Impunidad en investigación de muertes por negligencia
médica
Sometidas a operaciones para no volver a procrear más
hijos sin que su voluntad sea tomada en cuenta, abandonadas en el momento del
alumbramiento por personal desidioso que lo mismo altera un expediente médico
que suministra medicamento aunque cause reacción alérgica en el paciente, son
parte de las irregularidades que se cometen contra los pacientes de hospitales
del sector salud de Baja California
María Isabel Mercado
Diversos testimonios
recopilados por ZETA dan cuenta del calvario y la tragedia en que puede
concluir uno de los momentos que debiera ser el de mayor fortunio para una
madre, el nacimiento de su hijo.
Los hospitales
públicos son los más demandados por irregularidades en el servicio,
particularmente el Hospital General de Tijuana, pero su seguimiento se ve
frenado ya por falta de gasolina que impide al agente de Ministerio Público
realizar la diligencia correspondiente, ya por falta de equipo para sacar
copias; cualquier pretexto es suficiente para apilar expedientes por
negligencia médica que “duermen el sueño de los justos” en la Procuraduría
General de Justicia del Estado (PGJE).
La Comisión de
Arbitraje Médico de Baja California (CAME), acéfala desde el 1 de enero de
2013, al abandonar el cargo Rodrigo Robledo Silva por reformas a la Ley, que
ahora obliga que su titular sea médico general o cirujano; aunque la comisión
tampoco ha destacado por su atención hacia los quejosos, aun cuando se conformó
para ayudar a resolver conflictos derivados de una presunta o mala atención
médica.
Así, con pocas
opciones donde apoyarse para exigir justicia, quienes son víctimas de un mal
servicio médico, acuden a la Procuraduría de Derechos Humanos de Baja
California (PDH), instancia que solo en 2012 recibió un total de 36 quejas
contra el Hospital General de Tijuana.
* 15 de estas
denuncias son provocadas por negligencia del personal, desidia que podría haber
causado la muerte de al menos dos pacientes, así consta en denuncias formales
presentadas ante la PGJE.
* 36 quejas en miles
de atenciones médicas que proporciona al año el Hospital General de Tijuana no
es una nimiedad, “no cuando se trata de un hospital público, ni mucho menos
cuando el reclamo deriva de una posible negligencia que causó la muerte de un
ser humano”, dilucidó Isabel Herrera, Directora de Quejas de la PDH.
Además de alta, la
cifra es recurrente a años anteriores, claro indicativo de que las autoridades
del nosocomio no actúan en consecuencia para corregir las anomalías, “incluso
ni responden los requerimientos que les hacemos en forma directa, solo hasta
que elevamos el reclamo a una autoridad superior, obtenemos una respuesta”,
añadió Herrera Covarrubias.
Pero la respuesta,
además de lenta, no soluciona de raíz la problemática, por ello los reclamos se
siguen sucediendo, en la misma proporción y por las mismas causas: negligencia
médica, negligencia en atención, discriminación, inadecuada atención de
infantes o falta de medicamentos.
Cruda experiencia
Con 41 semanas y dos
días de embarazo Dayane Samayoa Clark, derechohabiente del Seguro Popular,
acudió el 20 de octubre de 2012 al área de urgencias del Hospital General de
Tijuana. Ella esperaba a su cuarto hijo, luego de un embarazo que,
aparentemente, había transcurrido normal.
Portaba el resultado
de un análisis practicado por un médico particular, mismo que entregó al médico
Alejandro Guízar, que en ocho ocasiones la había atendido en el HG, en igual
número de consultas.
El galeno del HG
ignoró el estudio, aun cuando en él se
observaba la falta de líquido amniótico; también hizo a un lado la
recomendación del doctor independiente de realizar una cesárea urgente. A la
paciente le sugirió volver a su casa, no preocuparse y regresar al día
siguiente a una consulta normal, “esos doctores solo alarman para que los
pacientes se atiendan ahí y sacarles dinero”, le advirtió.
