martes, 28 de julio de 2015

PANDILLAS DE SALTIYORK: INCOMPRENDIDA ‘LEY DE LA CALLE’



La ‘tradición’ que impera en barrios y colonias de la capital difícilmente podrá ser domada por la autoridad, porque para ello hay que entender el fenómeno

Aliado número uno | Saltillo, Coahuila.- Las pandillas, ese ente social cuya acción, o sea el pandillerismo, es definido por el Código Penal como un delito, en el que se aplicará prisión de dos a seis años y multa si se cometen cosas como irrumpir en fiestas, en espectáculos u hostigar a quienes transitan en vías públicas o habiten en barrios y colonias, volvió a ocupar los titulares por la violencia con la que sus miembros actúan en riñas campales, en asaltos o prendiendo fuego al enemigo.

Es, como lo define el Código Penal, un asunto de barrios y colonias. Les faltó poner pobres. Es un ente social que criminaliza la pobreza y encubre otros males mayores como las adicciones, delincuencia e impunidad.

Tan es así que la Dirección de Política Criminal de la Procuraduría de Justicia diseñó un programa para así, entrecomillado “evitar el pandillerismo, el grafitti y tribus urbanas”.

Esto, aun cuando se reconoce que el que los jóvenes se asocien es parte del proceso de afirmar la personalidad y la búsqueda de identidad y pertenencia a un grupo. Pero así dicho, pareciera que la prioridad es que los jóvenes no rayen paredes, irrumpan en fiestas y no amedrenten a nadie.

Sin embargo, lo que realmente preocupa es que el pandillerismo es un fenómeno asociado a la familia y a la impunidad, los jóvenes encuentran en la calle lo que no hay en casa, una figura de mando, reglas, un lugar en la deteriorada escala social. Sin embargo, corresponde a las autoridades sancionar las conductas delictivas, que el individuo, pandilla o no de por medio, pague por sus errores, y lo que es mejor, sacar a la pandilla de la ecuación.

Tradicionalmente, las pandillas han sido utilizadas con fines políticos o criminales. Pocas veces ha habido acciones atinadas, ni siquiera el Gobierno ha dado en el clavo al tratar de credencializar a las pandillas, al reducirlas a equipos de futbol, como en tiempos de Rosendo Villarreal, cuando éstas quedaron sin control abandonadas por las lideresas priistas. Tampoco le atinó Jorge Núñez al tratar de transformarlas en asociaciones civiles.

Y bueno, hay quienes han comprendido que ser pandillero es una etapa y como tal la asumen, como en Grafitos Colombia, Danzas de la Calle, De la Calle en su tiempo. Asociaciones que dieron en el clavo porque entendieron que no se es pandillero para siempre, pero delincuente sí.


(ZOCALO/ RUTA LIBRE/ 28/07/2015 - 07:42 AM)

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