lunes, 10 de junio de 2013

LA BELLEZA ANTES Y DESPUÉS DEL BISTURÍ: ¿VANIDAD CONTRA NECESIDAD?

La belleza antes y después del bisturí: ¿vanidad vs necesidad?


Saltillo.- Un camino punteado de líneas rojas se cierne sobre el cuerpo del paciente. Desde las cejas, pómulos, nariz, barbilla, párpados, senos, abdomen, vientre, muslos, piernas, brazos y dedos de los pies, las pequeñas líneas son el camino hacia la perfección; hacia una mejora que no sólo se siente en la belleza interior, sino que además cautiva con la renovación que una persona hace para ser más atractiva.

Sin embargo, ¿Qué es lo que se esconde detrás de la piel que es cortada por el bisturí para estirarse, cortarse o ampliarse con el volumen de un implante? ¿Es una necesidad clínica para combatir problemas de autoestima, un lujo, un gusto que alimente la vanidad o una falsa respuesta a los problemas que se presentan en la vida de un paciente?

Como cirujano plástico retirado y especialista en asesoría y asistente en intervenciones cosméticas, Jorge Fuentes Aguirre comentó que la respuesta es compleja y esto puede reflejarse en el incremento avasallador que manifiesta este tipo de procedimientos en los últimos años, ya que la cirugía plástica es un terreno fértil que se trabajó un 35% más en el último año.

“¿Cuál es el motivo por el cual se someten a estos procedimientos y también a la liposucción, lipoescultura, la corrección de cicatrices y todo tipo de cirugía cosmética, estética, reconstructiva y plástica? Es básicamente la percepción de la imagen de sí mismo. Hemos estudiado mucho el porqué de la motivación y lo encontramos en un factor psicológico que conocemos como autoestima”.

Fuentes Aguirre, quien actualmente es director de Comunicación Médica en el Hospital Christus Muguerza, afirmó que a pesar de que este tipo de procedimientos estaban asociados principalmente a las mujeres y a un estatus económico privilegiado, cada vez es más accesible el acceso a una cirugía para todos los coahuilenses.

“Antes se veían más este tipo de cirugías en las mujeres y ahora ya se ve equiparablemente con los hombres. Esto es un fenómeno muy especial porque el principal procedimiento que se hacen se conoce como la cirugía del estiramiento facial. Antes nada más las mujeres se sometían a esto y cada vez vemos más al sector varonil que se somete a este tipo de procedimientos.

“La cirugía plástica era considerada una cirugía elitista; de lujo y a la gente se le confería estatus por el hecho de haberse sometido a ‘la cirugía’, porque se veía así como si fuera la única. Se referían a ella por el estiramiento facial sobre todo, esto era un estatus permitido a un solo sector social y ya no es así”.

Desde el ‘bien’ nacer

El especialista manifestó que para la cirugía plástica no hay edad. Desde bebés a niños, adolescentes y jóvenes que sufren de algún defecto o deformación congénita hasta hombres y mujeres de la tercera edad que desean borrarse algunos años del rostro, la cirugía puede ser el mejor tratamiento.

“Desde la primera infancia se nos presentan casos principalmente con alguna malformación. Los papás se preocupan porque el hijo nazca bien, que tengan una apariencia normal. Si nació con algún defecto congénito lo someten a alguna cirugía reconstructiva. Aparte de eso, hay muchas muchachitas que piden como regalo de 15 años su operación de los oídos o su operación de la nariz.

“Generalmente luego viene el avance de la edad y llegan las ritidectomías parciales o totales, que se realizan tanto hombres como mujeres, y otras intervenciones en el cuerpo como las lipoesculturas o la instalación de implantes”.

La cirugía de la felicidad

Fuentes agregó que el modificar la apariencia que incomoda a la persona permite contrarrestar la depresión y mejorar la autoestima, aunque también puede ser un placebo para quienes desean encontrar en ella la panacea que resuelva todos sus conflictos.

“La persona quiere verse mejor. Quiere levantar su autoimagen; quiere en muchas ocasiones y esto es un fenómeno que debemos tratar con cuidado en los interrogatorios previos a la cirugía, competir con alguna otra persona. Hay muchos que basan su felicidad en el hecho de tener una cirugía que les devuelva el rejuvenecimiento facial y yo les digo ‘cuidado’, porque no va por ahí”.

