jueves, 17 de noviembre de 2011

BALDAZO DE AGUA FRIA A AGRICULTORES SINALOENSES



  
La ilustre idea de Gerardo Vargas para frenar la impunidad


Luis Fernando Nájera
En pocos días, los agricultores privados del norte de Sinaloa sintieron lo que es amar a Dios en tierra ajena pues quedaron a merced del hampa y sin un gobierno que los defienda y mucho menos que los respalde. Estaban desamparados.
Ante la amenaza de la delincuencia y el abandono de la autoridad, los pequeños propietarios quedaron entre la espada y la pared, sin saber quién era la espada y quién la pared.


Y es que en sus propias oficinas recibieron un baldazo de agua fría de quienes consideraban mochitenses ilustres y por ello de incondicional apoyo a su comunidad. Pero terminaron desengañados.


Casi cuatro horas de denuncias, planteamientos, ofertas políticas, promesas de mano dura, se resumieron en una escueta orden de Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, el jefe de la Policía Ministerial del Estado, a su comandante del Grupo Élite de la Policía Ministerial del Estado: “Te encargo más patrullajes por el campo, para calmar a estos”.


—¿Por dónde, jefe? —respondió el aludido, que se esmeraba por evitar los oídos indiscretos de los reporteros a los que ya conocía, pero que ignoraba a los que le eran ajenos a él.
—Para allá cabrón, la Higuera, Ahome, pégale, para allá —dijo ya molesto y con medio cráneo sudoroso el jefe ministerial, quien a su espalda descubría a reporteros y comenzaba a apretar el paso para alejarse y no ser blanco de preguntas.


—¿Ahorita ya, jefe? —Le insistió el comandante.
—¡Ya! Y el comando se alejó en retirada apresurada, primero a paso veloz y luego montados en sus patrullas de color azul mate.


Los agricultores seguían con sus rosarios a flor de labios, rumiando aún el baldazo de agua fría que en sus propias oficinas les había vaciado el secretario general de Gobierno, Gerardo Vargas Landeros, y el séquito de funcionarios de Seguridad Pública que lo acompañaba, desde los de alto perfil como Genaro García Castro y el propio jefe ministerial, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, hasta los de bajo rango, como el subprocurador regional de Justicia, Louis Alberto Jauss López.


La salida apresurada y en silencio y con los rostros adustos de quien será presidente de la Asociación Nacional de Usuarios de Riego (ANUR), Quintín Suárez; del consejal Jesús Octavio Falomir Hernández; del presidente de los agricultores, Antonio Agustín Luque Miranda; del presidente del Sistema Producto Tomate, Roberto Compeán Osuna; al presidente de los Pequeños Propietarios en el Norte de Sinaloa, Marte Nicolás Vega Román y del legislador federal y organizador de la improductiva asamblea, Rolando Zubía Rivera, mostraban los resultados de la encerrona en la segunda planta del emblemático edificio de los agricultores organizados del norte de Sinaloa.


Semanas atrás, la delincuencia les había puesto una felpa a los pequeños propietarios pues sufrieron desde secuestros, secuestros exprés, extorsiones, robos de semilla, de maquinaria, desmantelamiento de oficinas, robo de cableado y de todo cuando podían sacarle dinero los delincuentes. Fueron tantos los casos que dejaron de contarlos y de denunciarlos porque además de la amenaza de los delincuentes de regresar con más bríos en caso de saber que se reportó el hecho a las instituciones de procuración de justicia, las querellas nunca terminan en nada, excepto en gastos, pérdida de tiempo, hígados destrozados y una propensión a la diabetes mellitus de grandes dimensiones.


Cansados y buscando la asistencia gubernamental, los productores recurrieron a su diputado federal por el partido tricolor, Rolando Zubía Rivera, para que con fuero y todo encabezara la defensa de los hombres del campo.


Fue tal la vehemencia de los reclamos que hasta se tocó el caso de la revuelta en los módulos Pascola y Sevelbampo y se atizó la hoguera para quemar en leña verde al hostigador, al responsable de todo el caos, el líder nefasto: César Artemio Pacheco Gutiérrez, el Geny Pacheco.


El secretario del Gabinete de Seguridad, Gerardo Vargas Landeros, escuchó todo y dio respuesta a todos y en su corolario de brillantes acciones en contra de la impunidad resolvió: aseguren su maquinaria, coloquen Pegeeses, emplaquen los tractores, regularicen la situación legal de los activos, denuncien cada caso y no hagan caso de las llamadas de extorsión.


Las brillantes respuestas hundieron en el desánimo a los líderes gremiales que no esperaban tal condicionamiento porque para las alturas del ciclo agrícola, los agricultores están tan tronados que cualquier gasto de miles de pesos les es ya inalcanzable.


“Lo que nos pidió, no se puede hacer”, dijo un desesperanzado Miguel Agustín Luque Miranda.


El resto solo movió la cabeza y se encogieron de hombros, en señal de desaprobación por la ilustre idea del secretario de Gobierno para frenar la impunidad.


Los alegatos en cuatro horas de encierro que provocaron un operativo de cuatro días terminaron en nada.


Cronología


7 de noviembre: agricultores se encierran con parte del Gabinete de Seguridad por la impunidad que priva en el campo.


11 de noviembre: cuarto días de operativos en los campos termina en nada.

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