Un comando
armado custodió en Tijuana al cantante de narcocorridos Gerardo Ortiz. Pese a
que los presentes reportaron que la escolta estaba integrada por militares y
policías ministeriales, las autoridades lo negaron. El Consulado de Estados
Unidos informó que no pidió guardia para el cantante, y de la narcomanta,
ningún mando se hizo responsable de retirarla. Tampoco hay investigación sobre
la amenaza
“… una lista me entregan a diario de todos
aquellos los que se han pasado… un comando de diablo me cargo, mi armamento es
un poco extraño y mis métodos de torturar es algo que no puedo explicar…”,
es lo que canta Gerardo Ortiz para complacencia de su público.
De Baja California,
afirma en sus letras:
“… hay tregua con el equipo del gobierno de Tijuana,
por eso ahorita no hay guerra…”. Se
trata del narcocorrido titulado “El Mono Verde”, en el cual hace referencia a
un operador de Alfonso Arzate “El Aquiles” en la frontera, y menciona a otros
grupos de sicarios o “ajustadores de cuentas” como “Los Papitos”, “Los Turbos”
y “El Pacquiao”.
Detalla en la
tonadilla: “… estamos más que bien con
el padrino, él mismo dio luz verde y con el verde hicimos clave y ahora somos
los mismos”.
En otra canción
dedicada al presunto cabecilla de sicarios del Cártel de Sinaloa en
Tijuana, René Arzate, la cual entona en
compañía de Jorge Santacruz, el joven cantante refiere: “… Cártel de La Rana pese a quien le pese, aquí en Tijuana el cielo sigue
verde…La Rana amenaza, cumple con la muerte, rebelde con causa la sangre le
hierve…”.
Y concluye a manera
de amenaza: “Aquí los esperamos, welcome
to Tijuana, bienvenida mi suerte, bienvenida la muerte”.
Al hermano de “La
Rana”, quien es cabecilla de la célula criminal de Alfonso Arzate, Ortiz le
dedicó “Aquiles Afirmo” contenida en un disco grabado por Sony Music que salió
a la venta en septiembre de 2011. El mismo corrido lo incluyeron en otro disco
producido por Del Records, llamado “Enfermedad Masiva Volumen 2”, el mismo año.
Uno de los videos oficiales de este tema, fue grabado por Univisión como
compañía productora, en uno de los conciertos “íntimos y exclusivos” del
concepto In Studio.
La canción hace
alusión básicamente a que “El Aquiles” es el nuevo dueño criminal de la plaza
en Tijuana y que trae línea del Cártel de Sinaloa. “… aquí no hay pretextos ni
miedo a la sangre para ejecutar…”, se asegura en el texto musical catalogado
como “Corrido Progresivo”.
Esas fueron las canciones que “La Maña” le
prohibió interpretar a Gerardo Ortiz, a través de una manta colocada en el
puente de El Mirador, de la carretera a la delegación Playas en Tijuana. El
pedazo, aparentemente de tela blanca cuadrada, tenía escrito un mensaje en letras
mayúsculas negras, que no pudo ser leído en totalidad por los tijuanenses que
pudieron verlo y fotografiarlo mientras circulaban la mañana del sábado 24 de
mayo por la carretera a Playas, y
llamaban a la Policía Municipal para denunciar su existencia.
“NOSOTROS NO PE… A ESPALDA AQUÍ EN TJ NO TE ENRREDES,
AQUÍ… LA VERGA EL AQUILES…. LA RANA TJ TIENE DUEÑO CANTAS UNA DE ELLOS Y DE TJ
NO SALES VIVO”. LA MAÑA
No menciona el
nombre de Ortiz, pero era el único cantante de narcocorridos que se presentaría
ese día, precisamente en la Plaza Monumental de Playas de Tijuana. Además,
existe el antecedente de que en marzo de 2011, el joven cantante fue atacado a
balazos dos veces, una en una discoteca de Mazatlán, y otra, a la salida de un
concierto en Colima. En ambas ocasiones hubo muertos, pero él salió ileso, y en
los dos casos, Ortiz aseguró que no iban por él.
SIN INVESTIGAR
El sábado 24 de
mayo, un comando armado quitó la narcomanta una hora antes del medio día, hubo
quien aseguró que fueron policías municipales, sin embargo, desde la Secretaría
de Seguridad Pública Municipal, negaron haber retirado el mensaje de amenaza.
Bajar mantas con
mensajes del narcotráfico, es una actividad que los uniformados municipales
realizan, aunque sea irregular, porque eliminan las pruebas del delito, sin
notificar al Ministerio Público del Fuero Común para que tome huellas e
indicios forenses que permitan dar con los perpetradores del crimen.
