En entrevista el
director de SAB Miller México denuncia que, contrario a lo que se cree, la
resolución de la Cofeco no favorece a la apertura de la industria cervecera.
En contraste,
beneficia a los monopolios existentes
y deja en la opacidad las nuevas reglas del juego
"La comisión no
me puede dar información porque es confidencial, ya le pedimos clarificación, y
no nos la quieren dar"
"Hay estados
como en el norte del país donde las cerveceras controlan el 90 por ciento de
los permisos y en muchos de ellos, por ley, no pueden ser los dueños, inclusive
es ilegal, el que debe ser dueño del permiso es el detallista, el dueño del
changarro"
"La autoridad
tuvo que haber sido autoridad y no un tomador de notas, ese es el problema, son
tan fuertes estas compañías y tienen tanta influencia en todo el sistema de
México que la Cofeco actuó como un tomador de notas"
Armando Valenzuela
Director general SAB
Miller México
Alejandro
Dabdoub
El jueves 11 de
julio la Cofeco hizo un anuncio que muchos festejaron: una supuesta apertura en
el mercado de la cerveza.
Sin embargo, ahora
se sabe, parte de esa resolución fue censurada y permanece en secreto de parte
de la Comisión Nacional de Competencia (Cofeco)
Armando Valenzuela,
director general de SAB Miller México, declaró en entrevista a Reporte Indigo
que dicha decisión, además de favorecer el monopolio cervecero, se emitió en
condiciones irregulares y poco claras.
“Nosotros, como
denunciantes, no recibimos copias de la resolución de la Cofeco hasta dos días
después”, dijo Valenzuela.
“Es una resolución
con más de 90 páginas, con un lenguaje complicado, no es directo, el 30 por
ciento del contenido del documento está tapado, no lo podemos leer porque es
confidencial”.
Valenzuela denuncia
que después de un proceso de más de tres años en los que Miller proporcionó
evidencia de las prácticas monopólicas de Femsa y Modelo –que ahora son de
propiedad extranjera– la Cofeco negoció una resolución para favorecer sus
intereses.
“Se sentaron
(Heineken y Ab-Inbev), decidieron qué es lo que estaban dispuestos a abrir y le
pusieron su propuesta a la Cofeco en la mesa y la Cofeco la tomó tal cual y
emitió su resolución”, explicó el director de Miller.
Como resultado, el
día en que se publicó el aviso oficial por parte de la Cofeco, los comunicados
de prensa de las cerveceras dieron a conocer más información sobre las nuevas
reglas del mercado que habían sido pactadas.
Es decir, no fue la
autoridad, sino las empresas las que difundieron el contenido de la resolución.
Pero eso no es todo,
ante las cámaras de Reporte Indigo, el director de Miller denuncia otras
regularidades que se desprenden de las decisiones de la Cofeco.
Contratos de
exclusividad en la opacidad, el monopolio de los permisos de la venta del
alcohol, y una apertura simulada son algunos de las problemáticas que señala.
La mafia de las
licencias
Además de avalar los
contratos de exclusividad, en su resolución la Cofeco respaldó el control de
los permisos de alcoholes por parte de las cerveceras.
El organismo oficial
argumentó que benefician el crecimiento de la industria.
Pero según
Valenzuela, esto no es necesariamente cierto.
Y es que el
Gobierno, quien controla los permisos de venta de alcohol, ha otorgado
alrededor del 90 por ciento de las autorizaciones a Heineken y Ab-Inbev con la
posibilidad de que impongan sus propias condiciones.
El directivo de
Miller explicó cómo los comerciantes que se acercan a las autoridades para
solicitar una licencia de alcoholes son remitidos directamente a las
cerveceras, quienes los obligan a firmar pagarés.
Además, a los
pequeños detallistas se les imponen condiciones para obtener el permiso que
benefician directamente a las empresas extranjeras.
“Hay estados, como
en el norte del país, donde las cerveceras controlan el 90 por ciento de los
permisos y en muchos de ellos, por ley, no pueden ser los dueños, inclusive es
ilegal, el que debe ser dueño del permiso es el detallista, el dueño del
changarro”, dice Valenzuela.