“Le hice caso y ése
fue el peor error de mi vida”, relata Dayane, quién el 21 de octubre vuelve al
Hospital General, para recibir la noticia de que su bebé estaba muerta. Llegó a
las 2:00 de la tarde y ya no la dejaron salir, aun cuando ingresó se registró
hasta el día siguiente cuando abandonó el nosocomio.
Ante la falta de
contracciones y dolores de parto a las 9:00 de la noche de ese aciago 21 de
octubre, le indujeron “el parto más doloroso que haya tenido”, recuerda. Un día
después salió del hospital sin poder caminar, el bloqueo que le inyectaron y el
uso de fórceps la habían lastimado, le diagnosticó días después un médico
particular.
Ni el cuerpo de la
bebé le querían entregar: “a mi esposo el personal del hospital le dijo que lo
dejara ahí para que no gastáramos, que ellos se hacían cargo de todo”.
Hasta la funeraria
les quería impedir que sacaran copia al registro de muerte de su hija, “a
escondidas le sacamos copia al Certificado de Muerte Fetal”.
Entre las
irregularidades incurridas en el Hospital General destacan el número de semanas
de gestación, mientras en un reporte médico se indican 36.5 semanas, en el
Certificado de Muerte Fetal refieren 39.
Luego de sepultar a
su hija, acude a la Unidad de Atención y Orientación Temprana de Zona Río a interponer una denuncia, pero no
se la admiten, “me dicen que no se puede catalogar como negligencia médica
porque yo tenía la opción de acudir a atenderme a cualquier otro lado”,
comparte.
El 30 de octubre
acude a la Comisión de Arbitraje Médico del Estado de Baja California (CAME), y
aunque ahí prometieron darle seguimiento a su queja, el 16 de noviembre la
respuesta fue desalentadora, “señora, no la podemos ayudar”, fue la resolución.
Fue entonces que
decide pedir apoyo a la Procuraduría de Derechos Humanos, cuyo personal la
acompaña a la PGJE, es entonces que en la agencia donde habían rechazado
atenderla le reciben la denuncia, la cual se archivó bajo el expediente
11203/12/211/AP, bajo el seguimiento de la Unidad de Delitos de Homicidios
Culposos, instancia que hasta la fecha no termina de integrar el expediente.
En el Hospital
General de Tijuana el control natal también es impuesto en forma arbitraria, en
plena labor de parto a las pacientes las obligan a firmar documentos en los
que, sin ellas saberlo, están autorizando se practique la salpingoclasia,
método anticonceptivo permanente.
“Aunque en las
consultas previas uno diga que no desea operarse, una vez ahí nos operan sin
considerar nuestra voluntad”, “en mi caso les informé que mi esposo ya se había
hecho la vasectomía, que no la ocupaba y aun así me operaron”, se quejó Karen
Casandra de Cárdenas, quien el 4 de febrero de 2013 tuvo a su hija en el citado
nosocomio.
De hecho su
alumbramiento le causó un desgarre vaginal “porque fue un camazo, así le llaman
a los bebés que nacen solos, sin que ningún médico asista a las mamás, aun
cuando el personal esté ahí y uno les pida ayuda”, señala.
Antes de que la bebé
saliera expulsada de su vientre, Karen recuerda que el personal médico de la
sala de ginecobstetricia cantaban las mañanitas a un doctor que en esa fecha
cumplía años, por lo que la atención a las pacientes fue dejada de lado.
Programada para
cesárea fue obligada a parto normal después de cinco días de vueltas en los que
la pérdida de su expediente era la constante, al final se le reventó la fuente
y su hija debía nacer sin cirugía de por medio “porque ese día no había
anestesiólogo”, dijo.
“Pero si ni siquiera
atendieron a una señora que se convulsionó hasta morir antes de tener a su
hijo, ¿qué podía esperar yo?”, se cuestionó Karen.
