lunes, 6 de mayo de 2013

EXPEDIENTE: EL INQUISIDOR…



Rosendo Zavala
Saltillo, Coah.- Sacando todo el rencor que tenía guardado en sus entrañas, Emilio torturó a la mujer que alguna vez amó con locura y sin piedad la administró descargas eléctricas hasta dejarla casi inconsciente, para luego saciar sus instintos animales ultrajándola en repetidas ocasiones.

Turbado por sus arrebatos emocionales, el inquisidor caminó lentamente hacia la mesa de donde tomó las agujas que ya tenía preparadas, clavándolas bajo las uñas de “Diana”, que vencida por el dolor se desvaneció sin oponerse al ataque.

Sería en el afán de abogar por su hijo como el desempleado de ilusiones muertas cometió uno de los actos más aberrantes en la historia de Saltillo, aunque ahora paga su crueldad con cárcel bajo el designio de un juez penal que lo consignó por el delito de violación.

FATÍDICO DESTINO

Mientras una tenue corriente invernal sacudía su cabello dañado por los estragos de la violencia, la cocinera miraba a lo lejos aguardando el arribo del taxi que la llevara de vuelta a casa, porque la noche era fría y deseaba resguardarse en su hogar lo antes posible.

Caminando de un lado para otro, “Diana” se sacudía tratando de espantar el hartazgo del turno laboral que había tramitado minutos antes, a lo lejos, las luces de las farolas iluminaban el bulevar Figueroa denotando una enorme línea que parecía no tener fin.

Súbitamente, el rechinido de un vehículo sacó de sus pensamientos a la mujer, que sorprendida viró la vista, viendo con terror la imagen de un hombre que la hizo estremecerse, imaginando que algo malo estaba por venir.

Y es que de entre las penumbras de la noche, bajando del auto estaba Emilio, que con paso lento se acercó hacia ella queriendo negociar, disimulando la tranquilidad que no tenía porque su plan de venganza estaba escrito.

Tras un infructuoso diálogo que se envolvía en la tensión del momento, el galancete vio minado su intento por convencer a la fémina de que lo acompañara, acercándose a ella para tomarla del brazo y forcejear a la mitad de la calle.

Haciendo gala de su fuerza física sometió a “Diana” que nada pudo hacer para defenderse, subiéndola en el automóvil de alquiler que arrancó a toda prisa, perdiéndose en la madrugada que pareció convertirse en mudo testigo de la tragedia que se acercaba.

Extrañados por lo feroz de la reyerta sentimental que acababan de presenciar, los testigos decidieron olvidarse del asunto mientras el tráfico del bulevar Figueroa corría impasible, ajeno al terror de la mujer que para entonces ya era presa de sus propias emociones.

Reconociendo los caminos por donde circulaba casi a diario, la trabajadora se sumía entre la maraña de insultos que le hacía su captor, poniendo atención a sus palabras mientras buscaba los motivos que habrían orillado a su ex pareja para tan escandaloso reclamo.

Desde siempre, la joven madre de familia se había convertido en víctima de la violencia casera, por lo que decidida a cambiar su suerte dio las gracias al padre de su hijo para buscar el amor en brazos de alguien que la supiera valorar.

Pero sus imágenes metales se diluyeron cuando el bordo de una calle sacudió el auto en el que viajaba, volteando a su lado izquierdo para recordar que junto a ella estaba el sujeto que le hacía la vida miserable por sus constantes cuestionamientos de la forma como educaba al hijo de ambos.

TORTUOSO ATAQUE

Impaciente por saborear el elíxir de la venganza, Emilio bajó presuroso del auto amarillo y con los modales guardados para mejor ocasión empujó a su ex mujer hasta el fondo de la casa, donde concretaría el objetivo largamente anhelado.

Sin perder la concentración del momento que lo tenía ensimismado, el joven padre de familia tomó del brazo a su víctima para avanzar hasta el comedor donde detuvo su andar, mientras afuera de la vivienda una tensa calma flotaba sobre el ambiente de la calle Cedros.

Animado por la imagen de su pequeño que tenía grabada en la mente, el rencoroso azotó contra una silla a “Diana” mientras le gritaba que no se moviera, sometiéndola hasta paralizarla con aullidos guturales que evocaban a la muerte.