Por disposiciones
legales, los propietarios de las licencias deben ser los mismos vendedores,
pero en la práctica los verdaderos dueños son los productores de cerveza, que
controlan el 98 por ciento del mercado.
Al mismo tiempo, la
supuesta ayuda económica que otorgan las cerveceras son simplemente préstamos
que los comerciantes deben pagar de sus márgenes de ganancia, a cambio de
esclavizarse con la marca, por lo que los beneficios que argumenta la Cofeco
han sido cuestionados.
Apertura a medias
La Cofeco dejó
abierta la puerta a malos
manejos en temas como las exclusividades
con las que cuentan las empresas dominantes
La información que
se ha dado a conocer de la resolución, misma que sirvió para que la Cofeco se
diera unas palmadas en la espalda, pareciera una cortina de humo y no abre el
mercado.
“Se va abrir el 75
por ciento de las cuentas, pero sólo en algunos subcanales”, indicó Valenzuela.
Y es que lo único
que abre la resolución son los restaurantes, el segmento de mercado con menores
ventas debido a que la gente visita estos establecimientos principalmente para
comer.
En ese sentido, las
tiendas como Oxxo, Extras y Modeloramas no son abordadas por la resolución, sus
contratos de exclusividad permanecen vigentes y avalados.
Del pequeño
porcentaje que se comprometen a abrir, Heineken y Ab-Inbev tienen la
oportunidad de quedarse con los convenios de exclusividad que se encuentran
vigentes hasta que expiren.
Sin embargo, esto
parece ser un terreno no muy claro.
Y es que, dichos
contratos de exclusividad, actualmente no existen oficialmente.
Debido a la
ilegalidad de pactar contratos de exclusividad, en la práctica este tipo de
arreglos se realizan de manera oral.
Y ahora que cuentan
con el aval de la Cofeco, se les otorgó a las cerveceras 90 días para plasmar
en documentos sus compromisos de palabra, que nadie conoce.
Al no tener un
listado de las exclusividades, comentó Valenzuela, las empresas pueden decidir
el contenido de los contratos que incluye el periodo de vigencia que la Cofeco
aceptó que se debe respetar.
En otras palabras,
las cerveceras pueden determinar hasta cuándo mantienen vigentes los contratos
de exclusividad.
“Le da a las
cerveceras (la Cofeco) la oportunidad de que todos los convenios de
exclusividad vigentes, o que van a estar vigentes de aquí a los siguientes 90
días, ellos puedan continuar con la exclusividad –como si no hubiera habido
resolución– hasta que expiren”, explicó.
La resolución es tan vaga que no define términos claves como lo que
se debe entender como un “centro de consumo” al que se le deben aplicar
las disposiciones de la Cofeco.
El resultado es que, tanto las partes interesadas como los consumidores, no saben cuáles van a ser las nuevas reglas de la industria, ya que los monopolios extranjeros tienen el poder de cambiar el sentido de la resolución como mejor les parezca.
“La comisión no me puede dar información porque es confidencial, ya le pedimos clarificación, y no nos la quieren dar”, afirmó el director general de Miller México.
Como no se puede acudir ante la institución reguladora para pedir explicaciones, Armando Valenzuela comentó que a través de informes extraoficiales la empresa se ha enterado que las disposiciones de la resolución sólo son obligatorias durante un periodo de cinco años.
“En cinco años ellos (Heineken y Ab-Inbev) tienen la prerrogativa de decir: “sabes qué, me hago para atrás, porque yo dije que me comprometía durante cinco años”.
“La autoridad tuvo que haber sido autoridad, y no un tomador de notas, ese es el problema, son tan fuertes estas compañías y tienen tanta influencia en todo el sistema de México, que la Cofeco actuó como un tomador de notas”.
El monopolio de los extranjeros
El atractivo del mercado nacional de la cerveza ha sido una gran tentación para los extranjeros.
México ocupa el lugar número 6 en consumo de cerveza en el mundo, y actualmente su mercado es controlado por Heineken y Ab-Inbev.
