TORTURA EN SINALOA
Eduardo González Rodríguez fue detenido
por venta de drogas, pero torturado para que diera información del grupo
criminal Los Mazatlecos. Tras salir libre por buena conducta, fue privado de su
libertad junto a su cuñada. Hoy, ambos están desaparecidos y la familia
responsabiliza a la PME
La tarde del 12 de diciembre
de 2011, Eduardo González Rodríguez, de 17 años, fue detenido por la Policía
Municipal de Ahome. Llegaron a su casa, donde estaba con su madre, esposa e
hija y, sin una orden de arresto, se lo llevaron a un lugar alejado para torturarlo.
En ese lugar, los policías
municipales lo golpearon en diferentes partes del cuerpo, mientras tenía los
ojos vendados, trataron de asfixiarlo zambullendo su cabeza en agua, le taparon
la nariz con vendas y, al mismo tiempo, le dieron choques eléctricos.
Después de un par de horas,
Eduardo fue entregado a un grupo de policías ministeriales que lo trasladaron a
Culiacán, dondesiguieron golpeándolo hasta obtener una lista de nombres de
personas dedicadas a la venta de drogas en la zona norte de Sinaloa, encabezada
por Juan Pablo Osuna Lizárraga, “El 100”, y Miguel Ángel Pacheco Samaniego, “El
Pecas”.
Eduardo González Rodríguez
fue detenido el 12 de diciembre de 2011, con la acusación de haber sido
distribuidor de droga para la organización 'Los Mazatlecos' en la ciudad de Los
Mochis.
La Comisión Estatal de
Derechos Humanos documentó el caso después de una denuncia que interpuso la
madre de Eduardo.
El organismo realizó una
serie de investigaciones, entre ellas, un interrogatorio a Eduardo, quien les
narró sobre su detención y, a la vez, les enseñó los golpes, las cuales se
incluyeron en la recomendación 30/2013 que se emitió a la Procuraduría General
de Justicia de Sinaloa.
“En ese lugar me metieron a
un baño vendado de los ojos y vendado de las manos hacia atrás, y me quitaron
la camisa y me tiraron en un colchón, me vendaron las piernas y se me subieron
unas cuatro personas sentadas encima y otro brincaba en los pies”, dijo Eduardo
a la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
“Consecutivamente me ponían
una venda que me cubría la boca y la nariz, y me echaban agua en la boca para
que me ahogara, y me pedían información, al mismo tiempo que me daban toques
eléctricos con una 'chicharra' en diferentes partes de mi cuerpo”.
En esta declaración, Eduardo
aseguró que la intensidad de los golpes fueron tan fuertes que lograron
desmayarlo.
“Quiero decir que esto duró
como una hora o más, lapso de tiempo en que me desmayé como tres veces y los
policías me decían que si me moría que me ponían un rifle y que iban a decir
que había muerto en un enfrentamiento”, expuso Eduardo a visitadores de la
Comisión Estatal de Derechos Humanos.
“Me golpeaban a patadas, con
los puños y con los rifles hasta que me hice del baño. Después de esto me
dejaron de golpear y me dijeron que me fuera a bañar, y ya bañado me esposaron,
me sacaron y trasladaron los policías ministeriales a la zona militar de Los
Mochis, lugar donde me preguntaron datos generales de mi persona y de ahí fui
trasladado en camioneta de la Ministerial, a los separos de la Policía
Ministerial de esta ciudad de Culiacán”.
Ya en la capital sinaloense,
la Policía Ministerial continuó torturándolo con bolsas y agua para asfixiarlo,
así como con golpes utilizando tablas con las que le pegaban en la espalda y los
glúteos para que diera información sobre el grupo criminal.
De acuerdo con la CEDH,
después de golpearlo durante horas, la Policía Ministerial lo presentó ante el
Ministerio Público federal, con la acusación de portar un arma de uso exclusivo
del Ejército, donde se enteraron de su edad, 17 años, y lo mandaron al
reclusorio para menores en Culiacán.
Antes de enviarlo, el
Ministerio Público federal lo pasó a revisión médica para atender las lesiones
que se le veían a simple vista.Ahí se le preguntó si quería hacer alguna
denuncia, pero se negó por posibles represalias, según documentó la CEDH.
Luego de ello, la Policía
Ministerial del Estado lo presentó ante los medios de comunicación. De manera
visible se le observaban moretones en su cara que quedaron en las fotografías
de las notas periodísticas, pero eso no se explicó, sólo que su detención significó
un golpe al Cártel de Los Mazatlecos.
La señora Reyna Guadalupe
Rodríguez, madre de Eduardo, dijo en entrevista para Noroeste que cuando
ocurrió la detención no se le informó a dónde sería llevado y por qué lo habían
aprehendido.
Fue hasta tres días después,
aseguró, cuando se publicó en la prensa que supo que había sido trasladado a
Culiacán, donde lo encontró con lesiones graves.
