Paúl Mercado
El arribo de Jacinto
Pérez Gerardo al CEE llegó acompañado de sospechas, incluso de roces con el
narcotráfico; trabajé para Toño Sosa, dice, pero también para Impulsa
A diferencia de sus
antecesores, Rigoberto Ocampo Alcántar y Juliana Araujo Coronel, que salieron
del Consejo Estatal Electoral con la etiqueta de ser filopriistas, Jacinto
Pérez Gerardo llega a la presidencia del órgano electoral señalado de eso y
más. Se declara “de lomo duro” ante lo que considera han sido severas críticas
en su contra, pero ofrece tolerancia y se impone el reto de demostrar todo lo
contrario.
El ex secretario
general del Congreso del Estado advierte que la situación política actual no es
cómoda, incluso pone en la mesa la posibilidad de que la falta de credibilidad,
no solo en los órganos electorales, sino en los partidos políticos, desencadene
en una crisis del sistema político que a su vez genere violencia.
“Eso es lo que
generan las crisis en los sistemas políticos. Veamos cómo está ahorita
Venezuela, y cómo se va a poner mañana. Allá por condiciones de enfermedad y la
forma de gobierno que se ha tenido, pero aquí tenemos la crisis del día a día y
no tenemos instaurados mecanismos eficientes para que la ciudadanía participe
más”, señala Pérez Gerardo.
24 horas después de
haber protestado al cargo ante el pleno del Congreso del Estado, y todavía con
cosas por desempacar en su nueva oficina, el presidente del Consejo Estatal
Electoral acepta la entrevista con Ríodoce, ofreciendo total apertura y
transparencia.
—¿Cómo encontró el
Consejo?
—Encuentro una
estructura profesional de trabajo y la agradable sorpresa de que se había
estado adelantando el trabajo, lo que nos quita un poco de presión… Ya se
tiene, por ejemplo, el proyecto de convocatoria para la conformación de los
consejos distritales y otras cosas.
—En su discurso al
protestar en el Congreso, agradeció a su familia por inconvenientes que su
participación en el proceso les ha generado. Además de la reducción del tiempo
de convivencia que refirió, entiendo que otros inconvenientes son las severas
críticas…
—Esa es exactamente
la interpretación que se le tiene que dar, porque se ha involucrado a mi
esposa, y cuando uno tiene hijos, las descalificaciones pegan allá.
Afortunadamente se ha tomado con mucha madurez por parte de los grandes, el
pequeño tiene seis años y todavía no alcanza a ver eso. Si usted es padre de
familia entenderá que el deseo es que los hijos lo vean a uno como ejemplo. Y
si en mi fuero interno yo estoy convencido de que mi actuación toda la vida ha
sido una actuación honesta, entonces un solo señalamiento ya empieza a afectar
el camino que uno les está marcando a los hijos.
—¿Considera que se
ha sido muy severo con usted en ese sentido?
—Pues sí, considero
que sí se ha sido severo, aunque por una parte me agradó que la mayoría de las
críticas terminaban por decir: “pero hay que reconocerle que tiene capacidad”.
Entonces, en el balance, pues no me molestan las críticas, de verdad. Algunos lo
interpretan como que tengo un “lomo muy duro”, pero yo digo que en este
ambiente no se puede tener “piel delgada” y con eso quiero decir que hay que
ser tolerantes.
—Hay señales de que
la ola de críticas continuará. Antes, durante y después se han dado y llama la
atención la del dirigente del PAN, que dice que con su llegada el PRI está al
mando del Consejo, y el PRD dice que se pierde credibilidad. ¿Cómo les responde
a ellos?
—Con trabajo. Yo le
comentaba a la diputada Artemisa (García Valle), cuando fui a agradecerle, ella
me dijo: “Espero que tenga una actuación transparente y actúe bien, y le dije:
“Diputada, yo no le pido su confianza, yo me la voy a ganar”. ¿Cómo? Con
trabajo.
Pérez Gerardo se
autodefine como un profesional que habla de frente. Considera los señalamientos
en su contra parte del juego democrático pero pregunta: “¿Cuántos elementos se
han aportado para demostrar lo que se dice? ¿Dónde está mi afiliación al PRI?
Si trabajó en
gobiernos priistas, como se le señala, puntualiza que en esos tiempos no había
de otro tipo de gobierno, solo priistas. Pero además, para él que lo encajonen
o etiqueten de priista es algo que no tiene defensa, por lo que no piensa
defenderse de eso. “El único medio que tengo para convencerlos es el trabajo y
eso haré; vamos a ir convenciendo incluso a los partidos”, sostiene.
