martes, 4 de diciembre de 2012

EJECUCIONES: SINALOA ; SECUESTROS: CAF

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 398 personas privadas de la libertad y 496 asesinatos en Baja California
Privaciones de la libertad entre miembros del crimen organizado en Tijuana  por células del grupo Arellano Félix, y asesinatos perpetrados por los de Sinaloa, convierten en latente el estallido de otra pugna interna entre cárteles. Sin embargo, las procuradurías locales hacen caso omiso de los delitos cometidos en los últimos tres meses en la ciudad
En la zona costa de Baja California, la actividad criminal persiste y se reparte fundamentalmente entre dos grupos. Por un lado está Alfonso Arzate García “El Aquiles”, quien ordena y autoriza el asesinato de sus competidores; y por el otro, Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”, responsable de instruir y aprobar los secuestros de sus viejos operadores.
 
Además, como si se tratara de actividades legales, ambos individuos ordenan de manera impune a sus grupos, a extorsionar comerciantes para obtener cuotas de 4 mil a 10 mil dólares mensuales, para así evitar el secuestro de sus familiares.

Si quieren asesinar por temas de territorio criminal o venta de droga, debe salir de “El Aquiles”, respaldado por Ismael “El Mayo” Zambada. Es la consigna, según versión de los traficantes integrados al Cártel de Sinaloa.

Por otro lado, los criminales que quieren recibir droga para venderla al narcomenudeo o trasegarla, no pueden cometer una ejecución que no esté autorizada “… por el de la A”. En resumidas cuentas, esto significa que Arzate sería el autor intelectual o corresponsable de  por lo menos 259 de los 324 asesinatos ocurridos en Tijuana entre el 1 de enero y el 26 de noviembre de 2012; el 80 por ciento de los cuales, según cifras de la Procuraduría General de Justicia del Estado, tiene relación con el narcomenudeo.

En esos oscuros números se incluyen casos recientes y particularmente brutales, como la tortura y asesinato del estudiante universitario Aldo Alberto Galeana Tostado, quien sin estar inmerso en el mundo del crimen organizado, fue ejecutado porque su hermano Antonio tenía cuentas pendientes con un narco-distribuidor.

Conforme a datos oficiales de la PGJE, por los 324 homicidios dolosos cometidos en Tijuana se abrieron 288 expedientes, de los cuales 111 ya fueron determinados,  lo que equivale al 35.54 por ciento. Según la lógica de la Procuraduría, en relación a que el 80 por ciento corresponde al “Aquiles”, el delincuente está implicado en por lo menos 88 casos.

Sin embargo, la fiscalía no investiga más allá de los autores materiales, por lo tanto a la fecha, en ninguno de los 88 casos se han fincado cargos contra el líder del cártel, Alfonso Arzate, ni contra su hermano René, apodado “La Rana”, identificado como cabeza de los grupos operativos.

En cuanto al grupo de Fernando Sánchez Arellano y el incremento de las “privaciones” de agosto a la fecha, los reportes -también sin oficializar por medio de la apertura de expedientes, investigaciones y acusaciones- indican que este delito en particular está siendo cometido por dos bandas bajo las órdenes de Melvin Gutiérrez Quiroz, y un ex ministerial identificado como “Nides” que se integró al CAF con la célula de Saúl Montes de Oca, “El Ciego”, detenido en marzo de 2008.

Más que una estrategia para infundir terror o un ajuste de cuentas, la aprobación de estos secuestros-levantones está considerada dentro de su distorsionada lógica criminal como una medida administrativa “para reforzar económicamente” al grupo que vio reducida su capacidad económica con la aparente traición de las células de Enrique Jorquera Guerrero “El Jorquera” y Manuel Núñez López “Don Balas”, quienes presuntamente se integraron a la operatividad  del Cártel de Sinaloa.

Respecto a la parte “administrativa” del delito, fuentes confirmaron a ZETA que la están desarrollando “El Focu” Meza García, hermano de César Alfredo Meza García “El Tachuela” -capturado en Tijuana para ser extraditado a Estados Unidos el 26 de septiembre de 2012- y un sujeto de apellido Mellado, apodado “El Mesien”.