La incursión de los extranjeros responde a una táctica comercial de expansión. Además de ser uno de los mayores consumidores globales, México es el cuarto país con mayor crecimiento proyectado para la industria.
Cada día hay más jóvenes que cumplen los 18 años, la edad legal que marca la mayoría de edad y permite el consumo de cerveza. Debido a nuestra pirámide poblacional, Valenzuela afirma que México es un país de jóvenes donde por cada bebé que nace, existen dos personas que cumplen la mayoría de edad.
Los datos contrastan con países como Estados Unidos o algunos europeos, en donde se tiene esperado que el consumo de cerveza disminuya. Las cerveceras que luchan frente a grandes competidores en estos lugares buscan mercados como el mexicano o brasileño, para expandir sus operaciones.
Al final, el mercado de la cerveza en México es controlado por dos empresas extranjeras que controlan los antiguos monopolios de Femsa y Grupo Modelo.
¿Y las artesanales?
Parte esencial del anuncio de la Cofeco se centró en la apertura del mercado para las cervezas artesanales. El problema es definir qué es una cerveza artesanal.
Ante promesas de impulsar el desarrollo de las cervezas artesanales, la Cofeco no definió lo que se debe entender por dicho término. Representantes de los productores artesanales han denunciado que la omisión de las autoridades abre las puertas para que los consumidores puedan ser engañados.
Lo anterior se debe a que se mantiene la posibilidad de ofrecer cerveza de gran escala de producción como si fuera artesanal, cuando el proceso, el cuidado, los ingredientes y el producto final son diferentes.
A pesar de que la Cofeco anunció que los productores de cerveza artesanal serían los más grandes beneficiados, empresas como Minerva y Primus han declarado que la resolución mantiene un mercado cerrado a la competencia.
“A los cerveceros artesanales nos abren los bares, restaurantes y cantinas, pero nos dejan fuera de otros puntos como hoteles, así que la verdad es una apertura con limitaciones y condicionantes que no eliminan los contratos de exclusividad”, declaró Jesús Briseño, director general de Cervecería Minerva y presidente de la Asociación Cervecera de la República Mexicana (Acermex) mediante un comunicado.
La ley prohíbe, la Cofeco permite
La Ley Federal de Competencia Económica en México prohíbe de manera expresa todos los monopolios que impidan la competencia, mientras que la Cofeco avaló el uso de contratos de exclusividad a empresas extranjeras en mercado cervecero.
La ley establece que los contratos que obliguen a las personas a no comercializar ciertos productos o adquirirlos de manera forzada, conforman una práctica monopólica que empresas como Miller México, denunciaron ante la Cofeco.
Sin embargo, la autoridad avaló los contratos de exclusividad que obligan a los comerciantes a no solo adquirir los productos de Heineken y Ab-Inbev, sino a rechazar a cualquier otra empresa que quiera venderles su marca de cerveza.
De acuerdo a la ley, los contratos de exclusividad no solo son ilegales, sino que además no obligan a los contratantes a cumplir con las prácticas monopólicas. Por su parte, las empresas que incurran en este tipo de actividades, son acreedores a multas y posible responsabilidad penal.
Los contratos de exclusividad que se han pactado se realizan de manera oral y ambigua, pero con la resolución de la Cofeco se les otorga la posibilidad de hacerlo por escrito, y con la protección de las autoridades.
De acuerdo a declaraciones del director de Miller México, las cerveceras han argumentado que sus operaciones no consolidan un monopolio porque existe otro competidor rival que posee parte del mercado. Sin embargo, el mercado de la cerveza en México está dividido por regiones. A pesar de que son dos grandes competidores, existen regiones donde solamente una empresa controla casi el 90 por ciento de la venta.
Entre fusiones e inconformidades
1890: La Cervecería Cuauhtémoc es fundada en Monterrey, Nuevo León
1925: La Cervecería Modelo es fundada en la Ciudad de México
1933: Modelo comienza a exportar sus productos a Estados Unidos
(REPORTE INDIGO / Alejandro
Dabdoub/ Martes 23 de julio de 2013)El resultado es que, tanto las partes interesadas como los consumidores, no saben cuáles van a ser las nuevas reglas de la industria, ya que los monopolios extranjeros tienen el poder de cambiar el sentido de la resolución como mejor les parezca.
