jueves, 21 de mayo de 2015

ACECHADO Y SORPRENDIDO; LÍNEA DE INVESTIGACIÓN: NARCOMENUDEO


Las condiciones eran óptimas para el ataque. Fue acechado durante más de cinco kilómetros por sus atacantes. Desarmado y a bordo de su vehículo junto a su hijo, el Teniente Coronel fue atacado por un solo hombre, Jesús Álvarez Castañeda y una pistola calibre .380. Mientras Julián Leyzaola se recupera de los dos disparos recibidos, su agresor declaró que el móvil fue personal, pero la Fiscalía desdeña ese testimonio. En cambio, siguen una línea de investigación con 15 sospechosos, todos dedicados al narcomenudeo

Ciudad Juárez, Chihuahua.- Fue cuestión de segundos. Tres disparos directos a la humanidad del Teniente Coronel Julián Leyzaola Pérez. Un cartucho más cayó intacto al piso, luego de que el arma .380 con la que atentaron contra el ex secretario de Seguridad Pública de Tijuana, se trabara por falta de lubricación.

Entre el primer disparo y la aprehensión de los responsables Jesús Alejandro Castañeda Álvarez, alias “El Güero”, de 22 años de edad; y Hugo Alonso Serenil Luna, de 32, transcurrieron no más de 60 segundos.

A las 12:30 pm del viernes 8 de mayo de 2015, los atacantes “después de haber reflexionado sobre los hechos, acechado, ubicado y sorprendido a la víctima”, intentaron asesinar a Leyzaola Pérez, de acuerdo a los elementos leídos por la Fiscalía, durante la audiencia realizada el 11 de mayo.

Según los testimonios de los detenidos, Álvarez Castañeda reconoció al Teniente en el establecimiento Home Depot, localizado en la calle Henequén. De ahí, el militar en retiro fue por su familia antes de cruzar hacia Estados Unidos. El vehículo lo siguió más de cinco kilómetros.

Mientras tanto, las investigaciones de la Fiscalía ubican a 15 posibles involucrados más, detalló el fiscal general Zona Norte, Enrique Villarreal, en entrevista con ZETA. Entre éstos se encuentran los posibles autores intelectuales.

Todos los sospechosos están relacionados con actividades del narcomenudeo, actividad a la que se dedicaban los dos detenidos, de acuerdo a la Fiscalía.

“Se está formando el cuadro criminológico del delito, desde la concepción hasta la ejecución”, manifestó el fiscal.

Las declaraciones de los detenidos, refieren que pertenecen a la pandilla de “Los Mexicles”, la cual trabaja para el Cártel de Sinaloa, en específico para gente de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Son una de las tres principales pandillas con presencia en Juárez junto a “Los Aztecas”, adscrita al Cártel de Juárez y los “Doble A”, también al servicio del Cártel de Sinaloa, pero para un grupo contrario al de “El Chapo” Guzmán.

Ésta es la principal línea de investigación seguida por la Fiscalía. El asesinato fue ordenado por los líderes de la pandilla de “Los Mexicles” en contra del ex secretario de Seguridad Pública de Ciudad Juárez, quien ocupó el cargo del 10 de marzo de 2011 al 10 de octubre de 2013. 

Para las autoridades de seguridad en Ciudad Juárez, las pandillas son los brazos ejecutores del Cártel de Sinaloa y del Cártel de Juárez, los cuales controlan la venta de droga, así como su trasiego a través de la frontera con El Paso, Texas.

Sin embargo, la tarea de identificación de los involucrados con el crimen implica un universo difícil de reducir. “No tengo información que pueda asegurar la afectación a personas o grupos mientras fue secretario de seguridad, sino que él atacó toda la delincuencia. Fueron muchos miles de detenidos, cualquiera de ellos puede haberse sentido afectado, independientemente de pandilla o grupo delictivo al que hubieran pertenecido”, consideró el fiscal.  