El galeno de 76 años comentó que en su propia experiencia tuvo pacientes, en su mayoría mujeres, que buscaron una cirugía para resolver problemas de infidelidad, falta de comunicación en sus familias e incluso el deseo de recuperar la felicidad o un mejor estado de vida.

“Tengo que ser muy honesto al decirles que no basen su felicidad en esto. Una señora quería levantarse el busto porque su marido le era infiel. Le dije que la cirugía no era la respuesta porque luego vendrá a decirme ‘quedé muy bien, pero sigue todo igual y mi marido sigue de picos pardos con otra’. Por eso explico las motivaciones humanísticas, emocionales, afectivas morales y hasta espirituales en el interrogatorio para evitar que esto haga un problema mayor”.

Fuentes reconoció que otro de los pecados que suceden en el terreno de la cirugía plástica es la falta de conciencia al realizar el procedimiento con personas que pueden no estar certificadas, ya que esto no sólo puede ser un riesgo para la salud y para la estética de la persona, también puede tener consecuencias fatales.

“Soy llamado por colegas para asistirlos en una cirugía. Una recomendación enfática es que busquen siempre un cirujano reconocido que no sea de una ‘clínica patito’, de esas que a veces proliferan, deben buscar a alguien certificado para confiarle el estado de su cuerpo. La manera de elegirlo es que tenga su certificado del Consejo Nacional de Cirujanos Plásticos, porque hay mucho charlatanismo en esto y mucho usurpador de profesiones”.

Necesariamente clínicas

Sin embargo, Fuentes destacó que también está ese contraste entre quienes tienen una búsqueda de la felicidad al creer que la cirugía resolverá sus problemas y quienes pueden encontrar en la intervención una forma de continuar su desarrollo humano al superar alguna deformación o situación que los incomoda sobremanera.

“También existen otras a quienes resulta mandatorio para contrarrestar el estado de depresión. Conocí a una mujer que vivía con su bolsa pegada al vientre porque no quería que nadie viera su problema. Después de la lipectomía, no dejó de aparecer en las portadas de sociales de los periódicos”.

El médico que fundó la asociación humanitaria Estoy en Ti, refirió que una de las razones por las que también se incrementó la prevalencia en este tipo de procedimientos fue la reducción de los costos y honorarios clínicos, puesto que esto permitió que más personas tuvieran acceso a las cirugías y además, se pudiera economizar en las reconstrucciones y reparaciones por heridas y cicatrices.

“Estamos abiertos a que la cirugía ya no significa un costo oneroso como antes. Ya no es una cirugía elitista y no sólo se usa por lujo, sino también como una intervención mandatoria y de necesidad psicológica”.

El cirujano manifestó que ante un problema serio y agudo de depresión por la necesidad de someterse al proceso para descartar un defecto o corregirse, encontró casos muy agudos que afectaban al paciente y demostraban que la cirugía plástica también puede contrarrestar una enfermedad.

“En mi vida profesional, la experiencia me ha enseñado que hay personas que tienen algún defecto que se autosecuestran en la sociedad. No asisten a reuniones ni hacen alguna actividad al aire libre porque no quieren que les vean con sus defectos. Se menosprecian y entran en estados graves y agudos de depresión y la única manera de sacarlos de ahí es accediendo a hacerles la cirugía”.

Incluso, aseguró que en más de una ocasión tuvo que llamar a agentes de seguros privados de gastos médicos para hacer efectiva una cirugía en razón del bienestar emocional del paciente, aunque las aseguradoras no protejan al cliente si se realiza este tipo de cirugías por considerarlas no necesarias.

“Hay personas que dicen tener una póliza de seguros, aunque las aseguradoras no cubren ni admiten este tipo de tratamientos y con justa razón pienso yo, pero hay algunas que son medicamente necesarias y muchas veces hablo con el agente para explicar que no es una cirugía de vanidad, sino de necesidad clínica”.

Al respecto, Fuentes agregó que cuando trabajó en el Servicio de Cirugía Plástica Reconstructiva del Hospital Universitario pudo contrastar la necesidad de una cirugía ante gente que no tiene recursos, ya que este tipo de intervenciones las realizó en el sector público en su mayoría sin cobrar honorarios.

“Cuando estaba en el HU atendíamos en sala general a personas que no tenían cómo pagar una cirugía, pero que habían tenido defecto congénito y que tenían alguna necesidad. Lo hacíamos sin cobrar ni un centavo y hablaba con el director del hospital para que nos permitiera hacer la intervención”.

