jueves, 20 de junio de 2013

HOMBRES, ANIMALES REPITIENDO LOS MISMOS ERRORES

 Profr. Alejandro Ramírez Cisneros
Guaymas, Son.- IMPRESIONANTE lo que sucedió en Empalme, el pasado fin de semana.

En un accidente, una jovencita de 23 años de edad, fue prensada por un automóvil contra el vehículo donde ella se encontraba sentada, en la parte posterior del mismo. Fue tan brutal el encontronazo que la muchacha perdió de inmediato una de sus piernas y la otra le quedó muy maltrecha.

Hasta ayer martes 18 de junio, dijeron que el pronóstico sobre la salud de la víctima, era pesimista. Y es más, lo peor se refería a que no había seguridad total de que los médicos que la atienden pudieran salvarle la otra pierna.

Siendo sábado a altas horas de la noche, no sorprende saber que el conductor del vehículo que provocó la colisión, un individuo de 29 años de edad, andaba ebrio.

Pero detrás de todo este doloroso cuanto dramático guión, hay algo indignante, que pone por los suelos el de por si muy cuestionado, criticado y reprobado prestigio del Departamento de Tránsito Municipal empalmense, cuyos elementos andan frecuentemente en boca del público, por los señalamientos de deshonestidad que se les hacen de manera repetida.

Se dice en corrillos públicos en torno a esto, que el automovilista que por su imprudencia causó las gravísimas lesiones a la joven, ella estudiante universitaria, el mismo sábado por la noche, pero más temprano, había sido detenido por tránsito y llevado hasta las oficinas de la corporación, acusado de conducción punible.

Sin embargo, al infractor pese a la seriedad de la falta que presuntamente cometió, se le permitió volver a la calle, en su auto, para seguir la parranda.

Todo parece indicar, de acuerdo a las versiones que tenemos por parte de personas que supieron de esto oportunamente, el faltista tuvo un arreglo económico con un ''comandante de unidad'', al que le entregó la clásica ''mordida'' por una suma de 2,500 pesos.

El corrupto oficial tras la dádiva y, dicen, sin tener la suficiente autoridad para hacerlo, permitió que el ebrio se fuera.

Tiempo después sobrevino el lamentable hecho, sucedido en terrenos del llamado ''piggy back'', donde los jóvenes de Empalme se reúnen para escuchar música e ingerir bebidas embriagantes, todos los fines de semana.

Dicen las autoridades municipales que permiten esas reuniones en el lugar antes citado, porque de esta forma es como se puede ejercer un mayor control sobre los muchachos, que antes tenían lo que han dado en llamar sus ''juntadas'' en el boulevard Independencia.

Toca al agente del ministerio público del fuero común, hacer una profunda investigación sobre los hechos e inclusive esclarecer las presunciones que existen sobre la conducta del ''comandante de unidad'' de tránsito municipal, que faltando al cumplimiento de un deber legal, sobornó al infractor y por esa remuneración, pasó por alto la falta grave cometida por el automovilista y pese a su ebriedad, lo dejó ir.

En la consumación de estos hechos se conjugan varias irregularidades. El consumo de bebidas embriagantes, práctica muy común entre los jóvenes, especialmente los fines de semana. Las libaciones se dan de manera desordenada y sin límites, y lo peor del caso es que muchos de esos adictos al alcohol, pese a su ebriedad, aún así se atreven a conducir sus vehículos.

En Empalme, como en Guaymas y en muchas partes del estado y en el país, las autoridades son muy complacientes con los envenenadores públicos, a quienes solapan el ejercicio de un comercio económicamente muy productivo pero a la vez indecente por las consecuencias que para muchas personas trae el consumo de los caldos etílicos.

El comercio de la cerveza fomenta el alcoholismo. La adicción a la ambarina ''prende'' entre muchos jóvenes que caen en las redes de una enfermedad brutal, por demoledora y aniquilante, como lo es el consumo reiterado de esa mal llamada ''bebida de moderación''

Los padres también tienen mucha culpa. Solapan a sus hijos y les otorgan todo tipo de facilidades para que se lancen a las calles en los automóviles de sus propios progenitores, entrando al riesgo inminente de un percance con resultados dolorosos, como el que comentamos en estas líneas.

Ahora ya no hay remedio. Lo hecho, hecho está. Por desgracia una joven a causa de un ebrio estúpido ve cambiar su vida. Si logra sobrevivir, quedará condenada al uso permanente de protésis y aparatos ortopédicos para enfrentar la pérdida de una de sus piernas y posiblemente la inmovilidad de la otra.

Tristemente lo decimos, para terminar el comentario. Después de todo esto, sentiremos que no pasó nada. La juventud desenfrenada seguirá en sus habituales borracheras y los accidentes se repetirán una y otra vez. 

Los hombres somos animales condenados a cometer los mismos errores.Los golpes que nos da la vida, después de todo no son tan dolorosos...¿Verdad?.

(Tomado de Facebook.com: Profr. Alejandro Ramírez Cisneros, locutor y comentarista )

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