TECONAPA Guerrero,
11 de diciembre.- Habitantes de más de 40 pueblos del municipio de Teconoapa,
Guerrero, hicieron público un pacto de solidaridad con la familia de Alexander
Mora, normalista reportado asesinado y los 42 que aún siguen desaparecidos, y
acordaron llevar ante los tribunales internacionales el caso Ayotzinapa.
Si la autoridad
mexicana no hace justicia, nosotros por nuestra cuenta lo haremos, decían
reiteradamente los contingentes de campesinos que bajaron de los pueblos de la
alta montaña y de los municipios de Ayutla, San Marcos y del mismo Teconoapa,
de donde era originario el extinto estudiante normalista.
La tarde de este
jueves, una multitudinaria marcha se congregó en la cabecera municipal de
Teconoapa, para rendirle homenaje a Alexander, cuyos escasos restos mortales
siguen aún esperando sus familiares para darle sepultura en su natal Pericón.
La marcha culminó en
la que fue casa de Alexander. Los
oradores coincidieron en que su muerte no será en vano y su memoria se
inmortalizará con un movimiento social que marcará un precedente importante en
las luchas sociales por la reivindicación de los derechos civiles y políticos
de los mexicanos.
Durante la marcha,
dos helicópteros al parecer de la Secretaría de Marina y de la Policía Federal
Preventiva, sobrevolaban la zona. Este operativo despertó reacciones de
indignación colectiva de los manifestantes que gritaban “Gobierno corrupto, por
tu culpa estoy de luto”.
En la plazoleta de
Teconapa, uno de los tantos poblados cuyos habitantes tienen tomado el
Ayuntamiento desde que empezó la lucha por exigir la presentación con vida de
los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, los habitantes de las comunidades y
organizaciones civiles y sindicales reiteraron en que la memoria de los 43
estudiantes no quedará impune y menos en el olvido.
Los manifestantes
prosiguieron la macha rumbo a la carretera estatal que conduce a Tierra
Colorada para cerrar este emotivo acto en la casa que fue el hogar de
Alexander.
Al llegar al poblado
El Pericón donde Alexander vivió su infancia, la gente se arremolinó frente a
tres altares con velas y fotografías montados en su honor.
Pero adentro, en la
choza en que vivió, aguardaba una mujer que jamás dejó de llorar. Era su tía
que suplía las veces de madre de Alexander, desde que ésta falleció hace dos
años.
Filas de gente
entraban a la casa impregnada de humo con olor a copal e incienso, como se
acostumbra en los funerales de esta región para espantar los malos espíritus.
Niños, jóvenes y
madres, principalmente, llegaban y abrazaban a la inconsolable mujer, que ante
la impotencia se aferraba a cuanto abrazo le extendía para compartir y mitigar
su profundo su dolor.
De otro lado de la
pared, en la cocina, la tristeza se hacía presente con una crueldad
incomprendida al ver ese espacio tan humilde pero digno, donde Alexander solía
compartir sus alimentos con su familia, su padre, una hermana y un hermano
menor.
Al ver el cuadro de
humildad en el hogar a don Ezequiel, padre de Alexander, le brotaba rabia e
indignación al recordar aquel acto de barbarie que dejó sin esperanzas un
proyecto de vida que en medio de la pobreza que buscaba superar con el estudio.
Y de entre la
multitud, emergían gritos cargados de sentimiento que repetían: “Alex tu muerte
no quedará impune, Nos iremos hasta donde sea posible, Ya perdimos el miedo y
estamos dispuestos a todo”.
Y eran jóvenes las
voces, compañeros preparatorianos del recordado estudiante.
Afuera, los
discursos seguían uno a otro y de todos afloraba un dejo de rabia aún no
digerida. Un proyector pasaba lentamente fotografías del estudiante, cuando
niño o abrazado de sus compañeros de infancia o de la escuela. El ambiente
fúnebre alimentaba un absurdo que quizá nunca pueda apartarse de la memoria
colectiva de los pueblos de la montaña guerrerense.
Al caer la tarde, el
contingente de manifestantes regresaba a sus casas. En la Plaza de Teconapa, la
actividad siguió hasta 22 horas, con un festival artístico, a cargo de los
estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
(RIODOCE/
Francisco Sarabia / diciembre 12, 2014)
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