viernes, 9 de octubre de 2015

LA GUERRA PARTICULAR DE FRANCISCO FIMBRES CONTRA LOS APACHES


Los persiguió hasta su extinción en Sonora, luego de que una banda de apaches broncos degolló a su esposa y se llevaron a su hijo

En la década de 1920 hubo varias incursiones cometidas por una banda de apaches broncos conducida por un hombre rubio que lucía una copiosa barba que le llegaba hasta la cintura. En 1924 una partida de apaches cruzó la frontera y, entrando en el sudoeste de Nuevo México, mataron a un vaquero llamado Fisher. A continuación robaron en un rancho. Perseguidos por vaqueros los atacantes regresaron a México donde unos días después los hermanos Hunt, dos vaqueros estadounidenses que trabajaban en Sonora, tuvieron que buscar un escondite para evitar una partida de media docena de apaches. Desde su escondite, los Hunt observaban el paso de los indios cuyo jefe resultó ser un hombre blanco que llevaba una larga barba rubia que le llegaba hasta la cintura. Se decía que era nada menos que Charles McComas que por aquel entonces tendría unos 50 años (Meed 1993: 54,58).

La guerra particular de Francisco Fimbres.- Debido a la presencia de los apaches, la región de Bavispe y Nacori Chico se consideraba una tierra de nadie. Durante la década de 1920 hubo otra banda apache que tenía por jefe a un hombre conocido por el apodo de «Indio Juan». Delante de los aterrorizados aldeanos y campesinos mexicanos que lograban sobrevivir a su rapiña, se jactaba de que les dejaba con vida para que le preparasen un botín para la temporada siguiente. Se le conocía como un individuo muy sanguinario, con una personalidad rayana en la paranoia. Cometió numerosos saqueos contra los ranchos y granjas de los mexicanos e incluso contra el pueblo de Nácori Chico (Sonora). Durante un período de varias semanas, asesinó a una familia entera, una maestra de escuela de Casas Grandes y a un trampero, y raptó a un niño en Sonora (Meed 1993: 59).

En represalia, un ganadero llamado Francisco Fimbres, acompañado únicamente por dos de sus vaqueros, siguió las huellas de los apaches y logró sorprender su campamento, recuperar algo del ganado robado y apresar a una niña. Esta resultó ser nada menos que una bisnieta de Gerónimo y al igual que otros muchos niños apaches fue adoptada por la familia de su captor que le dio el nombre de Lupe. Integrada plenamente en la cultura de sus captores se consideraba a sí misma como una mexicana. Pero los apaches no lo aceptaban y unos años después se vengaron.

En octubre de 1927, una partida de apaches cayó sobre el rancho de Fimbres, degollaron a su esposa y se llevaron a Heraldo, el hijo pequeño del matrimonio (Meed 1993: 66-67). Aunque algunas personas creían que el jefe de esta banda era el indio Juan, otros decían que era Charles McComas. Lupe corroboró esta versión diciendo que siendo niña recordaba que a menudo un hombre barbudo blanco visitaba su campamento (Meed 1993: 72). Sin embargo, si se acepta esa versión, de alguna manera Heraldo pasó al grupo del sanguinario «Indio Juan» porque como se verá, allí es donde Fimbres dio con él.

A partir del luctuoso suceso Fimbres, se dedicó durante años a buscar a su hijo, organizando varias expediciones en busca del pequeño. Incluso llegó en 1930 a organizar un ejército personal compuesto por pistoleros estadounidenses para cazar a los culpables. Consiguió el apoyo de numerosos hombres de negocios del pueblo de Douglas (Arizona), cuya influencia contribuyó a una extensa campaña publicitaria a lo largo de los Estados Unidos. Reuniéndose en el sur de Arizona, se presentó como la última cacería de apaches en la que los participantes, además de poder cobrar piezas humanas, podrían penetrar en una de las zonas más agrestes y desconocidas de México. Se reclutaron más de mil hombres que tuvieron hasta su propio avión para espiar campamentos apaches, pero el gobierno mexicano se alarmó ante la posibilidad de tener en su territorio a tantos estadounidenses armados y abortó el proyecto (Meed 1993: 101-105).

