
Alejandro Gutiérrez
MADRID (Proceso).- El abogado Pedro Leblic Amorós se sorprendió al descubrir
que detrás de las excursiones que se organizaban en la escuela donde estudian
sus hijos, el San José de Cluny, estaba el Yunque, la organización secreta que
pretende “instaurar el Reino de Dios en la Tierra”.
Él sabía de la existencia
de esa organización religiosa integrista de tipo paramilitar vinculada con
sectores de la ultraderecha.
También sabía que eran “muy selectivos” en cuanto a
“los colegios y los eventos religiosos en los que afilian y luego adoctrinan a
los menores de edad” que cooptan, todo ello “a espaldas de los padres de
familia”.
En enero de 2011 leyó un correo electrónico en el que le “saltaron”
los nombres de personas que tiene identificadas “como miembros del Yunque en
España, entre ellas Ignacio Arsuaga Rato, que preside la organización Hazte Oír,
y Eduardo Hertfelder de Aldecoa, que encabeza el Instituto de Política Familiar,
como participantes en esas excursiones.
Leonor Tamayo Colomilla, que preside A
Contracorriente, es quien organizaba esos campamentos de fin de
semana.
“Cinco días antes a mis hijos trataron de cooptarlos. Por eso (…)
acudí (el 27 de enero del año pasado) a la dirección del colegio para
advertirles de esa situación y un día después presenté una denuncia ante la
Policía Nacional, la cual se archivó sin más trámite por el juzgado de
instrucción número 2 de Pozuelo de Alarcón”, dice en entrevista con
Proceso.
Leblic acudió de nuevo a los tribunales el 23 de febrero de este año
para presentar una segunda denuncia por la vía civil contra el Yunque, un hecho
insólito en los más de 40 años de operación de la sociedad secreta que tiene su
origen en México (Proceso 1846).
“Y es la única sociedad secreta en España, que
yo tenga noticia”, apunta.
Además de Arsuaga, Hertfelder (a quien identifica
como un miembro “orgánico”, como llaman a los principales y más antiguos
dirigentes del Yunque en España) y Tamayo, la demanda incluye a Jaime Urcelay,
que preside Profesionales por la Ética y es vicepresidente de la Organización
del Bien Común, que dirige Liberto Senderos Oliva, otro de los
“orgánicos”.
La entrevista se realiza en el despacho de Leblic en la calle
Serrano, el 22 de marzo, 10 días después de que el juzgado de primera instancia
número 45 de Madrid admitiera a trámite la demanda por la presunta violación a
la Constitución española (artículo 22.5) que prohíbe las asociaciones secretas y
paramilitares.
Aclara que no tiene ningún interés económico ni pide
remuneración. “Pedimos (presentó el recurso en nombre de varios padres
afectados) que se reconozca que el Yunque existe, que se disuelvan tanto la
sociedad secreta como sus asociaciones fachada y también que se reconozca a los
señalados como miembros del Yunque. Nada más”.
Precisa también: “Damos un
paso más en la demanda, y lo que trataremos de demostrar es que las sociedades
que sí existen y están constituidas –Hazte Oír, Organización del Bien Común,
Profesionales por la Ética, Instituto de Ética Familiar y A Contracorriente–
fueron creadas por la organización secreta; creemos que tenemos suficientes
pruebas. El juez determinará.
Leblic recuerda la sorpresa que se llevó ese
enero de 2011: “Tuvimos la sospecha (de la implicación del Yunque) al ver la
actividad frenética que tenía la organización (A Contracorriente) que hacía
estas excursiones, porque las invitaciones a los niños (de entre siete y 10
años) eran muy selectivas. (A los padres) nos perseguían para conseguir los
permisos, nos daban indicaciones. Nos mandaban correos incluso a las dos de la
mañana y daban todo tipo de facilidades.
“Todo eso me empezó a generar
sospechas y me pregunté: ‘A ver si atrás de esto no está el Yunque’, lo que
finalmente confirmé.”