La excusa desde la
Municipal, es que de todos modos, la Procuraduría no hace su trabajo respecto a
los narcomensajes -no han dado resultados en ninguno de los casos de otras
amenazas criminales en cartulinas, hojas o mantas encontradas en escenas del
crimen en los últimos años-, y
quitándolas, pretenden evitar que se inquiete más a la sociedad.
Se preguntó a la
Procuraduría del Estado, y la respuesta fue que tuvieron conocimiento de la
existencia del mensaje, del contenido, pero la manta jamás llegó a sus manos,
ni la denuncia de su existencia o ubicación.
Simplemente la
desaparecieron, y nadie ofreció ni pidió mayores explicaciones.
Las primeras
versiones surgidas entre las autoridades, eran que la “amenaza” fue una
estrategia publicitaria de los promotores, porque no habían vendido boletos.
Los empresarios fueron consultados e informaron que el 60 por ciento de las
entradas se vendieron en la preventa
iniciada el 1 de abril, la mayoría boletos VIP de 550 pesos en barrera, 850
pesos en palco y 1100 pesos en plata. El otro 40 por ciento se vendió el mismo
día del concierto, pero aseguran que las ventas se frenaron cuando se hizo
público el narcomensaje.
Al final, la prensa
refirió la asistencia de 14 mil personas, mientras los promotores hablaron de
17 mil. En la Plaza Monumental caben 25 mil asistentes.
El comando armado
Se desconoce si es
costumbre del cantante andar custodiado, pero la noche del sábado 24 de mayo,
Ortiz entró a Tijuana acompañado de un comando armado, a bordo de siete
camionetas blancas, eso aseguraron policías municipales que los vieron llegar a
la delegación Playas de Tijuana.
Previamente, hubo
una petición de apoyo a la Policía Comercial en su tránsito por la ciudad, que
los recibieran en la entrada de Tecate (por la libre) y les abrieran paso hasta
“La Monumental”.
No hay una petición
formal firmada, no pagaron el servicio, pero se les proporcionó; quienes
participaron, dijeron que el cantante sinaloense “ya traía su seguridad”.
Consultado, el
secretario de Seguridad Pública Municipal, Alejandro Lares Valladares, corrigió
a sus subalternos y explicó que no había solicitud, que él decidió que se les
apoyara con motos para facilitar el tránsito, pero solo a la entrada a
Playas.
Y recalcó: “Yo no le
di seguridad, no le dimos escolta”.
Sin embargo, durante
el concierto, todos los jefes de la SSPM estuvieron alertas y participando en
operativo en las inmediaciones de la plaza de toros y en toda la ciudad, para
“evitar cualquier cosa”.
Las cosas se
enrarecieron porque, previo al traslado de Ortiz, alrededor de las once de la
noche, se manejó que venía de cantar de la fiesta de cumpleaños del gobernador,
Francisco Vega de Lamadrid, versión que nadie corroboró. Adicionalmente, el
mandatario abandonó el festejo antes de las siete de la noche para asistir a la
pelea de Jackie Nava. Pudo regresar después de las diez de la noche, pero no
hay confirmación de su retorno a la celebración.
En cuanto al comando
que escoltó a Gerardo Ortiz, hay todavía más irregularidades respecto al
destino de la manta amenazante.
Quienes atestiguaron
el arribo del intérprete, refirieron que de las siete camionetas blancas, dos
eran ocupadas por militares y las otras cinco por agentes ministeriales
vestidos de civil, pero con la camisa del uniforme de la Policía Ministerial
del Estado. “Además, ninguna otra corporación tiene tantas unidades blancas sin
rotular”, se informó a este Semanario.
Continuaron: al
llegar a la plaza, los militares se separaron del grupo y se pusieron a
patrullar la zona, los otros se quedaron en la plaza de toros. A la salida
desalojaron en dos grupos, de tal forma que no se pudo saber en cual de los
autos iba el cantante.
Al final, la Policía
Municipal ya no supo a dónde se dirigieron los vehículos, porque ya no los
apoyaron en el tránsito.
LA NEGATIVA
Mientras la Policía
Municipal que ayudó al comando que resguardaba a Gerardo Ortiz al liberarles el
tráfico de ingreso a Playas, creía que apoyaba a otras fuerzas del orden,
resultó que no.
