Gloria Leticia Díaz
MÉXICO,
D.F. (apro).- Luego de dos años de mantener en suspenso las
diligencias, la Procuraduría General de la República (PGR) reanudó la
búsqueda de los restos de Rosendo Radilla Pacheco, en cumplimiento de la
sentencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(CoIDH) en contra del Estado mexicano en noviembre de 2009.
Radilla
Pacheco se convirtió en el primer caso de desaparición forzada
atribuida a miembros del Ejército, en el contexto del combate a grupos
guerrilleros durante los años setenta y ochenta.
En la llamada
“guerra sucia”, mil 200 mexicanos de todo el país desaparecieron a manos
de militares y cuerpos policiacos. Sólo en Guerrero, las organizaciones
de familiares de víctimas reclaman a 600, de los cuales 400 –entre
ellos Rosendo Radilla– son originarios de Atoyac de Álvarez.
En un
comunicado difundido este miércoles, la Comisión Mexicana de Defensa y
Promoción de Derechos Humanos (CMDPDH), organización que representa a la
familia Radilla, señala que después de la “presión” que ejerció junto
con la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos de México
(AFADEM), en 2012 se logró que la Coordinación General de
Investigaciones, adscrita a la Subprocuraduría Especializada en
Investigación de Delitos Federales, retomara la indagatoria.
Según
la CMDPDH, las excavaciones en el excuartel militar de Atoyac de
Álvarez, donde fue visto por última vez Radilla Pacheco, en 1974, se
realizan con base en testimonios conseguidos por familiares de los
desparecidos durante la “guerra sucia” y no como parte de
investigaciones realizadas por la PGR.
De acuerdo con la
organización, los funcionarios de esa dependencia “siguen sin emprender
una investigación adecuada en torno a este caso de desaparición
forzada”, pues continúan dependiendo de las aportaciones de las propias
víctimas para realizar diligencias en torno del caso, mientras omite
realizar diligencias básicas dentro de la investigación, como el
análisis de las modificaciones dentro del excuartel militar de Atoyac,
desde 1970 a la fecha, o recabar datos de las personas desaparecidas a
fin de poder hacer posible su identificación.
Apunta que “se
recabó el testimonio de dos personas: un extrabajador del antes cuartel
militar de Atoyac y una persona que estuvo detenida (…) junto con
personas que actualmente están desaparecidas”.
Dichas personas,
según sus testimonios, pudieron observar que “militares construían
zanjas dentro del excuartel, mismas que podrían haber sido usadas para
inhumar personas que actualmente se encuentran en calidad de
desaparecidas”.
Según la CMDPDH, en marzo pasado, “con la
información proporcionada por los testigos, las autoridades iniciaron la
diligencia de prospección de terreno” en tres puntos, para lo que se
utilizó un geo radar operado por expertos del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH).
En esta ocasión, la cuarta en que
se realizan excavaciones para la búsqueda de Radilla Pacheco, añade, a
los expertos del INAH y la PGR se sumaron una perito geóloga y un perito
topógrafo, y “por primera vez se está realizando un mapeo del lugar en
la actualidad y de los sitios que se han excavado hasta el momento”.
En
la búsqueda de los restos de desaparecidos, puntualiza, participan
expertos del Equipo Peruano de Antropología Forense por invitación de la
familia Radilla, así como sus representantes legales.
Sobre ese
equipo de expertos, la CMDPDH asegura que cuenta con “experiencia en
excavaciones en Sudamérica y en el continente africano”, por lo que se
espera obtengan “importantes resultados para sugerir nuevas líneas de
investigación a las autoridades”.
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