EL TIRO FATAL QUE NO SE DISPARÓ 


El Teniente Coronel Julián Leyzaola Pérez sintió la punta de un arma calibre .380 en su sien cuando uno de los hombres contratados para asesinarlo, se detuvo a su lado para ultimarlo de un balazo.

Al accionar el gatillo, la pistola tipo escuadra se trabó. Fue la oportunidad para que el Teniente se inclinara al asiento del copiloto y así protegiera su vida. Un disparo directo al pecho.

El segundo atravesó su costado izquierdo y viajó hasta estrellarse con su columna vertebral. Desde el asiento trasero, su hijo de poco menos de dos años de edad, presenciaba el ataque.

El militar en retiro, su esposa y su hijo, viajarían la tarde del 8 de mayo a El Paso, Texas. La idea era básica. A dos días del Día de las Madres, comprarían allá un celular para la madre de ella. Luego, el domingo la familia celebraría la fecha con una carne asada.

Rumbo a la garita, la mujer pidió a su pareja detenerse en la casa de cambio Internacional, ubicada sobre la calle Waterfill, en el cruce con Nardos, a unos metros del puente internacional de Zaragoza-Ysleta.

Entonces ocurrió. Ella descendió del vehículo con rumbo al establecimiento, pero mientras le entregaban dólares a cambio de pesos, la mujer escuchó los disparos.

“Salí muy rápido, pero ya estaba herido y (los atacantes) ya se habían ido, no estaban”, explicó en entrevista con ZETA.

Han pasado casi 24 horas desde el ataque y ella todavía viste la camiseta negra que llevaba al momento del ataque. El cuarto asignado para la recuperación del Teniente Leyzaola es el único en el primer piso del Hospital Ángeles sin el nombre del paciente colocado a un costado de la puerta.

A las 11:15 am del 9 de mayo, Leyzaola Pérez continuaba en el área de Terapia Intensiva, donde su esposa y sobrina pasaron la noche para cuidarlo. Minutos antes, personal del hospital pidió a la mujer que esperara en otro cuarto mientras su esposo era sometido a exámenes médicos.

Sentada en el sillón, la mujer recibe a la reportera. Hasta ese momento, ha prohibido la presencia de medios de comunicación en el hospital. Tampoco ha rendido su declaración formal ante el Ministerio Público.

Bolsas de papel de comida rápida sobre la charola del cuarto. La cama intacta. A la esposa de Leyzaola, la acompaña una mujer. Durante el transcurso de la entrevista, dos personas más se suman al grupo. Todos son personas de confianza del Teniente. Preguntan por su estado de salud.

Ella responde de manera breve “bien… anímicamente también”.

Amable, pero con el semblante preocupado, comienza a describir el primer ataque que deja herido a su esposo,  después de años de atentados frustrados o sorteados por el militar en retiro.

“JULIÁN, YO TE LLEVO…”

“Fue cuestión de segundos, ni siquiera un minuto, fue muy rápido”, recuerda la pareja de Julián Leyzaola, al reconstruir el atentando.

La camioneta Jeep Grand Cherokee Commander, de la cual apenas había descendido, seguía estacionada donde mismo, pero en su interior, el Teniente Leyzaola ensangrentado, con el cuerpo tendido sobre el volante.

“Él de repente, vio un carro que se estacionó enfrente y sospechaba (de él), pero no se quiso mover porque traíamos a nuestro hijo en la sillita”, explica para después guardar uno de los muchos silencios durante la conversación. 

Así fue como Jesús Antonio Castañeda Álvarez pudo acercarse hasta el Teniente Coronel, quien se encontraba desarmado, puesto que cruzaría a territorio estadounidense.
Aunque la Fiscalía considera que “posiblemente el Teniente cayó más allá de la confianza tradicional que debe tener, sobre todo una persona que tuvo un cargo tan importante y además que tuvo una vida policiaca en la ciudad con tan buenos resultados para la misma y en contra de la delincuencia”, la esposa del ex funcionario de seguridad refiere que la decisión de no avanzar en el vehículo, fue para protección de su hijo.