ZETA consultó a las
autoridades militares respecto a la justificación de su presencia en la guardia
de Ortiz, y éstos respondieron que no la hubo. Según el General Gabriel García
Rincón, no asignó militares para custodiar al particular, que quizá era otra
corporación con uniformes similares; y que cierto está que no fueron soldados
de otra región o zona militar, porque él debe ser notificado sobre el caso.
Respuesta similar
hubo de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, donde el secretario
Daniel de la Rosa, aseguró que se había revisado incluso la ubicación de los
GPS de los carros de la Policía Estatal Preventiva, que en ningún momento
estuvieron en Playas el sábado 24 de mayo.
En la Procuraduría
del Estado, algunos elementos admitieron extraoficialmente tener conocimiento
de que agentes ministeriales del Estado habían apoyado el traslado, sin
embargo, al solicitar una respuesta oficial, desde el área de Comunicación
negaron su participación en el operativo de resguardo del cantante.
Agregaron que no
existía justificación para escoltarlo, y si alguien vio un auto o personas con
uniformes con logos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de
Baja California, solicitan les faciliten las fotos para determinar si eran o no
elementos de la Procuraduría y aplicar la sanción correspondiente.
Por su parte, Andrew
S.E. Erickson, cónsul de los Estados Unidos en Tijuana, dijo a ZETA no conocer
al cantante Gerardo Ortiz, y que ellos no habían sido responsables en ninguna
medida de la seguridad de éste, “nunca solicitamos seguridad para un
particular”, sentenció.
Desde este Semanario
se argumentó a las autoridades estatales y municipales, que en caso de querer
investigar la presencia del comando armado que custodió al cantante de
narcocorridos, podían obtener de alguna de las cientos de cámaras que tienen
bajo su administración desde el Centro Estatal de Control, Comando,
Comunicaciones y Cómputo (C4). La respuesta fue que esos videos los tenía la
Secretaría de Seguridad Pública.
En redes sociales
estuvo circulando un video del supuesto arribo del comando escolta al concierto
en Tijuana, sin embargo, las imágenes no correspondían a las inmediaciones de
la plaza de toros de esta frontera.
Al referir las
respuestas oficiales de las autoridades a uno de los policías municipales que
participó en el operativo que se desarrolló en Playas de Tijuana el día de
concierto, quien vio el comando escolta, se limitó a manifestar molesto “se
hacen pendejos”, en referencia a la milicia y la PGJE, que aseguró, sí
participaron en la custodia.
Gerardo Ortiz canta corridos de narcotraficantes de origen
sinaloense y autoridades corruptas desde los nueve años de edad, actualmente
tiene 25, y entrevistado precisamente por Univisión, empresa que lo ha apoyado
en su carrera, ha asegurado que ningún criminal le encarga canciones, que él
escribe y canta lo que le nace.
El álbum con el que
debutó en los listados de Billboard en 2010, con Disco de Oro y primer lugar en
iTunes por más de nueve meses, se llama “Ni Hoy ni Mañana”. El tema homónimo
está dedicado a Luis Fernando Castro Villa y/o Cenobio Flores Pacho “El Checo”
o “Clave 6”, en el cual Ortiz relata que el criminal es el jefe criminal de la
plaza en Mexicali, Baja California, con otros seis puntos importantes en
Sonora.
Entre 2008 y 2011,
las autoridades locales vetaron a grupos como Los Tucanes de Tijuana por hacer
apología del narcotráfico, el entonces secretario de Seguridad Pública Municipal,
Julián Leyzaola, pidió a la PGJE
investigar posibles relaciones de la banda musical con el crimen organizado, y
recorría estos conciertos para identificar si entre la asistencia había
traficantes u homicidas con órdenes de aprehensión pendientes. Ahora se les
abre el camino a comandos, sin exigir que se identifiquen.
FEDERALES EN LA DESAPARICIÓN DE PEP Y DE MINISTERIAL; YA
NO SON VERSIONES EXTRAOFICIALES
En el Consejo
Estatal de Seguridad de Baja California, en los expedientes abiertos por la
desaparición del agente ministerial de 31 años,
Juan Ramón Flores Paredes, y el
policía estatal Carlos Armando García Ortega, de 35, el robo de una droga que
se estaban disputando con otros agentes federales corruptos, es la principal
línea de investigación.
Familiares y
personas cercanas a los jóvenes han declarado que los escucharon hablar de un
baje de droga, sin embargo, las versiones tienen variantes. Unos hablan de mil
200 kilos, otros de 350 kilos de marihuana que aparentemente “se
encontraron”; uno de los declarantes
aseguró que fue en una lancha.
