Milenio
México.- La sede
central de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia
Organizada (SIEDO), que se ubica en la Ciudad de México y desde donde se combate
a los cárteles y grandes organizaciones criminales que operan en el país, está
rodeada de narcotienditas que operan las 24 horas del día con protección federal
y local.
Enclavada en la colonia Guerrero del Distrito Federal,
considerada una de las de mayor índice delictivo, la SIEDO ha sido incapaz de
frenar la venta de droga al menudeo que se realiza a sus alrededores día y
noche.
Una larga fila de vehículos se observa todas las noches sobre Eje
1 Norte y lateral de Paseo de la Reforma. Son compradores de droga y sexo que
recurren a indigentes, incluso menores de edad, para internarse en calles que
rodean las instalaciones de la Procuraduría General de la República
(PGR).
El propósito es comprar dosis de cocaína, mariguana, crack o
disolventes (conocidos como monas), pues si un consumidor llega por sí mismo a
una de las narcotienditas no se le vende la droga y es amenazado, ya que los
tiradores (vendedores) desconfían de él y sospechan que puede ser un
policía.
A un costado del edificio de la Unidad de Comunicación Social de
la PGR, que se ubica en Reforma número 3, se venden monas y mariguana. Es común
observar a los consumidores afuera de estas instalaciones cuando ingieren el
producto, sobre todo los fines de semana.
Además de la venta de droga,
otro fenómeno que se registra en la zona es la explotación sexual, incluso de
menores en situación de calle. Lo saben la policía y los vecinos; sin embargo,
el fenómeno no es atacado en esta zona de la delegación Cuauhtémoc.
Los
consumidores adquieren la droga a través de mujeres que sirven como enlace con
los distribuidores o dealers y que son una parte principal de esta cadena de
narcomenudeo. Lo hacen a cambio de una propina de 30 a 50 pesos o mediante el
pago de una dosis de droga.
Los contactos se ubican a lo largo de Eje 1
Norte, en los cruces con las calles Héroes, Zarco, Soto, Lerdo y Galeana. Otros
están en Reforma y Moctezuma.
Taxistas con sus unidades forman filas
desde el Eje 1 Norte y la lateral de Reforma para ubicar a las mujeres afuera de
lo que fue el Salón Q.
Las narcotienditas se instalan en vecindades, como
las ubicadas en los números 66 y 68 de la calle Héroes, esquina con Pedro
Moreno.
En los inmuebles ubicados en los números 81 y 85 de Magnolia. En
esta calle hay una vecindad que se localiza entre los números 161 y 169, junto a
un altar a la Santa Muerte, que opera como centro de distribución.
Los
narcomenudistas operan con impunidad aun cuando la sede de la SIEDO se encuentra
en el número 75 de Reforma, esquina con la calle Mina y con acceso a la calle
Soto.
Incluso hay una base del Agrupamiento 69 de la Policía Auxiliar del
DF en las calles de Lerdo y Soto, pero sus elementos están más preocupados en
cazar compradores que en detener a los narcomenudistas.
Se pudo constatar
que los policías conocen los puntos de venta de droga, entonces aguardan a que
llegue un vehículo con algún comprador que va a acompañado de su
contacto.
En cuanto el enlace entrega la droga y el consumidor se aleja,
una patrulla lo sigue de manera sigilosa para detenerlo calles adelante,
generalmente donde no haya una de las cámaras de vigilancia de la Secretaría de
Seguridad Pública del DF.
Entonces, comienza la “negociación” porque el
consumidor es amenazado con ser detenido y traslado a la PGR o a cambio de
dinero puede obtener su libertad.
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