A partir de ese momento, prosigue, “hemos descubierto
que en esas excursiones ven el carácter de los chicos, su liderazgo con el resto
de compañeros, qué capacidad de influencia tienen, para finalmente proponerles
su permanencia en el Yunque, aunque esos (campamentos) estuvieron dirigidos a
los monitores que ya tienen cooptados, a quienes llaman ‘pres’ y son jovencitos
de 14 o 15 años.
“De cada chico elaboran un informe por escrito, tienen
información de sus familiares, de cuáles son las actividades de los padres, a
qué organismos están afiliados éstos, si están vinculados a la política o al
activismo religioso o social. El Yunque se destaca por ser muy activo
políticamente para ejercer influencia en la sociedad; por eso buscan que los
padres de los chicos tengan representación pública o en partidos o estén
vinculados a la Iglesia católica.
“Los hemos descubierto recabando informes
de jóvenes que son candidatos para ser cooptados en las ‘javieradas’, las
peregrinaciones nocturnas que se hacen de Pamplona al castillo de San Javier
que, junto con el Camino de Santiago, son las más conocidas y concurridas en
España. Ese ha sido un nicho muy importante para ellos, donde pueden ver el
perfil de los jóvenes”, señala.
Dice que también han detectado a miembros del
Yunque cooptando a jóvenes en los colegios Juan Pablo II y el del Pilar; este
último es uno de los de mayor prestigio por ser la escuela de la que egresaron
entre otros el expresidente José María Aznar, el periodista Juan Luis Cebrián,
el líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, el filósofo Fernando Savater y
Javier Solana, antiguo alto representante del Consejo para la Política Exterior
y de Seguridad de la Unión Europea.
Tras la primera denuncia, sostiene, ellos
trataron de neutralizarla diciendo que “estábamos mintiendo, que eso no era
verdad”, y afirma que tras la segunda demanda recibió amenazas como parte de una
campaña de acoso. “Son amenazas incluso por escrito de lo que me puede pasar o
advertencias de que iniciarán querellas criminales, demandas administrativas o
judiciales con elevadísimos importes”.
Primeros indicios
Para Leblic el tema no era ajeno. Desde hacía tres años antes el Yunque se
convirtió en un tema recurrente en las conversaciones de un reducido círculo de
amigos al que pertenece.
“Algunos de mis amigos de este círculo no sólo
pertenecieron sino que fueron cofundadores de Hazte Oír, una de las
organizaciones fachada”; es decir que “estaban dentro, no eran simples afiliados
por medio de la web”. Afirma: “Gracias a estos amigos y a otras personas que
también estuvieron dentro conocimos cómo es su funcionamiento y quiénes
son.
“Mis amigos descubrieron que detrás de Hazte Oír se escondía algo más.
Confrontaron al dirigente para que hablara del tema, pero en respuesta empezaron
a ser objeto de una agresiva campaña de descalificación; eran víctimas de un
verdadero linchamiento por haberlos descubierto. Son conocedores
directos.”
Aclara: “El caso de mis amigos es muy parecido al de Alejandro
Campoy –exvocero de Hazte Oír–, a quien no conozco pero que ha relatado que le
llevó tres años salir de la asociación”.
El abogado –que representa a unas 40
familias y profesionales que apoyan la denuncia y están dispuestos a testificar
ante el juez– afirma: En ese círculo de amigos “fuimos conscientes del peligro
de que una organización secreta utilice métodos que rozan lo delictivo; nuestras
conversaciones se volvieron más asiduas porque nos preocupaba que mucha gente
estuviera engañada o que no fuera consciente de la existencia de esta sociedad
secreta, de sus métodos de manipulación social, que son perversos y
dañinos”.
Sostiene que muchos de sus miembros son “gente que está tan
subyugada por esta organización que es incapaz de pensar por sí misma; es un
lavado de cerebro total”.
Leblic considera difícil de explicar esta situación
al público, porque estas asociaciones tratan de presentarse como “representantes
del bien común y de los valores”, pero relata episodios que muestran los signos
del fanatismo y la preparación paramilitar dentro del Yunque. “Cuando he hablado
con algunos de ellos he notado que hay una especie de esquizofrenia, una suerte
de doble personalidad; cuando te hablan del tema cambian su gesto, su postura,
su forma… cambia todo”.
