Desde antes que Enrique Peña
Nieto asumiera la Presidencia, la relación entre quien sería el secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el entonces coordinador del PRI en la
Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, no era buena. Su enfrentamiento
era real pese a que siempre trataron de persuadir a quien les preguntaba sobre
ese conflicto que no existía y que la relación era de respeto y colaboración.
Las patadas no se veían, pero se sentían. El primer round duró 3 años, con las
intrigas palaciegas contra Beltrones sobre qué papel jugaría una vez que
terminara su mandato como diputado.
Durante los primeros 18 meses
de las reformas, Osorio Chong no se metió en la Cámara de Diputados, y el
Presidente responsabilizó al secretario de Hacienda, Luis Videgaray –quien toma
muchas decisiones políticas que afectan al gobierno– de llevar la relación con
Beltrones y junto con él sacar adelante las iniciativas. Osorio Chong y el coordinador
del PRI en el Senado, Emilio Gamboa, hicieron lo conducente en la Cámara Alta.
La eficiencia de Beltrones en el Congreso, como era de esperarse, produjo más
suspicacias en el entorno del Presidente.
“¿Presidente del PRI?”, decía
uno de los colaboradores cercanos al Presidente. “¡Jamás! Si llega ahí se va a
querer quedar con la candidatura presidencial”. Desde Los Pinos y en las
oficinas gubernamentales donde anidan los rivales de Osorio Chong en el
Gabinete, surgió la especie de que Beltrones lo sustituiría en Gobernación. La
tensión que generaron fue tan fuerte que Beltrones lo visitó para decirle que
no estaba buscando trabajo, y mucho menos el suyo. El Presidente finalmente se
decidió por llevarlo al PRI y para el proceso de selección de candidatos formó
un grupo con los dos secretarios y los dos coordinadores, con quienes decidiría
quiénes serían candidatos en las 12 elecciones estatales este año.
Beltrones se ha planteado
como objetivo mantener al menos nueve de las nueve gubernaturas que hoy están
en manos del PRI, aunque no sean necesariamente en los mismos estados. Para
ello ha ido tomando el control de algunos procesos, como el de Colima en enero,
donde al reponerse la elección anulada el año pasado hizo a un lado al equipo
del candidato José Ignacio Peralta y trasladó desde Sonora a su viejo equipo de
operadores para garantizar la victoria. Beltrones ha buscado también romper las
alianzas electorales, que muchas veces han sido letales para el PRI. Osorio
Chong, discretamente, está en otra lógica estratégica, que ha enfrentado a los
dos punteros del PRI para la candidatura presidencial, según la última encuesta
de El Financiero.
Oaxaca es un ejemplo. Peña
Nieto y Beltrones animaron al entonces presidente del Consejo Coordinador
Empresarial, Gerardo Guitiérrez Candiani, a participar en el proceso para
elegir candidato del PRI al Gobierno, y de acuerdo con fuentes, le dejaron ver
que él sería el escogido. Sin embargo, la designación recayó en Alejandro
Murat, cuyo padre, José Murat, exgobernador de Oaxaca y que ha sido uno de los
asesores más cercanos en la Secretaría de Gobernación, cabildeó a favor de su
hijo. En las cúpulas empresariales sienten que hubo un maltrato injustificado
con Gutiérrez Candiani, y que si no lo iban a nominar, que jamás lo hubieran
alentado a competir.
Otro ejemplo del conflicto es
Puebla. El gobernador panista Rafael Moreno Valle, uno de los más beneficiados
en términos presupuestales por Peña Nieto –hasta un museo barroco le financió
la Secretaría de Hacienda–, tiene en la próxima elección de su sucesor la llave
para la candidatura a la Presidencia en 2018. En Puebla el PRI le arrancó la
mitad del poder a Moreno Valle en las elecciones federales de 2015, lo que lo
mostraron vulnerable y que su candidato, Antonio Gali, pudiera ser derrotado en
la contienda por la Gubernatura.
Osorio Chong se ha metido a
jugar la contra electoral a Beltrones. Puntero entre los priistas al 2018, en
los últimos 3 meses comenzó a figurar Beltrones, quien pasó del número tres,
después del gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, a la segunda
posición, según la encuesta de El Financiero, y con potencial para crecer.
Si el PRI mantiene las nueve
gubernaturas prometidas o incluso más, Beltrones será el gran ganador este 2016
y sus bonos se elevarán en la nación. Si fracasa, le quedará sólo 2017 para
reponerse, pero con una herida muy grande. Osorio Chong, pase lo que pase en
junio, no sufrirá daño, pero la sangre de su adversario lo fortalecerá.
(ZOCALO/ COLUMNA” ESTRICTAMENTE
PERSONAL” DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 10 DE MARZO 2016)
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