sábado, 4 de octubre de 2014

EL EJÉRCITO ALEMÁN ESTÁ EN RUINAS







Según informes confidenciales, el equipo militar con que cuenta la Bundeswehr para mantener la paz y la estabilidad en el mundo es igual o peor que un ejército tercermundista

BERLÍN, 4 de octubre.— Cuando la Conferencia de Seguridad, que todos los años se celebra en el mes de enero en Múnich y que reúne a la crema y nata de los responsables mundiales del tema, incluidos jefes de Estado y de Gobierno, los asistentes a la inauguración del último encuentro fueron testigos de un hecho inédito en la historia moderna de Alemania.

Por primera vez la máxima autoridad del país se había atrevido a decir que el pasado nazi y la tiranía comunista de la RDA no podían seguir siendo una excusa para evitar nuevas obligaciones militares.

“Creo que es hora de que asumamos responsabilidades más sustanciales; de que demos pasos más decisivos para preservar el orden y los valores en que creemos”, dijo el presidente Joachim Gauck, en un  discurso que aún se recuerda en ese país. “En lugar de huir de los desafíos tenemos que enfrentarlos”, insistió al admitir que su país debía asumir su rol de potencia y enviar soldados a combatir más allá de las fronteras alemanas.

El discurso de Gauck fue respaldado por la nueva ministra de Defensa alemana, Ursula von der Leyen, quien reveló a los participantes de la conferencia que Alemania, junto con ser un gigante económico, estaba preparada para dejar de ser un “enano político”. “La indiferencia no es una opción para Alemania. Tenemos la obligación de contribuir a la búsqueda de soluciones a crisis y conflictos y como potencia económica tenemos la responsabilidad de que se mantenga la paz y la estabilidad en el mundo. Alemania está casi condenada a asumir más responsabilidades” dijo la ministra.

Pero la realidad que impera en el seno de las fuerzas armadas alemanas convirtió los deseos del presidente Gauck y de la ministra Von der Leyen en una parodia. Según sendos informes confidenciales que llegaron a manos de la prensa germana, el equipo militar con que cuenta la Bundeswehr para mantener la paz y la estabilidad en el mundo es igual o peor que un ejército tercermundista.

En agosto pasado, el ministerio de Defensa recibió un informe que pone en tela de juicio los deseos de la ministra de convertir la Bundeswehr alemán en un moderno y efectivo ejército de intervención. Su lectura muestra, por ejemplo, que la fuerza aérea alemana, es una institución que está al borde del colapso. En los hangares repartidos a lo largo y ancho del país, sólo ocho aviones de combate Eurofighter, de un total de 109, están en condiciones de cumplir misiones militares. El resto se encuentra en los talleres a la espera de repuestos.

La situación en que se encuentra la flota de los helicópteros de transporte CH 53 es igual de dramática. De un total de 67 ejemplares que tienen la crucial misión de transportar soldados y material en misiones internacionales, sólo siete pueden despegar, una situación que también afecta a los helicópteros del tipo NH 90, que utiliza el ejército alemán en Afganistán. En la actualidad sólo cinco helicópteros, de un total de 33, pueden cumplir con las misiones.

La miseria del ejército alemán alcanzó un punto de no retorno cuando el gobierno alemán se comprometió, en junio, a apoyar la misión de Naciones Unidas “Minusma” en Mali con aviones de transporte C-160 Transall para trasladar tropas y material desde Senegal a Mali. La oferta fue rechazada con un argumento amable pero categórico: los aviones eran demasiado viejos.

La ministra Von der Leyen también ofreció sus anticuados aviones para dar vida al puente aéreo que debe llevar armas y municiones a los kurdos en el norte de Irán y que combaten a los yihadistas del Estado Islámico. Pero la participación alemana es algo más que frágil. De un total de 56 Transalls, sólo 21 están en condiciones de volar.

El más reciente ejemplo de la miseria que vive el ejército alemán la vivió en carne propia el capitán de fragata Peter Christian Semrau cuando dio inicio a una nueva misión  de la fragata a su mando, Lübeck, que debe participar en la delicada misión de la Unión Europea, “Atalanta” diseñada para combatir, perseguir y, si es posible, capturar a los piratas que actúan en el cuerno de África.

La fragata zarpó del puerto de Wilhelshaven para incorporarse a la misión “Atalanta”, pero el capitán admitió con impotencia que faltaban dos helicópteros del tipo “Sea Lynk”, diseñados para la lucha antisubmarina y para detectar las embarcaciones que utilizan los piratas. Durante una inspección de rutina realizada en junio pasado, los técnicos detectaron una peligrosa fisura de 20 centímetros en el cono de cola, que separa la cabina de los rotores.

Los técnicos, junto con declarar los dos helicópteros como “no aptos para el vuelo” decidieron someter a una inspección radical a la totalidad de la flota de Sea Lynk. “Más de la mitad de los helicópteros de la marina no pueden ser utilizados” señaló el periódico Süddeutsche Zeitung, que reveló el más reciente escándalo. “La avería de los dos helicópteros significa un pérdida importante en la capacidad de actuar de la fragata”, señaló el periódico.

No es el único problema que tiene la ministra Ursula von der Leyen en su cruzada para convertir a su país en una potencia militar capaz de intervenir en cualquier rincón del mundo para garantizar la paz y la estabilidad en el mundo. A causa de un presupuesto que disminuye cada año, el ejército alemán, además de las penurias de material, también tiene un importante déficit de personal.

Desde el fin del servicio militar obligatorio en julio de 2011, el ejército busca cada año unas 60 mil personas. A causa de la buena situación económica del país, las nuevas generaciones prefieren trabajar en la empresa privada antes que aceptar las generosas ofertas que ofrece la Bundeswehr, que gastó en 2013 más de 30 millones de euros en una campaña publicitaria para atraer a los futuros oficiales.

La falta de personal afecta, en especial a la marina, aunque el problema es relativo. La Marina debía recibir este verano su quinto submarino de la clase 212 A, quizás la nave de propulsión clásica más moderna del mundo, pero por razones técnicas la entrega se retrasó. “A pesar del retraso, el Almirante Axel Schimpf se sintió aliviado: No tenía el personal adecuado que pudiera hacer funcionar la nave ultramoderna”, señaló la revista Der Spiegel en un artículo que dejó al desnudo las miserias que existen en el ejército germano.

Alemania, la primera potencia económica de Europa sólo destina el 1.29 de su PIB en defensa (32.8 mil millones de euros en 2014), un presupuesto que ubica al país en el lugar número 14 de los países miembros de la OTAN, por debajo incluso que Dinamarca.


(EXCELSIOR/ Enrique Müller/ESPECIAL/  04/10/2014 05:50)

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