Asumen que sin dueño
a la vista, los policías decidieron quedarse con la droga y venderla, sin
embargo, cuando la trasladaban para esconderla, policías federales los
detuvieron, y éstos les quitaron el cargamento de marihuana, además de pedirles
entre 40 mil y 50 mil dólares para regresárselas.
En ese contexto desparecieron el 10 de mayo de 2014.
De nuevo, versiones
extraoficiales al interior del Grupo Coordinación refieren la existencia de una
“oficina” en las inmediaciones de la delegación de la Procuraduría General de
la República en Ensenada, adonde los federales llevan a los delincuentes que
extorsionan, por si están a punto de ser sorprendidos, poder llevarlos
inmediatamente a la institución cuando reciban el pitazo.
La hipótesis es que
a ese lugar fueron llevados los jóvenes agentes, y de ahí, “alguien más” -un
federal- llevó el vehículo Mustang
negro, placas BHD1946, a La Bufadora, en
el Ejido Esteban Cantú. Lo estacionó sobre unos matorrales, dejando dentro las
pistolas de cargo, los celulares registrados y el radio Matra.
El desaseo en todas
las acciones de las autoridades involucradas en el seguimiento, hace presumir
al interior del Consejo Estatal de Seguridad que existen más implicados.
Primero la Policía Municipal, con inusual eficiencia, ubicó el carro el lunes
12 de mayo, lo levantó y localizó a la dueña. El auto había sido vendido al
ministerial por una vecina y no habían hecho cambio de domicilio, la joven
avisó a la familia y acudió para que le entregaran el vehículo, porque así se
lo solicitaron.
Con el antecedente
de la denuncia por la desaparición, la Procuraduría de Zona apenas revisó el
vehículo y lo entregó a la muchacha, a sabiendas de que ya no era la
propietaria, que era una escena sospechosa de un crimen y que debía pasar por
más exámenes periciales.
Las primeras
declaraciones de familiares y sospechosos también fueron superficiales, tampoco
buscan abundar en la razón de la desaparición, entonces la procuradora Perla
Ibarra decidió quitarles el expediente y pasarlo a la Subprocuraduría de
Delincuencia Organizada, después de que la madre del desaparecido les gritara
en las oficinas que estaban haciendo un cochinero y todos estaban involucrados.
De forma no oficial,
las autoridades recibieron reportes de que los agentes desparecidos habían sido
trasladados a un poblado de la zona sur de Ensenada, mientras que oficialmente,
el apoyo de la federación mostró que desde el 10 de mayo, los aparatos de
radiocomunicación de los jóvenes no han tenido movimiento alguno.
MATONES DE ACAPULCO CONTRA CAPELLA
En coordinación con
el Gobierno Federal, el comisionado estatal de Seguridad de Morelos, Alberto
Capella Ibarra, aceleró a partir de
abril de 2014, la búsqueda de Santiago Mazari Hernández “El Carrete”, ubicado
en el organigrama criminal como cabecilla del grupo de traficantes,
secuestradores y homicidas
identificados como “Los Rojos”
La primera semana de
mayo, la Policía Federal capturó en Alpuyeca, Morelos, a Cuauhtémoc Menez
Quiroz “El Temo”, operador en el poblado de Alpuyeca, en Xochitepec; junto al
bajacaliforniano Erick Felipe López
Yepiz “El Tijuas”, líder de sicarios;
Marco Antonio Ortega Hernández, “El ¿Por Qué?”, y Rodolfo Ahuitzotl Torrescano
Menez “El Loco”, todos en posesión de tres rifles de asalto y 100 dosis de
cocaína.
Mientras que el 18
de mayo fue detenido, de nuevo por la Policía Federal, su segundo al mando y
operador en Tetecala, Morelos, Ranferi Díaz Pacheco “La Rana”, acompañado
de Agustín Fonseca Martínez “El Ratón”, en la carretera federal
Iguala-Copalillo, entre los municipios de Huitzuco y Atenango del Río, en Guerrero. Viajaban en un automóvil Jetta y
llevaban consigo un rifle, una pistola,
marihuana y droga sintética.
Las irrupciones de
las autoridades en algunas propiedades de la familia del narcotraficante, no le gustaron al criminal y sobrino del
diputado del Partido del Trabajo, Alfonso Miranda Gallegos, y convirtió a
Capella en el objeto de su revancha. Tal como lo informó Ranferi Díaz al ser
apresado:
“Desde que llegamos,
al igual que los otros criminales, Santiago Mazari ha sido un objetivo, incluso
hubo gente que me manifestó su preocupación, porque señalamos directamente el
tema del parentesco con el diputado, porque era un tabú”.
