Algunos de los municipios chihuahuenses
localizados en la Sierra Tarahumara se convirtieron de pronto en un campo de
batalla, donde dos facciones del mismo grupo, La Línea –sicarios del Cártel de
Juárez– se disputan a tiros el territorio, pese al operativo desplegado por el
gobierno estatal al menos en seis de esos conflictivos ayuntamientos. No es
poco lo que pelean los criminales: se trata del corredor del narcotráfico que
lleva a Ciudad Juárez. Y en esa guerra, el pasado domingo 19 el cabecilla de
uno de esos grupos, El Cabo, fue asesinado por los matones que obedecen a su
rival, El 80, quien ahora parece tener el control de esa parte de Chihuahua.
SIERRA TARAHUMARA, Chih.
(Proceso).- Los habitantes de los municipios chihuahuenses de las estribaciones
de la Sierra Tarahumara viven en medio de la zozobra y el sobresalto ante los
continuos tiroteos entre bandas del crimen organizado.
En esa zona del centro-oeste
chihuahuense, el domingo 19 se enfrentaron dos facciones antagónicas de La Línea,
brazo armado del Cártel de Juárez; esos grupos pelean el control del corredor
carretero del tráfico de drogas hacia el norte: uno, liderado por César Raúl
Gamboa Sosa, El Cabo (quien presuntamente controlaba la región de Cuauhtémoc);
el otro, por Carlos Arturo Quintana, El 80.
El saldo de ese
enfrentamiento fue de ocho sicarios muertos, entre ellos El Cabo, y cuatro
policías municipales heridos.
Una versión extraoficial,
recabada entre pobladores de la zona, habla de decenas de muertos, cuyos cuerpos
fueron recogidos por sus mismos compañeros y, en algunos casos, arrojados a una
laguna cercana al rancho El Venado, en el municipio de Cuauhtémoc.
Cerca de la laguna, el grupo
del Cabo había organizado una fiesta ese domingo. Su rival, El 80, lo emboscó.
El enfrentamiento tuvo su nivel más alto en el rancho La Quemada, donde
quedaron tendidos tres cuerpos. Esa noche localizaron otros cuatro cadáveres en
el municipio de Cusihuiriachi, siempre según versiones extraoficiales.
Los sicarios emboscados robaron
vehículos para huir o para llevarse a sus compañeros heridos. Se dispersaron
por varias comunidades, donde obligaron a los médicos locales a atender a los
lesionados.
Fragmento del reportaje que se publica
en la edición 2108, ya en circulación
(PROCESO / REPORTAJE ESPECIAL/ LA
REDACCIÓN , 25 MARZO, 2017)
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