“Yo batallé mucho para dar
con mi hijo, hasta el tercer día di con mi hijo ahí en Culiacán y bien
torturado; como loco me lo dejaron, él, de hecho, estuvo viendo psicólogo y lo
estuvo viendo un doctor porque él no movía un brazo”, recordó.
“A él lo bañaban con agua y
le daban toques, y a él, de hecho, lo presentaron (ante los medios de
comunicación) con un pantalón de policía, un pantalón oscuro porque se hizo
hasta del baño de lo que lo golpearon... las pompis no se le miraban lilas, se
le miraban negras donde lo tablearon mucho y todavía allá adentro en Culiacán,
antes de que saliera a declarar, un (policía) ministerial lo amenazó de que
tenía que firmar lo que le dieran”.
LIBERTAD DE 9 MESES
En el expediente 413/2013 del
Juzgado Cuarto Penal de la Ciudad de Los Mochis, se detalló que luego de que
Eduardo fuera llevado al reclusorio para menores obtuvo una sentencia por venta
de droga, mas no por uso de arma exclusiva del Ejército, debido a que el
Ministerio Público no pudo comprobarlo.
La sentencia fue de 5 años,
uno de ellos lo pasó en el reclusorio para menores y después lo trasladaron al
penal de la ciudad de Los Mochis, donde estuvo otros 2 años y 9 meses; luego,
el 20 de mayo del 2015, obtuvo libertad condicional por buena conducta, según
consta en el expediente.
Sin embargo, esa libertad
duró 9 meses, pues el 9 de febrero de 2016 volvió a ser detenido junto a Zumiko
Lizbeth Félix Ortega, su cuñada, en esta ocasión por personas que no han sido
identificadas, pero desde ese día, Eduardo y Zumiko están desaparecidos.
Eduardo González Rodríguez
salió libre en mayo del 2015, pero 9 meses después fue desaparecido de manera
forzada junto a su cuñada Zumiko Lizbeth Félix Ortega, con quien viajaba de la
ciudad de Los Mochis al municipio de Guasave.
La señora Reyna Isabel
Rodríguez Peñuelas dijo que una vez que Eduardo salió libre, decidió irse a
vivir a la ciudad de Guasave, donde volvió a dedicarse a la venta de
narcóticos, pese a que su libertad estaba condicionada.
“Andaba mal, le pusieron
muchas cosas, pero sí andaba mal, tampoco le voy a tapar el sol con una mano,
yo sé que mi hijo andaba mal, pero como yo les digo, o sea, nadie tiene derecho
de quitarle la vida ni privarlo de la libertad nomás porque ande mal”, señaló.
El 9 de febrero, Eduardo
habría estado en la ciudad de Los Mochis, donde le dijo por teléfono a un amigo
que lo iba siguiendo una camioneta de la Policía Ministerial, por lo que
decidió tomar carretera y volver a Guasave.
Antes prefirió entrar a Juan
José Ríos, un poblado a 42 kilómetros de la ciudad de Guasave, para tratar de
esconderse, pero ahí fue detenido, de acuerdo a la versión de un hombre que le
aseguró a la madre de Eduardo que vio cómo se lo llevaron.
“Desde que salió del penal,
él se fue a vivir a Gusave y desde allá supuestamente ese día vino para Mochis,
y dicen que de aquí de Mochis lo iban siguiendo y se metió ahí en Juan José
Ríos, ahí fue la última llamada que él hizo del teléfono de Zumiko a un amigo
de él”, expresó.
“Mire, supuestamente, ya ve
que ahorita la gente no quiere ser testigo, le da miedo, entonces hubo una
persona que miró y por medio de esta persona supimos que supuestamente fue la
ministerial los que lo levantaron a él y a Zumiko”.
Sin embargo, en los registros
del Ministerio Público no se tiene constancia de su detención.
La señora Reyna dijo no dudar
de que la Policía Ministerial los haya detenido y desaparecido, al asegurar que
desde que estuvo preso tuvo una serie de amenazas de Jesús Carrasco Ruiz, mando
ministerial que en 2011 fue director de la Policía Municipal de Ahome y luego
subdirector de Operativos Especiales.
“Él tenía amenazas del
Gobierno, porque cuando él cayó en el Tutelar, es cuando estaba Carrasco como
director de la Policía Municipal, que le dijo varias veces que podía morirse si
hablaba afuera”, acusó.
Eduardo y Zumiko están
desaparecidos, sin que se tenga rastro alguno de ellos, salvo la declaración
anónima de una persona que asegura haber visto que los detuvieron, sin embargo,
eso no es suficiente, según lo dicho por el Ministerio Público a la señora
Reyna, que ahora los busca en paraderos de camiones, hospitales y cárceles del
Estado.
(NOROESTE/ CUARTA DE CUATRO PARTES/
MARCOS VIZCARRA/ 01 DE SEPTIEMBRE 2016)
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