Boston era una ciudad en virtual estado de sitio:
patrullas de la policía, escuadrones de agentes especiales, tanquetas del
ejército, helicópteros militares y policiacos… Un despliegue propio de un
escenario de guerra para atrapar al checheno Dzhokhar Tsarnaev, de 19 años. Él
y su hermano Tamerlan, de 26 años –abatido por la policía el viernes 19– fueron
los presuntos responsables del atentado terrorista perpetrado el lunes 15 en la
maratón de Boston…Un atentado que volvió a poner en evidencia la vulnerabilidad
de Estados Unidos en materia de seguridad y cuyo móvil es todavía un misterio.
J. Jesús Esquivel/ Proceso
WASHINGTON
(Proceso).– Los hermanos chechenos Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, presuntos
responsables del ataque terrorista perpetrado el lunes 15 durante la maratón de
Boston, Massachusetts, volvieron a poner en evidencia la vulnerabilidad de
Estados Unidos en materia de seguridad.
A diferencia de los
ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el atentado en Boston no fue
un acto sofisticado: Tamerlan, de 26 años, y Dzhokhar, de 19 –ambos musulmanes–
utilizaron artefactos explosivos de fabricación casera: ollas exprés atestadas
de pólvora, tornillos, clavos y pedazos de metal. El saldo del ataque: tres
muertos y casi dos centenares de heridos.
Las agencias de
inteligencia de Estados Unidos tardaron cuatro días en localizar a los
presuntos responsables y en dar a conocer sus nombres. En ese periodo la
incertidumbre y la psicosis se apoderaron de los pobladores de Boston.
El gobierno del
presidente Barack Obama condenó el atentado, pero se abstuvo de plantear
conclusiones o achacar responsabilidades ante la probabilidad de que se tratara
de un acto de terrorismo doméstico. Ya había un antecedente que había impactado
a la sociedad estadunidense: el 19 de abril de 1995 Timothy McVeigh cometió un
atentado con un auto-bomba que destruyó el edificio federal Alfred P. Murrah,
en el centro de la ciudad de Oklahoma; mató a 168 personas, entre ellas 19
niños menores de seis años de edad.
CACERÍA
El Buró Federal de
Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) descubrió poco a poco la
estrategia que siguieron los hermanos Tsarnaev. Lo hizo sin que hubiera
filtración alguna hacia los medios de comunicación.
El pasado jueves 18,
en conferencia de prensa, Rick Deslauriers, agente especial del FBI a cargo de
la investigación, difundió las fotografías de los presuntos responsables del
ataque. Con ello inició una cacería masiva en contra de ellos en la que
participaron decenas de agentes de todas las agencias federales de inteligencia
y cientos de oficiales de la policía de Boston, apoyados además por efectivos
de la Guardia Nacional.
El FBI comenzó a
completar el rompecabezas para dar con el paradero de los chechenos con base en
las pistas que proporcionaron personas que el día de la maratón estuvieron en
las inmediaciones del lugar del ataque, así como en las videograbaciones
tomadas por la prensa y por ciudadanos comunes.
Así, la agencia pudo
definir el perfil físico de los dos responsables. Las fotografías que dio a
conocer mostraron a dos jóvenes blancos, lo que provocó el rumor de que se
trataba de un caso de terrorismo doméstico.
Cinco horas después
las autoridades federales informaron que la policía abatió a tiros a uno de los
sospechosos, Tamerlan, en un enfrentamiento que inició en el campus del
Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Ello aumentó la psicosis en la
población de Boston.
Los primeros
reportes del hecho indicaban que la policía ubicó a los dos hermanos chechenos
a bordo de un automóvil que habían robado. Tenían como rehén al dueño del
vehículo. La policía persiguió el automóvil. Hubo intercambio de disparos. Un
agente de seguridad del MIT perdió la vida y un efectivo policiaco de la ciudad
de Boston resultó herido.
En un intento por
escapar de los disparos, Tamerlan salió del automóvil. Fue alcanzado por las
balas de los agentes. Dzhokhar intentó acelerar el auto e involuntariamente
atropelló a su hermano, que yacía en el asfalto. Luego bajó del auto y se dio a
la fuga, dejando en el vehículo al rehén, quien posteriormente declaró a la
policía que Dzhokhar le había confesado que él y su hermano habían cometido el
ataque terrorista.
Cuando la policía se
acercó a Tamerlan, éste agonizaba. Las autoridades federales reportaron que el
joven checheno llevaba explosivos adosados al cuerpo. Descubrieron además que
tenía quemaduras en la piel. Interpretaron que eran producto de las explosiones
en la maratón.
Fragmento del
reportaje que se publica en la edición 1903 de la revista Proceso, ya en
circulación.
(PROCESO/ J. Jesús Esquivel/ 22 de
abril de 2013)
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