Por último, el especialista con más de 56 años de trayectoria médica señaló que en el paso de su trayectoria pudo observar una evolución en la mentalidad de la sociedad en cuanto al uso de las cirugías cosméticas, aunque por otro lado aseguró que aún se necesita separar el concepto de que estas cirugías están hechas para alimentar a la vanidad.

“Son circunstancias que cambian con la culturización de la sociedad y el criterio con que se considera a la belleza y la vida plena de una persona. El criterio con el que se juzga no es porque sea vanidosa o una persona que quiere lucirse, sino porque muchas veces es una persona que necesita corregir ese defecto para sentirse mejor”.

El dolor de recuperarse

Se sometió a una cirugía plástica compleja al egresar de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en 2010. Un casting en la Ciudad de México fue el detonador de que su incomodidad con sus pómulos y su nariz lo llevaran a buscar una intervención.

Ángel Tonatiuh Ruiz Rivera dejó de ser el mismo para mejorar sus facciones cuando un bisturí pasó por su rostro. Hace tres años que decidió mejorar su apariencia y pensó que una forma de hacerlo era con una rinoplastía, la extracción de bolsas de Bichat y la extracción de muelas del juicio para que sus pómulos y su nariz se acentúen y le den más presencia.

“Todo empezó cuando fui a México a un casting y ahí mismo me recomendaron hacerme la cirugía porque traía mucho cachete y a cuadro no se veía bien en la cámara. Me comentaron lo de las bolsas de Bichat y fue cuando decidí ir a visitar a la doctora para corregir lo de estas bolsas de grasa, que en mi caso no fueron absorbidas por el cuerpo tras el periodo de lactancia, que es lo que pasa con todos”.

Al principio para Ángel todo fue una gran idea, aunque tuvo que superar una agobiante recuperación durante las primeras 72 horas, ya que no podía respirar y tuvieron que intubarlo para que la inflamación en nariz y mejillas no lo afectara.

“Tenía pendiente la situación de las muelas del juicio y cuando me revisaron también tenía desviada la nariz. Hacía mucho que me la quería operar y pues conjunté todo en un procedimiento. Pensé que iba a ser buena idea, pero después estuvo complicada la cuestión de respirar por la inflamación de las mejillas, la encía y la nariz. La cirugía duró un poco más de cuatro horas”.

Luego de tener una semana con la nariz tapada para no dañar el proceso de la cirugía realizada por una cirujana dental y por el cirujano plástico Rodrigo de Alba, Ruiz comentó que comenzó a ver resultados de manera casi inmediata, conforme fue disminuyéndose la inflamación en su rostro.

“Fueron tres días complicados que batallé para dormir y respirar. Empecé a respirar por la garganta como a los seis o siete días y me quitaron los entaponamientos de la nariz. Eran dos tubos largos como de 10 centímetros que estaban en mi nariz. Comencé a ver resultados en menos de un mes”.

‘La ciencia está para ayudar’

Ruiz aseguró que después de la cirugía que constó de tres intervenciones notó un cambio que le permitió sentirse mejor en el aspecto físico y emocional, ya que antes le costaba sonreír completamente para evitar el abultamiento en el pómulo y ahora, puede hacerlo sin ningún problema.

“En las fotos siempre notaba que salía cachetón y aceptaba todas las etiquetas. Ahora me gusto como salgo y me di cuenta del resultado positivo de mi cirugía. Sólo tuve una complicación en una mejilla porque durante la cirugía se reventó una venita. Estuvo muy bien porque aunque al principio no me podía reír, pero poco a poco fui notando el cambio y la diferencia”.

A casi tres años de haberse sometido a la intervención estética, el comunicólogo de 23 años reitera que volvería a someterse a una cirugía plástica y cosmética y de hecho, ve la posibilidad de hacerlo para corregir un defecto en la nariz que surgió en un accidente después de la intervención.

“Lo volvería a hacer y tengo planeado volver a arreglarme la nariz. La inversión que se había hecho se fue a la fregada y sí me volvería a someter. Estoy a favor de todo esto. De hecho, le dije a mi hermano del problema que él también podía tener y el también se hizo la cirugía en las mejillas”.

En cuanto a la reducción de costos por los procedimientos, Ángel aseguró que esto tiene que ver con la reñida competencia entre los cirujanos, ya que la intervención que a él le costó 27 mil pesos su hermano la encontró hace unos meses en 3 mil.