“La comisión no me puede dar información porque es confidencial, ya le pedimos clarificación, y no nos la quieren dar”, afirmó el director general de Miller México.
Como no se puede acudir ante la institución reguladora para pedir explicaciones, Armando Valenzuela comentó que a través de informes extraoficiales la empresa se ha enterado que las disposiciones de la resolución sólo son obligatorias durante un periodo de cinco años.
“En cinco años ellos (Heineken y Ab-Inbev) tienen la prerrogativa de decir: “sabes qué, me hago para atrás, porque yo dije que me comprometía durante cinco años”.
“La autoridad tuvo que haber sido autoridad, y no un tomador de notas, ese es el problema, son tan fuertes estas compañías y tienen tanta influencia en todo el sistema de México, que la Cofeco actuó como un tomador de notas”.
El monopolio de los extranjeros
El atractivo del mercado nacional de la cerveza ha sido una gran tentación para los extranjeros.
México ocupa el lugar número 6 en consumo de cerveza en el mundo, y actualmente su mercado es controlado por Heineken y Ab-Inbev.
La incursión de los extranjeros responde a una táctica comercial de expansión. Además de ser uno de los mayores consumidores globales, México es el cuarto país con mayor crecimiento proyectado para la industria.
Cada día hay más jóvenes que cumplen los 18 años, la edad legal que marca la mayoría de edad y permite el consumo de cerveza. Debido a nuestra pirámide poblacional, Valenzuela afirma que México es un país de jóvenes donde por cada bebé que nace, existen dos personas que cumplen la mayoría de edad.
Los datos contrastan con países como Estados Unidos o algunos europeos, en donde se tiene esperado que el consumo de cerveza disminuya. Las cerveceras que luchan frente a grandes competidores en estos lugares buscan mercados como el mexicano o brasileño, para expandir sus operaciones.
Al final, el mercado de la cerveza en México es controlado por dos empresas extranjeras que controlan los antiguos monopolios de Femsa y Grupo Modelo.
¿Y las artesanales?
Parte esencial del anuncio de la Cofeco se centró en la apertura del mercado para las cervezas artesanales. El problema es definir qué es una cerveza artesanal.
Ante promesas de impulsar el desarrollo de las cervezas artesanales, la Cofeco no definió lo que se debe entender por dicho término. Representantes de los productores artesanales han denunciado que la omisión de las autoridades abre las puertas para que los consumidores puedan ser engañados.
Lo anterior se debe a que se mantiene la posibilidad de ofrecer cerveza de gran escala de producción como si fuera artesanal, cuando el proceso, el cuidado, los ingredientes y el producto final son diferentes.
A pesar de que la Cofeco anunció que los productores de cerveza artesanal serían los más grandes beneficiados, empresas como Minerva y Primus han declarado que la resolución mantiene un mercado cerrado a la competencia.
“A los cerveceros artesanales nos abren los bares, restaurantes y cantinas, pero nos dejan fuera de otros puntos como hoteles, así que la verdad es una apertura con limitaciones y condicionantes que no eliminan los contratos de exclusividad”, declaró Jesús Briseño, director general de Cervecería Minerva y presidente de la Asociación Cervecera de la República Mexicana (Acermex) mediante un comunicado.
La ley prohíbe, la Cofeco permite
La Ley Federal de Competencia Económica en México prohíbe de manera expresa todos los monopolios que impidan la competencia, mientras que la Cofeco avaló el uso de contratos de exclusividad a empresas extranjeras en mercado cervecero.
La ley establece que los contratos que obliguen a las personas a no comercializar ciertos productos o adquirirlos de manera forzada, conforman una práctica monopólica que empresas como Miller México, denunciaron ante la Cofeco.
Sin embargo, la autoridad avaló los contratos de exclusividad que obligan a los comerciantes a no solo adquirir los productos de Heineken y Ab-Inbev, sino a rechazar a cualquier otra empresa que quiera venderles su marca de cerveza.
