Fraccionamiento propiedad de Grupo Arnaiz, favorecidos
por el Ayuntamiento
El compadre, asesor y amigo del Presidente Municipal
de Tijuana, es uno de los propietarios del fraccionamiento Arnaiz, predio donde
se ubica la zona de derrumbe que el lunes 14 de enero de 2013 paralizó la
importante vialidad Cuauhtémoc Sur.
Más que una falla geológica, especialistas concluyen a
ZETA que fue falta de profesionalismo y ética en el movimiento de la tierra lo
que provocó el deslizamiento.
La empresa responsable del predio tiene además
contratos y otros negocios con el Ayuntamiento
Inés García Ramos
A pesar que el
Ayuntamiento de Tijuana no quiso deslindar responsabilidad sobre el
deslizamiento del talud en el bulevar Cuauhtémoc Sur y el accidente fue
atribuido a una falla geológica, la realidad es que los culpables son
desarrolladores inmobiliarios.
Específicamente los
propietarios del Fraccionamiento Arnaiz, quienes realizaron movimientos en la
zona y que a la sazón provocaron el derrumbe de 5 mil 500 metros cúbicos de
tierra.
Una serie de
omisiones al momento de realizar los movimientos de tierra, instalar tubería de
riego y un corte de nueve metros en la cumbre del talud, dieron como
consecuencia el percance que cerró la circulación de un tramo de medio
kilómetro del transitado bulevar.
Horas más tarde, se
abrió el acceso en dos carriles, pero la vialidad ha permanecido abierta de
forma parcial desde el 14 de enero hasta el cierre de edición.
La peripecia sufrida
por automovilistas, específicamente quienes se trasladan desde Santa Fe, La
Gloria y Rosarito hacia Tijuana –y viceversa– al ser desviados para los
trabajos de limpieza, pudo haber sido evitada.
De acuerdo a la
opinión de especialistas, si la empresa hubiese contado con especialistas
capacitados, estudios profundos y responsables, así como técnicas y materiales
de calidad, la capa de suelo de 2.5 centímetros no hubiera sido suficiente para
provocar el derrumbe.
El fraccionamiento
Arnaiz ya había sido advertido de las condiciones de trabajar sobre el terreno
de más de 236 mil metros cuadrados adquirido en 2008 a Promotora Inmobiliaria
de la Playa, destinado a un nuevo fraccionamiento. La transacción tuvo un valor
de más de 5 millones de dólares y permitió a Raymundo Arnaiz Rosas –compadre
del alcalde Carlos Bustamante Anchondo– contar con una amplia extensión de
terreno en la delegación San Antonio de los Buenos para construir un
fraccionamiento unifamiliar.
Según explica su
hijo, Raymundo Arnaiz Gamboa, quien representa a la tercera generación de la
familia constructora, dicha capa no fue identificada en los primeros estudios
geológicos realizados entre 2008 y 2010.
El proyecto de
construcción se encuentra “en espera” –debido al contexto económico actual– y
lo que será el fraccionamiento “Montesino” tampoco habría levantado el interés
de muchos, de no haber sido por el deslizamiento.
De acuerdo a
documentos presentados por Grupo Arnaiz a ZETA, tres días después del evento
nuevos estudios arrojaron la localización de una “estructura geológica oculta,
un plano de falla con inclinación de 45 grados conformado por una capa de
arcilla”.
La falla no
representaba un riesgo para el terreno en un inicio, pero al realizar el primer
recorte de nueve metros de altura, la pendiente quedó peligrosamente cercana a
la falla, era cuestión de tiempo para que la humedad y la gravedad surtieran
efecto.
El lunes 14 de
diciembre, entre tumultos de tierra que caían, quedó expuesta la tubería y
malla utilizadas para protección del talud. Por cuestiones estéticas, se
decidió sembrar algunos árboles y otra vegetación sobre la cara del talud, esto
necesitó de sistemas de riego.