La versión de Leyzaola Pérez es que cuatro hombres participaron en el ataque en su contra, aunque tanto la Secretaría de Seguridad como la Fiscalía General sostengan que solo fueron dos, los autores materiales.

“Cuando lo encontré, no hallaba qué hacer”. Pese a los disparos, Leyzaola Pérez se mantenía consciente. Pidió a su pareja marcar al número de Emergencia 066 y ella lo hizo desde su celular.

En ese momento, testigos se acercaron para auxiliar a la mujer, quien tras intentar abrir la puerta del asiento trasero donde se encontraba su hijo, ingresó por la parte del copiloto.

Un hombre tomó entre brazos al pequeño, quien entre gritos y llantos, fue alejado de la camioneta. La madre recibió a su hijo y lo mantuvo consigo hasta que minutos después, llegó la abuela del niño.

El cuerpo del militar de 55 años, no paraba de sangrar mientras su mujer escuchaba las preguntas de la operadora del servicio de Emergencia “en qué calle, entre qué cruces, dónde le dispararon…”.

Desconcertada, ella solo repetía la necesidad de una ambulancia. Policías municipales ya había arribado a la escena del crimen, al reconocer a quien fuera jefe policiaco años atrás. Solicitaron refuerzos inmediatos y presencia de corporaciones estatales y federales. La ambulancia de la Cruz Roja, con número 139, tardaría diez minutos más en llegar. 

“En ese lapso, antes de que llegara la ambulancia, yo le decía ‘Julián, yo te llevo…’, y nada más me movía la cabeza como diciendo que sí, pero nadie me ayudaba. Ya me dijo un policía que venía la ambulancia cerca. ‘No lo mueva’, me dijo”. La mujer transmite en su voz la desesperación de esos momentos, se lleva la mano a la cara, la pasa a través de su cabello. Luce cansada.

- ¿Habían recibido amenazas recientemente?

“No, ninguna”, responde.

- ¿Cómo está el Teniente Leyzaola?

“Bien anímicamente, optimista. Si se salvó es porque todavía no le tocaba, y esto todavía no termina”.

Físicamente, el Teniente luce inflamado del rostro y del pecho, explica su pareja. Se encuentra conectado a una serie de tubos que le ayudan a respirar, en otros conductos de plástico salen y entran medicamentos. Puede hablar, pero los doctores le recomiendan el mínimo esfuerzo.

Además, debido a la intervención quirúrgica en el pecho para reconstruir el tejido lastimado por el proyectil, una serie de metales se mantienen incrustados a su pecho y el riesgo de infección por exhalación de partículas de visitantes, debe ser evitado.

Al hablar del ataque, la mujer se lamenta: “A veces me siento culpable porque yo le dije ‘párate aquí’, y si no nos hubiéramos parado…”, la frase es interrumpida por sus acompañantes, quienes consuelan a la mujer y le piden que confíe en su recuperación.

Cuando llegó la ambulancia, un mando policiaco, ex compañero de Leyzaola Pérez, lo acompañó en el traslado. Por motivos de seguridad, la mujer y su hijo permanecieron en el lugar hasta que la madre de ella, llegó por el menor.

Todavía ahí, agentes de la Fiscalía General solicitaron a la pareja del Teniente acudir a rendir su declaración oficial, pero la mujer insistió en estar al lado de su esposo, hacia el hospital.

Cuando llegó al Hospital Ángeles, el lugar ya estaba resguardado por el Ejército, escoltas en camionetas tipo pick-up, vehículos militares y patrullas de la Policía Estatal Única y de la Policía Federal.

Así permaneció hasta que la mañana del 13 de mayo, fue trasladado en una ambulancia hasta el Aeropuerto de Ciudad Juárez para, en una avioneta privada, viajar a la Ciudad de México, donde ingresó al Hospital Militar.

