jueves, 13 de diciembre de 2012

LAS MENTIRAS DEL PRESIDENTE


Agueda Barojas Ontiveros

Las mentiras del presidente Otto Claussen Iberri ya preocupan porque ya son demasiadas y porque es una muestra clara de lo que piensa de los guaymenses.

El alcalde piensa que los guaymenses no tenemos memoria y aprovecha esa debilidad colectiva para manipular y engañar.

Sabe que nadie o casi nadie lo va a desmentir porque tiene bajo control casi todo lo que en algún momento dado pudiera estorbarse a sus fines.

La última gran mentira o verdad a medias que Otto Claussen dijo a los guaymenses fue la del Paseo del Mar.  Antes ya había dicho muchas, pero la más recordada es aquella vez que agarró el teléfono y marco al noticiero para decirme: “Habló para desmentirme”.

Y es que como candidato a la presidencia municipal violó el Reglamento de Anuncios Publicitarios al colocar propaganda política sin el permiso correspondiente.

En ese momento el alcalde no contaba con que en la otra línea tenía al director de Control Urbano de la pasada administración, dándome la razón.

Habló para desmentir y terminó desmentido. Sus asesores para tratar de salvar la situación y no dejar entre la comunidad la imagen del político mentiroso intentó comprar con diez  mil pesos al empleado de Control Urbano para que les pusiera en el documento una fecha anterior y de esa forma poder demostrar que el candidato no había violado ningún reglamento.

Con ello salvaba la honra y la mentirosa sería yo.

Mintió también cuando negó a través de las redes sociales que había amenazado a la regidora Jazmín Gómez, quien ya había dicho que no aprobaría la solicitud de crédito de 360 millones de pesos.

A la edil le dijo palabras más palabras menos, que tenía que aprobar porque si no le cerrarían las puertas, que la dejarían sin apoyos.

Fue más allá al decirle que los medios de comunicación, o sea yo, porque nadie más la entrevistaba, la tomaban en cuanta ahorita porque no tenía dinero para pagarles, pero que nomás tuviera dinero, le cerraría esas puertas también y callarían voces.

Resultado de todo eso, la regidora votó a favor.

Pero donde de plano si se voló la barda fue en el tema de la obra Paseo del Mar, una obra anunciada desde el 2006 y que según el alcalde tiene tres años de retraso por falta de gestión y orden administrativo.

El mismísimo Secretario de Turismo de ese entonces, Rodolfo Elizondo estuvo aquí para dar a conocer el proyecto.

Que me cuentan a mí que sé su historia, dice la canción. El alcalde también la conoce pero no le conviene decirla y opta por mentirle a los guaymenses al decir que esa obra tiene tres años de retraso.

Miente y lo más preocupante es que está consciente de su mentira. 

Sería, hasta cierto punto, menos preocupante si supiéramos que lo hace por desconocimiento, pero no, el alcalde no puede desconocer la historia del Paseo del Mar, porque todos la conocemos.

Presume haber conseguido 5 millones de pesos para concluir la obra y en aras de obtener el reconocimiento público por tal gestión, le dice a los guaymenses que esa obra tiene tres años de retraso.

Tiene más señor alcalde. Le ayudaré a refrescarle la memoria.

Esa obra inició en la administración de sus amigos, Antonio Astiazarán y Susana Corella.

En esa inversión sería tripartita, gobierno federal, estatal y municipal,  la Federación mandó su parte y el municipio no invirtió lo que le correspondía, que si mal no recuerdo eran 8 millones de pesos.

Aunque empezaron los trabajos, estos quedaron abandonados en el 2009, antes de septiembre, cuando la presidenta invisible del PRI, Susana Corella, era alcaldesa sustituta.

En septiembre del 2009, cuando llegó al poder el autista de César Lizárraga se encontró con la novedad de que la Federación le exigía la devolución de los 25 millones de pesos que aportó debido a que el municipio nunca aportó su parte.

Pero no sólo eso el proyecto inicial estuvo tan mal planeado que  Ferromex demandó al municipio por 10 millones de pesos porque durante la construcción quitaron rieles de las vías del tren.

Al final, el gobierno panista terminó negociando la demanda y no pasó nada.

Efectivamente el gobierno anterior poco o nada hizo para que esa obra concluyera, al contratista Manuel Ibarra Salguero, actual tesorero municipal, le pagaban a duras penas, el pobre salió perdiendo.

La federación amenazó con quitarle a Sonora recursos para infraestructura turística en el presupuesto del 2010. El castigo por no haber invertido la parte que le correspondía al municipio.

Tuvo que intervenir el gobierno del Estado para frenar esa embestida que iba a perjudicar a todos los municipios de la entidad y todo porque el gobierno priista, el de los amigos del presidente no hicieron lo que les correspondía.

Hoy el alcalde Otto Claussen le echa más leña a la hoguera a sabiendas que los panistas salieron igual de chamuscados que sus amigos, con la diferencia de que para los guaymenses las otras tropelías, son historia.

Esta historia, por supuesto no le convenía contar al alcalde.

Se pelearon las comadres 
A menos de tres meses del actual gobierno salen a relucir los primeros actos deshonestos de algunos funcionarios.

La bomba estalló desde hace días en la dirección de Comunicación Social, la encargada de manejar la imagen del presidente municipal.

Y es que quedó al descubierto que en esa dependencia su titular y otros empleados empeñaron equipo de video y fotografía.

Sí, así como lo lee. ¿Por qué razón? Quién sabe, quizá necesitaban dinero.

Los bienes propiedad del Ayuntamiento están empeñados desde hace un mes aproximadamente en la Casa de Empeño que se encuentra a una cuadra de Palacio Municipal, por lo menos eso fue lo que denunció un empleado del Ayuntamiento.

Las comadres se pelearon y se sacaron todos sus trapitos al sol. Esto ya es un escándalo en la Casa de Piedra.



Última actualización el Miércoles, 12 de Diciembre de 2012 20:41

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