Y acepta el juego:
“Es natural que en una contienda ‘todo mundo’ busque, si no es una pequeña
ventaja, por pírrica que sea, busque una justificación por lo que no se va a
obtener o lo que no se obtuvo, y ahí estamos nosotros como justificación, como
en el futbol el árbitro y en el beisbol el ampáyer. Eso lo entendemos”.
—Los anteriores
presidentes salieron con la etiqueta de priistas, y usted inicia, según el PAN,
tatuado de PRI. En su discurso pidió que la sombra de dudas y desconfianza no
sean más factores de relación entre autoridades, ciudadanos y partidos. Parece
un compromiso muy grande bajo esta circunstancia suya.
—Quizás sea un
compromiso ideal, quizás me vea como idealista, pero el individuo que no tiene
ideales no avanza; para poder que el galgo corra tiene que tener la zanahoria,
entonces, esa es mi zanahoria, mi reto conmigo mismo: lograr que con el
concierto de mis compañeros consejeros avancemos hacia allá. A lo mejor no llegamos
a esa meta, pero en el camino vamos a avanzar.
El presidente del
CEE asegura que no buscará reconocimientos, sino algo que siempre ha estado en
su mente: lograr que haya una verdadera democracia, auténtica. Y entonces
sustenta su dicho: “Dicen (de mí): es priista. Bueno, antes de acercarme yo al
PRI, anduve en las luchas izquierdistas, desde la fundación del PSUM, desde
antes”.
Y todavía más, se
deslinda: “Y desde hace más de 28 años yo no tengo ningún contacto con el PRI,
salvo los institucionales”.
—Aunque se insiste
en relacionarlo con grupos de poder, caso particular con Jesús Aguilar Padilla…
—Y ojalá que
pudieran revisar el historial de mis llamadas telefónicas para que vean cuántas
veces he hablado yo con Jesús Aguilar Padilla… No hay esa relación, no existe.
—Aunque hay otras
vías para estar en contacto.
—Así es, nomás hay
que ver donde están esas vías. En derecho hay un principio que dice que los
hechos negativos no se prueban. Si ellos dicen: tú tienes relación, lo único
que yo puedo decir es no, no la tengo, pero no tengo elementos para probarlo.
—¿Estamos entonces
en una especie de impunidad declarativa, acusatoria?
—Estamos, como le
decía hace rato, en el juego que se da en la política, en la democracia: “todo
mundo” ejerciendo un derecho.
—Su designación, hay
quienes la juzgan ilegal, hablan de un proceso viciado, simulado, y usted en su
discurso ofrece poner la ley por encima de todo. Ahora, ¿un hombre que ofrece
eso, no ve en su designación esa supuesta ilegalidad?
—Si lo viera no
estaría aquí… no estuviera aquí. Nadie ha dicho tampoco cuál es la ilegalidad.
—Quien lo está
señalando es la Coparmex y el PRD.
—Y eso me dio gusto,
porque es la oportunidad de que terceros, que en este caso serían los
tribunales, declararan la verdad jurídica. Ya no sería yo, ya no sería el
Congreso, entonces, se están utilizando los instrumentos legales y eso es
bueno.
—¿Es bueno o mancha
de alguna forma el arranque del CEE?
—No, es que, mire,
hemos satanizado muchas cosas, entre ellas la judicialización. Fíjese que, como
dicen, yo ando en esto desde los tiempos ignominiosos; yo vi nacer el derecho
electoral y escribí sobre eso. Decía entonces que el ideal es que el derecho
estuviera por encima de la política. Esto no es posible en ningún sistema, pero
tienen que estar bien embonados, entonces, cuando el derecho se utiliza, se va
eliminando la posibilidad de la violencia, del desequilibrio social, de la
ingobernabilidad, entonces, por eso me da gusto que se recurra, ya no a la
declaración estridente, sino a un recurso jurídico, porque ya ni el que señala
ni el señalado van a convencer a los demás, va a ser un tercero el que defina.
Jacinto Pérez aclara
que al estar acotado por la ley para hablar de los partidos políticos es que
decidió, en su mensaje ante el Congreso, hablar en términos generales de la
crisis de credibilidad que se padece, no solo en los partidos y los órganos
electorales, sino en la propia democracia. Aunque no precisa el tamaño de la
crisis, advierte que todos los actores electorales son señalados, y no solo él:
“Tú mencionabas que los anteriores presidentes salieron con el señalamiento (de
priistas) y yo entro con él. Ojalá se revierta y que (yo) salga sin él, que ese
es mi objetivo”.
Pero agrega: “Hay
una realidad que nadie, ni los partidos pueden negar. Hay falta de
credibilidad, no nada más en los partidos, sino en el sistema político, que si
no lo atendemos puede llegar a una crisis, y la crisis en los sistemas
políticos generan violencia”.