La infiltración de
agua –principalmente por el sistema de riego y las lluvias– provocó la humedad
del suelo, esa pequeña capa perdió su estabilidad y comenzó a deslizarse sobre
otras capas más firmes.
El también
vicepresidente de la Cámara Nacional de Vivienda (Canadevi) reitera sobre el
percance: “la responsabilidad es única y exclusivamente nuestra, lamentamos la
afectación al tráfico, pero lo que está en nuestras manos es trabajar de manera
eficaz y rápida”.
Próximamente… Fraccionamiento Montesino
De acuerdo a las
solicitudes presentadas desde 2008 ante el XIX Ayuntamiento, Fraccionamiento
Montesinos albergará en una hectárea a 256 habitantes en 64 viviendas. Lo que
será “Montesino Residencial” albergará 477 viviendas de densidad media
unifamiliar en una superficie total de 223 mil 15 metros cuadrados entre las
colonias Llamas Amaya y Planetario de la Delegación San Antonio de los Buenos.
El Grupo Arnaiz es
una empresa de 70 años, “no somos improvisados”, diría Raymundo Arnaiz Gamboa
en entrevista. Como empresario reitera que nunca buscaron deslindarse de la
responsabilidad de los daños causados y que no ocultan información.
Sin embargo,
prefiere reservar algunos detalles de su próximo fraccionamiento. Al ser
cuestionado sobre las características del complejo, Arnaiz Gamboa respondió “el
proyecto está en la primera etapa, son macro manzanas”. Entonces apuntó que la
situación primordial para la empresa consiste en “atender el accidente y
asegurarnos con toda la tecnología, expertos y geotecnia que no vuelva a
ocurrir algo parecido”.
Una contradicción en
el discurso del empresario, asegura que el trámite del fraccionamiento se
encuentra en revisión del proyecto ejecutivo, entregado una semana antes del
deslizamiento, pero no responde sobre el número de viviendas, a pesar que desde
2008, éstas ya estaban proyectadas.
En noviembre de ese
año, ocho meses luego de realizada la compra, el fraccionamiento Arnaiz
solicitó ante el XIX Ayuntamiento la primera revisión del anteproyecto. Ese
mismo mes, pidió al entonces Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) una
evaluación de impacto.
En la revisión del
anteproyecto, el XIX Ayuntamiento solicitó una serie de correcciones, por
ejemplo no proyectar manzanas con más de mil viviendas o no utilizar las
pendientes mayores al 35 por ciento de inclinación como áreas vendibles.
Desde aquel
entonces, se solicitó la transferencia de derechos y obligaciones de la
anuencia ambiental a nombre de Fraccionamiento Arnaiz. También hacía falta un
estudio de mecánica de suelo y la presentación de un plano de ubicación de
fallas conforme al estudio geotécnico presentado. La evaluación del impacto
urbano de 447 viviendas, copias de recibo de impuesto predial y escritura
pública tampoco fueron entregadas.
Amigos al fin
La amistad entre el
Grupo Arnaiz y Carlos Bustamante data de mucho antes que el segundo llegara a
la alcaldía y nombrara asesor a su indispensable Raymundo Arnaiz Rosas. Desde
entonces, la empresa se ha visto beneficiada, específicamente su constructora
Transpeninsular.
La constructora ha
resultado ganadora en más de una ocasión de licitaciones de obra pública,
actualmente trabaja en dos vialidades de la ciudad: los trabajos de
reconstrucción del bulevar Díaz Ordaz en una de sus cuatro etapas, así como en
la Avenida Internacional. La relación entre el XX Ayuntamiento y el Grupo
Arnaiz es tan leal como la de dos mejores amigos.
El fraccionamiento
Loma Bonita ha sido el único recibido por la actual administración municipal
–aprobado en la última sesión de Cabildo de 2012–. También en diciembre de 2012
se realizó el contrato de compraventa de un predio de casi 31 mil metros
cuadrados de extensión, propiedad del Ayuntamiento y por un costo de 22
millones de pesos (alrededor de 700 pesos por metro cuadrado).
