Enaltecidos en su conjunto como una obra “desafiante y
emblemática de una generación de mexicanos que aprendió a pensar en grande”, la
Torre Ejecutiva y el complejo de edificios que configuran el Centro de
Administración de Pemex (CAP) constituyen una trampa –ya fue mortal para
muchos– para las casi 10 mil personas que laboran en ellos.
Jenaro Villamil
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- Así lo dejan entrever los informes oficiales de la paraestatal. Tan
sólo durante 2011, en los edificios del CAP se registraron un total de 2 mil
974 casos de emergencia, de los cuales uno fue conato de incendio, 15 fugas de
agua y 10 de gas, 10 cortocircuitos, 69 reportes de olor a quemado, dos
derrames de agua, 266 alarmas de los sistemas de detección, mil 535 simulacros
y mil 63 eventos de protección contra incendio, según el informe de la
Subdirección de Servicios Corporativos, área responsable de servicios
generales, mantenimiento y obra pública de la petrolera.
En el apartado de
“protección civil” de su informe Logros 2011, la misma subdirección advierte
que “algunas de las tareas de protección civil más usuales, encaminadas, sobre
todo, al resguardo de las personas, son los servicios de alarma, los sistemas
de evacuación, el salvamento, los primeros auxilios, la lucha contra incendios,
el señalamiento de zonas peligrosas y medidas de urgencia para el
restablecimiento de los servicios indispensables.
“Durante 2011 se han
atendido 2 mil 974 casos de emergencia. Resalta el trabajo de prevención de
daños mayores ante la posible ocurrencia de un incendio generalizado.”
En el edificio B-2,
de 13 niveles, donde laboran mil 590 personas, se han registrado distintos
incidentes antes de la tragedia del 31 de enero. En 2012 hubo un incendio en el
cuarto piso, sin que se registrara ningún herido. En septiembre de 1982, a unos
días de la nacionalización de la banca, en el sexto piso del mismo edificio
ocurrió un incendio que fue sofocado después de las nueve de la mañana.
En aquella ocasión
este semanario publicó: “El rumor, que luego se convirtió en realidad, cundió
como reguero de pólvora: los archivos de Pemex fueron los que se incendiaron. Y
fueron los archivos de las áreas de explotación, proveeduría y almacenes,
proyectos y construcción de obras del personal de confianza” (Proceso 306).
Transcurrieron 32
años y ocurrió otro siniestro en el mismo edificio, provocando 33 muertos y
decenas de heridos, según los últimos balances de la tarde del viernes 2 de
febrero.
La mayoría de las
víctimas son miembros del sindicato petrolero y laboraban en la planta baja;
otras estaban en los sótanos. Era el momento más delicado, por el cambio de
turno.
El siniestro provocó
que se perdieran todos los archivos del área de Recursos Humanos, incluyendo
decenas de demandas laborales que tiene Pemex con sus trabajadores, así como
contratos y otros documentos del archivo muerto de la paraestatal.
(Fragmento del reportaje principal que se publica en
Proceso 1892, ya en circulación)
(PROCESO /Jenaro Villamil/2 de febrero de 2013)
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