Las sospechas ministeriales alrededor de estos últimos dos personajes, es que serían “parientes políticos” de Sánchez Arellano. Pero aún no han podido aclarar si el parentesco viene a través de la esposa del cabecilla del CAF en Tijuana, o de alguna de sus parejas sentimentales.

Asimismo, los grupos de inteligencia han recibido reportes de los hechos e información sobre los integrantes de los cárteles de la droga antes mencionados; pese a ello no los incluyen en los expedientes oficiales, sino que apenas son datos registrados como extraoficiales porque, aunque las autoridades reconocen la presencia y actividad delictiva, ninguna de las procuradurías ha concretado investigaciones en su contra. Al momento tampoco existen solicitudes de orden de aprehensión.

Aumentan privaciones: más casos sin investigar
Conforme a las estadísticas de la PGJE, en lo que va del año y en todo Baja California solo se han cometido siete secuestros: cinco en Tijuana, uno en Rosarito y otro en Mexicali. Estos casos exclusivamente se refieren a desapariciones denunciadas por familiares, quienes también afirmaron ante la autoridad haber recibido una petición de dinero.

Pese a ello, conforme a los números oficiales publicados en el portal de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, entre enero y octubre de 2012 se perpetraron 20 secuestros: 16 en Tijuana, dos en Tecate, uno en Mexicali y otro más en Rosarito.

Además, existe otra lista de desapariciones forzadas que la PGJE no contabiliza como secuestros. Tales casos no son atendidos por la Subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada, son clasificados como “privaciones” y las denuncias al respecto son referidas a las Unidades de Homicidios Culposos en cada municipio, bajo el mando de los subprocuradores de zona.

Del 1 de enero hasta el 31 de octubre se habían registrado en el estado 398 privaciones: 152 en Tijuana, 136 en Mexicali, 73 en Ensenada, 23 en Tecate y 14 en Rosarito.

En las privaciones se incluyen casos como la desaparición forzada -existe un video que prueba los hechos- del dueño de una tortillería y otros dos negocios en la delegación Playas de Tijuana, perpetrada el 5 de octubre de 2012 por un grupo armado con rifles de plástico y disfrazados de militares.

También está la desaparición de un hombre de apellido Valenzuela a quien “levantaron” a mediados de noviembre en las inmediaciones del Centro Cultural Tijuana, en la Zona del Río, por quien pidieron un millón de dólares; y la privación de otro sujeto de apellido Valencia, desaparecido en circunstancias muy similares.

Esta semana se suma a la lista otro incidente protagonizado por un hombre que circulaba a bordo de un vehículo Mercedes Benz, alrededor de las 21:30 horas del lunes 26 de noviembre de 2012, en la glorieta del fraccionamiento Soler en Tijuana. El individuo fue abordado y levantado, con todo y auto, por un comando que portaba armas largas. Aun cuando el caso fue reportado al C4, las autoridades acudieron al lugar de los hechos, pero  no localizaron el auto de la víctima. Al cierre de edición no existía denuncia alguna.
Lamentablemente este tipo de proceder de los delincuentes y la inacción de las autoridades parece ser la constante. Para muestra está la respuesta que a ZETA ofreció Abel Galván,  Subprocurador contra la Delincuencia Organizada.

Tuvimos reportes que en el transcurso de la semana pasada, familiares acudieron a la PGJE a denunciar. ¿Es cierto que entre el 17 y el 22 de noviembre de 2012 se reclasificaron entre seis y siete privaciones que se convirtieron en secuestro?

“No tengo registrada esa información, dichas actas no han sido remitidas a esta Subprocuraduría contra Delincuencia Organizada, necesitaríamos revisar cuáles son esos expedientes que se aperturaron en las zonas y si encuadran en secuestro.

“Comúnmente llegan a las unidades de atención temprana y dicen, ‘vengo a denunciar un secuestro, porque estuve tres días secuestrada’, el novio o porque debían dinero, entonces no es en sí un secuestro, así que se registra como privación. Y si durante la investigación se determina que efectivamente se pagó un rescate para la liberación de la víctima o está en proceso, entonces hablamos de secuestro”.