“Todo el tiempo estuvo consciente”, explica la mujer acerca del estado de su esposo, quien aunque convaleciente, pudo hablar antes y después de las dos cirugías a las cuales fue sometido.

 “He intentado mantenerme fuerte porque tengo que darle ánimos”, repite la pareja del Teniente Coronel.

“LOS MEXICLES”: TÍTERES DEL CÁRTEL DE SINALOA

Ni la Policía Municipal de Juárez ni la Fiscalía General del Estado, tienen identificado al líder de la pandilla de “Los Mexicles”, la cual reúne a los principales sospechosos de ordenar el homicidio del Teniente Leyzaola.

“En este momento la dinámica de las pandillas es muy extensa, no podemos hablar de un número de líderes, más bien es por colonias o rumbos, quienes tienen los controles de los lugares, pero se están investigando las relaciones de estas personas con otras que se dedican al narcomenudeo. Hablan de personas que conocen al Teniente, de personas que fueron afectadas por el Teniente”, detalla el fiscal Enrique Villarreal.

“Definitivamente sabían de quién se trataba e iban directamente a causarle un daño al Teniente. No era una gente extraña para ellos, posiblemente la persona que hizo los disparos no tenía el conocimiento suficiente de a quién estaba agrediendo, pero sí estaban conscientes de que se trataba del  Teniente y tenían la finalidad de causarle un daño a él, a él lo buscaban”, asegura.

“Los Mexicles”, como el resto de las pandillas en Ciudad Juárez, son los encargados de vender y traficar la droga perteneciente a los cárteles. Marihuana y heroína, son los enervantes que más comercializan.

“Esas pandillas están conformadas, en su mayor parte, por adictos, por personas que a cambio de que les entreguen las dosis correspondientes por cubrir su adicción, se ponen a disposición de terceras personas, quienes están dirigiendo algún tipo de actividad delictiva”, explicó el representante de la Fiscalía.

De acuerdo al funcionario, el narcomenudeo es una de las principales fuentes de ingresos de las pandillas, las cuales a su vez están sujetas a un patrón, quien financia la actividad.
En el caso de “Los Mexicles”, su patrón es el Cártel de Sinaloa, en específico los aliados a Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El secretario Seguridad Pública de Juárez, César Omar Muñoz, refiere que “se mueven a través de las pandillas porque no hemos tenido la presencia de esas personas grandes de los cárteles que se muevan en Juárez”.

De acuerdo al jefe policiaco, las distintas pandillas distribuidas en la ciudad, se integraron a las tres principales, las cuales a su vez, fueron iniciadas dentro de los penales de El Paso, Texas, con integrantes que luego fueron deportados a México.

En específico, “Los Mexicles” comenzaron a trabajar para el Cártel de Sinaloa a raíz de su rivalidad con el grupo de “Los Aztecas”, quienes sirven a “La Línea”, como también es conocido el Cártel de Juárez.

De acuerdo a información recolectada por la Fiscalía, tanto Castañeda Álvarez como Serenil Luna se desarrollaban en actividades de narcomenudeo. Ante el juez de control, el primero dijo ser “comerciante” y el segundo dedicarse a la “venta de autopartes”.

“Ellos mencionaron que forman parte de ‘Los Mexicles’, pero lo que se considera para efectos de la Fiscalía no es tanto lo que ellos digan, sino la red de vínculos que se establece con ellos y es lo que estamos haciendo: comprobar con quiénes se reúnen, dónde y con quiénes han trabajado”.

Sin embargo, ya que los propios detenidos identifican a sus colaboradores solamente por apodos, la tarea sigue en integración.

