La Máxima Casa de Estudios está a punto
de terminar su ciclo escolar 2018, el cual será recordado como uno de los más polémicos
tras una ola de violencia, inseguridad y acusaciones de acoso sexual en Ciudad
Universitaria
En poco menos de un mes se
cierra este semestre de actividades en la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) el cual exhibió múltiples problemáticas que aún no han sido
atendidas.
Casos de feminicidio, muertes
en situaciones poco claras, acusaciones de acoso sexual, inseguridad y
narcomenudeo son algunos de los temas que movilizaron a la comunidad universitaria
y que todavía permanecen sin respuesta o acciones concretas.
Autoridades universitarias se
han limitado a emitir enérgicos comunicados donde reprueban y lamentan cada uno
de los factores que se han visto relacionados con esta coyuntura de inseguridad
y violencia que parece no acabar, tanto en instalaciones de la universidad como
fuera de la misma.
FEMINICIDIOS
El último caso que adquirió
relevancia fue el doble feminicidio de Graciela y Sol Cifuentes, académica y
alumna, respectivamente, de la Facultad de Arquitectura de dicha casa de
estudios. Fueron asesinadas y calcinadas la noche del pasado 15 de marzo en su
casa que se encontraba en reparaciones por el 19S en una privada de la
comunidad de Santa Rosa Xochiac, en la Delegación Álvaro Obregón.
Tras los hechos, al menos dos
protestas-homenajes fueron realizadas al interior de la Ciudad Universitaria, a
cargo de familiares, así como estudiantes y personal administrativo de la
facultad donde Sol tomaba clases a diario y Graciela otra impartía diplomados
de fotografía con opción a titulación.
Hasta el momento, autoridades
capitalinas continúan con las investigaciones relativas, las cuales apuntan a
dos potenciales sospechosos: el último exnovio de la estudiante de 22 años, así
como un supuesto admirador que mantenía comunicación con Sol a través de redes
sociales.
Pero no es el único caso.
Durante el pasado 3 de abril de 2017, fue localizado pendiendo de una caseta
telefónica el cadáver de la joven Lesvy Berlín Osorio, a un costado del
edificio del Instituto de Ingeniería de la UNAM. Al momento del hallazgo, distintas
partes del cuerpo de la joven presentaban evidentes signos de violencia.
Las primeras líneas de
investigación llegaron a señalar que se trataba de un suicido y sin
participación, sin embargo, estas fueron desechadas debido a los respectivos
cruces de información y pruebas obtenidas en video, dando por concluido que fue
un estrangulamiento ejecutado.
Inicialmente, el caso fue
tratado como un homicidio doloso, sin embargo, y tras la presión de cientos de
activistas y estudiantes, las investigaciones fueron etiquetadas hasta abril de
este año bajo una perspectiva de género, con lo cual ahora enfrenta un proceso
por feminicidio Jorge Luis Hernandez, expareja sentimental de la joven de 22
años de edad y principal sospechoso.
NARCOMENUDEO E INSEGURIDAD
Tras el abatimiento de Felipe
de Jesus Pérez Luna, alias “El Ojos”, quien era el líder del autodenominado
Cártel de Tláhuac, el mercado de la compra y venta de droga en Ciudad
Universitaria quedó en una disputa entre al menos tres grupos del crimen
organizado, los cuales que ya se peleaban el territorio desde hace algunos años
atrás.
Reporte Índigo documentó
durante el pasado mes de febrero que en la Máxima Casa de Estudios operan
células de narcomenudistas pertenecientes al Cártel de Jalisco Nueva Generación
(CJNG), al Cártel de Tláhuac y a una banda autonombrada Los Rodolfos.
Por el control de al menos 5
zonas en donde se consume y comercia todo tipo de sustancias ilegales, estos
grupos delictivos han movido sus piezas en el campus central, generando miedo y
restricciones entre los estudiantes y provocando la inercia de autoridades
universitarias, que muchas veces pasan por alto esta clase de actos con tal de
no generar un conflicto interno y que vulnere el principio de autonomía de la
UNAM.
Durante el pasado 23 de
febrero, un riña entre bandos opuestos terminó con la vida de los
narcomenudistas David ‘N’ y Francisco ‘N’, de 20 y 29 años, respectivamente,
quienes se dedicaban a vender droga en la zona de los frontones de la Ciudad
Universitaria, situada entre los edificios de la Facultad de Contaduría y el
Anexo de Ingeniería.
Con cierta regularidad,
autoridades capitalinas realizan operativos en las inmediaciones del campus
central de la universidad con el fin de inhibir toda clase de actos
delincuenciales, sin embargo, estos han sido insuficientes para contener la
inseguridad que azota dicha zona.
ACUSACIONES DE ACOSO SEXUAL
Durante el 14 y 15 de marzo
de este año, las facultades de Filosofía y Letras (FFyL) y de Ciencias
Políticas y Sociales (FCPyS) entraron respectivamente en un “paro feminista”,
debido a que en días previos estudiantes de ambas escuelas habían denunciado
acoso y agresiones sexuales por parte de la plantilla de profesores, compañeros
de carrera e incluso personal administrativo.
En ambos casos, y con un día
de anticipación, las instalaciones fueron tomadas por grupos de encapuchadas
pertenecientes a las brigadas feministas internas y los edificios permanecieron
cerrados al estudiantado en general. No obstante, los dos paros fueron en
modalidad de ‘activos’, por lo que en algunas aulas se llevaron a cabo
conservatorios y exposiciones relativas a distintos temas de género.
Sumado a los paros laborales
y tomas simbólicas de las instalaciones, un contingente integrado en su mayoría
por mujeres de la FCPyS, además de otras escuelas, marchó en diversos circuitos
y al interior de la Ciudad Universitaria exigiendo a las autoridades una
revisión del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la
UNAM. Acusaban que este no estaba siendo ejecutado de manera correcta y
necesitaba modificaciones.
(REPORTE INDIGO/ ERICK MIRANDA/ MAY 3, 2018)
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