Enfatiza que se preparan como “monjes-soldados”, y
para ello recurren a preparación en defensa personal, se organizan en “células
estancas”, hacen campamentos, cuentan con casas de seguridad; deben dar señales
de vida cada 24 horas y acudir a reuniones semanales; en las ceremonias hacen un
saludo similar al nazi, pero con el puño cerrado, y deben estar “dispuestos a
derramar sangre por los fines y la organización”.
Sobre la condición secreta
de dicha sociedad, asegura que ha documentado con testimonios que las dos únicas
situaciones en las que los miembros rompen el secreto de la existencia del
Yunque “es cuando quieren captar a un miembro nuevo, les dicen que ‘hay algo
más’, les proponen el juramento.
“La otra es cuando, al ser descubiertos,
piden permiso a la organización para poder hablar del Yunque, cara a cara (con
quien los descubrió), bien para tratar de convencer a esa persona de que esto es
algo bueno, algo necesario, o bien porque de alguna forma tratan de
neutralizarlo para que no difunda la existencia de este grupo. Pero públicamente
siempre niegan o evaden su pertenencia al Yunque.”
Con todo ello, Leblic y
sus amigos se dieron a la tarea de identificar a los miembros de la agrupación
secreta. “Tenemos localizadas casi 50 personas que están en altos puestos del
organigrama político que han sido infiltradas”, entre ellas, miembros del
Partido Popular (PP) y de la Iglesia católica, dice el entrevistado. Sin
embargo, prefiere por el momento reservar nombres, aunque no descarta que en
algún momento los ventile en una ampliación de la demanda.
Los métodos
Como muchos otros católicos, Leblic participó en manifestaciones de rechazo a
las reformas que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero puso en marcha,
como la ley de interrupción anticipada del embarazo o la materia de Educación
para la Ciudadanía (EpC), por considerar que el Estado asume la educación moral
de los estudiantes y arrebata a los padres el derecho a decidir lo mejor para
sus hijos.
Sin embargo, dice, “empecé a darme cuenta de que estos individuos
(del Yunque) alentaban el odio y la crispación; sus pancartas eran demasiado
extremistas cuando el fin de las manifestaciones era sólo hacer patente nuestra
inconformidad y rechazo.
Leblic dice que se han acercado más padres con
nuevos testimonios en los que señalan a los denunciados por afiliar a sus hijos.
Pero también han hecho acopio de valiosa información. Por ejemplo, confirma,
“sabemos que el CNI (Centro Nacional de Inteligencia) y la Policía Nacional
tienen informes confidenciales que documentan la existencia del Yunque”.
No
obstante, critica el hecho de que políticos de distinto signo, la propia Policía
Nacional o el Defensor del Menor –a quienes han acudido– no hayan investigado
esta situación que perjudica a los padres y que sean los propios ciudadanos los
que hayan hecho las pesquisas.
“No entendemos que no se haya hecho nada, que
la Fiscalía General del Estado no lo haya hecho, cuando hay mucha gente que la
está pasando mal; no son pocos los padres que están llevando a sus hijos al
psicólogo.”
El lavado de cerebro de los chicos al margen de sus padres, dice,
es “plenamente una suplantación de la patria potestad de los menores”,
denuncia.
También considera que el Ministerio del Interior, que registró a
los organismos fachada, tendría que iniciar una investigación, “porque su
metodología raya en lo delictivo e ilegal, que es utilizar el linchamiento
contra las personas que están contra ellos”.
Una vez admitida la demanda a
trámite, explica, el procedimiento ordinario obliga a que haya una contestación
de la demanda y luego una audiencia previa, donde las partes ofrezcan la lista
de los testigos y eventuales incidentes.
Después de eso, si el juez lo
considera, se iniciará el juicio, que podría durar todo este año.
“Pienso que
el caso será rápido, porque cuando se ventilan cuestiones constitucionales se
les da prioridad. Además de las pruebas de la demanda, presentamos testificales
y otras pruebas dentro de la audiencia previa. Creo que el juez podrá valorar si
hay cuestiones suficientes para suspender la actividad y disolver estas
asociaciones”, dice a Proceso.
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