Mientras Castañeda Álvarez está involucrado en dos investigaciones más por homicidios relacionados con el narcomenudeo, cometidos en 2014, Serenil Luna solo ha sido arrestado por la Policía Municipal debido a faltas administrativas.  Son delincuentes de bajo nivel, sin más personas a su mando ni un alto grado jerárquico dentro de la pandilla.

Entre los homicidios cometidos antes por Castañeda Álvarez y el intento de asesinato del Teniente Leyzaola, “hay similitudes en la mecánica de los hechos”, afirmó el fiscal.

Además, desde el momento de su arresto han cambiado su declaración en tres ocasiones. Primero dijeron pertenecer a “Los Mexicles”, luego a la banda contraria, la de “Los Aztecas”, y por último, Castañeda Álvarez dijo haber disparado contra el Teniente Coronel porque presuntamente su hermana fue agredida por él.

Que el móvil haya sido por motivos personales, como lo sostiene Álvarez Castañeda, no implica que esta línea de investigación sea tomada como tal por la Fiscalía.

“Como parte de la investigación no existe. Para nosotros, en la carpeta de investigación no está absolutamente nada de eso. En este momento, esa línea de investigación no existe desde el punto de vista jurídico. Por supuesto, no hay nada que se pueda descartar”, refirió.

- ¿La Fiscalía ha podido comprobar la relación entre los detenidos y “Los Mexicles”?

“Se tiene como parte de la investigación”

- ¿Saben si recibieron algún pago o si la droga era parte del pago?

“No manejan ellos absolutamente nada (al respecto)”.

- ¿Los atacantes tenían conocimiento que cruzaría al otro lado y que estaba desarmado?

“Es casi seguro porque saben que para hacer el cruce, tenía que ir desarmado. Entonces la persona o las personas que los instruyeron, sabían precisamente que eso iba a suceder porque el Teniente es un experto en el manejo de armas y habitualmente, a decir de él mismo, utiliza su arma de cargo”

- ¿Hay algún policía o ex policía dentro de la red de involucrados?

“Absolutamente nadie”.

- ¿El Teniente Leyzaola informó a la Fiscalía de alguna amenazada recibida recientemente?

“Nunca nos enteró de que tuviera una amenaza. Por supuesto todas las personas de responsabilidad relacionada con la seguridad púbica, siempre estamos recibiendo amenazas de manera común, pero específicamente que él nos hubiera dicho de algún temor o una amenaza específica, no nos comentó absolutamente nada”.

- ¿Pudo declarar antes de su traslado?

“Se tienen algunos datos de los mismos, pero la declaración va a ser presentada hasta el momento en que se haga la acusación ante el Tribunal Oral. Lo que se está esperando es el auto de vinculación a proceso para llevar a cabo el juicio oral”.

La Fiscalía tiene derecho a solicitar desde un mes hasta 12 para recabar las pruebas necesarias y presentar la acusación contra los detenidos.

“Tenemos las pruebas más importantes, pero para la Fiscalía no es suficiente, sino ver la red de vínculos y con todas las personas que probablemente tienen relación con todos estos acontecimientos”, señaló.

En caso de que el Teniente Leyzaola permanezca en la Ciudad de México al momento de que la Fiscalía requiera su testimonio, entonces agentes del Ministerio Público están en condiciones de viajar para declararlo, o bien, realizarlo por videoconferencia. Ambas opciones tienen valor jurídico y la Ley lo establece como posibilidad.

- Tanto el Teniente como su esposa, ¿saben quién tenía información de que estaba desarmado?

“La esposa hizo su declaración. Todos los testigos han accedido a declarar lo poco que se dieron cuenta, porque el hecho se desarrolló en segundos el evento, simplemente la capacidad de respuesta (de la Policía), menos de un minuto fue lo que se tardó entre el hecho y la detención”.

-¿Era común que estuviera desarmado o cargaba su arma con regularidad?