Entonces, ¿cómo clasificaron y están tratando casos como el del comerciante de Playas del 5 de octubre?, porque ahí incluso declararon los testigos… 

“Como Subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada arribamos al lugar, damos soporte y apoyamos, hicimos entrevistas, no hay llamada todavía de rescate. Y el tratamiento es que las propias zonas integran el expediente por privación de la libertad y ellos las investigan”.

ZETA cuestionó al subprocurador respecto al manejo que le están dando al secuestro que presuntamente está realizando el CAF en la entidad, donde quienes están en la mira, ahora son miembros del crimen organizado que se cambiaron de cártel, muchos de los cuales, se presume, lavan dinero a través de pequeños comercios; por lo que ahora deben “pagar piso”. Pero resulta que el tema no parece interesarle a las autoridades locales, que no investigan ni remiten los casos a la PGR.

Como ejemplo está el secuestro de Wilfredo Núñez, cometido el 1 de noviembre en el Depósito Santa Inés en la colonia Buena Vista y denunciado el 3 de noviembre.

“Nosotros procesamos el evento, él pactó con sus captores una cantidad desconocida, porque él quiso hacerlo así, al cruzar información detectamos que tiene antecedentes penales en Estados Unidos por delitos contra la salud, y desde las primeras llamadas se manejó que la privación era por el cobro de cierta cantidad de droga y el no pago de piso.

“Después que fue liberado ya no quiso declarar, argumentando que ya había arreglado con sus captores y todos estaban contentos, ya no quiso cooperar con la autoridad”, refiere Galván.

Pero, ¿a la Procuraduría contra la Delincuencia Organizada ya no le interesó el tema de un presunto traficante con antecedentes?

“El trasiego de droga es delito federal, salvo que sean temas de delitos contra la salud en materia de narcomenudeo, en base a la tabla que hemos manejado, en ese caso sí pertenece a la Unidad contra Narcomenudeo”.

Entonces, ¿Núñez no es sujeto de interés para ustedes? 

“La investigación en contra de Núñez por delitos contra la salud, no. Si Núñez tiene que ver con algún homicidio o algún delito del Fuero Común entonces sí es de interés para la Procuraduría. Incluso en el tema de secuestro la investigación continúa abierta y el material recabado, es materia prima que se cruza con otras indagatorias”.

Así de fácil e ilógico es el deslinde.

A la vez, el subprocurador Galván mencionó que podrán estarse dando las privaciones entre miembros del CAF, pero mientras no se denuncie la petición de dinero, no es de su competencia investigar los casos. Del mismo modo, consideró que las estadísticas no reflejan un incremento de esta actividad ilícita en el último trimestre.

“Un incremento en el ajuste de la plaza, lo veríamos reflejado en los homicidios, y en Tijuana en el mes de septiembre el año pasado se tuvieron 36 homicidios y este año 33; en octubre fueron 38 homicidios en 2011, y 23 en 2012, entonces va a la baja”, dijo.

Secuestros oficiales
Para la PGJE,  las únicas víctimas de secuestro han sido en Mexicali. En la capital del estado, la incidencia delictiva queda ejemplificada con el rapto de Juan Manuel Rentería, por quien solicitaron 100 mil dólares por su vida; posteriormente fue asesinado y enterrado en la carretera al aeropuerto, por un grupo dedicado al trasiego de droga que incluía a su hija biológica. El meollo del asunto fue el supuesto robo de un cargamento del enervante conocido como cristal.

Y los incidentes se multiplican. Éstos son apenas algunos:

- En Rosarito, el niño de 9 años Josué Martínez fue secuestrado por su mamá y el padrastro, con la finalidad de pedirle 50 mil dólares al padre biológico del menor. Los ejecutores fueron detenidos y consignados.

- En Tijuana, la lista incluye a Modesto Torres, de 68 años; Osmar Jiménez, de 18; Ulises Rodríguez, de 30; José Gutiérrez, de 41; y Wilfredo Núñez, de 33, todos libres. Los dos últimos plagios se dieron sin intervención alguna del Grupo Antisecuestros. Los criminales pidieron por sus víctimas entre 30 mil y un millón de dólares.

Aparentemente solo en el caso del trabajador de la Aduana, Ulises Rodríguez, el pago a los plagiarios se concretó con un primer importe de 25 mil dólares, pero cuando los captores pidieron más dinero e intentaron continuar en la modalidad de extorsión, los afectados solicitaron la intervención de las autoridades preventivas. 

