sábado, 21 de septiembre de 2013

DEL PAULINA A LA TORMENTA MANUEL, LA MISMA CLASE POLÍTICA QUE SE PASMA ANTE LOS DESASTRES

Aurelio Peláez
Como el 9 de octubre de 1997, cuando el huracán Paulina literalmente azotó Acapulco y dejó un saldo no oficial de 400 muertos, durante los días más fuertes de la tormenta tropical Manuel, el sábado 14 y el domingo 15 de septiembre, el gobierno de Guerrero y autoridades municipales se encontraron desprevenidos e incluso celebrando el Bicentenario de la gesta de Moelos y las fiestas patrias.

La alerta a la población, como en 1997, no llegó.

Mientras el gobernador Án-gel Aguirre departía en ese reencuentro político del viernes 13  en Chilpancingo –mariachis incluidos—, en la entidad comenzaba a caer el aguacero que si bien no provocó las víctimas mortales de hace 16 años, sí dejó una ciudad devastada, como entonces, con miles de damnificados.

El alcalde de Acapulco, Luis Walton, incluso se dio tiempo el sábado en un momento de cielo escampado para presentar un breve primer informe de gobierno.

Hasta este viernes 20 se te-nían registrados 18 muertos sólo en el puerto, el cual quedó aislado de la ciudad de México al obstruirse la Autopista del Sol y la carretera federal, dejando varados a unos 40 mil turistas que aprovechaban el puente septembrino para pasear. En lugar de sol, se encontraron literalmente con el diluvio, las inundaciones y el desabasto de alimentos.

Como entonces, el gobernador –interino– era también Ángel Aguirre Rivero, quien había llegado al cargo fortuitamente después de que el presidente Ernesto Zedillo forzara la renuncia como gobernador de Rubén Figueroa Alcocer, tras la matanza de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas, hecho ocurrido el 28 de junio de 1995 y cuyos responsables fueron policías estatales, quienes frenaron así una protesta de militantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS).

Y tras el Paulina, el mismo presidente Zedillo, que asumió como asunto personal la reconstrucción de Acapulco –como ahora lo pretende Enrique Peña Nieto–, obligó a Aguirre a forzar la renuncia del alcalde Juan Salgado Tenorio, a quien acusó de omisión y negligencia en la prevención y atención de los daños del huracán.

Zedillo ya estaba molesto con Salgado Tenorio, el compadre de Aguirre, porque unas semanas antes el alcalde había revelado al ex candidato presidencial panista, Diego Fernán-dez de Cevallos –que a su vez lo declaró en el noticiero 24 Horas de Televisa con Jacobo Zabludowsky–, que uno de los deudores morosos en el pago al impuesto predial  era el mismo presidente de la República, poseedor de una casa en la nueva zona de Punta Diamante, enfrente del hotel Mayan Palace. De manera que la imagen de vida austera del mandatario quedó en entredicho.

Como Aguirre, quien la noche de este viernes 13 se encontraba festejando con la clase política el Bicentenario de los Sentimientos de la Nación –moderar la indigencia y la opulencia, dice uno de sus postulados–, de Salgado Tenorio se dijo que la víspera del jueves 9 de octubre estaba en Disney-landia, versión que intentaron desmentir sus colaboradores, aunque lo cierto es que en los días siguientes al desastre no apareció públicamente.

Aunque llegado al gobierno del estado por las siglas del PRD, Aguirre, priista de toda la vida, restableció su relación con la clase política con la que rompió después de que en el PRI le fuera negada la candidatura al gobierno del estado en el 2011 para cederla a su primo Manuel Añorve Baños, actual diputado federal y mano derecha de Manlio Fabio Beltrones, el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados.

La noche del vierne 13, cuando ya caía un aguacero en todo el estado, Ángel Aguirre departía, entre otros, con Figueroa Alcocer, con Manuel Añorve –quien suplió a Salgado Tenorio en enero de 1998– y con el senador René Juárez, quien en 1999 ganó la contienda interna a Añorve por la candidtura del PRI al gobierno del estado. 

En el convivió estaba además el diputado local Héctor Astudillo, el cual en el 2005 perdió la gubernatura ante el candidato perredista Zeferino Torreblanca Galindo. La clase política del PRI en pleno departía y restablecía sus relaciones, y demostraba que incluía en ella al senador perredista Armando Ríos Piter –que fue funcionario con René Juárez– y al diputado local de ese partido, Bernardo Ortega.

Para el diputado local por el Partido Verde Ecologista de México, Alejandro Carabias –regidor en el periodo 1999-2002 y diputado federal del 2009 al 2012–, las tragedias que se han presentado en Acapulco son resultado de la corrupción y la ilegalidad, principalmente al no respetar el Plan Director de Desarrollo Urbano ni tener una reglamenatción actualizada de Protección Civil ni de mapas de riesgo.

Y es que, después del Paulina, si bien se reordenó el anfiteatro de Acapulco al no permitirse más construcciones y crear una infraestructura hidráulica que evitara daños en esa parte alta del puerto, no se le dio continuidad a los planes de prevención de desastres naturales en el resto del municipio, como en la zona de los humedales de Llano Largo.

Boom inmobiliario desde el 2000

Tras el Paulina se aplicaron 600 millones de pesos, de aquéllos, por instrucciones del presidente Zedillo, para la reconstrucción de la ciudad.