El terreno era una
donación municipal y se encuentra en Colinas de la Presa, zona donde el grupo
empresarial ha adquirido terrenos con anterioridad y desarrollado
fraccionamientos.
La protección del XX
Ayuntamiento a la empresa durante el derrumbe fue evidente en los boletines
emitidos desde la Dirección de Comunicación Social para advertir a la
ciudadanía de los trabajos de reparación sobre el bulevar.
Uno de ellos lleva
como cabeza “Inicia 20 Ayuntamiento trabajos de reparación en zona afectada por
deslave”, con fecha del 15 de enero, asegura “el gobierno municipal llevará a
cabo los trabajos de restauración de la vialidad”.
Sobre los trabajos
de limpieza realizados desde el lunes por la noche, el empresario afirma “a
nadie hemos afectado, es propiedad privada, a nadie le va a costar, no estamos
pidiendo ni hemos pedido apoyo a nadie”.
Evidente es la forma
como el Ayuntamiento ha absorbido parte de la responsabilidad del
deslizamiento, el día del derrumbe, en el primer comunicado enviado se refiere
brevemente “se encuentra en fraccionamiento en proceso de construcción cerca de
donde se registró el talud, mismo que cuenta con todos los permisos
correspondientes”.
Y hasta ahí, no se
vuelve a hacer mención de la empresa. Raymundo Arnaiz Gamboa reitera “nos ha
apoyado el departamento de Obras Públicas con flechadores para dirigir el
tránsito, así como agentes de la policía municipal, pero nada más”.
Asegura, que una vez
terminados los trabajos, “pedirá factura” a ambas dependencias municipales
porque está consciente de los costos ocasionados.
Una cuestión más, la
empresa compareció ante la dirección de Administración Urbana el 16 de enero,
presentó los resultados de los estudios realizados en el curso de tres días y
los trabajos realizados para reparar el daño, se perfiló el talud mediante
cortes de ocho y 12 metros de altura con nuevos ángulos de reposo. La dirección
perteneciente a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología solicitó a
Fraccionamiento Arnaiz, una serie de requisitos con mayor información, pero sin
sancionar a la empresa.
En la prórroga
entregada por el XX Ayuntamiento para realizar trabajos relativos a los
movimientos de tierra, con fecha del 7 de noviembre de 2012, se estipula que de
percibirse algún incumplimiento en las obras, la empresa puede ser sancionada
de acuerdo al Reglamento de excavación y nivelación de terrenos.
En específico, el
artículo 34 prevé como sanciones a fincarse por contravenir las disposiciones
contenidas en el reglamento, suspensión de la obra, cancelación de la licencia
otorgada, multa y hasta arresto, de acuerdo a la gravedad de la infracción y la
afectación del interés público.
Días después, el 21
de noviembre de 2012 se emitió la aprobación condicionada de anteproyecto y se
le solicitó a la empresa presentar el cumplimiento a las condicionantes de la
resolución de impacto ambiental, incluyendo la transferencia de la titularidad
de la misma al propietario actual. Así como el estudio de mecánica de suelo
junto al análisis de estabilidad de los taludes proyectados.
Se le comunicó
“deberá de ejecutar obras de protección en todo el perímetro del predio a fin
de evitar rodamiento de materiales sólidos y cualquier otro arrastre que pueda
afectar a las vialidades y predios contiguos”.
“Fue un foco amarillo”
La primera opinión
técnica de los aspectos geotécnicos fue elaborada por Geo Ingenieros, Grupo 3GEO
y Geoservicios. La tercera –un laboratorio donde se examinan la composición y
calidad de los materiales–, empresa es tijuanense y colaboró en los estudios
realizados posterior al desprendimiento de la pendiente.
En el dictamen se
estipula claramente “el 61 por ciento del total del predio presenta pendientes
consideradas condicionadas y no aptas para desarrollos”. Además, apunta que los
predios son afectados por la falla de Agua Caliente y deben ser un aspecto
importante a considerar “con el fin de evaluar el riesgo y desastres naturales
potenciales que presenta el predio”.