El resultado fue la detención de cinco criminales, incluido David Servín, hijo de uno de los músicos de la agrupación musical Los Tucanes de Tijuana.

En total 21 secuestradores han sido detenidos y consignados en lo que va del año, “… salvo el caso de Mexicali, no tenemos registrado que los detenidos en los otros secuestros hayan estado involucrados con los cárteles, son bandas independientes. Incluso entre las víctimas, la única que me resultó con antecedentes  fue el dueño de la licorería en Tijuana (Wilfredo Núñez), me imagino yo que su captores sí pertenecen a alguna célula, pero no aceptó cooperar con la autoridad”, concluyó el subprocurador Abel Galván.

Distintos tipos de extorsiones
Por ahora información recabada por ZETA confirma que las extorsiones y el cobro a cambio de seguridad ha vuelto a ser una práctica propia de los grupos delictivos en la entidad. Ahora el blanco son empresarios del ramo de la construcción, ferreteros, propietarios de negocios de entretenimiento, bares y restaurantes. Incluso el sector intelectual ha resultado afectado. La extorsión se hace extensiva a lo largo y ancho de la costa, desde Tijuana hasta Ensenada.

Los hechos se llevan a cabo con total impunidad porque las víctimas no denuncian ni acuden a la autoridad, por la desconfianza que persiste hacia la Policía Federal y el Grupo Antisecuestros, por colusiones que de manera sistemática, han estado cometiendo narcotraficantes y el crimen organizado en general.

Así, empresarios y hombres de negocios han optado por callar e incluir el costo de las extorsiones y cobro de piso a sus presupuestos, en un intento desesperado por vivir con cierta tranquilidad, a la espera de que las demandas de los delincuentes lleguen a un punto en que financieramente les sea imposible cumplir.

Al mismo tiempo, está la práctica que siguen cometiendo bandas delictivas, en las que el blanco es cualquier persona cuya información exista en un directorio telefónico o en alguna base de datos.

La estadística de la PGJE, responsable de recibir las denuncias, indica que en 2011 se presentaron 356 reportes por extorsiones telefónicas, identificadas también como secuestros virtuales; y en lo que va de 2012 se han presentado 312 denuncias: 72 en Mexicali, 36 en Ensenada, 3 en Rosarito, 9 en Tecate y 202 en Tijuana.

A pesar de estas cifras, no ha habido un solo detenido por extorsión en el estado. En los expedientes apenas se registra un resultado exitoso cuando el “secuestrado virtual” es hallado por las autoridades en buen estado.

Y aunque las amenazas telefónicas incluyan versiones respecto a que los criminales pertenecen a algún cártel, para la Procuraduría, esta modalidad de extorsión no es un tema de delincuencia organizada. En pocas palabras, las denuncias correspondientes las integran las subprocuradurías de zona en cada municipio, en las unidades de delitos patrimoniales, porque, según aseguró el subprocurador Abel Galván a ZETA, no tienen registrado ningún caso en que los delincuentes hayan continuado “cobrando piso” a cambio de protección o de no quemar o destruir casas, ni agredir negocios o a las familias de las víctimas.

De esta manera el delito prevalece, acaso los métodos cambian. En 2005 y 2006, el modus operandi de los delincuentes consistía en hacerse pasar por miembros de alguna corporación policiaca. Ahora se identifican plenamente como miembros de los cárteles y le hacen creer a la persona solvente de la familia que tienen a alguna mujer, anciano o menor secuestrado.

En cuanto a este tipo de delitos, los expedientes integrados por las autoridades demuestran que las llamadas de estas extorsiones que sí se registran, siguen saliendo de centros de readaptación social como Puente Grande y Santa Martha Acatitla, y que los importes exigidos por los maleantes son depositados en Coppel y Banco Azteca, entre otros giros comerciales.

En éste como en otros delitos, los criminales no le están apostando a la investigación por parte de las autoridades ni a su consecuente captura. Mientras tanto, la Procuraduría se conforma con recomendar a la ciudadanía no caer en las garras de timadores, cortar las comunicaciones lo antes posible y denunciar, en el caso de Baja California, al 089 o al 01-800-440-3690.

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