“No lo mencionó, pero tiene autorización para cargar su arma y pues no se puede cruzar al extranjero con su portación. Quien o quienes dieron la instrucción para que se le causara un daño, sabían que no iba a llevar su arma. Ni Leyzaola ni su pareja han mencionado quién sabía que se encontraba desarmado, ni móvil”

- ¿Sospechan de algún motivo o de alguna persona?

“La señora manifiesta que desconoce absolutamente el posible móvil y él no ha señalado el móvil, él habla en términos generales, con motivos del cargo, se causaron una serie de afectaciones a la delincuencia y, en consecuencia, el universo es amplio”.

- ¿Qué sigue en la investigación?

“Estamos en la primera fase de integración de vínculos de ellos con distintas personas y nos falta fortalecer en relación con la participación del mismo Teniente Leyzaola, que si bien ha hecho una declaración, es muy importante lo que nos pueda proporcionar porque es experto en esta materia. Esperamos que pueda colaborar al 100 por ciento, una vez que esté recuperado, para poder presentarle nuestra investigación y se pueda fortalecer. Que pueda valorarlo junto a nosotros, porque con la información tendrá más luz, él es experto en materia de investigación de investigación y seguridad pública”.

DISPAROS ARTEROS Y FRÍOS

Aunque el atentado no ocurrió en los tiempos álgidos de Ciudad Juárez, cuando en 2010 se enterraron más de 3 mil personas asesinadas en un año, el modus operandi del crimen sí responde a las nuevas estrategias adoptadas por delincuentes.

En el pasado, los comandos armados eran la regla  para las ejecuciones, ahora son la excepción.

Los grupos delincuenciales han reducido su capacidad de adquisición de armas de alto calibre. Una de las razones principales, explica el fiscal, es el costo de las armas y otro, “el nivel de las personas que la están usando, como en este caso, que son adictos y quienes se dedican al narcomenudeo”.

Mientras un rifle de asalto tiene un costo de entre 80 mil y 100 mil pesos en la calle, una modesta pistola .380, como la utilizada para atentar contra la vida del Teniente Leyzaola, se obtiene por menos de 6 mil pesos.

“Si establecemos una comparación entre hoy y cuatro años, cuando el Teniente Leyzaola era secretario de Seguridad Pública, los grupos delincuenciales cuando iban a realizar una agresión como ésta, llegaban en dos o tres vehículos, con dos o tres personas en cada vehículo con armas largas, y procedían a hacer 200 o 300 disparos. Ahora no tienen esa capacidad de respuesta”, dice.

-Del arma, ¿qué han logrado investigar, ha estado involucrada en otros delitos?

“Se está estableciendo la posibilidad en Periciales de que esa arma está relacionada con otro tipo de delitos, pero eso obra en la carpeta y todavía no se han terminado de realizar los dictámenes periciales”.

- ¿Era de alguno de los dos atacantes?

“Nadie reconoció ser el propietario, pero para nosotros, jurídicamente, los dos son poseedores de la misma y tienen la misma responsabilidad”.

- En caso de que no salga positiva en Chihuahua, ¿piensan buscarla en otros Estados o en Estados Unidos?

“Cuando se analiza un arma, se establece una serie de vínculos con otras dependencias nacionales e internacionales, se busca en el país y con los vecinos del Norte”.

Las condiciones del arma, en apariencia casi oxidada, con solo tres tiros útiles y sin lubricar, son para el fiscal, uno de los elementos importantes en la investigación del caso.

“Si pensáramos que eran un grupo organizado con un nivel delictivo mayor, no mandaban a dos personas de estas características, con armas de este tipo, si no, lo hubieran hecha con gente preparada y con un arma o armas de un calibre más alto, y en condiciones para funcionar. Estamos hablando de actividades relacionadas con pandillas, propiamente, no con delincuencia organizada”.

A pesar de que las condiciones del arma no eran las óptimas, el fiscal refiere que Castañeda Álvarez “procedió a hacer los disparos de una manera artera y fría, no tuvo oportunidad el Teniente de darse cuenta”.