Ahí se indica
también que la zona es susceptible de sufrir los efectos de la pérdida de
suelos ante la eventual presencia de lluvias intensas o muy prolongadas. Se
considera un terreno con “riesgo físico medio”.
La empresa asegura
que de acuerdo a los sondeos de suelo realizados por sus especialistas, “los
estratos no llegan más allá del desprendimiento, lo tenemos localizado y
focalizado, eso nos da seguridad que no va a llegar más allá y podemos atender
el cómo solucionar la situación”.
Si bien Arnaiz
Gamboa asegura siempre ir un paso adelante respecto a los estudios solicitados
–previos y posteriores a los inicios de la obra– sí considera el incidente “un
foco amarillo” para prestar mayor atención a sus próximos fraccionamientos.
Con orgullo resalta
que “se actuó de forma inmediata, se perfiló el talud y los trabajos de corte
del talud ya están terminados”. Y de manera serena, reflexiona “la solución fue
muy sencilla, pero la situación del desprendimiento fue muy alarmante por
cuestiones que han sucedido en la ciudad con el tipo de tipografía”.
Lo barato sale caro
Pero los
especialistas coinciden, es sencillo justificar derrumbes, deslizamientos o
desgajamientos a causas o fenómenos naturales, ya que es una solución que
deslinda responsabilidades y, generalmente, detiene el interés de la comunidad
por conocer las verdaderas causas del incidente.
“Tenemos la mala
costumbre de echarle la culpa a las fallas, pero esto no es una falla. Ahí se
hizo un trabajo de terracería, ese terreno no se protegió contra uno de los
problemas generados con el movimiento de tierras para evitar que el agua
infiltrase el terreno y se saturó”, aporta al caso el ingeniero Filiberto
Enríquez Juárez, quien fuera presidente del Colegio de Ingenieros de Tijuana.
Consultado por este
Semanario, el experto confirma que quienes se dedican a la construcción saben
de la zona con suelos inestables, propensos a deslizamientos cuando se realizan
modificaciones en topografía original sin los especialistas, estrategias o
materiales adecuados y por ende, que representan mayores gastos.
Precisamente sobre el
bulevar Cuauhtémoc Sur y en dirección a Playas de Rosarito, han ocurrido
accidentes similares en colonias aledañas, desde complejos residenciales de
lujo como Laderas de Monterrey (en 2001 y 2010) hasta colonias populares como
La Sierra y Planetario.
Como si estas
referencias no fueran antecedente suficiente. El derrumbe costará a la empresa,
por lo menos, varios miles de pesos. Un cálculo sobre los costos del traslado
de material –5 mil 500 metros cuadrados– se realizan en aproximadamente 600
viajes de camiones, de acuerdo al precio en el mercado, serían 30 mil pesos,
tan solo en el traslado. Mientras que los estudios geológicos pueden alcanzar
hasta los 10 mil dólares.
Pero el empresario
prefiere no pensar en los costos todavía, “tengo cuantificado el volumen, pero
como es nuestra propio empresa, no tuvimos que hacer presupuesto, ahorita lo
que hicimos fue arreglarlo y después cobramos”.
Aunado a ello, el
empresario perdió algunos metros de su terreno, luego del corte final que se le
realizó al talud para asegurar su estabilidad.
Por su parte, el
geofísico especializado en Sismología, Luis Mendoza considera “toda el área de
ese tipo de formación geológica debe de tener estudios bien detallados, sobre
todo de ingeniería geológica, para tener una idea de qué tipo de cortes,
pendientes realizar para conducir las aguas superficiales”.
El también
investigador de Centro de Investigación Científica y Educación Superior de
Ensenada (CICESE) considera que los estudios de mecánica de suelo deben ser más
puntuales y considerar el contexto geológico del área.