También en el
Hospital General de Tecate hay registro de quejas, como la muerte de la señora
María Concepción Rodríguez Rodríguez, quien luego de 29 días de estar en coma
falleció. Después del parto se le hizo un salpingo (método anticonceptivo) sin
que ella, ni ningún miembro de su familia, lo autorizaran.
En un irregular
parte médico fechado el mismo día del parto se añade que la paciente registró
“reacción al dormicam (midazolam), depresión respiratoria a cargo de anestesia
–reacción alérgica al dormicam”. Pero no obstante a ese diagnóstico, durante
los cuatro días subsecuentes se le continúa suministrando el mismo medicamento.
Tras la muerte de su
esposa, Ramón Vera Reyes presenta una denuncia ante la Agencia de Ministerio
Público Receptora de Tecate, con la averiguación 2263/11/208/AP, al cual se le
da poco seguimiento ya sea por falta de gasolina o copiadora, le indican al quejoso.
Durante un año
ningún seguimiento tuvo su denuncia ante la PGJE, hasta hace unos meses el
expediente fue rescatado del olvido. Urbina Jácome no solo logró obtener copia
del expediente médico original de Concepción Rodríguez, sino que también
encontró que los médicos que la atendieron, Adriana Hernández Armas, Mariano
Valencia Oviedo y Luis Armando Guirado Duarte, carecen de Registro Estatal que
los faculte para ejercer alguna profesión en el estado de Baja California.
En los casos de
Dayane Samayoa, Karen Casandra y de la familia de Concepción Rodríguez, además
de la amarga experiencia, la constante es la misma, no volverán a atenderse en
el Hospital General, pues temen por sus vidas.
Consultado por ZETA,
el doctor Jesús González López, presidente electo del Consejo Consultivo de la
Asociación de Ginecología y Obstetricia de Tijuana, expuso que los pacientes
están en todo su derecho de interponer denuncias formales o, como en el caso de
la paciente Dayane Zamayoa, requerir la necropsia de la bebé, donde que se
podrá establecer el grado de madurez fetal.
Para ello, anota,
existe un peritaje médico legal que determina si hubo negligencia, omisión,
ignorancia o exceso de confianza, las cuatro causas por las que ocurren
accidentes dentro de la medicina.
Para González López
en la actualidad no debería fallecer ningún bebé a causa de post madurez,
“porque tenemos las herramientas para hacer un diagnóstico oportuno y evitar
una muerte”.
Las estadísticas
Si la Procuraduría
de Derechos Humanos documentó en el último año 36 quejas contra el Hospital
General de Tijuana, la Comisión de Arbitraje Médico de Baja California
–actualmente sin un titular– registró en 2012, 368 casos de ciudadanos
inconformes con la atención médica tanto en instituciones privadas como
públicas.
Ante la CAME, el
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es la institución más señalada con
128 denuncias, aunque son las clínicas privadas las más señaladas ante la
comisión.
Pero solo un caso
del sector salud de la entidad concluyó en arbitraje médico, es decir, que la
CAME emitió un resolutivo; el resto de los casos quedan en conciliación de
ambas partes, o en simple asesoría y orientación, mientras que en un 40 por
ciento de los quejosos desisten de su denuncia.
Para el secretario
de Salud de Baja California, doctor José Guadalupe Bustamante, es normal que
existan quejas con un universo de un millón 600 mil consultas que los diversos
centros médicos del sector salud del estado brindan al año.
Y aunque aseguró ser
el más interesado en que éstas se resuelvan para que no opaquen los logros de
la institución, dijo solo tener conocimiento de una queja, de las 36 que
menciona la PDH.
“Con 7 mil 600
empleados, algunos no cumplen con el trato de calidad y calidez que se les
pide, por eso soy el principal promotor de que los derechohabientes denuncien,
y que la autoridad competente decida qué procede, cada quien sea responsable de
sus hechos, yo también soy responsable de muchas cosas y de lo que me toca
tengo que dar respuesta”, concluyó.
(SEMANARIO ZETA/ María Isabel Mercado Juárez/ febrero
18, 2013)
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