INEXPERTOS, PERO CERTEROS

El lunes 11 de mayo a las 10:25 am, Jesús Alejandro Castañeda Álvarez y Hugo Alonso Serenil Luna ingresaron a la Sala 7 de Ciudad Judicial, en Juárez. Ambos vestidos con el uniforme gris penitenciario, la leyenda CERESO 3 en sus espaldas, escucharon la acusación que formuló la Fiscalía en su contra.

Aunque se mostraron serios durante el inicio de la audiencia, cuando comenzó la lectura de los delitos que se les imputan, homicidio calificado en grado de tentativa, por el cual la pena máxima es de 33 años y cuatro meses, Serenil Luna se llevó la mano a la boca y Álvarez Casteñeda volteó la mirada hacia la derecha.

De acuerdo al Agente del Ministerio Público, José Luis Martínez, el oficial Alfonso González Rodríguez escuchó las detonaciones en contra del ex secretario de Seguridad Pública mientras revisaba un vehículo que transitaba a exceso de velocidad, a metros de la casa de cambio, frente a la cual se realizaron los disparos.

Al voltear, observó a un hombre vestido con pantalón de mezclilla y camiseta azul, quien pistola en mano, se alejaba del vehículo Jeep Grand Cherokee Commander y abordaba una camioneta Mitsubishi Endeavor de color azul, la cual era conducida por otro hombre.

El agente y su compañero abordaron la patrulla con el número 164 giró en rumbo al vehículo y lo encontraron de frente. A decir del secretario de Seguridad Pública, César Omar Muñoz, los hombres no opusieron resistencia ni intentaron disparar en contra de los oficiales.

Al inspeccionar el vehículo con placas EHJ6027  -sobrepuestas, ya que éstas corresponden a un vehículo Chevrolet TrailBlazer- encontraron una pistola Taurus PT 728 calibre .380 a un costado de la palanca de la camioneta. El arma negra con gris, tenía un cartucho libre y su número de serie fue identificado como 36735V.

Mientras que debajo del asiento del copiloto, así como entre la ropa de Serenil Luna, fueron localizados 12 envoltorios de cocaína. Por esta razón, al hombre se le acusa también de posesión simple de droga. Más tarde, los exámenes médicos arrojarían que ambos se encontraban bajo el efecto de esta droga.

Los hombres fueron puestos a disposición del Ministerio Público a las 5:10 pm de ese viernes 8 de mayo. Esto fue utilizado como argumento por el defensor de oficio, Fernando Corral Soto, durante la audiencia, quien argumentó que la Policía Municipal lo retuvo más tiempo de lo establecido; también se inconformó por supuestas inconsistencias presentadas en el parte informativo de los oficiales municipales y por dos sellos que marcaban distintas horas de ingreso a los separos del Ministerio Público.

Sin embargo, ninguno de los tres argumentos prosperó ante el juez de garantía Héber Fabián Sandoval Díaz, quien consideró que la relatoría de la detención fue “bastante clara”, mientras que la diferencia de horas y una supuesta firma ilegible en las hojas de ingreso de los detenidos, “no es un hecho fundamental para declarar ilegal la detención”.

“Los agentes de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, formalizaron la detención en el tiempo prudente y adecuado, no hay elementos para determinar que haya habido una detención ilegal”, dijo.

En la sala, se encontraban casi una docena de reporteros, camarógrafos y fotógrafos. Solo tres familiares de Serenil Luna estuvieron presentes. Dos mujeres de más de 40 años de edad, una rubia y la otra pelirroja, quienes mantuvieron las manos entrelazadas durante gran parte de la audiencia.

Además, en la sala estaban dos abogados defensores, quienes al término de la audiencia, dialogaron con los familiares del acusado.

Cuatro cámaras instaladas en el techo, guardaron registro de la audiencia de casi una hora de duración, tiempo marcado por el péndulo de un reloj de color café, situado en la pared derecha de la sala.

