Ernesto Valdez Solano,
empresario restaurantero en Culiacán, pertenece a una de las familias más
respetadas de Sinaloa, el lunes fue asesinado después de permanecer 10 días
secuestrado, y su cuerpo lo encontraron cuando policías ministeriales y
elementos del Ejército y Marina pretendían rescatarlo.
Este hecho exhibió un cambio
generacional en el seno de los cárteles de droga más tradicionales, y al mismo
tiempo el rompimiento de códigos y reglas en el epicentro del narcotráfico:
Sinaloa, un estado declaro intocable para el crimen organizado, porque allí
residen las familias de la mayoría de los capos más poderosos del país y por
eso es terreno neutral.
Sin embargo, por primera vez,
el hijo de uno de estos grandes jefes Jaime Eduardo Quevedo Gastélum vulneró
ese cinturón de seguridad que rodea a Sinaloa y organizó una banda dedicada al
secuestro y al asesinato de sus víctimas, delito prohibidos en El Cártel de
Juárez, la organización a la que pertenecía su familia, entre ellos su padre
Rodolfo Carrillo Fuentes, llamado “El Niño de Oro”.
Incluso este descendiente de
la histórica familia Carrillo Fuentes en diciembre pasado secuestró a su propio
abuelo materno, Jaime Antonio Quevedo, a quien no mató, pero sí a la persona
que entregó el dinero.
No lleva el apellido
Carrillo, el mismo que hizo célebre su tío Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de
los Cielos”, porque así lo acordaron sus padres para que no fuera perseguido
por las autoridades y además pudiera viajar a Estados Unidos sin problemas.
El Cártel de Juárez, una
organización muy tradicional, igual que el grupo de Ismael Zambada, “EL Mayo” o
de Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, había mostrado ciertos códigos de
conducta en cuanto a las familias, con la que nunca se deben meter si son
inocentes, ni en lo personal ni con sus bienes, ni mucho menos asesinar, y sólo
se puede secuestrar y asesinar a los enemigos y a quienes traicionan, nunca a
personas inocentes, pero manteniendo un bajo perfil.
Esta vez Quevedo Gastélum,
perteneciente a la tercera generación de esta línea de grandes y poderosas
organizaciones provenientes de Sinaloa, rompió toda esa ruta de comportamiento
y vulneró la seguridad territorial: se dedicó al secuestro y asesinato, privó
de la libertad y luego de la vida a un empresario honesto, utilizó armas de
gran calibre y hasta granadas que provocó una reacción de todas las
corporaciones de seguridad en las calles de Culiacán.
Y no sólo eso, actuaron
también en el centro y norte de Sinaloa, cometiendo otros secuestros, según
confesó Luis Alberto Pérez Jacobo, otro de los detenidos, casos en los que
cobraron cifras millonarias de rescate, pero mataron a sus víctimas.
El Cártel de Juárez aún opera
con gran capacidad en el centro y norte del país, específicamente en Chihuahua,
frontera que es considerada la más importante de todas, porque desde El Paso,
Texas, se puede distribuir drogas en todo el territorio de Estados Unidos. Aunque
la violencia creció por las divisiojes internas y el intento del Cártel de
Sinaloa de apoderarse del territorio, a partir de 2011 retomaron el control y
el bajo perfil, utilizando más la corrupción que la violencia como forma de
control.
UN NUEVO PERFIL
El lunes, durante más de dos
horas, se registró un enfrentamiento a balazos entre las calles Sierra
Tarahumara y Pascual Orozco, Fraccionamiento San Carlos en Culiacán. Se
registraron detonaciones de diferentes armas y calibres, entre ellas rifle Barret
Calibre 50 que después localizarían los agentes en el interior del domicilio,
detalló el procurador de Sinaloa Marco Antonio Higuera Gómez.
Fue alrededor de las 15:00
horas, cuando la Unidad Estatal Antisecuestros se presentó en un domicilio y
pidieron refuerzos a las Fuerzas Armadas ante la capacidad de fuego de quienes
estaban parapetados en la casa de seguridad.
