sábado, 8 de marzo de 2014

EN PROTESTA SE QUEMÓ CON GASOLINA EN MEXICALI; ARDIÓ EN EL CENTRO DE GOBIERNO



Reclamaba la atención del gobierno; estuvo preso 12 años, injustamente

MEXICALI.- Momentos de terror y angustia generó la extrema protesta de un hombre que vertió gasolina en su cuerpo y se incendió frente a decenas de personas, debido a su desesperación ocasionada por la falta de apoyo de autoridades de los tres niveles de gobierno hacia su persona, sufriendo quemaduras de segundo y tercer grado en el 90 por ciento de su cuerpo. 
 El caso se vuelve más impactante al haber ocurrido en la explanada ubicada en el Centro de Gobierno, justo enmedio de los edificios que albergan a los tres poderes del Estado, resultando además un agente de la Policía Municipal con quemaduras de segundo grado en cuello y brazos, el cual intentaba evitar el acto suicida. 

Al filo de las 13:00 horas ocurrió el incidente, uno de los momentos con mayor afluencia de personas en el sitio, cuando la víctima de nombre José Guadalupe Macias Maldonado de 59 años de edad, arribó a la citada explanada en posesión de un bote repleto de combustible. 

El tipo había amenazado días atrás que se haría daño, pero nadie le hizo caso, por lo que ese día estaba decidido a cometer semejante barbarie. 

Un agente de la Policía Municipal de nombre Amado Flores, adscrito a Servicios Especiales, afirmó darse cuenta del incidente, por lo que decidió acercarse para ver de que se trataba. 

Al notar que José Guadalupe tenía un recipiente que parecía contener gasolina, solicitó el apoyo de sus compañeros para controlar lo que podría ser un atentado suicida. 

Según lo expresado por el Ayuntamiento de Mexicali, los oficiales no lograron controlar a la víctima quien amenazaba con golpearlos de acercarse. 

Los uniformados no hicieron caso e intentaron detenerlo, por lo que el tipo los atacó, provocando un forcejeo que terminó cuando el oficial en cuestión y la víctima cayeron al suelo, llenándose del líquido flamable y de forma accidental, sugieren, se prendió una breve llama de encendedor, la cual fue suficiente para iniciar el fuego. 

Otra versión proveniente de la Procuraduría General de Justicia del Estado indica que José Guadalupe le arrojó gasolina al oficial de policía y posteriormente le prendió fuego, para luego quemarse a lo “bonzo”. 

Tanto el uniformado como el protestante comenzaron a correr por la explanada con agónicos gritos, por lo que algunas personas que pensaron rápido se acercaron para apoyarlos, al grado que un vendedor ambulante le arrojó agua de jamaica de un contenedor que tenía para la venta. 

Guardias del Congreso del Estado llegaron y auxiliaron con extinguidores, con los cuales por fin se logró mitigar el fuego. 

Ante la emergencia se solicitó el apoyo de socorristas de la Cruz Roja quienes arribaron al sitio y rápidamente trasladaron al oficial al hospital Almater, pero José Guadalupe permaneció algunos minutos más en el lugar. 

Tendido en el suelo, gimiendo de dolor, aparentemente en “shock”, se encontraba Macias Maldonado, el cual tuvo la desgracia de experimentar la lenta agonía frente a una multitud que, pese a que había visto el hecho, todavía no podía creerlo. 

Conforme los ánimos se fueron tranquilizando y José Guadalupe era llevado en caminlla al Hospital General, ubicado en el mismo Centro Cívico, las versiones comenzaron a fluir. 

Esta persona había solicitado desde hace días el apoyo de las autoridades, toda vez que se encontraba en una condición extrema, pero nadie quiso escuchar. 

Algunas mujeres que trabajaban en el Ayuntamiento comenzaron a llorar al indicar que les había tocado despacharlo, e intentaron ayudarlo, pero debido a que no tenía una credencial de elector, les era imposible entregarles algún recurso. 

Tanto en la Secretaría de Desarrollo Social y su homóloga del Estado, mostraron una actitud displicente y frívola hacia su persona. 

Su desesperación lo llevó a emitir una amenaza generalizada hacia las autoridades, señalando que se prendería fuego de no recibir atención, pero tampoco encontró respuesta. La advertencia continuó por varios días hasta que finalmente optó por cumplir su palabra. 

Hasta el cierre de esta edición se encontraba con vida, pero los pronósticos de que pudiera salvar la vida, por lo menos esta noche, eran prácticamente nulos, según el reporte médico preliminar que recibió la Policía Ministerial del Estado. 

La historia 

José Guadalupe Macias Maldonado es un hombre de 59 años de edad, que perdió 12 años de su vida en prisión tras ser acusado de matar a los hermanos Bárbara y Carlos Morales Persson en abril de 1997, a las afueras de su vivienda en el fraccionamiento Jardines del Valle. 

Fue asegurado y sentenciado a 50 años de cárcel por la Juez Quinto de lo Penal, Sonia Mireya Beltrán Almada, por un delito que no cometió y tras una larga lucha en tribunales se comprobó que no estuvo involucrado en dicho asesinato, además de que el Ministerio Público había incurrido en algunas irregularidades para procesarlo. 

Macias Maldonado recobró su libertad e intentó rehacer su vida, pero las cosas eran diferentes, las cosas que conocía ya no lo eran más y tenía severas dificultades para conseguir trabajo, por lo que decidió recurrir a las autoridades que lo apresaron injustamente, para poder recibir algún apoyo. 

Inclusive, días antes, el protestante se reunió con la procuradora de Justicia Perla Socorro Ibarra, a quien le pidió que gestionara una reparación del daño, pero la funcionaria lo canalizó a la Sedesoe donde fue rechazado. 

Tanto regidores, como diputados y hasta las delegaciones del Gobierno Federal, hicieron caso omiso a sus súplicas, por lo que decidió tomar la extrema medida de atentar contra su integridad. 

Así podría terminar la vida de una persona que fue utilizada como “chivo expiatorio”, para controlar la presión social por el homicidio de dos jóvenes, mientras que jueces y Ministerios Públicos y agentes ministeriales gozan de impunidad en sus actos. 

(EL MEXICANO/ Eduardo VILLA/  08 DE MARZO 2014)

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