Con la fémina completamente dominada, el escuálido victimario sacó de entre sus pertenencias el par de cables que conectó a un enchufe de luz mientras se los ponía a su ex novia en los genitales, comenzando la obra de terror que culminaría de la peor manera.

Esto porque mientras quemaba las entrañas “de su hembra”, la abofeteaba sin cesar como represalia por haber descuidado el bienestar del hijo que ambos habían procreado meses antes.

Aún con los estragos del sadismo corriendo por sus venas, dejó a la mujer recostada sobre la silla para en una rápida ofensiva correr al patio donde buscó las potenciales armas que le sirvieran para concretar su bajeza sin tanto batallar.

Segundos después, Emilio se paró frente a la mujer y dejando de lado las consecuencias atacó con furia, golpeándola con un tubo de acero y una tabla de madera hasta dejarla con la conciencia en el suelo, fue entonces cuando comprendió que su plan estaba dando resultado.

No conforme con eso, tomó de la mesa el puñado de agujas que clavó en los dedos de los pies y bajo las uñas de las manos, haciéndola sentir dolor en carne viva para que siempre recordara que no debía descuidar a su bebé, dejándolo en brazos de un padre sustituto.

En un instante, el bravucón padeció la regresión mental que le llevó a recordar los momentos de amor compartido con “Diana”, resolviendo revivirlos a la fuerza porque la ocasión así se lo permitía.

Como chamaco que abre un dulce para comerlo con placer, arrancó a tirones la ropa de su ex amada y bramando de placer la mancilló repetidamente, hasta que sus ansias de sexo reprimido terminaron.

Observando de pies a cabeza la fémina que despreciaba con toda su fuerza, Milo esbozó una sonrisa burlona y con tono de sarcasmo le pidió perdón por lo que acababa de hacer, gritando de júbilo para cantar victoria sin pensar en la mala suerte.

Satisfecho por el humillante acto ejercido contra la mujer que pretendía borrar de su vida, el violador salió corriendo de la casa imaginando que su noche había sido perfecta, aunque el destino le cobraría factura cuando menos lo esperaba.

JUSTICIA DIVINA

Tratando de reponerse a la paliza física y emocional que le habían dado, “Diana” se incorporó lentamente del sitio donde el chacal la hizo suya, buscando que nadie más le hiciera daño.

Reponiéndose momentáneamente a la pesadilla que estaba viviendo, salió del domicilio para ir a la clínica donde pidió que la valoraran, mientras el atacante se daba a la fuga intentando evadir la acción de la justicia.

Pero sus días de libertad estaban contados, porque horas después retornó a la casa para descansar los efectos de su bochornosa obra, cayendo en el sueño profundo que lo traicionó sin darse cuenta.

Inesperadamente, una lluvia de toquidos revolotearon en la puerta que lo hicieron levantarse de un brinco, abriendo el acceso, aunque sabía que el destino ya lo había alcanzado para exigirle cuentas del despiadado ataque que un día antes había perpetrado.

Al responder la llamada que se le hacía al otro lado de la pared, Emilio vio al grupo de hombres que se identificaron como agentes ministeriales, y con una orden de captura entre sus manos le notificaron que estaba detenido.

Durante la declaración preparatoria emitida ante el juez primero del ramo penal, el sujeto acusado de abuso sexual aceptó las imputaciones que pesaban en su contra, dando los motivos que lo orillaron a cometer tan salvaje acto.

“Estaba enojado porque su pareja le pegaba a mi niño y pues me quería vengar, por eso la torturé, le encajé unos alfileres en los dedos del pie, bajo las uñas, después le di toques eléctricos, le pegué hasta que me cansé.

“La verdad le dije que no lo quería hacer, pero vale más la vida de mi hijo que otra cosa y pues seguí. La verdad todo fue parte de un plan que tenía; y me siento arrepentido, pero ya lo hice”, dijo ante los medios de comunicación.

A varios meses de haber desfogado su maldad contra la mujer que lo convirtió en padre de familia, Emilio sigue esperando la decisión de las instancias penitenciarias que en breve podrían dictarle sentencia condenatoria por el delito de violación.
(ZOCALO/ Revista Visión Saltillo/Rosendo Zavala/06/05/2013 - 04:08 AM)

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