En esa primera audiencia, ambos se reservaron su derecho a declarar, siguiendo la recomendación de su representante legal.

"Sí, señoría", fueron las únicas palabras que Serenil Luna y Castañeda Álvarez, pronunciaron en dos ocasiones y al unísono, durante la audiencia.

Los dos hombres permanecerán en el CERESO 3 de Ciudad Juárez, conforme avance el juicio en su contra, puesto que la Fiscalía pidió al juez dictaminar prevención preventiva como una medida cautelar para evitar que huyeran de la ciudad.

Así, proseguirá la causa penal 1301/2015 de la Fiscalía General de Chihuahua, una de las más de 4 mil carpetas de investigación iniciadas con 5 mil detenidos.

A los detenidos, les fueron localizados además dos teléfonos celulares, y sobre las investigaciones al respecto, el fiscal comentó: “La Policía Cibernética está realizando la revisión de los teléfonos celulares, de los números que llamaron, los tiempos, los mensajes y es parte de la investigación. No tuvieron oportunidad de borrar los registros”.

Aunque tanto el fiscal como el secretario de Seguridad Pública, coinciden en que debido a las actividades que desarrolló al frente de la Secretaría de Seguridad Pública, Leyzaola Pérez corría riesgo de sufrir un ataque.

Sin embargo, en 2013, meses antes de que finalizara la administración del alcalde Héctor Murguía, el Cabildo negó escoltas tanto para el presidente municipal como para Leyzaola, una vez que salieran de funciones.

AUNQUE INCONFORME, LEYZAOLA ACEPTÓ LA DECISIÓN

- Desde que entró a funciones, ¿le fueron solicitados escoltas para el Teniente Leyzaola?

“Jamás”, responde el actual secretario César Omar Muñoz, quien se desempeñaba como jefe de la Policía Ministerial en Juárez, mientras Leyzaola dirigía la Policía Municipal. En la tropa circulan rumores de la rivalidad entre ambos.

Al secretario se le cuestiona al respecto. “Jamás ha habido una indiferencia entre uno y otro, o por lo menos, de mi parte no existe”.

Dos días después de llegar a la Secretaría, en marzo de 2011, Leyzaola recibió su primera amenaza en un mensaje abandonado al lado de un hombre torturado.

“Bienvenido a Juárez, Julian Leysola (sic) este es tu primer regalito y esto va a seguir pasando a toda la bola de peynetones. Atte. El cartel de Sinaloa”, se leía.

No fue la única ocasión. Casi un año después, en enero de 2012, diez mantas aparecieron en la ciudad, bajo la autoría del Nuevo Cártel de Juárez. La intimidación también era dirigida a Leyzaola. Un agente de la Policía muerto hasta que renunciara, así como ocurrió cuando estuvo al frente de la seguridad pública en Tijuana, entre 2008 y 2011.

Este ataque, sin embargo, no fue anunciado. Ocurrió cuando el Teniente ya no estaba involucrado en cargos públicos, ni siquiera continuaba con la empresa de seguridad pública que había fundado junto al ex alcalde Héctor Murguía.

Desde principios de 2015, Leyzaola Pérez había sido contratado como asesor de seguridad pública para el Partido Encuentro Social (PES), esta actividad lo había llevado a viajar frecuentemente por el país.

Un elemento más que sorprende a su esposa cuando piensa en el ataque. Eran pocos los días desde que el Teniente había regresado a Juárez, el 11 de mayo viajaría a Guanajuato para continuar instruyendo a los candidatos.

Las secuelas del ataque todavía no son determinadas por personal médico. Si bien, salvó la vida, existe la posibilidad de que la movilidad de sus piernas se vea afectada. El Teniente Coronel fue sorprendido.


(SEMANARIO ZETA/REPORTAJEZ/  Inés García Ramos /   18 de Mayo del 2015 a las 12:00:00)

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