martes, 15 de noviembre de 2011

DESTAPO LA CORRUPCION

Destapó la corrupción

Red de impunidad en la SIEDO, PGR, Ministerial, Federal y Municipal

 Juan Francisco Sillas Rocha refirió apellidos y apodos, delató a funcionarios federales que le brindaron protección y acusó a agentes locales de servir al grupo de “El Aquiles”. Señaló a su enemigo “Marquitos” de haber robado el dinero del rescate de las sobrinas de “El Mayo”.

Agentes federales intentaron rescatar al operador de Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero” y policías municipales presuntamente permitieron el escape de uno de los involucrados en la balacera. La noche del 4 de noviembre había nueve uniformados locales presentados ante autoridades federales como parte de la investigación del mismo expediente. Confirmó relación con el delegado de la PGR, Fermín Gómez Gómez.

Investigaciones ZETA
A Juan Francisco Sillas Rocha sólo podía detenerlo alguien que no lo conociera.

Y ese era precisamente, Alberto Capella Ibarra, el recién nombrado secretario de Seguridad Pública de Tijuana.

Fuera de este funcionario, “El Sillas”, como le apodan a quien fuera uno de los miembros más violentos del Cártel Arellano Félix (CAF), dirigido en esta época por Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”, tenía una red de corrupción que se originó en la Ciudad de México.

Desde funcionarios de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y la Procuraduría General de la República (PGR), pasando por la Policía Federal, la Ministerial y por supuesto, la Municipal de Tijuana.

Los ojos atónitos de jefes municipales vieron a quién había detenido el secretario Capella.

De hecho en tres ocasiones anteriores, Sillas Rocha salvó la detención por desleales elementos de corporaciones policíacas, pero la tarde del 4 de noviembre la suerte no estuvo de su lado. A pesar de que comandos ilícitos y grupos de policías federales rodearon las instalaciones de la Dirección General de Policía y Tránsito de Tijuana, en lo que se entiende un intento por liberar al capo.

Pero cayeron en el engaño. Previendo la posibilidad de que sus cómplices intentaran ayudarlo, la autoridad municipal, la Estatal Preventiva y el Ejército Mexicano, proporcionaron información errónea sobre su ubicación. Muy pocos conocían el paradero oficial de Sillas.

En lo que delincuentes armaban círculos para intentar liberar al detenido, un cuerpo de abogados privados y de la visitaduría de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se presentaron de manera simultánea en los edificios de las corporaciones donde creían podía estar el detenido, para mostrar amparos contra su detención y exigir -en el caso de derechos humanos- hablar con él para atestiguar la situación en la que era interrogado y cautivo.

Una vez más las autoridades responsables del resguardo desviaron la atención entre una y otra ubicación. El objetivo era mantenerlo seguro en tanto llegaba un avión de la PGR para trasladarlo a la Ciudad de México.

Cuando se vio sin salida, Juan Francisco Sillas Rocha hizo lo que muchos: delató a aquellos que lo protegían desde el estado, y evidenció a quienes en el ámbito criminal, le sirvieron a él o a Sánchez Arellano.

Los señalados
“El Sillas” inició su delación.
La red de corrupción la estableció en el Distrito Federal. Se entendió con las cúpulas de las corporaciones federales para que, a cambio de billetes, le fuera proporcionada impunidad para el tráfico de drogas vía aérea y terrestre, y para la ejecución de personas de cárteles enemigos y vendettas personales.

También se dijo protegido por un empleado del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), a quien sólo identificó por el nombre de Porfirio y el apodo “Maltus”.  Este hombre le servía para intervenir aparatos telefónicos.

Cuando inició la pugna con Teodoro García Simental “El Teo”, Sillas Rocha contactaba a “Maltus” en el hotel Marriott de Tijuana, le proporcionaba los números telefónicos de sus enemigos y después recibía información sobre su paradero y futuras acciones, datos que entregaba a las autoridades para que sus adversarios fueran detenidos.

En la Policía Federal, “El Sillas” aseguró que trabajaba con un agente conocido como “Rambito”, quien murió recientemente a causa de un derrame cerebral.