Y asegura “muchas
veces no es culpa del desarrollador, sino la mala asesoría, hay que tener
cuidado con eso, no se trata de prohibir porque con conocimiento se pueden
hacer las cosas”.
La recomendación del
experto es simple, realizar una mayor inversión en el estudio, luego en la
conducción del agua superficial y subterránea porque son terrenos muy
delicados.
Otras zonas de peligro latente
“El deslizamiento de
laderas en los predios en Tijuana comienza desde aquí”, explica el presidente
de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica en Tijuana, maestro en ingeniería
Francisco Javier Franco Casas mientras retira un trozo de suelo de la
superficie de la cara del talud.
“Este suelo es más
resistente a los deslizamientos y se distingue por su textura de grano más
arenosa, aunque sea muy fina, mientras este otro es arcilloso, cuando el agua
lo infiltra, su textura se hace resbalosa como el jabón, su resistencia a los
deslizamientos se vuelve nula y entonces se desplaza sobre el otro tipo de
suelo que se mantiene firme”, en menor escala el ingeniero ejemplifica lo
ocurrido en el talud sobre el boulevard Cuauhtémoc Sur.
Mientras realizamos
el recorrido sobre la carretera Tijuana-Ensenada hasta llegar al lugar del
deslizamiento de la ladera, el especialista reitera “tanto la gente como las
empresas no prestan atención a estos detalles, pero si observas en la
composición de las capas, se ven claramente los distintos tipos de suelo en
casi todos los taludes”.
En los cerros se
dibujan líneas cambiantes de un tono arenoso pálido a matices más oscuros, de
cafés claros a oscuros hasta rojizos, ésas son las capas del suelo.
Entonces, hace una
explicación aún más precisa “la falla geológica se distingue porque mantiene un
desfasamiento (horizontal, vertical o su combinación) entre sus capas y es muy
notoria y la fractura no, en ella solo se delinea una grieta, una separación”.
Mientras el
ingeniero profundiza en las especificaciones técnicas, es comprensible cómo la
formación del tipo de suelo en Tijuana convierte a la ciudad en un terreno
propenso a deslizamientos, claro, con la conjugación de infiltraciones, cargas,
cortes y rellenos en el suelo.
Las características
del talud ejemplificado son compartidas en diversas zonas de la ciudad desde
Otay, El Florido, el oeste de La Presa, el Parque Pacífico, el entronque entre
la 5 y 10 y el libramiento Rosas Magallón, Santa Fe incluso en Playas de
Tijuana.
A la formación se le
bautizó geológicamente Otay y sus suelos son típicos en la zona de Tijuana, con
características de planos desfavorables en la composición de sus diferentes
capas, lo cual vuelve inestable a la gran parte de la masa de suelo.
Más allá de las
condiciones de suelo en la ciudad, el ingeniero hace una importante
observación, “No solo se trata de estudios y mapas de zonas de riesgo, en
Tijuana como en el resto del país, se necesita una legislación más firme. Es
común que se trabaje con suelos de mala calidad en cerros y laderos con estas
condiciones”.
Claro, a la par de
un verdadero especialista va al alza en los precios, pero de existir una
legislación menos laxa, serían solamente profesionistas afines quienes se encargarían
de este tipo de trabajos y no en algunos casos hasta técnicos.
“Muchas veces, el
control de calidad (de una obra) es realizado por técnicos sin experiencia ni
capacitación necesaria y mucho menos supervisados por un ingeniero afín a esta
área de la ingeniería, mientras las autoridades lo permitan, esto continuará
ocurriendo”, comenta en lo referente a rellenos sobre laderas propensas a
deslizamientos.
El ingeniero ha
formado parte de las sociedades de geotecnia y geotécnica de Japón, Canadá,
Estados Unidos y México y concluye “¿En manos de quien estamos? ¿De
especialistas, ingenieros y técnicos o de quién?”.
(SEMANARIO ZETA/ Inés García Ramos/ enero 21, 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario