En un día robaron seis lanchas en La Paz con rumbo al
Mar de Cortés, sin ser detectados
El robo de embarcaciones y motores fuera de borda se
ha convertido en otro negocio lucrativo del crimen organizado en la entidad. Un
solo golpe delictivo se estima en 2 millones 400 mil pesos. Ladrones usan
embarcaciones para el trasiego de droga
El zumbido del motor
se pierde en la madrugada del 6 de marzo en el Golfo de California.
La lancha “Espíritu
II” esta vez no lleva turistas a bordo, sino hombres fuertemente armados, con
pistolas y rifles de asalto, quienes entre la una y cuatro de la
madrugada, robaron la embarcación
marítima en la bahía de La Paz.
La panga de color
blanco y vistas naranja, es solo una de las seis que ese día, y a la misma
hora, fueron sustraídas ilícitamente por células del crimen organizado -según
las primeras investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado
(PGJE)-, amparados en la nula vigilancia en la zona del malecón costero.
Las otras lanchas
son “Espíritu I”, “La Encantada”, “Marlín”, “Reina Azul” y “Espíritu III”,
propiedad de pescadores de la colonia Esterito y de las compañías Marlín
Advertures, Espíritu Baja Tours, Lobito Tours y Espíritu A.
De acuerdo a las
indagatorias, los presuntos responsables llegaron ese día y desamarraron las
embarcaciones que estaban atadas a una boya, otras estaban ancladas en la
arena, y las más seguras, encadenadas en una dala de acero con candados. En
este último caso, los delincuentes cortaron los eslabones de la cadena con un
equipo especial, y nada pudo impedir que robaran las lanchas junto con sus
costosos motores fuera de borda, de entre 90 y 150 caballos de fuerza.
En el corazón
turístico de la capital del estado, repleto de hoteles, restaurantes, bares y
decenas de comercios, los ladrones todavía tuvieron tiempo de acomodarse y
salir en fila india, partiendo de la bahía de La Paz, pasando por dos marinas,
una terminal marítima de altura y siete playas hasta internarse en el llamado
Canal de San Lorenzo, muy cerca de la Isla Espíritu Santo, y ahí perderse en el
Mar de Cortés.
La investigación
señala que el atraco no quedó registrado en las cámaras de video vigilancia de
la zona maleconera, porque están dirigidas hacia la calle y no hacia la playa.
La poca información
que se tuvo del robo masivo de lanchas fue a través de algunos testigos que
observaron gente armada desatando las embarcaciones. Se trata de ciudadanos que
por casualidad pasaban por ahí, a esa hora de la madrugada.
La hipótesis de los
investigadores del caso, es que los ladrones recorrieron una trayectoria de 30
kilómetros, pasando muy cerca de “Marina Palmira” y “Marina Costa Baja”, así
como la Terminal Marítima de Pichilingue, las cuales cuentan con vigilancia las
24 horas del día. De ahí partieron a las playas El Coromuel, La Concha, El
Caimancito, El Tesoro, Pichilingue, Balandra y El Tecolote.
Más grave aún es que
el esclarecimiento del robo de pangas parece complicarse porque, como comenta
el Capitán de Puerto de La Paz, José Luis Ríos Hernández, “no se tiene un
Centro de Control y Tráfico Marítimo”, por lo tanto, carecen de información
científica que permita conocer la trayectoria de las embarcaciones o su
paradero a través de sistemas de detección conocidos como radares.
Hasta el cierre de
esta edición, tres de las seis embarcaciones ya habían sido localizadas, con
los motores completamente desmantelados, cerca de la Isla Espíritu Santo.
El caso quedó
registrado bajo el número de Averiguación Previa LPZ/132AMP/2013, con la Agente
del Ministerio Público Número 3, Edith Katherine Acevedo Núñez. El valor de ese
solo golpe delictivo se estima en 2 millones 400 mil pesos.
EL ANTECEDENTE
El robo de lanchas y
motores fuera de borda no es nada nuevo en Baja California Sur.
En base a
estadísticas oficiales de la PGJE, datos recabados por ZETA demuestran que el
fenómeno ha crecido en los últimos tres años. Tan solo en 2011, 17 pangas y
cinco motores fuera de borda fueron sustraídos por el hampa. En 2012, seis
lanchas y 14 motores fueron robados, y en el transcurso de 2013, ya suman seis
embarcaciones marítimas sustraídas.
Como si se tratara
de un negocio legal, los presuntos responsables de estos atracos se mueven
libremente por las siguientes razones:
- La nula vigilancia
en 475 kilómetros de costas, desde Guerrero Negro hasta Cabo San Lucas.
- La descoordinación
entre cuerpos de seguridad y fuerzas armadas. Ninguna de las autoridades
correspondientes asume la responsabilidad de la vigilancia y control en campos
pesqueros, puertos y ahora hasta en la bahía.
- La carencia de un
Centro de Control y Tráfico Marítimo que permita vigilar, controlar, ofrecer
asistencia y generar información marítima, a través de sistemas de detección
como radares, de procesamientos de datos y de comunicación, por medio de
software y radios de banda marítima, uno de los cuales ya opera en puertos como
Veracruz.
- La escasez de
personal en los cuerpos de seguridad y de fuerzas armadas, aunado a la falta de
equipo y tecnología que permita un trabajo eficiente en el combate a la
delincuencia en el mar.
Un investigador de
la PGJE explicó que los presuntos responsables son, en su mayoría, células del
crimen organizado que roban las embarcaciones por tres hipótesis:
1. Utilizarlas en el
trasiego de droga y armas de Sinaloa, a Baja California Sur o Baja California.
2. Apropiarse de los
motores que colocan a otras embarcaciones para enviarlos a la frontera con
Estados Unidos, donde servirán para esconder droga.
3. Robarlas y
venderlas en campos pesqueros de Sinaloa y Sonora, lo que resulta un lucrativo
negocio para el hampa.
Bajo ese panorama,
las células de la delincuencia organizada pasaron del trasiego de droga, a
convertirse en los piratas modernos del Golfo de California, donde encontraron
un territorio virgen para delinquir.
EL MODUS OPERANDI
Sobre estos hechos,
el director de la Policía Ministerial del Estado, Hugo Galindo Camacho, expuso
que el modus operandi de los ladrones de lanchas quedó al descubierto cuando el
24 de agosto de 2012, fue detenida una banda especializada en el robo de
embarcaciones marítimas.
Durante una
entrevista con ZETA, relató que “los delincuentes cada determinado tiempo
cruzaban de Sinaloa o Sonora hasta Baja California Sur, y después de planear un
operativo, robaban pangas, utilizando armas de fuego para amedrentar a las
víctimas”.
El jefe policiaco
agregó que los ladrones arribaban al estado en lancha desde su lugar de origen
y se dedicaban a recorrer los posibles puntos de atraco, tomando fotografías
para ubicar las embarcaciones y los motores fuera de borda en el día, y
operando en la noche. “Llegaban armados, desamarraban las pangas, y si había
algún vigilante o incluso pescadores, amagaban con las armas y los obligaban a
no oponer resistencia y se iban”, dijo Galindo.
Recordó la ocasión
en que los integrantes de esta banda llegaron, el 9 de agosto de 2012 -es decir, 15 días antes de su detención-, al
campo pesquero de “El Burgués”, en el poblado de San Juan de la Costa. Ahí
amagaron al vigilante, de nombre Raúl Sánchez Cota, y le golpearon la cabeza
hasta dejarlo inconsciente, para después robarse cuatro embarcaciones y sus
motores fuera de borda.
No obstante, un par de días después, los delincuentes
reaparecieron y dispararon en contra del vigilante del campo pesquero de Agua
Amarga de la comunidad de Los Planes, Gabriel Flores Meza, porque “pretendían
amedrentarlo”. Al final, Flores Meza no pudo evitar el robo de cuatro
embarcaciones, dos de las cuales lograron recuperar sin motor a 5 millas
náuticas de donde sucedieron los hechos, como expuso el subdelegado de Agua
Amarga, Alejandro Lucero Lucero.
Después de un año de
impunidad, la banda de “El Chapo” -como se autonombraban- finalmente fue
detenida en un operativo en la población Los Barriles, al Sur de La Paz, cuando
intentaban asestar otro golpe.
Los ladrones
descendieron de una lancha para enterrar sus armas en la arena de la playa, y
cuando subían a su embarcación, fueron sorprendidos por agentes de la Dirección
de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de La Paz.
Los delincuentes
trataron de desenterrar sus armas y corrieron, pero fueron amagados por los
agentes, quienes solicitaron refuerzos que llegaron de Los Barriles, La Rivera
y La Paz, donde participaron agentes de la Policía Ministerial del Estado,
Policía Estatal Preventiva y Fuerzas Armadas.
En la arena,
únicamente encontraron enterrada una escopeta marca Wards Western Field,
calibre 12, con cañón recortado y cachas de plástico color negro. A bordo de la
embarcación había unos lentes de visión nocturna, un navegador GPS, una mochila
térmica y una decena de cartuchos útiles.
Los detenidos y
sujetos a un proceso penal por estar implicados en cuando menos diez
averiguaciones previas fueron:
- Dante Héctor Flores Buelna “El Wrangler”.
- Jesús Arturo Cisneros Valenzuela “El Tristón”.
- Pascual Velázquez Romero “La Parka”.
- Martín Alejo Ruiz “El Alejo”.
