MÉXICO, D.F.
(apro).- El 18 de febrero del año pasado Yanira Esparza Noriega, una joven
edecán de 27 años que soñaba con ser actriz, desapareció sin dejar rastro.
Inicialmente sus
padres sospecharon que había sido víctima de una red de trata de personas, la
buscaron incansablemente, realizaron campañas en redes sociales.
A 10 meses del
suceso, el cadáver de Yanira fue encontrado en la cisterna del edificio de
departamentos que habitaba, en el residencial Grand Chapultepec, ubicados en
Río Atoyac 89, colonia Cuauhtémoc.
Un desperfecto llevó
a los encargados del edificio a abrir la cisterna y ahí encontraron el cadáver
de la joven psicóloga egresada de la Universidad Anáhuac de Cancún, en avanzado
estado de putrefacción.
Tras el hallazgo los
encargados dieron parte a las autoridades, el Ministerio Público tomó
conocimiento de los hechos y envió el cadáver al Instituto de Ciencias Forenses
para realizar la necropsia de ley para conocer la causa de muerte.
En vísperas de
Nochebuena la familia Esparza Noriega recibió una llamada de las autoridades
que les pidieron reconocer el cadáver. Los elementos que llevaron a su plena
identificación fueron los implantes que tenía en busto y cadera y una cirugía
en la nariz.
Cuando desapareció,
Carmen Yanira vestía ropa deportiva. Algunas personas señalaron que la vieron
por última vez cuando salió del edificio y otras cuando se retiró del gimnasio
al que acudía.
Su familia inició
entonces su búsqueda, lanzó campañas en redes sociales, pegó carteles en las
calles con su fotografía y señas particulares.
En el expediente
142/EXT/2014 de la Dirección General de Prevención del Delito y Servicios a la
Comunidad de la Procuraduría General de la República (PGR) se describe a Yanira
como una mujer de tez blanca y ojos medianos y cabello ondulado teñido de
castaño, de 1.53 metros de estatura y complexión delgada.
Ahora la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal investiga la muerte de la
joven.
(RIODOCE/ REDACCION/
8 enero, 2015)
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