Sus voces han sido acalladas por sicarios que
arremeten contra periodistas y medios que informan acerca de las atrocidades en
que incurre el narco. Con todo, informadores de Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo
León y la comarca lagunera luchan por que se conozca el clima de terror en el
que sobreviven. Directivos, editores, fotorreporteros, reporteros y
organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos denuncian:
las autoridades poco o nada hacen para detener a las bandas criminales y dar
garantías de seguridad a los periodistas.
Juan Alberto Cedillo
SALTILLO, Coah.
(Proceso).- Las agresiones de los últimos meses a periodistas y los recurrentes
ataques a medios de comunicación como El Siglo de Torreón y El Norte de
Monterrey “permanecen en la más absoluta impunidad”, aseguran directivos de
medios, defensores de los derechos humanos y representantes de organizaciones
internacionales.
Según ellos, los
discursos oficiales y las leyes de protección a los periodistas resultan
demagógicos, ineficaces para capturar a los agresores, como sucede en el caso
del reportero Jaime Guadalupe Domínguez, asesinado en Chihuahua el domingo 3.
Ante la falta de justicia, los delincuentes siguen hostigando al gremio
periodístico, dicen.
En Monterrey, los
directivos de El Norte y sus reporteros llevan meses en espera de justicia,
luego de que las instalaciones del periódico fueron el blanco de artefactos
explosivos. En Nuevo Laredo, El Mañana optó por cambiar su línea editorial y
omitir las noticias relacionadas con los cárteles de la droga para evitar
confrontarse con los sicarios que operan en esa ciudad fronteriza.
Hoy, los medios
tamaulipecos no informan nada relacionado con el narcotráfico. Tomaron esa
decisión ante la falta de respuesta de las autoridades estatales y federales,
sobre todo a partir de que las bandas criminales pusieron precio –a fines del
mes pasado– a la cabeza de los administradores de la página de Facebook Valor
por Tamaulipas, dedicada a alertar a la ciudadanía sobre las situaciones de
riesgo.
La semana
antepasada, las instalaciones de El Siglo de Torreón sufrieron varios ataques
en los que dos policías federales resultaron heridos y un civil murió. El
Ejército y las policías estatal y federal instalaron tres filtros de seguridad
para proteger al diario.
Días antes, el
jueves 7 de febrero, cinco trabajadores de ese periódico fueron secuestrados
durante 10 horas. Sus captores los golpearon y amenazaron de muerte durante ese
lapso.
En esa ocasión, El
Siglo de Torreón publicó un editorial en que subrayó: “Lo ocurrido la noche del
jueves resulta alarmante porque abre un nuevo frente en la vulnerabilidad de
los medios de comunicación, pues los trabajadores secuestrados no pertenecen al
área de redacción”.
En agosto de 2009,
el periódico sufrió el primer ataque, cuando unos desconocidos lanzaron
explosivos contra sus instalaciones y dispararon contra la fachada. Dos años
después, en noviembre de 2011, El Siglo fue atacado de nueva cuenta.
Una persona cercana
al periódico que pide al reportero omitir su nombre cuenta: “En esa época
ninguna autoridad se nos acercó para investigar los atentados. Hasta ahora las
investigaciones sobre esos atentados permanecen congeladas”.
Dice que en esta
ocasión, las autoridades estatales y federales sí contactaron a los directivos
del periódico para saber los motivos que, sostiene, son “intentos
intimidatorios” por coberturas periodísticas recientes. No obstante, dice,
ningún funcionario del “Mecanismo para Protección de Personas Defensoras de
Derechos Humanos y Protección a Periodistas” les ha ofrecido protección.
Hasta ahora, el
crimen organizado actúa con total impunidad, pues las leyes para proteger al
gremio resultan inútiles para frenar la violencia contra los medios.
En la región
lagunera los plagios a reporteros se iniciaron el 26 de julio de 2010, durante
la cobertura noticiosa de un motín de reos en el Centro de Reinserción Social
(Cereso) No. 2, con sede en Gómez Palacio.
Ese día un grupo
armado secuestró a Javier Canales, de Multimedios Laguna; Alejandro Hernández,
camarógrafo de Televisa Torreón; Héctor Gordoa Márquez, enviado de Televisa
México, y Héctor “N”, de El Vespertino. Los tres primeros fueron liberados días
después; Héctor nunca apareció.
Previamente, el 25
de mayo de 2009, Eliseo Barrón Hernández, reportero policiaco de La Opinión
Milenio fue ejecutado por presuntos sicarios de Los Zetas comandados por Lucio Fernández, El Lucifer, quien ordenó su
muerte para “dar un escarmiento” a los comunicadores de La Laguna.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso
1897, ya en circulación)
(PROCESO/Juan Alberto Cedillo/ 9 de
marzo de 2013)
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