El tema de la
amenaza surgió hace aproximadamente un mes. Las autoridades federales dieron a
conocer que pudieron saber que Díaz había recibido órdenes de seguir a Capella,
su gente y su familia, para encontrar el momento de atacarlos. Con ese
antecedente fue capturado en Guerrero.
Pero la detención
del matón tampoco le agradó a “El Carrete”, ni a los miembros del crimen
organizado. Las fuerzas coordinadas de Morelos recibieron otro informe de
autoridades el martes 27 de mayo.
Nuevamente, Mazari
Hernández había movilizado gente del Cártel Independiente de Acapulco con la
finalidad de atentar contra la vida de Alberto Capella.
Reportaron que entre
el 21 y 22 de mayo, había arribado a Morelos un grupo de matones de avanzada que sería el encargado de hacer
la bitácora de todos los movimientos del Mando Único de Morelos y la gente que
lo rodea, mientras esperaban un cargamento de armamento proveniente del
Distrito Federal para organizar el ataque.
Otras amenazas
también se han hecho públicas en contra del comisionado: de un grupo
autodenominado Narcojojutla y Cártel Jalisco Nueva Generación, que lo han
advertido con frases como “vamos por ti Capella”.
Entrevistado al
respecto, el abogado tijuanense respondió: “Cuando llegué, jalé la marca y
sabía que esto iba pasar, tal vez no
había dimensionado al capacidad de ellos, pero son gajes del oficio, hay que
levantar la guardia y seguir trabajando. Me preocupa, me ocupa, pero no me
estresa”.
En cuanto a lo que
están haciendo, Capella indicó que toda la semana se han hecho operativos de
búsqueda de Santiago Mazari, “hemos recibido denuncias de su ubicación y las
hemos atendido, el tema es demostrarle que no nos hacemos para atrás, él sigue
delinquiendo y nosotros le damos para adelante. Además, hay una orden de
aprehensión en su contra”, concluyó.
SIGUEN MUERTES ENTRE VENDEDORES DE DROGA
Agni Ulises Tapia
Navarro fue asesinado el miércoles 28 de mayo de 2014, en el estacionamiento de
la Macroplaza en Tijuana, alrededor de las dos de la tarde. A los homicidas no
les importó que en el centro comercial estuviera rondando una patrulla de la
Policía Comercial y otra de la Policía Estatal.
Tampoco los inhibió
el hecho de que fuera una hora pico de tránsito, ni las cámaras de video
vigilancia de la plaza, ni la luz del pleno día.
El tijuanense Daniel
Alejandro Rivas Espinosa disparó sobre Tapia, mientras Julio César Cebrero
Mendoza, originario de Coyuca de Benítez, Guerrero, conducía el Jeep Cherokee
en el que huyeron y fueron atrapados.
Tapia era un
personaje identificado por las áreas de inteligencia del Consejo Estatal de
Seguridad de Baja California. Su nombre se hizo común en las menciones de los
narcomenudistas detenidos entre 2012 y 2013, como parte del grupo de sicarios
en el que estaban integrados los ya fallecidos Felizardo Arturo Campos
Benavídez “El Seven” y Rogelio Alonso Castillo González “El 300”, alias Raúl Miranda Ordaz “El
Rulas”.
Este grupo de
homicidas primero fue ubicado en el organigrama criminal como matones de
Alfonso Lira “El Atlante”, y después referían que se contrataban como homicidas
para cualquier célula del Cártel de Sinaloa, bajo el cobijo de Alfonso Arzate
“El Aquiles”.
Tapia Navarro había
sido detenido el 16 de abril de 2013, en compañía de “El 300”, a bordo de una
vagoneta Dodge Dakota en el camino a El Vergel en Tijuana.
La Policía Municipal
los capturó porque habían sido identificados por testigos y cámaras de seguridad
como autores del homicidio de Alberto Maciel Pacheco y Luis Durán Naranjo,
cometido ese mismo día en el fraccionamiento Los Álamos, mientras las víctimas
comían tacos.
Pese a las
declaraciones de testigos, videos y el señalamiento de la Policía de Tijuana a
quienes les refirieron pertenecer la Cártel de Mexicali y trataron de sobornar
con 25 mil dólares para no ser presentados, Tapia y su compañero alcanzaron la
libertad.
Las autoridades
también lo ligan con “El Chuy”, hombre asesinado a balazos el 6 de mayo de 2014
en la colonia Libertad. Según reportes de las áreas de inteligencia,
controlaban la venta de droga al menudeo en la Zona Este.
(SEMANARIO
ZETA/ Investigaciones ZETA/ 02 de Junio del 2014 a las 21:01:00)
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