Pero Francisco Fimbres no cesó en el empeño de encontrar a su hijo. A principios de marzo de 1931, Francisco, su hermano Cayetano y varios compañeros lograron tender una emboscada a un grupo de apaches y matar a tres hombres, a los que arrancaron el cuero cabelludo. Al regresar a Bavispe, posaron con sus trofeos para un fotógrafo del periódico Arizona Daily Star que publicó el retrato el 13 de marzo. Fue el comienzo de una cacería que acabó con la última resistencia apache. Poco después Fimbres y sus hombres entraron de nuevo en Sierra Madre, atacaron la banda de «Indio Juan» y mataron a éste y a varios de los suyos. Pero los indios en su huida dieron muerte a su cautivo, el niño Heraldo Fimbres, lo cual afectó enormemente a su padre que juró vengarse. Por su parte el gobierno mexicano optó por usar sus propios cazadores de indios. El más destacado de estos era Fimbres que no cesó en su empeñó hasta lograr el exterminio de la banda principal de los broncos (Salopek. Chicago Tribune, 27 julio 1997: 1,11). No obstante las incursiones continuaron, como la del 12 de abril de 1930, cuando una partida de apaches mató a tres hombres cerca de Nacori Chico (Sonora). Se decía que su líder era un descendiente de Gerónimo (Wellman 1987: 275)

Tentativas antropológicas.- En el primer tercio del siglo XX los antropólogos Morris Opler y Grenville Goodwin llevaron a cabo una importante labor de trabajo de campo entre los apaches en Estados Unidos, el primero con las tribus orientales, chiricahuas, mescaleros y apaches-kiowa, mientras su colega se dedicó al estudio de los apaches occidentales de las reservas de Fort Apache y San Carlos. La situación de los broncos sobrevivientes en México atrajo la atención de ambos, sobre todo de Goodwin. En 1934 éste calculó que no quedaban más de 30 apaches libres. Escribiendo a Opler afirmó que estaban «Luchando una batalla perdida en México y sólo es cuestión de tiempo el que sean exterminados».

Goodwin y alguno que otro agente de asuntos indios americano intentaron establecer contacto con los broncos pero sin éxito. «Puedo decir que sería absolutamente imposible conseguir que un hombre blanco estableciera contacto con esta gente. Son demasiado primitivos…mis propios amigos, los apaches occidentales les profesan mucho miedo y no tienen ningún contacto con ellos» (Opler 1973: 48). Según parece Goodwin intentó establecer contacto con ellos pero su prematuro fallecimiento en 1940 puso fin a la tentativa.

Alicia Delgado, historiadora amateur de Tucson (Arizona) que sirve de contacto con los medios informativos para varios grupos de apaches afirma que «los apaches americanos saben lo que pasó a sus antepasados en México pero es un tema que prefieren no comentar en público. Es simplemente parte de la historia de su pueblo que consideran como privado» (Salopeck, Chicago Tribune, 27 julio 1997).


 Epílogo.- En la primavera de 1933 tuvo lugar la última «batalla» de importancia con los apaches en un arroyo situado en Sonora a unos 480 kilómetros al sur de la frontera. Allí una partida de ganaderos mexicanos mató unas dos docenas de apaches, la mayoría mujeres guerreras pues ya quedaban pocos hombres. Tres bebés sobrevivieron y fueron adoptados por familias mexicanas. A los pocos días, unos vaqueros hallaron a una muchacha apache de unos 12 ó 13 años, medio desnuda y exhausta deambulando por las montañas Tasahuinora.

La llevaron al pueblo de Nuevas Casas Grandes donde los aldeanos la vistieron con unas prendas masculinas, encerrándola a continuación en la cárcel del pueblo por falta de lugar seguro. Se negó a tomar alimento alguno mientras los curiosos acudían a mirarla. A los pocos días expiró (Salopek 1997: 1 y 11).

Fimbres condujo su última expedición contra los apaches en noviembre de 1935. Debido a las fuertes nevadas, un grupo de apaches formado por dos hombres y varias mujeres bajó de su escondrijo en lo alto de Sierra Madre, cayendo en una emboscada tendida por Fimbres y algunos amigos que los mataron a todos. Tomado de “Después de Gerónimo: los apaches broncos de México”, de Edward K. FLAGLER



(QUIDNOTICIAS.COM/ 09/10/2015)

2 comentarios:

  1. ¿al final que le paso a Francisco Fimbres despues de su ultima expedicion? deberian hacerle una pelicula.

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  2. Tremendisimo hijo de puta así arda en el infierno.

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