“La competencia es mucha y la demanda también y está muy padre que sea cada vez más accesible alcanzar la cirugía plástica. (…) Creo que todos tenemos detalles que no nos gustan tanto y la verdad es que yo podía vivir con mi defecto porque no era tan grave, pero quise hacerlo para mejorar. Siempre que haces un cambio te expones a cualquier resultado. Es un mundo completo de posibilidades”.

En cuanto a las cuestiones de la autoestima, Ruiz explicó que esto es sólo una herramienta para mejorar y perfeccionar los rasgos que se desean, pero tampoco se debe abusar de las intervenciones porque eso también es un reflejo de una enfermedad.

“Hay muchas personas que se quieren mucho y está muy bien si no se quieren someter a una cirugía, aunque corregir esos detalles ayuda y te da más seguridad. Siempre he pensado que si la ciencia avanza es por algo y hay muchas cosas que te ayudan. Como dicen, ‘Salud es Belleza’ y si te sientes bien contigo y puedes mejorar los defectos que tienes por qué no aprovecharlo. A lo mejor es complicado, pero estoy a favor de eso y en contra cuando exageran porque todo exceso es malo”.


México: entre los cinco más operados

A pesar de no ejercer actualmente como cirujano, Jorge Fuentes Aguirre continúa asesorando a cirujanos plásticos en diversas intervenciones.

Según la Encuesta Internacional de Cirugías Cosméticas y Estéticas de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Cosmética(ISAPS en sus siglas en inglés), Estados Unidos es el país con más cirugías en todo el mundo. En 2011 se realizaron más de 5 mil 950 procedimientos.

Los países que continúan en esta lista son Brasil, China, Japon y México, quien ocupa la quinta posición de los 25 países con más cirugías al realizarse más de mil 518 procedimientos relacionados con una intervención cosmética.

El ABC de la cirugía plástica

La cirugía especifica que la región A del cuerpo es la cara.

Los procedimientos faciales están relacionados principalmente con el estiramiento de cejas; la blefaroplastia o rejuvenecimiento de párpados; la Rinoplastia o cirugía nasal; las Ritidectomías o estiramientos faciales y de cuello; la Otoplastia para reposicionar las orejas prominentes; el aumento Aloplástico y el injerto de grasa o rellenos de tejidos blandos, entre otros.

La región B que se somete a este tipo de intervenciones está relacionada con la parte superior del cuerpo, donde existen principalmente procedimientos como la mamoplastia de aumento o reducción de pecho; la mastopexia o levantamiento de senos.

La región C del cuerpo está relacionada al contorno o volumen corporal. Intervenciones como la liposucción, la abdominoplastia o cirugía de abdomen, el levantamiento de muslos, la lipectomía abdominal para quitar excesos de piel, la braquioplastia o reducción del tamaño de los brazos y el aumento de implantes de los músculos del pecho, nalgas y pantorrillas son de los más utilizados.

Un bisturí al espejo

La encuesta ISAPS Global Survey refleja que durante los últimos 10 años, el aumento de los senos había sido el procedimiento de cirugía plástica más popular.

La liposucción se ha impuesto como la favorita entre las cirugías cosméticas. Representa un 18.8% de todos los procedimientos quirúrgicos, seguida del aumento de senos con un 17%, la cirugía de párpados con un 13.5%, la cirugía de la nariz con un 9.4% y de abdomen con un 7.3%.

Superando otras cirugías

La ISAPS Global Survey establece que la cantidad total de cirujanos plásticos certificados por consejos médicos (o equivalentes a nivel nacional) se estima en 30 mil 817.

En 2011, esta encuesta proyectó que la cantidad total de procedimientos quirúrgicos sería de 8 millones 536 mil 379 y la cantidad de procedimientos no quirúrgicos se estima en 8 millones 759 mil 187.

Los principales cinco procedimientos no quirúrgicos son: inyección de toxinas o neuromoduladores como el Botox con un 32.7%, la inyección de ácido hialurónico con un 20.1%, la depilación de vello con láser 13.1%, la inyección de grasa para recolocarla en otro sitio con un 5.9% y el tratamiento Láser con el 4.4%. 
 
(ZOCALO/  Revista Visión Saltilllo/  Carlos Chávez/ 10/06/2013 - 04:01 AM)

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