Leovigildo González
Michoacán • Grupos de autodefensa cuelgan una manta verde con letras blancas con el mensaje: “Bienvenidos a Buenavista, pueblo libre de cuotas y de Caballeros Templarios”.
En la localidad el ambiente es tenso. Decenas de patrullas de la
Policía Federal y el Ejército rodean el municipio, que se encuentra en
el corazón de la Tierra Caliente.
En el cuartel de la 43 Zona Militar que se encuentra en Apatzingán es
constante el movimiento de fuerzas federales. Salen a patrullar los
municipios donde se les había pedido su presencia desde hace más de tres
meses ante la ola de violencia.
En la carretera Apatzingán-Buenavista hay dos puntos de revisión del
Ejército, uno con tecnología de punta, ya que cuenta con equipo de rayos
gama para detectar armas. No pasa ningún vehículo que no haya sido
revisado por los militares.
En una caseta a la entrada de la cabecera a Buenavista Tomatlán,
junto a 12 patrullas de la PF, un grupo de al menos 10 personas armadas,
que portan playeras del grupo de autodefensa, se parapetan en costales de arena y estacionan una camioneta que utilizan para dar rondines.
Junto a los hombres hay un par de mujeres, que se cubren el rostro con pasamontañas, cuya labor es apoyarlos con la comida.
El Palacio Municipal está prácticamente abandonado. Los guardias
civiles dicen que el alcalde Luis Torres Chávez se fue días después de
que ellos surgieron y ocuparon la comandancia de la policía como base de
operación.
El hermano de Torres Chávez fue asesinado a balazos el 1 de mayo en
el municipio; las primeras investigaciones de la Procuraduría estatal
señalan a los grupos de autodefensa que operan en la zona como los responsables.
Al respecto, los guardias civiles aseguran desconocer los hechos y señalan que el alcalde los ha abandonado a su suerte.
Mientras, la economía comienza a resurgir. Ya se surte gasolina y
aunque aún hay miedo, las empresas que desde hace dos meses no surtían
las tiendas de la zona ya han regresado, y la gente sale a la calle.
Incluso en Felipe Carrillo Puerto, conocido como La Ruana, hay al
menos tres empresas empacadoras de limón en la que regresaron a laborar,
luego de más de dos meses que se paró la producción Los camiones de
carga arriban y vuelven las pipas para surtir de combustible a las dos
gasolineras que abastecen a la comunidad.
Aunque sigue en operación el grupo de autodefensa, solo hay
un retén con siete hombres, uno de los porta una escopeta calibre 12
recortada, los demás visten playeras blancas con la leyenda “policía
comunitaria”.
Hipólito Mora es, líder del grupo afirma estar preparado para todo y
como prueba muestra una pistola que trae fajada a la cintura.
Asegura que dejarán que el Ejército y la Policía Federal realicen su
trabajo, que es combatir al crimen organizado, sobre todo Los Caballeros Templarios.
“No vamos a dejar las armas. Dejamos que entrara el Ejército, porque
finalmente esa era la petición que siempre habíamos hecho, pero fue bajo
la condición de que siguiera en operación el grupo de autodefensa” explica.
Comenta que es “fan” de Felipe Calderón, a quien le hubiera gustado
conocer, ya que se fajó los pantalones para enfrentar a la delincuencia.
El proyecto ahora de los guardias civiles, dice Mora, es hacerle
frente a ladrones y borrachos, pero advierte que si los abandonan las
fuerzas federales volverán a luchar contra el crimen organizado, como lo
han hecho en meses recientes.
Tres mujeres con niños, al ver las cámaras, se acercan con Hipólito
Mora y piden ser entrevistadas, ya que tienen a familiares detenidos
desde hace más de dos meses y reprochan que no han sido escuchadas por
el gobierno federal.
Entre llantos, exigen que les devuelvan a sus esposos que se
encuentran procesados en Toluca, ya que son inocentes debido a que
fueron detenidos por seguir en una lucha de buscar la seguridad para el
pueblo.
Una de las mujeres afirma que ya van casi tres meses de que se registró la detención y solo han liberado a ocho personas.
En Tepalcatepec, luego del aparente desarme del grupo de autodefensa,
al menos 200 pobladores se manifestaron frente al Palacio Municipal
para pedir la destitución del alcalde Guillermo Valencia Reyes.
Los inconformes llenaron la fachada de cartulinas en las que denunciaban que el presidente municipal apoya a delincuentes.
Señalaron que Valencia Reyes había presionado a las autoridades para que desarmaran al grupo de autodefensa. “No es justo que tengamos 10 años armados y ahora vengan a quitarnos nuestras armas”, dijeron.
Finalmente, rechazaron dar alguna entrevista y prácticamente corrieron a los medios de comunicación que ahí se encontraban.
En el municipio hay decenas de elementos de la PF, quienes realizan
diversos patrullajes en la zona apoyados por efectivos castrenses. Pese a
ello, el miedo se puede respirar.
(MILENIO/ Leovigildo González/ 25 de Mayo 2013)
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