Y no obstante reordenar el anfiteatro, a partir del 2000, con los estímulos que dio el presidente Vicente Fox a sus amigos de las grandes empresas de la  construcción, hubo un boom de desarrollos inmobiliarios en Acapulco, en particular en la ahora llamada zona Diamante, que abarca el ejido de Llano Largo hasta la colonia Alfredo V. Bonfil, por los rumbos del aeropuerto internacional. Ahí, en esa zona de los nuevos ricos de Acapulco, donde tienen casa Fernandez de Cevallos y Luis Miguel –que ya la está vendiendo–, se ha dado la expansión de la ciudad sólo que en zona de humedales, o mejor dicho, en pantanos, según Alejandro Carabias, sobrino de quien fuera secretaria del Medio Ambiente con Ernesto Zedillo, Julia Carabias.

Carabias ha seguido el caso desde las comisiones de Ecología municipales, estatales y federales, donde ha estado presente.

Y aunque el Plan de Desarrollo Urbano no permitía la construcción de obras de alta densidad, durante el gobierno de Zeferino Torreblanca (1999-2002) en Acapulco se autorizó el cambio de uso de suelo a zona habitacional para permitir la construcción de cientos de casas de interés social. Por cierto, el regreso a la política estatal de uno de los personajes de la fotografía, Ríos Piter, se dio en el gobierno de Torreblanca de quien fue secretario de Desarrollo Rural.

Empresas como GEO, Homex y ARA se dieron vuelo promoviendo en todo el país programas como “Tu casa en Acapulco” o “tu casa al pie de la laguna”. Tomando como base las cotizaciones del Infonativ, engancharon a miles con un salario de clase media que no utilizarían sus créditos para algún edificio feo en su ciudad para adquirir casa en Acapulco, sin saber que estaría en una zona pantanosa, que recurrentemente se inunda.

De hecho, esta “segunda casa” como también se le llama, puso en crisis a los hoteles de Acapulco, reconocen Alejandro Carabias y el miembro fundador del Colegio de Arquitectos Urbanistas de Guerrero, Domitilo Soto González. Los turistas ya no llegaban a ocupar entonces un cuarto de hotel, sino directamente a su casa en Acapulco.

Tan próspera resultó esta segunda casa –se habrán construido unas diez mil, según Soto, quien fue director de Desarrollo urbano en el gobierno perredista de Alberto López Rosas (2002-2005)–, que en esa zona en estos últimos años se intalaron cinco cadenas de supermarcados: Walmart, Soriana, Plaza Sendero, Mega Comercial Mexicana y Costco. Esta última resultó inundada y fue objeto de rapiña por vecinos de la zona de Puerto Marqués y colonias aledañas. Según los responsables, el saqueo asciende a unos 80 millones de pesos.

Para Carabias, quien advierte que por los efectos del cambio climático y la violación al plan de desarrollo urbano estas catástrofes serán recurrentes, lo que queda ahora es penalizar las ilegalidades que se den y reglamentar los nuevos desarrollos habitacionales en la zona.

Y es que Acapulco, una de las ciudades más violentas del país, con problemas de abastecimiento de agua potable (la CAPAMA, el organismo paramunicipal, se encuentra en quiebra), de limpia (con un servicio deficiente), sigue siendo no obstante una ciudad atractiva para los negocios. 

El propio Ángel Aguirre, al asumir la gubernatura, en abril de 2011, nombró como su asesor para inversiones a su hermano Mateo Aguirre. En la nueva nómina estatal alguien llegó a sumar hasta medio centenar de parientes del nuevo mandatario, pero de Mateo se llegó a hablar que era el nuevo hermano incómodo, como en los no tan lejanos tiempos del gobierno presidencial de Carlos Salinas de Gortari, cuando su hermano Raúl fue conocido como el “ten per cent”, en alusión al cobro o comisión que se llevaba por la gestión de obra pública. 

Ante los trascendidos de que era el nuevo comisionista estatal, el gobernador retiró a su hermano pero mantuvo la apuesta por las grandes obras públicas. En marzo del 2012 se inició la contrucción del Acabús, a manera del Metrobús de la ciudad de México con una inversión prevista de mil 800 millones de pesos. La obra debió entregarse en marzo de este año, pero los trabajos no concluyen y diversas asociaciones prevén que el proyecto se lleve todo el año restante.

En tanto, el proyecto, en el que tiene intereses el empresario Carlos Slim y la empresa ICA, ya ha quebrado a varios centenares de comerciantes en la avenida Costera, y fue espacio propicio para que en esta reciente tormenta tropical se inundaran otro centenar a lo largo de esta vía.

De acuerdo con Arturo Flores Mercado, dirigente de la Coalición de Asociaciones, Comerciantes Establecidos y Prestadores de Servicios Turisticos, por la obra han cerrado el 40 por ciento de unos mil 600 comercios de su asociación. Esto sin contar los que han bajado las cortinas como resultado de la baja de clientes por la violencia o por el acoso del crimen organizado, quienes para funcionar les exigen el pago de “derecho de piso”.

A pesar de que la ciudad es proclive a protestas como la de los maestros, taxistas, ciudadanos que exigen el servicio de agua potable, Arturo Flores ha sido el único encarcelado este año por encabezar una manifestación que bloqueó la Costera. El dirigente estuvo sólo dos días detenido en el penal de Las Cruces de Acapulco, pero su caso revela las prioridades de Aguirre Rivero: soporta los bloqueos de la CNTE a la Autopista del Sol, la toma de edificios públicos y carreteras por la Policía Comunitaria, pero no los actos que vayan contra los proyectos de su gobierno estatal, que sus críticos asocian con la palabra negocios

Pero no terminada aún la obra del Acabús, el gobierno ya le apuesta a otra obra millonaria, la Escénica Alterna, donde también participan las empresas de Slim. En esta planean invertir 3 mil 500 millones de pesos para comunicar en 5 minutos a la ciudad con la parte suburbana de Llano Largo. Una vía más corta para llegar a la zona de las inundaciones.


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