Los agentes pretendían
rescatar a una persona secuestrada, que resultó ser Ernesto Valdez Solano, pero
cuando lograron ingresar al inmueble, tras recibir la ayuda de una mujer
familiar de uno de los secuestradores, el empresario estaba muerto.
Los reportes de prensa
muestran que a las 17:00 horas se escucharon las últimas detonaciones que se
hicieron desde el interior de la vivienda y 20 minutos después, una persona con
el rostro cubierto salió de ese lugar con heridas, los agentes lo subieron a un
vehículo y se lo llevaron, entonces lograron ingresar al domicilio.
De acuerdo a la Procuraduría
de Justicia de Sinaloa, Quevedo Gastélum no sólo dejó a un lado el negocio de
las drogas, sino que se convirtió en un sanguinario secuestrador.
En diciembre pasado, por
ejemplo, mataron a un joven en Guasave. El padre de la víctima entregó más de
2.5 millones de pesos para recuperar a su hijo, pero los dos fueron asesinados.
Sus cadáveres fueron encontrados en Navolato.
También secuestraron a Jaime
Antonio Quevedo, su abuelo, el 2 de diciembre del 2014 en el municipio de
Cofradía, sus familiares pagaron 400 mil pesos, y en este caso le perdonaron la
vida a la víctima, pero mataron a la persona que entregó el dinero del rescate.
La participación en
secuestros de este tipo, cometidos contra empresarios honestos y de forma
sanguinaria, y en el propio territorio en el que vive su familia, Carrillo
Fuentes y Gasatélum, no sólo rompe un pacto no escrito de seguridad, sino
también “calienta” el territorio, lo que es muy peligroso para el negocio del
narcotráfico.
Y también la capacidad de
fuego que mostraron contra las autoridades expone un nuevo perfil de
comportamiento más violento. El saldo final fue de 10 armas decomisadas, entre
ellas un rifle de asalto Barret calibre .50 milímetros, un rifle con aditamento
lanzagranadas, una carabina calibre 5.56, dos pistolas 9 milímetros y dos
pistolas calibre 45.
De acuerdo al procurador los
delincuentes bloquearon la cochera de la casa, para evitar la entrada de la
policía, utilizando una camioneta Chevrolet de color blanco. Para acercarse a
la casa, los elementos de la policía colocaron un vehículo blindado “Tiger”
para soportar todos los disparos de los delincuentes.
Cuando ingresaron, de acuerdo
a las autoridades, se encontraba muertos tres de los secuestradores y otros
tres fueron detenidos, entre ellos el sobrino de “El Señor de los Cielos”.
¿POR QUÉ MURIÓ EL EMPRESARIO?
El 11 de abril fue
secuestrado en Culiacán Ernesto Valdez Solano y como rescate exigieron a la
familia 70 millones de pesos. Las autoridades siguieron información de
inteligencia que los llevó hasta el Fraccionamiento San Carlos, en donde se dio
el enfrentamiento.
El procurador Marco Antonio
Higuera, sostuvo que en la necropsia se confirma que al empresario lo mataron
una hora antes de que llegaran las corporaciones estatales y federales para
rescatarlo. Los testimonios, sostuvo, también lo confirman.
Aparentemente encontraron su
cuerpo en la sala de la casa, atado de manos. Durante la conferencia de prensa
el procurador no dijo la explicación que dieron los secuestradores del porqué
lo habían matado.
Ayer mismo comenzaron a velar
los restos de Valdez Solano en su municipio natal EL Rosario. Su muerte,
publicó el periódico Noroeste, conmocionó al gremio empresarial del estado,
porque su familia es respetada y querida por la comunidad.
Ernesto se dedicaba al ramo
restaurantero y atendía personalmente un servicio de alimentos en Culiacán. Su
hermano Fernando Valdez es titular del Consejo para el Desarrollo de Sinaloa
(Codesin) en la zona sur del estado, y también ha ocupado puestos en Canaco y
Coparmex. Y su familia se dedica al sector mueblero. Mañana será sepultado por
la tarde.
(Eje Central)
(RIODOCE/ Redacción/ María idalia Gómez/ Eje Central/
22 abril, 2015)
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