Aparte su relación con los Federales destacados en el Aeropuerto Internacional “Abelardo L. Rodríguez de Tijuana”, a quienes pagaba 600 dólares por cada kilo de crystal que le entregaban. La logística era que la droga venía en el avión, los Federales la recogían y la llevaban a su oficina para que no cruzara los filtros militares o de rayos X. Este acuerdo, declaró Sillas Rocha, lo hizo Juan Salas “El M4”, también del CAF, con un oficial federal a quien identificó por el apellido Bosadas.

Al interior de la SIEDO reveló que su contacto se apellida “Montero”, y que a éste le pagan100 mil dólares por avisarles cuando hay operativos para la captura de miembros del CAF, o cuando detienen a alguien y lo remiten a la PGR. “Él nos dice con quién hablar y cuánto llevar” para que sean liberados.

De la Policía fiscal, Sillas identificó a Poncho Argüelles. Cada vez que compraban armas en Estados Unidos, en Los Ángeles o en Las Vegas, este hombre hablaba a Baja California para que no tuvieran problemas al cruzar la Aduana.

 También admitió contar con la impunidad ofrecida por un elemento de la Agencia Federal de Investigación (AFI) en Ensenada, con quien desarrollaba citas periódicas en el restaurante Rey Sol. Pero ese nombre no ha sido revelado.

Al respecto, Juan Ramírez, detenido el 24 de noviembre de 2010, reconoció ser traficante de “El Sillas” y que su jefe había estado en el puerto el día 20 del mismo mes, disfrutando las carreras, hospedado en un hotel donde recibió la visita del entonces comandante de la AFI en Ensenada, Miguel Ángel Martín del Río.

En el interrogatorio, Juan Francisco Sillas Rocha también confesó que contaba con la protección y resguardo de policías federales de Caminos que patrullan carreteras entre Tijuana y Ensenada.

Señaló de manera directa tener relaciones extraoficiales con el hoy delegado de la PGR en Baja California, Fermín Gómez Gómez, a quien, cuando fue subprocurador en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), citó en un amparo como la persona que trabajó para él siendo estudiante, y a quien le pagó por protección.

Según sus afirmaciones, la PGJE y personalmente Gómez, como subprocurador de Delincuencia Organizada, intentaron detenerlo en Sonora y Coahuila con apoyo de las corporaciones de aquellos estados.

Indicó que hizo entrega de 50 mil dólares poco antes de que fuera nombrado delegado de la PGR en Baja California, a cambio de que eliminara la orden de aprehensión y borrara las menciones en su contra de las averiguaciones previas del fuero común. 

Sillas Rocha también mencionó a Fernando Jáuregui como funcionario inmiscuido en el crimen organizado. El implicado era responsable del área de Antisecuestros cuando dos grupos de “El Sillas” fueron capturados; uno por el secuestro de Diana López, hermana de Raydel López Uriarte “El Muletas”, y otro durante la liberación de las sobrinas del Ismael “El Mayo” Zambada. En represalia por este último hecho, de acuerdo al detenido balearon a un investigador y lanzaron una granada en los patios de las oficinas del Grupo Antisecuestros.

De Jáuregui aseveró: “Es contacto de ‘El Aquiles’” a través del agente “Palomares, conocido como ‘El M2’, quien además es compadre de ‘El Aquiles’”.

Afirmó que la granada “era para asustarlos, estaba hueca, la mandé comprar en los fierreros”.

Finalmente, “El Sillas” delató a Adán Velázquez, quien supuestamente acompañaba a Fermín Gómez a las reuniones y le entregó de 10 mil a 20 mil dólares cuando les hacía favores. Ejemplificó: en diciembre de 2010, el comandante fue encargado de custodiar a una niña que fue herida el día primero, cuando asesinaron a un joven en el estacionamiento de Soriana Hipódromo, e hirieron al de nombre Daniel Angulo Heredia.  

Sobre la corrupción en la Policía Municipal, Juan Sillas Rocha comentó que entregaba mil 300 dólares al mes al comandante de Ojos Negros en Ensenada.

En Tijuana señaló a dos elementos de la Municipal, a quienes identificó por los apellidos Cano Rodelo y Parra Esquivel, lo mismo a otros jefes policiacos de apellidos Rosales y Meza.

