jueves, 13 de diciembre de 2012

LA DEUDA ROJA DE SALTILLO

Claudia Olinda Morán

Saltillo, Coah.- Cristian Carrillo lleva toda su vida en un hospital. Cumplió cuatro meses de nacido el 28 de noviembre y ya debe cinco unidades de sangre. La primera donante que llegó en su auxilio fue una mujer, saltillense, que le cobró a su abuela 500 pesos para darle de su sangre tipo O-, una de las más difíciles de conseguir.

En el Hospital del Niño una pequeña de 5 años debe 50 unidades más, otra de 14 adeuda al Centro de Estatal de Transfusión Sanguínea 300 unidades de sangre, es decir, que sus padres tendrían que conseguir al menos una cantidad similar de donantes para “pagar” su adeudo.

Pero la deuda no es de ellos, es de los saltillenses, cuya calidad de vida y educación no alcanza para donar sangre, que sabiendo que deben hacerlo sólo acuden cuando se trata de un pariente o familiar cercano, que esperan que esa parte de la responsabilidad de una ciudad la haga alguien más.

SANGRE DE MI SANGRE

Magdalena “La Güera” está feliz. El rímel en sus pestañas le sostiene los ojos bien abiertos mientras se ríe con cada una de sus finísimas arrugas, y es que su nieto, de 4 meses le acaba de sonreír, dice mientras se dirige al albergue que ha sido su casa durante tres meses.

Porque el primero de ellos se la pasó durmiendo sobre cartones frente al hospital. No se quería despegar de ahí porque no fueran a salir a buscarla del hospital y no la encontraran, pero el frío la venció. Hubo momentos en que le dijeron que de la noche su bebé no pasaba, que se colapsó su pulmón al colocarle el catéter, que hay que ponerle sangre, que busque donantes, pero de eso nada importa, su nieto ya le sonrió.

“No lo había visto que se riera, es la primera vez que lo miro despierto, siempre estoy hablándole y cantándole y es la primera vez que se ríe, la enfermera me dice que si antes no me callaba ahora que está despierto menos”.

Al día siguiente de nacer, Cristian Carrillo fue trasladado a Saltillo. Una malformación en el intestino lo tenía sin evacuar y vomitando a chorros todo lo que entraba a su estómago, un catéter le perforó un pulmón y por el sangrado ha recibido una decena de transfusiones de las cuales ya debe cinco.

Sin familia o conocidos en la ciudad, cada que necesita donadores de sangre Magdalena coloca un letrero anaranjado en las puertas del Hospital del Niño pidiendo ayuda.

“He llevado bastantes donadores, gracias a Dios me han llegado con el letrero algunos voluntarios, otros cobran”, dice.

- ¿Te han cobrado?

“Sí, la señora quería 500 pesos, y como me urgía saqué de las piedras y se la pagué. A los otros pues yo les doy 200 pesos para el taxi, muchas veces ellos pierden de su trabajo, a veces no tengo y me da mucha pena, pero les digo que Dios los va a bendecir y así la he estado pasando.

“Muchos no me piden nada para donar, pero mínimo les doy para el taxi ida y vuelta”.

La abuela de Cristian Carrillo Padilla, que está en el Hospital del Niño en el área de terapia intensiva, ha logrado, con su cartel anaranjado pegado en la puerta, llevar a 14 donantes al Centro Estatal de Transfusión Sanguínea, de los cuales sólo 10 lograron pasar las pruebas.

Todavía tiene que reponer cinco unidades de sangre O-, su nieto además tiene microhidrocefalea, una condición que podría dejarle daños neurológicos. Optimista, piensa en cómo le hará para la terapia, la rehabilitación que necesita el menor de sus seis nietos, de la prole allá en Sabinas.

“Ha sido muy difícil, pero con esto estoy muy alegre, me dicen los vigilantes ‘Ay Güera, vienes muy sonriente’, pero si mi bebé está sonriendo pues cómo no. Ahora sí me van a ver como yo era, me voy a bañar, me voy a arreglar”.

DEUDA DE SANGRE ¿DEUDA DE HONOR?

A mediados de noviembre, el déficit de sangre hizo crisis, cinco niños internados necesitaban entre todos 31 unidades de sangre; es decir, que al menos 31 donadores se presentaran y fueran lo suficientemente sanos para trasfundirlos, uno de ellos Cristian Carrillo Padilla.

