martes, 24 de septiembre de 2013

‘SU PRIMER TRIUNFO EN BEIS TERMINA EN MASACRE’




En medio de los charcos de sangre en el patio de la vivienda marcada con el número 4610, sobre la carretera Juárez-Porvenir, destaca el trofeo de tres columnas que ganó el equipo “Los Cardenales” en el torneo de beisbol.

“El trofeo maldito, nomás eso quedó", dice dolida la hermana de Luis Alonso Frayre Alarcón, de 15 años, uno de los tres adolescentes masacrados en el poblado de Loma Blanca, que forma parte del Municipio de Juárez.

La joven sonrió con pesar cuando recuerda la trayectoria del equipo formado por familiares y amigos de esta comunidad rural.

“Nunca ganaban, nunca, les ponían unas arrastradas en cada juego, hasta ayer que ganaron el torneo, mire nada más en qué terminó todo”, dice Angélica Frayre, quien muestra la foto en vida de su hermano menor.

“No entendemos qué pasó, por qué ocurrió esto, era una niña, unos estudiantes, gente de bien en el pueblo”, lamenta. “No hubo amenazas, yo no fui al partido y no creo que tuvieran amenazas, mi tío era muy tranquilo”, agrega.

Comenta que el domingo ‘Los Cardenales’ jugaron dos partidos. El primero lo ganaron por default; el segundo lo ganaron 19 a 3, motivo suficiente para festejar el triunfo por todo lo alto.

El torneo se realizó en la colonia El Granjero. Los jugadores llegaron en sus autos y le dieron varias vueltas al pueblo mostrando orgullosos y felices el enorme trofeo. En el primer año que tenía Julio César manejando al equipo, ésta era la primera vez que resultaban triunfadores.

Luis Alonso llegó directo con su abuelo para darle la noticia.

“Mi nieto llegó y me dijo bien contento ‘ganamos abuelito’ y yo le respondí ‘pero el camino a casa’, porque siempre perdían y me contestó ‘no abuelito, ahora sí ganamos el campeonato’”, llora el patriarca de una familia de comerciantes y que en cuestión de segundos perdió a dos seres queridos.

El menor se metió a su casa y estaba haciendo la tarea. Cuando el abuelo se iba a acostar, decidió salir para acompañar a su tío.

“No tenía ni 10 minutos cuando se oyeron los disparos”, recuerda el abuelo llorando.

Luis Alonso cayó sin vida. Junto a él quedó su amigo Ricardo Vega Pérez  y metros más adelante su tío Julio César Alarcón Carrillo, dueño del equipo y propietario de una tienda Modelorama que estaba en la propiedad.

La familia está desconcertada. Ignoran el motivo de la masacre que enlutó a todo el pueblo y al Valle de Juárez.

Ayer por la mañana, en la escuela CECyTECH 7, los alumnos de tercero y quinto semestre lloraron desolados tras enterarse por sus maestros de la tragedia.

Las butacas que ocuparon lucen vacías en los salones y sus compañeras no logran controlar el llanto.

Luis Alonso había obtenido una beca escolar y coordinaba al grupo de confirmación de jóvenes en apoyo a la iglesia del pueblo. Ricardo ayudaba a su familia y también era buen deportista.

Cristina Pérez, directora del plantel, afirma que la noticia les causó un fuerte impacto. “Me queda muy claro que la agresión no era ni contra los estudiantes y menos contra la institución, sólo son jovencitos que estuvieron en el lugar equivocado, en el momento equivocado”, sostiene.

Pérez solicitó apoyo a la Fiscalía General del Estado para que los menores reciban atención sicológica. Hoy a primera hora llegan los especialistas.

El domingo iba a ser un buen día para los vecinos de San Isidro. Había fiesta en el pueblo, que se intenta sobreponer a las afectaciones provocadas por la lluvia. Aunque muchos pasaron momentos de angustia cuando sus casas se inundaron, lo peor había pasado.

El domingo los pobladores organizaron una kermés para recaudar fondos pro construcción de la iglesia, destruida años atrás por un grupo criminal.

“Estaban los jueguitos mecánicos, hubo venta de alimentos, todo estaba muy bien. Los de Loma Blanca habían ganado el partido de beisbol y salieron a festejar y al venir aquí vino otro grupo de personas y disparó”, relata el comisariado ejidal, un doctor que asumió el cuidado del pueblo tras la ejecución de su antecesor Calixto Pérez Mena.

Su investigación inicial refiere que fueron dos agresores “encapuchados” los que perpetraron la masacre.

La situación, dice el funcionario, es grave, particularmente por la falta de apoyo oficial que tiene en el patrullaje del poblado.

Se le cuestiona si tiene miedo.

“Con esto que pasó la gente ya no va a venir al carril Valle de Juárez donde corren caballos y se hacen apuestas. El pueblo pierde la luz y la esperanza, matar niños, jovencitos de la prepa, cualquier persona, es muy lamentable que esté pasando esto”, dijo el comisariado.

Hoy inician los servicios fúnebres de las víctimas, es factible que la Fiscalía General del Estado asuma el costo.

El comisariado y las familias han expuesto su temor a que se registren represalias durante los  funerales o la sepultura de los cuerpos, por lo que instan a las autoridades a mantener la presencia policiaca.

(Luz del Carmen Sosa/El Diario)
(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Luz del Carmen Sosa /2013-09-23 | 23:35)

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