Al cierre de esta edición, el jueves 10 de noviembre de 2011, por lo menos nueve policías municipales habían sido presentados y remitidos a las instalaciones militares, donde fueron entrevistados por el agente del Ministerio Público de la SIEDO, para su comparecencia respecto a su participación en el operativo de captura de Sillas y otros señalamientos relacionados con actividades presuntamente ligadas al crimen organizado. Incluidos los dos elementos a quienes “se les fue” del Hospital Ángeles, Israel Vergara “El Marquitos”, pistolero de “El Ingeniero” que habría enfrentado a “El Sillas” momentos antes de su detención.

 Del crimen organizado
"Es un desmadre, unos le pagan al ‘Tigre’, otros a ‘Los Güichos’ y otros le pican los ojos al ‘Aquiles’”, explicó Sillas Rocha respecto a la estructura en el trasiego de droga.

Aseguró que “El Ingeniero” sigue operando, tiene células y cobra plaza, pero el del dinero actualmente es “El Aquiles”.

Respecto a su operación criminal, detalló que traficaba marihuana desde la sierra Santa Rita en Chihuahua, en una avioneta que compró por internet en Estados Unidos, para trasladar la droga a  Ensenada. La bajaba principalmente en El Rosario, aunque también usaba pistas clandestinas en Ojos Negros y Valle de las Palmas.

La nave está en el Aeropuerto Internacional de Los Mochis, e identificó a sus pilotos como “Leal” y “El Yanki”. También denunció a un cómplice de nombre Wilson, encargado de resguardar cargamentos en Punta Colonet.

Asimismo, Sillas admitió conocer los cargos en su contra en Estados Unidos: “Me puso un testigo protegido al que le dicen ‘El Plateado’”. Agregó que para cruzar la droga a la Unión Americana, subcontrata primero para que se la guarden en bodegas cuya ubicación él desconoce, y después para que le crucen la carga. A todos les paga con droga. “Y si la pierden, ellos responden”.

Según él, pasaba de 400 a 500 kilos al mes. A un costo de 600 dólares el kilo, se embolsaba 300 mil dólares.

Desde 2001 en el crimen organizado
 Juan Francisco Sillas Rocha contó su historia criminal a sus interrogadores.

Llegó a Tijuana a estudiar la preparatoria, y a partir del año 2001 inició su carrera criminal cruzando droga de Sinaloa a San Felipe y Mexicali en pangas.

De ahí la trasladaban a Tijuana en autos. En 2003 conoció a Arturo Villarreal “El Nalgón”, quien lo autorizó a pasar droga sin pagar plaza, así que compró una avioneta y otra más en 2004.

Tras la muerte de “El Abulón” en noviembre de 2007 y del “7-7” en la balacera del Cañaveral en abril de 2008, le dieron permiso de formar su célula con “bataca” (asesinos) para cuidarle la plaza al “Ingeniero”.

Asegura que cuando su identidad se hizo pública en la prensa, en diciembre de 2009, se fue a la Ciudad de México, donde una dermatóloga le extirpó el lunar que lo identificaba.

Su nombre salió a relucir en octubre del mismo año, cuando, con apoyo de la Policía Federal, robó del Aeropuerto de Tijuana una carga de la droga conocida como crystal al grupo de “El Teo”, lo que provocó balaceras en dos hoteles de Tijuana, donde dormían agentes de la PFP.

Después se trasladó a Sonora, Coahuila y Puebla, donde permaneció hasta hace ocho meses. Decidió regresar porque “ya no había gobierno en la calle” y necesitaba dinero.

Al inquirirle a qué se refiere con “no había gobierno”, detalló: “Pues que ya no estaba (Julián) Leyzaola, que nos tenía patrullas por todos lados”.

En esas condiciones, tanto él como otros narcotraficantes están regresando a Tijuana para continuar con su vida criminal.

En Puebla mantuvo su actividad de narcotraficante. De regreso a Baja California, se resguardó en el rancho “Los Pirules”, propiedad de su papá, Juan Sillas Piña y ubicado en Ojos Negros.
También comentó que estuvo a punto de ser capturado en el operativo militar del 12 de septiembre, donde fueron capturados su sobrino Cristian Sillas Rivas y Javier Iván Castro Valdez “El Maravillas”.