Uno de los niños murió durante esa jornada, aunque asegura la doctora Guillermina del Rosario Peña Luna, directora del Hospital del Niño, fue por su condición y no por la falta de sangre o el que se le hubiese negado una transfusión.

“Le tenemos que dar la atención al paciente, aunque no haya traído la sangre; recurrimos al Centro Estatal y nos apoyan. Al niño se le dio la sangre, posiblemente se les estaba pidiendo lo del adeudo, porque el que fallezca un niño o el que se vaya de alta no quiere decir que no nos sigan debiendo sangre”.

Esa deuda roja fluctúa más que la bolsa de valores y sus escaramuzas son aún más riesgosas.

“A veces nosotros agarramos de otros para atender al paciente que tiene la urgencia y sacarlo adelante, pero es un hecho que se tiene que reponer esa sangre, de alguna manera nosotros la tenemos que recuperar, porque nos va a pasar lo mismo con otro paciente; tal vez no aquí, a lo mejor en otro lado; sí sucede y sucede mucho que se va adeudando sangre.

“Yo no puedo retener al paciente pero sí decirle al señor que le encargo los donadores, hablarle y decirle que no ha ido a lo de los donadores o que no ha repuesto la sangre”.

En suma, ni legal, ni administrativamente, asegura, hay forma de proceder.

TENDRÁ HOSPITAL DEL NIÑO SU PROPIO BANCO DE SANGRE

Uno de los problemas, explica Guillermina Peña, es que al menos una tercera parte de los pacientes son foráneos, y con ello se complica la disponibilidad de donantes.

“Generalmente los familiares son los que donan sangre. Casi siempre viene el niño con el papá o la mamá y la escasez de recursos no hace fácil que la gente venga a donar hasta acá. A veces los familiares donan en el lugar de procedencia, pero físicamente aquí no tenemos la sangre, además, el familiar tiene que trasladarse de aquí hasta allá o llegan en horas en que el centro (CETS), que no es un hospital, no es fácil que esté el médico para que vea a los candidatos”.

Desde hace dos meses, en una estrategia similar a la que utiliza el Seguro Social para abastecerse, se pide a la familia de cada paciente que será intervenido quirúrgicamente un paquete globular y plaquetas, éstas últimas obtenidas a través de un proceso más complicado para el donante.

“No pedimos número de donadores, sino un número de unidades, tener una unidad de sangre”, explica la doctora.

Además, se está planteando el tener un centro de sangrado, o de donación, dentro del propio hospital.

“Tener un centro de sangrado que nos solucionaría muchos problemas, nuestros donadores se quedarían aquí, nosotros tendríamos que hacer el interrogatorio, exámenes básicos, una biometría hemática básicamente, mandar la bolsa de sangre para los exámenes al CETS y nos conservarían las bolsas que sí sirvieron.

“Estamos trabajando con lo que necesitamos de equipamiento, dinero, tenemos el espacio disponible para el puesto de sangrado”.

Así, el familiar o el paciente no tendrían que trasladarse hasta el Centro Metropolitano para hacer la donación. Así, Magdalena, la abuela de Cristian, no tendría que ofrecer pagar el taxi a sus donantes.

715 PROMESAS

Un bebé de 2 kilos de peso que requiera de una transfusión recibirá 10 mililitros por kilo. Dos tubitos de ensayo le bastarían, pero los niños mayores, y más los que padecen algún tipo de cáncer como la leucemia, necesitan de cantidades mayores.

Por ello, la Asociación de Niños con Leucemia es la que ha contraído la mayor deuda de sangre: 600 unidades, 600 donantes sanos y disponibles bastarían para quedar en ceros y vuelta a empezar con el conteo.

Sandra Martínez Castillo, sicóloga infantil y responsable de la coordinación de la campaña para atraer a donadores voluntarios muestra sus bonos. Pegados con cinta, tiene en su poder la promesa de 715 saltillenses que se presentarán a donar sangre en cuanto sea necesario.

“Hasta tengo del tipo B+ que es rarísimo”, dice mostrando los seis talones como si fueran billetes de lotería.