Califica de ilógico
pensar que un presidente de un órgano electoral tenga el poder que se le
atribuye para imponer situaciones que beneficien a uno u otro partido, porque
además, una pretensión de ese tipo debe ponerse en la mesa del Consejo, en el
caso de Sinaloa, y ahí no solo están los consejeros y el presidente, sino los
representantes de partidos y del Poder Legislativo.
—Dice que lo ideal
sería que el derecho esté por encima de la política, pero esto funciona al
revés, y yo no veo que esto pueda cambiar, y entonces parece que a la menor
señal va haber una provocación, como en el 2010, ¿esto cómo lo va a manejar?
—También dije en el
discurso que íbamos a escuchar todas las voces, y que vamos a tomar en cuenta
todo aquello que fuera razonable dentro del marco jurídico. Dije también que va
haber firmeza para que no nos lleven hacia un lado o hacia el otro… Nosotros no
estamos naufragando, vamos navegando bien.
—Lo digo porque aquí
vinieron y le gritaron a la presidenta del Consejo, y porque un trato así va en
contra de todo lo que usted plantea.
—Por eso el llamado
es a los partidos políticos, a la ciudadanía, las organizaciones, o sea, no es
el Consejo, no son los partidos solos, es toda la sociedad la que se tiene que
involucrar en esto y ciertamente usted lo puede ver como imposible que el
derecho someta a la política, yo también lo veo de la misma manera, pero quizá
no se logre el sometimiento total, pero sí un engarce, una combinación que
permita que tengamos procesos electorales tranquilos. Sí apasionados si usted
quiere, y siempre va haber manifestaciones y expresiones, eso es parte de la
democracia, pero sí que nos apeguemos todos al marco jurídico, es lo único que
nos garantiza la paz.
—Volviendo a las
críticas, el diputado Manuel Cárdenas dice que su nombramiento provocará que
las elecciones se judicialicen, ¿cómo lo ve?
—Creo que es
adivinar un futuro, porque cuando se ve un panorama con anticipación se puede
modificar, en principio. Y la judicialización, repito, no nos debe asustar, es
parte del sistema.
—Otra de las críticas
que llamó la atención, fue cuando se publicó sobre un encuentro, en Mocorito,
en el informe de la alcaldesa, entre Aarón Rivas, Toño Sosa y usted…
—Soy mocoritense, me
interesa mi pueblo, y por ello acudí al informe.
—Me parece que el
sentido de la crítica era otro, particularmente por la presencia de Toño Sosa…
—Que también es
mocoritense… ¿cómo le hago para desprenderme?
Se le recuerda
entonces que en la columna institucional de Noroeste, intitulada Malecón, se
sugirió que los tres personajes pudieron haber platicado, o bien de anécdotas
referentes a la compraventa de terrenos del Tres Ríos, o sobre la futura
designación de Jacinto Pérez como presidente del Consejo Electoral, pero
asegura que no se habló nada de eso, incluso que no se platicó de nada serio.
—Tengo el dato de
que usted trabajó o trabaja para Toño Sosa, ¿sigue trabajando para él?
—No, yo no estoy
atendiendo el despacho desde que ingresé al Congreso del Estado, hace casi
cinco años, yo me separé del despacho. Efectivamente, mi despacho atendía
negocios de Antonio Sosa, de sus empresas, pero no nomás de él, tenía muchos, y
eran asesorías corporativas, asesorías para empresas, entonces, tampoco puedo
escoger a mis clientes desgraciadamente.
—Claro, se lo
pregunto porque esa columna me llevó al antecedente de los personajes, y en el
caso particular de Toño Sosa, lo más reciente es que está involucrado en el
despojo de un terreno en Baja California, y se consignó incluso en acta
notariada su vínculo con Héctor Beltrán Leyva, el presunto narcotraficante, por
eso creo que hay que dejarlo claro, porque si de alguna manera se le vincula
con personajes así, como ocurre con Jesús Aguilar Padilla y por lo que se le
califica de priista, pues, puede interpretarse igual…
—Sí, igual pueden
decir que soy narcotraficante, pero no lo soy. Basta con ver mi patrimonio.
Tengo mi casa sí, y la tengo más o menos en buenas condiciones, se la compré a
Maquío (Clouthier) y trabajé para Impulsa desde el despacho y eso no me lo
sacan.
—Usted no tuvo nada
qué ver en ese asunto de la compraventa de esos terrenos de Los Cabos?
—No, desconozco, yo
lo leí con ustedes…
—Entonces uno no
escoge a sus clientes…
—Así es… Ni con
quién sentarse en los informes.
(RIODOCE.COM.MX/
Redacción /Martes 22 de enero de 2013)
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