MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Un nuevo escándalo en el
Vaticano se desató días antes de que el Papa Francisco viajara a Brasil,
luego de que la revista italiana L’Espresso reveló el supuesto
romance entre monseñor Battista Ricca, recientemente nombrado en un
cargo estratégico en el banco del Vaticano, y un capitán del ejército
suizo.
La noticia sacudió a la santa sede y revivió el debate sobre el
denominado “lobby gay”, una influyente red de prelados homosexuales con
un poder paralelo que trama contra el pontífice, señala la publicación.
El pasado 15 de junio el Papa Francisco nombró a monseñor Battista
Ricca, de 57 años, diplomático de carrera, como prelado interino en el
Instituto para las Obras de Religión (IOR), el banco del Vaticano.
Durante 15 años Ricca ha estado en distintas nunciaturas antes de
llegar a la Secretaría de Estado, entre ellas la del Congo, Argelia,
Colombia y Suiza. Últimamente ejerció como director de la céntrica
residencia donde el anterior cardenal de Buenos Aires se alojaba en sus
visitas a Roma.
Allí lo conoció Bergoglio, a quien le causó buena impresión. Después
de pedir informes sobre él y no advertir ninguna irregularidad, lo
designó como su incorruptible representante en el interior del banco de
la Iglesia.
Sin embargo, Ricca es conocido dentro del Vaticano por la agitada relación homosexual que mantuvo con un oficial del ejército suizo cuando trabajaba en la nunciatura apostólica de Montevideo, en Uruguay, de 1999 a 2000.
Según la revista, monseñor Ricca conoció al capitán Patrick Haari en Berna, cuando desempeñaba sus funciones en la capital suiza. El oficial decidió viajar con el religioso a Montevideo.
L’Espresso indica que el religioso aprovechó el cargo de
nuncio interino para nombrar a su amante en Montevideo, autorizando
hasta el envío de sus pertenencias y asignándole un alojamiento y un
cargo.
Los altos representantes de la curia ocultaron al Papa toda esa
información sobre Ricca, por lo que éste no tuvo objeción para nombrarlo
“prelado” del IOR para que lo ayudara en la labor de limpieza de dicha
entidad, desacreditada por la corrupción interna, el tráfico de
influencias y hasta lavado de dinero.
“La clara relación de intimidad entre Ricca y el capitán Patrick Haari escandalizaba a muchos obispos,
sacerdotes y laicos de ese pequeño país sudamericano, incluidas las
religiosas que se ocupaban de la nunciatura”, afirma el artículo citado
por la agencia AFP.
Pero la conducta de Battista Ricca no quedó ahí. Según relata la
revista, el prelado se aficionó a la noche uruguaya y en los primeros
meses de 2001 tuvo un altercado en un bar gay, por lo que llamó pidiendo
socorro a la nunciatura y fue rescatado por unos sacerdotes con el
rostro magullado.
“En el Vaticano han promovido de manera activa una operación de
encubrimiento, frenando las investigaciones desde esa época hasta hoy,
ocultando los informes sobre el nuncio y manteniendo inmaculada la hoja
de servicios de Ricca, facilitando de este modo una nueva y prestigiosa
carrera”, señala L’Espresso, y agrega que el nombramiento de
Ricca en el IOR no sólo ha provocado “amargura” entre los religiosos que
conocían su pasado, sino que tiene como objetivo frenar las reformas
impulsadas por Francisco.
De acuerdo con el diario El País, al margen de las andanzas de
Ricca –un incidente en un ascensor, un misterioso baúl de su propiedad
conteniendo una pistola y abundante material pornográfico…–, lo cierto
es que la guerra de poderes en el Vaticano que provocó la renuncia de
Benedicto XVI, aquel “pastor rodeado por lobos”, vuelve a reproducirse.
Tal vez ahora el objetivo sea distinto, destaca el periódico. Si
entonces el problema era quién se hacía con el mando tras la muerte del
anciano Papa alemán, ahora los tiros parecen ir en una única dirección:
frenar la veloz carrera de Francisco por reformar el Vaticano.
Distintos nuncios de visita en Roma le comunicaron al Papa Francisco, según el semanario L’Espresso,
que el currículo de monseñor Ricca tiene diversos puntos oscuros, entre
los que destacan su paso por la nunciatura de Montevideo.
No obstante, las revelaciones han sido tildadas de “poco fiables” por el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.
/23 de julio de 2013)
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