Sin embargo, esta es sólo una parte de la historia. Cuando se requiera de algún donador se les localizará por teléfono, dependerá de ellos si acuden o no, luego, se tomará la muestra para analizarla y dependerá de los reactivos decir si pueden ser donantes o no.

“El Sector Salud es cada vez más exigente por el tipo de vida que estamos llevando, son más requisitos, más especificaciones. A veces de 10 donadores pasa uno o ninguno y hay que seguir mandando.

“De esta misma lista que se hace nosotros tenemos que pagar la sangre, con una sola niña de 14 años tenemos un adeudo de más de 300 unidades. Tenemos 71 casos activos, no todos los necesitan, pero hay rachitas de cuatro o cinco niños que lo necesitan”.

Con los voluntarios captados en la más reciente campaña de la asociación, quizás podría saldarse la deuda, pero explica Sandra Martínez, “si los usamos todos nadie podría donar tan rápido, necesitamos de miles de gentes que realmente tengan el espíritu, el buen corazón y agregaría la buena salud, para donar”.

POCA SALUD, POCOS DONANTES

Y es que a la par de la pobre participación en las campañas de donación en el país, sólo 3 de cada 100 mexicanos donan sangre, también está el hecho de la mala salud y estilo de vida. Prácticamente, para donar sangre hay que ser abstemio, fiel, no usar drogas, no tener sexo casual, ni alergias; ni tampoco ser tan saludable medicándose, vacunándose o yendo con el acupunturista.

Ah, y tampoco, haber tenido la ocurrencia de tatuarse o perforarse alguna parte del cuerpo. Con todos esos requisitos, necesarios, la mitad de la población quedaría descartada –de un plumazo– como donante.

“Una de las cosas que más afecta la donación voluntaria –afirma la doctora Guillermina Peña– son las prácticas de riesgo, tener relaciones sexuales sin protección, que es uno de los filtros, y a veces decimos ‘nomás porque traigo gripa ya no me dejaron donar’, cuando la realidad es otra: que el señor tuvo una relación extramarital en el último mes sin protección y no lo puede decir”.

La gente dice que “por cualquier cosita nos rechaza” y tal vez no es eso.

17 CAMPAÑAS, 429 DONANTES, 262 UNIDADES

En el Centro Estatal de Transfusión Sanguínea (CETS) la cosa no es diferente, este año, explica la doctora Susana García Mery, se realizaron 17 campañas para captar donantes voluntarios, acudieron 429 personas y de estas se obtuvieron 262 unidades de sangre.

Las 35 fichas que se pueden expedir diariamente para donar sangre nunca se agotan.

“Siempre está el compromiso de apoyar, pero hay dos maneras de contar con sangre en los bancos, a través de la donación voluntaria que se está buscando incrementar y de la donación de reposición, del compromiso que tiene la gente a la que se le apoyó su paciente con cierta cantidad de unidades, de regresar al banco a hacer donación para que el banco pueda contar con esas unidades para otra gente que viene detrás con la misma necesidad, por problemas de salud, cirugías, etc.”.

Y es que de 10 donantes, sólo entre el 60 y el 70% pasan los criterios para trasfundir su sangre. Además de los 23 requisitos listados, hay que pasar una valoración médica y solventar la información para un expediente clínico.

“Hay muchas cosas que valorar, criterios de control, aparte de los requisitos, ser apto, no tener anemia o trastorno infeccioso, valoración médica, antecedentes de enfermedades que impiden que se haga donación de manera permanente; hay algunas que pasado cierto periodo ya se puede hacer la donación, es importante que todo ello se investigue”.

Analizar a la sangre de cada uno de los voluntarios es caro, un estudio de biometría hemática en un laboratorio particular cuesta alrededor de 140 pesos, pero identificar si existen afecciones como el VIH, hepatitis, tuberculosis o sífilis incrementa el costo.

Detectar hepatitis cuesta mil 620 pesos, tuberculosis 660, sífilis 110, VIH sida 350 pesos.

“No sé realmente cuánto cueste por fuera, pero es caro, no son estudios tan comunes y baratos, se usan tecnologías avanzadas que te den calidad”, afirma la doctora Susana García Mery.

Ser donante significaría también gozar de buena salud, pero si es rechazado no quiere decir que su salud sea mala o padezca alguna enfermedad grave y oculta.