Las circunstancias de la captura
El entretejido de autoridades corruptas que protegía a Juan Sillas Rocha era tan cerrado que, de no haberse dado las circunstancias necesarias el viernes 4 de noviembre, su captura hubiera sido imposible.

- Regresó a la ciudad porque “ya no hay gobierno en las calles”.

- Se peleó con su mujer y llevaba dos días trasnochado en la calle.

- El cabecilla criminal Alfredo Arzate y/o Arteaga García, le había puesto precio a su cabeza.

- Un operador delictivo lo vio llegar al restaurante Las Labradas del Bulevar Insurgentes, dio la alerta y se giró la instrucción de matarlo.

- El secretario de seguridad Pública de Tijuana, Alberto Capella Ibarra, transitaba por la zona luego de regresar de Mexicali.

- Israel Vergara “El Marquitos”, ex policía municipal al servicio del CAF,  quien ahora delinque para los hermanos Arzate, fue el primero en llegar a la zona. Reconocida su habilidad para manejar las armas, fue parte del equipo de sicarios que bajo las órdenes de Arturo Villarreal Heredia, cometieron ejecuciones en el primer lustro de la década del 2000.

Este hombre, desarmado y en compañía de su novia Farah Fresnero García, rondaba la zona cuando fue informado de la presencia de “El Sillas” sin armas, porque estaba “descansando con su pareja”. Acudió a confirmar la identidad del primero. Así lo hizo y se quedó de puntero para vigilar los movimientos de su presa.

Fuera del restaurante, “El Sillas” tenía dos carros con gente dando vueltas precisamente para evitar que lo sorprendieran. Sus “halcones” identificaron a su ex cómplice “El Marquitos” y lo alertaron.

Sillas se fue en auto del lugar, sus contrarios no traían armas, pero no querían perderlo. No sabían que los habían descubierto y se le emparejaron. “El Sillas” y su gente creyeron que los iban a matar, así que Jesús Manuel Mariscal Ramírez “El Pelón”, les disparó y huyeron.

Por la radio de la Policía se dio una descripción errónea del vehículo de los agresores, corregida minutos más tarde. La persecución que concluiría con la captura de Juan Francisco Sillas Rocha había iniciado.

La detención: Municipales
 El secretario de seguridad Alberto Capella y el director de la Policía Municipal, se encontraban en la zona porque regresaban de una reunión del grupo coordinación en Mexicali.

Decidieron apoyar en el operativo de búsqueda de “unos delincuentes desconocidos que huían”, tomaron una de las posibles vías de escape, mientras otras patrullas estrechaban otros caminos.

Los cómplices de “El Sillas” huyeron en un Toyota y otro carro compacto. Existen versiones no confirmadas que uno de los que escapó del restaurante era Gustavo leal “El Chapito”. Las autoridades están revisando videos para confirmar.

La gente de Sillas usó el puente de la colonia Buena Vista, justo el que habían seleccionado los jefes de la corporación para la inspección. Huían a toda velocidad, por eso fueron fácilmente identificados, intentaron escapar por las vialidades aledañas en las inmediaciones de la oficina de Recaudación de Rentas, pero varias unidades oficiales, les bloquearon todas las calles.

No querían salir del auto, los bajaron e, hincados en el suelo, los encañonaron. Juan Sillas empezó a despotricar y a ofrecer dinero por su libertad.

Preguntó: “¿Quién es el bueno aquí?”.
El secretario Alberto Capella se le presentó y le dijo:
“Yo soy, ¿qué quieres?”, a lo que el maleante respondió:
“No tengo nada que ver, pero nos podemos arreglar con una lana”.

Sillas se había quitado el lunar, ganado peso y pintado rayitos en el cabello, por lo que los funcionarios no lo reconocieron en el primer momento, pero le incautaron el teléfono y por el tono de los mensajes, se dieron cuenta que era el jefe de la banda.

El operativo se complicó por la salida de niños de una escuela en las inmediaciones, así que ordenaron trasladarlo a la unidad regional Margarito Saldaña de forma discreta, para evitar ataques.

