Un proyecto
para dotar de agua a la ciudad de Hermosillo enfrenta las necesidades de la
urbe con los derechos y la forma de vida de los indígenas yaquis.
Hermosillo, Sonora.-
El conflicto actual data de 2010, cuando el Gobierno de Sonora puso en marcha
un plan para llevar agua de la cuenca del río Yaqui a la del río Sonora para
abastecer a Hermosillo con 75 millones de metros cúbicos anuales del líquido a
través del "Acueducto Independencia", de 150 kilómetros de longitud.
A partir de agosto
de ese año, autoridades tradicionales del pueblo yaqui y diversas
organizaciones campesinas interpusieron recursos ante los tribunales para
frenar la obra con el argumento de que ésta les causaría afectaciones graves en
su capacidad para acceder al vital recurso.
Como uno de los
primeros efectos de esas acciones, un juzgado de Sonora ordenó a fines de ese
mismo mes la suspensión el proceso de licitación del proyecto mientras se
resuelve la cuestión de fondo, es decir, la presunta vulneración de los
derechos de los demandantes.
Pese a ello, el
Gobierno de Sonora siguió adelante con el proyecto, el cual fue autorizado en
cuanto a su impacto ambiental el 23 de febrero de 2011 por la Secretaría del
Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
"La Semarnat
autorizó el impacto, pero creemos que no se han evaluado todos los
efectos", dijo a Efe Andrea Cerami, abogado del Centro Mexicano de Derecho
Ambiental (Cemda), que acompaña a los indígenas en sus mociones ante las
cortes.
De acuerdo con
Cerami, "la Semarnat debió evaluar debidamente las diferentes opciones
viables que se presentaron para abastecer de agua a Hermosillo".
La autorización de
Semarnat fue impugnada por los yaquis, y el 4 de mayo de 2012 otro tribunal
sonorense ordenó la revocación del aval porque había sido emitido sin respetar
la prerrogativa de los pueblos indígenas a ser consultados sobre las acciones
oficiales que afecten los recursos naturales a los que tienen derecho.
Ese fallo atañe al
derecho constitucional de los pueblos indígenas en general a ser consultados en
la elaboración de los planes de desarrollo del país, y en particular al decreto
emitido en 1940 por el entonces presidente Lázaro Cárdenas que otorgó a los
yaquis el 50 % del caudal del río que lleva el nombre de la etnia.
HISTORIA TURBULENTA
El decreto de
Cárdenas pretendía subsanar una larga cadena de injusticias que ha sufrido este
pueblo y poner fin a los conflictos que han caracterizado sus relaciones con
las autoridades en las distintas épocas de conformación del país.
Habiéndose mantenido
al margen de la Guerra de Independencia (1810-1821), en 1825 se iniciaron las
rebeliones de los yaquis por mantener su soberanía.
Esas revueltas
marcaron desde entonces, y hasta la década de 1930, la tónica de sus relaciones
con los Gobiernos de México y representaron para ellos matanzas, deportación
hacia otros estados, merma demográfica y pérdida territorial.
En la revolución
mexicana iniciada en 1910 hubo una importante participación yaqui bajo
la promesa de que le
serían devueltos a este pueblo sus territorios. No obstante, el presidente
Álvaro Obregón (1920-1924) faltó a la promesa y se dieron nuevos
levantamientos.
No fue sino hasta
los acuerdos con Cárdenas, quien gobernó de 1934 a 1940, que se les ratificó a
los yaquis la posesión de 485,235 hectáreas reconocidas como territorio
exclusivo, lo que sin embargo representó una importante disminución de la
extensión de sus tierras ancestrales en el sureste de Sonora.
Con el lastre de
esta historia, este pueblo ha protestado desde 2010 por distintas vías contra
el proyecto del Acueducto Independencia, incluyendo el bloqueo parcial desde el
pasado 28 de mayo de la carretera México-Nogales en las cercanías del pueblo de
Vícam, en pleno corazón del territorio yaqui.
El gobernador de
Sonora, Guillermo Padres, argumenta a su vez la obligación de garantizarle el
abasto de agua a los alrededor de 800.000 habitantes de Hermosillo. "Si no
fuera por el Acueducto Independencia se quedarían sin el 80 % del agua
potable", aseguró en una entrevista reciente.
CUESTIÓN DE SUPERVIVENCIA
Pese a las promesas
de Padrés de "no quitar ni una gota de agua a nadie", los indígenas
mantienen sus protestas a la par que los recursos judiciales en defensa de un
recurso que no sólo es crucial para su supervivencia física sino también para
la cultural.
En torno a este
conflicto el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) emitió el 28
de mayo de 2012 un dictamen según el cual uno de los problemas que ha
enfrentado el pueblo yaqui es el acceso al agua.
Dicho problema, de
acuerdo con el INAH, se ha incrementado en las últimas décadas debido a que el
caudal el río Yaqui es bajo y la mayoría de sus escurrimientos son utilizados
para surtir de agua a diversas ciudades, así como para la agroindustria, sin
que sea suficiente para abastecer sus terrenos cultivables.
Por ello, muchos
miembros de la etnia se ven obligados a trabajar como jornaleros agrícolas en
las parcelas de otras personas, o como albañiles a menudo en lugares lejanos a
su tierra natal, situación que ha generado un distanciamiento de sus familias y
comunidades, así como de las prácticas de su cultura.
"Para ellos el
agua es algo fundamental, es parte de su vida diaria, la utilizan para todas
sus actividades. Y también hacen ritos tradicionales en el agua. Es una
cuestión de supervivencia", aseveró Andrea Cerami, del Cemda.
En opinión del
letrado, la continuación de las obras del acueducto, que actualmente está en
fase de pruebas, tiene por objeto crear un hecho consumado ante el cual
"es imposible pedir el respeto de un derecho".
En esta carrera
contra el tiempo y a la espera de una solución final de la justicia que logre
un equilibrio entre las necesidades y derechos de todas las partes, los yaquis
reafirman su arraigo a la tierra y su forma de vida.
"Somos 45,000
indígenas que hemos vivido aquí, aun antes del Estado mexicano", declaró
recientemente Mario Luna, portavoz del pueblo yaqui.
Luna le recordó al
gobernador Padres que los yaquis "también son sonorenses" y que en
esa etnia "hay gente que está tomando agua de desagües".
"Si nos roban
el agua, si nos despojan de los pocos recursos naturales que tenemos en esta
parte desértica, estaremos condenados a la muerte como pueblo",
puntualizó.
DESTACADOS:
-- La
construcción del “Acueducto Independencia” que pretende llevar agua de la
cuenta del río Yaqui a la del río Sonora es el foco del nuevo enfrentamiento.
-- En 1825 se
iniciaron las rebeliones de los yaquis por mantener su soberanía.
--
"Somos 45,000 indígenas que hemos vivido aquí, aun antes del Estado
mexicano", declaró recientemente Mario Luna, portavoz del pueblo yaqui.
(DOSSIER
POLÍTICO/ Vanguardia / Manuel Soberanes Cobo/EFE-Reportajes/ 2013-07-22)
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