De acuerdo a la ley, los contratos de exclusividad no solo son ilegales, sino que además no obligan a los contratantes a cumplir con las prácticas monopólicas. Por su parte, las empresas que incurran en este tipo de actividades, son acreedores a multas y posible responsabilidad penal.
Los contratos de exclusividad que se han pactado se realizan de manera oral y ambigua, pero con la resolución de la Cofeco se les otorga la posibilidad de hacerlo por escrito, y con la protección de las autoridades.
De acuerdo a declaraciones del director de Miller México, las cerveceras han argumentado que sus operaciones no consolidan un monopolio porque existe otro competidor rival que posee parte del mercado. Sin embargo, el mercado de la cerveza en México está dividido por regiones. A pesar de que son dos grandes competidores, existen regiones donde solamente una empresa controla casi el 90 por ciento de la venta.
Entre fusiones e inconformidades
1890: La Cervecería Cuauhtémoc es fundada en Monterrey, Nuevo León
1925: La Cervecería Modelo es fundada en la Ciudad de México
1933: Modelo comienza a exportar sus productos a Estados Unidos
1935: Modelo adquiere la Compañía Cervecera de Toluca y México (dueña de la marca Victoria)
1936: Las familias fundadoras de Cervecería Cuauhtémoc fundan Valores
Industriales S.A. (VISA) para controlar las acciones de Cervecería
Cuauhtémoc y Fábricas Monterrey S.A. (Famosa)
1954: Modelo adquiere la Cervecería del Pacífico (Sinaloa) y la Cervecería La Estrella (Guadalajara)
1954: Cervecería Cuauhtémoc adquiere la productora de la cerveza Tecate (Baja California)
1960: Modelo adquiere la Cervecería Modelo del Noroeste (Sonora)
1985: VISA adquiere la Cervecería Moctezuma (Veracruz)
1988: Cervecería Cuahtémoc y Cervecería Moctezuma se fusionan para formar Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma
1988: Fomento Económico Mexicano S.A. (FEMSA), subsidiaria de VISA,
es constituida para administrar las operaciones de bebidas de la empresa
1993: Anheuser-Busch (AB) adquiere el 17.7 por ciento de las acciones de Grupo Modelo por 477 millones de dólares
1994: La cervecería canadiense John Labatt Limited adquiere una participación del 30 por ciento de FEMSA Cerveza
1996: AB aumenta su participación en Grupo Modelo a un 37 por ciento de sus acciones
1998: AB aumenta su participación en Grupo Modelo a un 50 por ciento con una compra valorada en 556 millones de dólares
2004: FEMSA Cerveza compra la participación del 30 por ciento propiedad de John Labatt Limited
2004: Miller Trading Co., subsidiaria mexicana de SABMiller,
interpone una demanda ante la Comisión Federal de Competencia (CFC),
argumentando la existencia de prácticas monopólicas relativas en el
mercado de distribución y comercialización de cerveza en envase cerrado
2007: La CFC emite una resolución respecto a su investigación del
mercado cervecero, calificando a Grupo Modelo y Cervecería
Cuauhtémoc-Moctezuma como responsables de prácticas monopólicas
relativas. Sin embargo, las compañías diluyeron el fallo al exigir la
ampliación del mercado relevante con la inclusión de los productos
alcohólicos premezclados
2008: La cervecería belga-brasileña InBev adquiere AB (y con ella su
participación en Grupo Modelo) a un precio de casi 52 mil millones de
dólares, convirtiéndose en AB-InBev
2010: FEMSA le vende Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma a Heineken
International a cambio de una participación del 20 por ciento en
Heineken
2010: SABMiller interpone una segunda demanda ante la CFC,
argumentando la existencia de prácticas monopólicas relativas en la
distribución, comercialización y venta de cerveza
2013: AB-InBev adquiere el casi 50 por ciento de las acciones de
Grupo Modelo que no poseía, completando su adquisición de la compañía en
una operación valorada en aproximadamente 20.1 mil millones de dólares.
2013: La CFC resuelve la investigación del mercado cervecero lanzada
en el 2010, negociando con las cervecerías los términos a cambio de no
imponerles un castigo
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