Las caras largas y la tensión de los agentes que vieron llegar a los jefes policiacos con el detenido, alertó a Capella que se trataba de una aprehensión importante, aunque los detenidos se esforzaban en confundirlos. 

 Los mensajes empezaron a llegar de parte de Esquivel o “El Mostro”, secretario criminal de Fernando Sánchez Arellano. Ofrecieron dinero por la liberación de Sillas Rocha.

“A ver, putos, quiénes son y cuánto quieren”, escribieron a través del celular del detenido. Para tratar de atraer a los cómplices y detenerlos, la respuesta fue “¿Cuánto ofreces?”. El mensaje de regreso sólo traía un número: 100 mil.

Capella solicitó apoyo del grupo coordinación, los militares acordonaron las inmediaciones y la Secretaría de Seguridad Pública del Estado envió personal que maneja los archivos criminales.

Se parecía a Juan Sillas Rocha, pero no estaban seguros y el detenido no lo admitía. Aseguró ser Álvaro Álvarez Rodríguez, empresario de la Ciudad de México. Tenía identificaciones oficiales del Distrito Federal.

Ante el intento de rescate de los agentes federales en Otay, decidieron trasladar al presunto delincuente a las oficinas de la PEP en Tijuana, mientras reunían más elementos para confirmar su  identidad.

Identificación: de la PEP
La última semana de octubre, la Policía Estatal Preventiva había hecho un operativo para capturar a Sillas en la delegación La Mesa. De acuerdo a un video de la zona y la declaración de “El Ruedas”, se les fue por tres minutos, cuando unos punteros le avisaron del ingreso de unidades sospechosas en la zona.

En la misma ocasión, la PEP ubicó una de sus casas de seguridad en el fraccionamiento Santa Fe, en Privada San Miguel número 6138.

Cuando refirió ese inmueble como una de sus direcciones, los agentes empezaron a hablarle diciéndole “Ruedas”, entonces admitió: “Para qué nos hacemos pendejos, ya saben quién soy”, y volvió a ofrecer dinero, esta vez a los agentes estatales.

“¿Cuánto?”, inquirieron. “100 mil dólares”, ofreció. “¿Los traes? ¿No dices que no estás trabajando y andas bien tronado?”, preguntaron. “No… pero puedo mandar por ellos”, dijo.

Ante las amenazas de ataques, las fuerzas coordinadas lo sacaron de las oficinas estatales para que ubicara las casas, y confirmar que era el operador del CAF. Posteriormente fue internado en las instalaciones militares.   

En la Secretaría estatal señalan: “Si no los hubiera detenido Capella, seguro otros policías lo hubieran dejado escapar”. En la Policía Municipal, el secretario admite que sin el apoyo de la PEP y el Ejército, la posibilidad de un ataque y liberación eran reales.

En sus declaraciones, el delincuente confirma: se dio cuenta que lo estaba “plantoneando”, intentó huir y se le emparejaron. “Se paniquearon y dispararon”, porque creyeron que los iban a matar, pero negó haber reconocido al “Marquitos”. Él no lo vio porque los vidrios de su carro estaban polarizados.

De “El Marquitos” y las sobrinas de “El Mayo”
 Israel Vergara Galindo “El Marquitos” y su compañera Farah Fresnero García, baleados por el sicario de Sillas, quedaron heridos en el Bulevar Insurgentes.

Fueron llevados al Hospital Ángeles por petición de las víctimas. Después de revisar imágenes, fotos y credenciales falsas, las fuerzas coordinadas confirmaron:

“Es ‘El Marquitos’ y es ex policía municipal”, Hasta ese momento no había una identificación concisa de este servidor del CAF.

De la mujer, se supo que es o fue cuñada de “La Rana”, porque tiene los mismos apellidos que una mujer llamada Melisa, identificada en una averiguación previa de fecha 2007, donde se indica que René Arzate y la mujer son pareja sentimental.

En 2009, “Marcos” (ex policía municipal compañero de Ezequiel Valle Rangel), junto a  Juan Lorenzo Vargas Gallardo “El Chan” y/o “El Morro”, eran cabeza de dos células criminales del CAF que habían recibido órdenes directas de “El Ingeniero” de servirle al “Ruedas” de brazos ejecutores en su pelea por el territorio contra la matones de “El Teo” y el Cártel de Sinaloa que los apoyaba.

