reyna, madre de Ramiro y Rodrigo Ramírez
Martínez, presentaron quejas y denuncias por tortura ante la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos (CNDH), la Procuraduría de Justicia Militar y la PGR.
Algunas
no procedieron, otras quedaron archivas y unas más fueron reabiertas. “El
Comité observa que han transcurrido seis años desde que las autoridades
mexicanas tuvieron conocimiento de los presuntos actos de tortura sin que
dichas investigaciones hayan avanzado significativamente al día de hoy”,
deliberó el CAT en su recomendación referente a la comunicación 500/2012.
El
fallo a favor se vio apoyado porque la Procuraduría no ofreció una
justificación sobre el retraso, así como por las escasas condenas por tortura
en México.
Otras
observaciones del Comité indican: “El gobierno mexicano ofreció una versión
distinta sobre el contexto de la detención, pero no ha cuestionado los tratos
de tortura señalados por los detenidos”.
Consideraron
también que el gobierno mexicano no aportó copia del dictamen médico y que “la fiscalía
militar tomó las declaraciones de varios elementos del Ejército presuntamente
involucrados de que no participaron en actos de tortura, pero sin
interrogarles”.
CÓMO SE COMPRUEBA LA TORTURA
Por
medio de la Convención Internacional contra la Tortura y otros Tratos y Penas
Crueles, Inhumanos y Degradantes, México reconoció las facultades del Comité
contra la Tortura, de requerir información, integrar expedientes y emitir una
resolución.
El
Protocolo de Estambul es uno de los elementos probatorios de tortura. El manual
de más de 100 páginas, refiere cómo a partir de “una exposición detallada de
los hechos relatados por el sujeto durante la entrevista, incluidos los
presuntos métodos de tortura o malos trato”, se integra un informe.
Además,
se realizan exámenes físicos y psicológicos para lograr “una interpretación de
la relación posible entre los síntomas físicos y las posibles torturas o malos
tratos”.
El
Gobierno Federal informó que realizó al menos 80 estudios basados en el
Protocolo de Estambul, pero todos resultaron negativos.
Sin
embargo, en 2014, a cinco años de los hechos, una psicóloga y un psiquiatra,
miembros del Colectivo contra la Tortura e Impunidad, peritos propuestos por
defensores de derechos humanos -quienes apoyaban a los cuatro detenidos-,
aplicaron este protocolo e indicaron que los resultados comprobaban actos de
tortura cometidos en 2009.
Además
de la puesta en libertad de los cuatro hombres, la ONU exhorta a México a procesar,
juzgar y castigar a los responsables; conceder una reparación, rehabilitación e
indemnización a las víctimas del caso y sus familiares; así como eliminar la
figura del arraigo y eliminar el fuero militar cuando se trate de violaciones a
derechos humanos.
Al
respecto, la Secretaría de Gobernación informó de la instalación de una mesa de
trabajo para atender la recomendación y en 90 días enviará “información al
Comité sobre toda medida adoptada”.
LAS NUEVAS VÍCTIMAS
Raúl
Ramírez Baena, director de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del
Noroeste, una asociación civil, explica que se trata del “primer caso que
conoce el Comité contra la Tortura sobre México”.
El
caso también fue apoyado por la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los
Derechos Humanos y la Organización Mundial contra la Tortura, organismos
civiles.
Ramírez
Baena explica que los detenidos son representados por abogados particulares
para defenderlos de los cargos en su contra por secuestro, delincuencia
organizada y posesión de armas y cartuchos exclusivos del Ejército.
Sobre
el estatus del proceso penal, advierte “están próximos a sentencia”, pero el
plazo de 90 días que México tiene para responder a la recomendación de Naciones
Unidas, podría dejarlos en libertad antes.
—
¿Ellos saben de esta resolución?
“Por
supuesto. Están muy contentos. Están esperando que pronto sean liberados”.
—
¿Han tenido comunicación con quien fue presentado como víctima del secuestro u
otras víctimas?
“Nosotros
no tenemos ninguna atribución ahí. En los cargos que presenta la PGR, no
tenemos incumbencia. Eso corresponde al Ministerio Público Federal”.
(SEMANARIO
ZETA/ REPORTAJEZ/INÉS GARCÍA RAMOS/ 19
DE OCTUBRE DEL 2015 A LAS 12:00:43)
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