- José Adrián Sánchez Aro y/o José Antonio Cervantes
Baez “El Pepe”.
Los primeros cuatro
son originarios del campo pesquero del “Paredoncito”, Sonora, y el último, del
campo pesquero “El Cerro Cabezón” de Guasave, Sinaloa.
FOCOS ROJOS
El robo de lanchas
de prestadores de servicios en la bahía de La Paz prácticamente encendió los
focos rojos, e incluso fue motivo de una reunión donde participaron autoridades
como la Policía Turística, Ministerial, Estatal, Procuraduría General de la República,
Secretaría de Marina y Capitanía de Puerto.
El 13 de marzo, los
barcos turisteros y las autoridades analizaron la situación y, sobre todo, el
ámbito de competencia de cada quien, porque desde que sucedió el atraco “unos a
otros se aventaron la bolita”. En ese entonces nadie asumió la responsabilidad
de la vigilancia de la bahía de La Paz.
El presidente de la
Unión de Prestadores de Servicios Turísticos de Baja California Sur, Fabricio
Mújica Zamorano, expresó que “el robo de lanchas es un problema grave que se
viene arrastrando desde hace algunos años, el cual no se había sentido tan
fuerte como ahora que los delincuentes tuvieron el descaro de robar en pleno
malecón de La Paz”.
Durante una
entrevista con ZETA, Mújica expuso que el delito va en aumento, porque “primero
fueron dos, luego tres y ahora seis embarcaciones”, y lo más delicado es que
“cuando los roban, dejan sin sustento económico a todas las familias que viven
de eso, sobre todo porque son equipos muy caros; algunos alcanzan el medio millón
de pesos, y desgraciadamente, no se pueden comprar tan fácil”.
El líder de los
prestadores de servicios enfatizó que “el robo únicamente evidenció que la
bahía de La Paz, está prácticamente desprotegida, ya que nadie se quiere hacer
responsable de la vigilancia, todos dicen que no es de su competencia, no hay
operativos coordinados y simultáneos, y no están viendo que desde hace tiempo
nos convertimos en un objetivo del crimen organizado.
“A nosotros nos
afecta seriamente que nos roben los motores o las lanchas, porque primero es
nuestra fuente de ingreso, y segundo, tenemos que volver a gastar en los
equipos, y obviamente, nos descapitaliza”, resaltó el entrevistado.
ZETA solicitó una
entrevista con el Comandante de la II Zona Naval Militar de la Secretaría de
Marina, Vicealmirante Anselmo Díaz Cid, a fin de conocer los operativos de
vigilancia que se despliegan por las costas y las medidas que se han tomado a
raíz del robo de lanchas.
Sin embargo, por
cuestiones de agenda, Díaz Cid no pudo conceder la entrevista. No obstante,
solicitó el cuestionario por escrito para responder a las preguntas. Al cierre
de esta edición, tampoco se recibieron las respuestas.
El que sí accedió a
dialogar, fue el Capitán de Puerto de La Paz, José Luis Ríos Hernández, quien
durante una entrevista explicó que “definitivamente, nosotros no tenemos algún
cuerpo de seguridad para hacer frente a la delincuencia organizada, porque no
usamos armas ni estamos armados, y nuestro trabajo es únicamente la seguridad
de la vida humana en el mar”.
— Entonces, ¿de quién es la responsabilidad?
“De las fuerzas de
seguridad y de las Fuerzas Armadas. Lo que nosotros ahorita estamos proponiendo
es la creación del Centro de Control y Tráfico Marítimo, una especie de torre
de control aéreo, solamente en este caso es marítimo, del cual existen en todos
los puertos grandes de México y es muy funcional, sobre todo en asuntos de
seguridad porque tiene radares, equipos de comunicación y es efectivo en el
caso de las embarcaciones que circulan en una extensión de las 20 millas
náuticas; lo que nos daría el control de lo que suceda dentro y fuera de la
bahía, y detectar cualquier irregularidad inmediatamente cuando estén
sucediendo los hechos, y tener la capacidad de coordinar cualquier despliegue de
fuerzas de seguridad”.
Por lo pronto, salvo
la Secretaría de Marina y Armada de México, ningún cuerpo de seguridad pública
cuenta con una embarcación marítima para vigilar y perseguir a delincuentes en
el mar.
Marcador de robos de embarcaciones marítimas
Año
|
Número
de lanchas
|
Numero
de motores
|
Zonas
más afectadas
|
2011
|
17
|
5
|
La
Rivera y Los Barriles
|
2012
|
6
|
14
|
Punta
Arenas, Los Barriles, San Juan de la Costa, El Sargento y Loreto
|
2013
|
6
|
2
|
Bahía
de La Paz
|
Fuente:
PGJE
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