Pero entre septiembre y octubre de 2010, ese grupo tuvo problemas internos, cuando “El Sillas” ordenó y se cumplió el secuestro de dos sobrinas del Ismael “El Mayo” Zambada, en presunta venganza porque los sinaloenses había secuestrado a su hermana en Sonora.

A finales de octubre de 2010, la Policía Ministerial de Baja California recibió información de “El Marquitos” que llevó al rescate de las familiares de Zambada y a la consignación de los delincuentes que señalaron al “Sillas” como el autor intelectual del delito.

Juan Sillas Rocha declaró que efectivamente, en octubre de 2010, él ordenó el secuestro y que fue “El Marquitos” quien lo ejecutó.

Los del Cártel de Sinaloa habían secuestrado y desaparecido a su hermana Lisset en Sonora. Su cuñado, la pareja de la mujer, el traficante conocido como “El Cholo Wilber” Ureta Castro (asesinado en julio de 2011), la había entregado. Para él la habían matado y debían pagar.

Sabía que las mujeres viajaban a compras constantemente con sus nombres reales, sólo bastó que empleados de la empresa de aviación le dieran acceso a las listas para conocer el momento ideal para el plagio.

Además, desde la Policía Ministerial de Sinaloa un agente de apellido “Cázares” le vendió información del itinerario.

“El Marquitos” negoció la liberación, le mandaron 3 millones de pesos para que las liberara y lo repartió entre su gente”. Sillas recalcó que él no recibió nada, por eso no las soltó.

De Vergara Galindo,  se conoce que ingresó al CAF cuando estaba encabezado por Javier Arellano “El Tigrillo” y su jefe directo era Arturo Villareal “El Nalgón”, aunque también hacía operaciones criminales para otros líderes de célula.

Una de las acciones delictivas que le sirvió para ascender en el organigrama criminal, fue su participación en el intento de asesinato en contra del licenciado Manuel Díaz Lerma, del secretario de Seguridad Pública de Baja California cometido en Mexicali, en abril de 2006.

El 2 de noviembre, dos días antes de la balacera que provocó la captura de “El Sillas”, en el portal YouTube apareció un narco-corrido llamado “El Arreglo” que hace referencia al secuestro de las parientes de Zambada, interpretado por Jorge Santa Cruz y las Fieraz.

Coincidentemente, entre el 8 y 9 de noviembre un menor de edad de nombre “Jorge N”, hijo de un cantautor de narco música, fue secuestrado y liberado por elementos armados.

A través de la canción refieren que “Marquitos” pidió y obtuvo una cita con “La Rana”, donde le dijo donde estaban las secuestradas, ofreció sus servicios y que lo pusieran a prueba, la cual pasó y se convirtió en parte del “Armamento de El Aquiles” encabezado por René Arzate, y lo rebautizaron dándoles las clave “R61” o “El Frank” para que cuidara los intereses de “El Mayo”.

Los otros detenidos
Capturados junto a Juan Sillas Rocha, Manuel Mariscal “El Pelón” explicó que mueve droga para “El Ruedas” desde 2009, año en que lo conoció en el restaurante Negro Durazo.

Detalló que trasegaba la droga de Ensenada a Tijuana, que participó como cuidador en el secuestro Zambada, que su casa fue cateada el 25 de septiembre por los militares, quienes detuvieron a varios de sus cómplices, y que él fue quien disparó a los enemigos de su jefe el viernes 4 de noviembre.

En cuanto a Alejandro Sotelo Pineda, explicó que era taquero, presentó una licencia con nombre falso, la cual obtuvo a través de un coyote que lo contactó en las afueras de las Oficinas de Recaudación de Rentas en Tijuana, quien le cobró 5 mil pesos por el documento.

Admitió que le ayudaba al “Pelón” a mover la droga, la cual trasladaban en un promedio  de 200 kilos por semana. A él le correspondían los envíos del rancho “Los Pirules” a una casa de seguridad en la colonia Postal de Tijuana.
 

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