“Todo es confidencial, se localiza a la persona, pero la gente no debe donar para saber cómo anda o si tiene una inquietud por alguna situación de riesgo; no es correcto hacer la donación bajo esa intención. Se localiza al donador para hacerle saber y que lleve seguimiento y control. A nadie más se le dice por qué no pudo donar y es parte del manejo”, insiste la directora del Centro Estatal de Transfusión Sanguínea.

Además, los donantes deben saber que se requiere de tiempo para procesar su sangre.

“Se debe disponer de tiempo para el procedimiento, hay un sistema, es leer, registro, pasar con trabajo social, aclarar dudas, tomar muestra, signos vitales, pasar con el médico y hacer la historia médica lleva un tiempo por paciente”.

CREDENCIAL DEL IFE Y DONAR SANGRE

En países como Cuba la gente sabe que al cumplir 18 años va a empezar a donar sangre y hay personas que en automático hacen su donación dos veces por año. Si en México, además de obtener la credencial de elector para entrar en los antros y votar, se inculcara el hecho de poder ya ser un donador de sangre, habría más voluntarios.

“La reposición es baja, hay gente que responde extraordinariamente, hay otra gente que como todo no responde al llamado y al compromiso de hacer la reposición, para su mismo paciente si sigue requiriendo y para los que vienen detrás, con las mismas o más necesidades.

“En realidad se debe hablar de la donación altruista y de la cultura de la donación de reposición de la cultura de regresar la donación con sangre para aquellos que la sigan necesitando”.

-¿Cuánto se debe?

“El dato preciso no lo tengo porque son varias, pero sí puedo decir que un niño con leucemia necesita poco más de 80 unidades de sangre en su tratamiento, entonces aquí pues se necesita la donación voluntaria y la participación de familiares del mismo paciente y contar con sangre de donación voluntaria y con sangre que ya debió haber repuesto otra gente a la que se le dio el apoyo, es muy variable, depende del tipo de enfermedad, de la gravedad de cada caso, pero sí quedan adeudos en algunos pacientes y no tanto en el paciente, porque el compromiso lo hacen los familiares”.

Esa deuda de sangre la tendríamos que pagar todos.

¿Cómo funciona un banco de sangre?

El Centro Estatal de Transfusión Sanguínea pertenece a la Secretaría de Salud; El IMSS y el ISSSTE cuentan con centros propios.

Como Banco de Sangre el CETS procesa unidades que capta de la donación en el propio centro y en el Hospital General.

Se hace el estudio de donadores, y el proceso de la sangre, fraccionarla, ver si es adecuada, si cumple con los criterios de calidad para que pueda ser usada.

Para el interior del estado se hace la serología, es decir, que en los municipios captan sus unidades y envían los sueros para hacerles el rastreo de pruebas.

Como banco, si alguien necesita unidades, puede solicitar el apoyo, existen convenios de subrogación del servicio con instituciones privadas, el Seguro Social, el ISSSTE y el IMSS.

Si se requiere de una sangre que en su momento no tiene por ser grupo raro puede solicitárnosla a nosotros, si la tenemos se le da el apoyo, si no, se busca en otras instituciones.

El CETS procesa anualmente más de 4 mil unidades de sangre.

Cosas que debemos saber

» El cáncer es la tercera causa de muerte en Coahuila

» La sangre O negativa es de las más escasas.

» Sólo 3 de cada 100 mexicanos son donadores altruistas de sangre.
» En España, donde existe una gran cultura de donación, 9 de cada 10 lo son.

» Una unidad de sangre donada (es decir, 435 mililitros) representa sólo 1% del total que tiene una persona que pesa más de 50 kilos.

» La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene como meta que para el año 2020 todos los países obtengan la totalidad de la sangre de donadores altruistas.

» Entidades como Chihuahua están alcanzando casi 30% de donación voluntaria.

» 97% de la donación de sangre obtenida es por reposición.

» Anualmente se requieren 25 mil unidades de sangre.

» En Coahuila la donación voluntaria es del 1.3%

» En 2011 se recolectaron cerca de 34 mil unidades de sangre, de esas, únicamente 450 fueron voluntarias.

Si quieres donar llama al 414 8100

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