MÉXICO, D.F. (apro-cimac).- Policías federales
violaron sexualmente al menos a tres maestras e hirieron gravemente a una más,
con signos de posible agresión sexual, durante la refriega del martes 24 contra
integrantes de la CETEG en Acapulco, Guerrero.
Tres maestras –quienes por seguridad pidieron
resguardar sus nombres– dijeron vía telefónica a estas agencias que más de 200
mujeres conformaron la valla frontal de la marcha que la mañana del martes
pasado salió de Puerto Márquez al Aeropuerto Internacional de Acapulco.
La manifestación llevaba como principal reclamo el
aumento de sueldos y plazas para personal docente agrupado en la CETEG. A este
grito se sumó la exigencia de la aparición con vida de los estudiantes de la
Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, que hoy cumplen cinco meses
de haber sido desaparecidos.
En su camino, las maestras notaron la presencia de
policías federales, “una barricada de granaderos” e integrantes de la
Gendarmería Nacional vestidos de antimotines, quienes –de acuerdo con un
comunicado de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) de la Secretaría de
Gobernación– sólo portaban toletes y escudos.
Al filo de las siete de la noche, los policías
federales arremetieron contra las manifestantes a fin de impedir su llegada al
aeropuerto de Acapulco.
Una maestra de la sección centro de la CETEG narró ese
día por la tarde en una transmisión de la emisora independiente por internet
Regeneración Radio, que la manifestación estaba siendo reprimida por policías
federales y la Gendarmería, y que las mujeres –que iban al frente gritando
consignas– habían sido perseguidas.
Hasta ese momento –según la narración de la maestra
que estaba enlazada telefónicamente–, se sabía que una profesora había sido
golpeada con una varilla en la espina dorsal, y que cuatro mujeres habían sido
violadas sexualmente.
En declaraciones esta mañana a la emisora nacional
Radio Fórmula, Manuel Salvador Rosas, líder de la CETEG, aseguró que cuatro
maestras fueron violentadas sexualmente y que una de ellas está hospitalizada.
“Tenemos cuatro maestras violadas por la Policía
Federal. Ayer las maestras rompieron el silencio, dijeron que en el momento de
la represión se las llevaron en una camioneta; se las llevan a lo oscuro y las
violaron”, dijo Rosas y agregó que una de ellas está hospitalizada.
TESTIMONIO
La maestra de 50 años de edad fue internada en un
hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en otro estado.
Según el testimonio de esta docente a estas agencias,
300 metros antes de llegar al aeropuerto –sobre bulevar de las Naciones–, los
policías federales arremetieron sin motivo y con tal fuerza contra ella y las
otras mujeres que, en cuestión de segundos, cayó al suelo y sufrió la fractura
de su pierna derecha.
Como quedó inmóvil, los policías arrastraron su cuerpo
por el suelo de concreto hasta arrancarle la piel de la cadera. Rogó que la
dejarán ahí, pero de inmediato la amenazaron: “Vuelve a decir que quieres a los
de Ayotzi vivos y vas a correr la misma suerte. Llevas el mismo destino”.
Otras maestras que participaron en la protesta
contaron a estas agencias que alcanzaron a huir de los golpes y que, más lejos
del lugar de la agresión, se escucharon balazos.
Las patadas y golpes en la cabeza con los toletes que
le propinaron 10 policías a la maestra que ahora está hospitalizada la dejaron
inconsciente. Sin precisar hora, contó que despertó en una camioneta de la PF y
que sentía que no podía respirar por el gas lacrimógeno lanzado contra ella.
También dijo que estaba completamente desnuda de la
cintura hacia arriba y que el pantalón lo tenía desabrochado a la altura de la
rodilla. Comentó que los genitales los sentía inflamados.
Pidió sin éxito ayuda a una mujer policía que la
vigilaba. Minutos después, un agente federal (cuyo cargo e identidad le pidió
que no revelara) la subió a una patrulla y la llevó a la Cruz Roja de
Protección Civil, cercana al aeropuerto de Acapulco y del lugar donde
ocurrieron las agresiones.
Al llegar, el policía le pidió que aguardara en el
vehículo. Desde la ventanilla ella lo vio discutir por varios minutos con
personal de la Cruz Roja sin lograr que la atendieran porque, según le dijo el
oficial, no había cupo.
Ante el temor de seguir más tiempo en la patrulla, la
maestra pidió al agente que la dejara ahí. Una vez en la calle, la maestra no
insistió a la Cruz Roja por creer que estaba coludida con la PF. Un transeúnte
le regaló una playera y tomó un taxi hasta Chilpancingo, capital del estado.
Hoy la mujer está a la espera de que los médicos
concluyan los análisis para determinar si requerirá una cirugía para su pierna
y rodilla que –según dijo– “quedaron partidas a la mitad”.
Explicó que los médicos del IMSS no le han confirmado
que sufrió una agresión sexual porque “le están realizando otros análisis”.
Aclaró que no ha insistido que la examinen debido al dolor que siente debajo de
la cintura.
Contó que tiene dos costillas rotas, una fisura de
hueso en la pelvis y el profundo temor de que sea nuevamente agredida por
contar su testimonio.
En tanto, las otras mujeres víctimas de violación
sexual no han querido dar su testimonio por miedo a represalias, pero han
señalado que los responsables de la agresión fueron policías federales.
JUSTIFICACIÓN DE LA VIOLENCIA
Hasta ahora la CNS sólo se ha pronunciado por la
muerte del maestro jubilado Claudio Castillo Peña, la cual –aseguró la
dependencia– no fue ocasionada por las agresiones de la PF. En cambio, la CNS
no ha informado nada sobre las presuntas violaciones contra las maestras.
En su comunicado, la CNS destacó que “para preservar
el orden e impedir que habitantes del puerto y turistas se vieran afectados por
el bloqueo, 800 elementos de la PF fueron desplegados”.
La dependencia relató que alrededor de las 19:30 del
martes pasado se hizo un nuevo exhorto a las y los manifestantes para que se
retiraran, insistiéndoles en que se estaba afectando a toda la población.
Agregó que para ese momento los docentes ya habían movilizado a mujeres y niños
al frente del contingente.
La CNS dijo que “uno de los autobuses que trasladaba a
los manifestantes fue utilizado para embestir” a los efectivos de la PF. Por
ello, buscó justificar, “conforme a los protocolos y en respuesta a la
agresión, los elementos federales reaccionaron con el objeto de dispersar a los
manifestantes, reestablecer el orden público y evitar mayores afectaciones a
los habitantes del puerto de Acapulco”.
(PROCESO
/ REPORTAJE ESPECIAL/ ANGÉLICA JOCELYN SOTO/ 26 DE FEBRERO DE 2015)
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