Badiraguato es de Sinaloa el
municipio más violento y Escuinapa el más pacífico. Sierra y costa en los
extremos. En Escuinapa pueden pasar meses sin que haya un asesinato, en
Badiraguato es una rareza un mes en blanco. La última vez que sucedió —en dos meses
consecutivos, además—, fue en septiembre y octubre de 2014. Pero hacia atrás y
hacia adelante, no pasa un solo mes sin que se cometa al menos un homicidio.
Badiraguato es el municipio
más violento porque si se compara la población con el número de asesinatos, no
hay entidad de Sinaloa que siquiera se acerque a la tasa en 2015 de 13
homicidios por cada 10 mil habitantes —39 casos en total—. Es también la tasa
más alta en el actual sexenio con 14.73 asesinatos al año por cada 10 mil
habitantes (Ríodoce 683). En Escuinapa, en 2015 solo hubo cuatro asesinatos, y
su tasa por cada 10 mil habitantes no llegó a uno —se ubicó en .73 — y en los
primeros cinco años del gobierno actual fue de 1.47.
La conocida mundialmente como
la cuna del narcotráfico, por ser tierra de nacimiento de los cabecillas de las
principales organizaciones delictivas en México, pierde población en cada
conteo del INEGI; la última vez llegó solo a 30 mil habitantes —el municipio
con menor población es Cosalá, apenas la mitad de Badiraguato—. Aunque lo mismo
sucede en toda la sierra de Sinaloa, son municipios expulsores, al reducirse
las oportunidades y carecer de opciones educativas.
Ciertamente en Culiacán hay
más asesinatos, 441 solo en 2015, pero la capital tiene 850 mil habitantes. En
un estado como Sinaloa, los homicidios diarios se vuelven una macabra
normalidad. A tal grado que el día en que no se comete al menos un caso se
convierte en noticia. Estamos acostumbrados a que en una ciudad nuestra haya
más crímenes que en un país: en Culiacán, por ejemplo, el 2015 pasado se
cometieron tantos asesinatos como en Japón, pero el país tiene 126 millones y
medio de habitantes, por lo que su tasa es solo de .03, aún más baja que la de
Escuinapa. Culiacán cerró el año pasado con una tasa de 5.14 asesinatos por
cada 10 mil habitantes.
Esta semana sería la tercera
en Badiraguato que no se tiene un solo asesinato. Una calma chicha en realidad.
El comportamiento criminal sigue el humor de una gráfica de electrocardiograma,
sube y baja caprichosamente. En la sierra también es extraño que los asesinatos
lleguen de uno en uno, a veces se presentan por decena. Aun así son ya veinte
días y contando, que en Badiraguato no contabiliza homicidios, al menos no
oficialmente. La Procuraduría de Sinaloa no ha levantado en estas tres últimas
semanas una sola averiguación previa por el delito de homicidio.
Como toda calma chicha, la de
Badiraguato es engañosa. El comportamiento delictivo histórico así lo marca.
MARGEN DE ERROR
(La tormenta) Los dos
asesinatos más recientes en Badiraguato fueron el 12 de junio pasado en
Higueras de los Álvarez. Luego sobrevino la tormenta de mediados de junio que
atacó La Tuna, Arroyo Seco y La Palma, cuando un grupo armado incursionó en las
comunidades con un número todavía indeterminado de asesinatos, pero de lo que
sucedió ahí no quedó ningún registro oficial.
Al gobierno estatal lo que
menos le interesa es andar buscando los muertos de las balaceras de mediados de
junio. Le altera la estadística, le incrementa el trabajo y lo obliga a
responder. Lo más fácil es atribuirlo a rumores, a que los pobladores se
salieron del pueblo solo por el rumor de que algo malo iba a pasar.
MIRILLA
(Plumas) Se trata de un
debate cíclico y ocioso. Vuelve cada vez que se registra un accidente mortal en
un cruce ferroviario y se apaga a la hora de hablar de una inversión
millonaria, por cierto, hasta ahora nunca precisada en el monto.
Se trata de una
irresponsabilidad clara de conductores distraídos o temerarios que no guardan
precaución ni cuidado con el tren. Pero también se trata de una responsabilidad
evadida por la empresa y la autoridad federal, estatal y local. Al tiempo que
una ciudad como Culiacán podría ganar el récord Guinness por su número de
topes, hay cruceros ferroviarios que no tienen un solo tope y muchas ni
siquiera los debidos señalamientos.
Pasado el accidente sí,
entonces se colocan de nuevo letreros y anuncios.
PRIMERA CITA
(Las suplentes) La historia
no acabará con el deslinde de Lucero Sánchez ni con la enfermedad de Yudit del
Rincón. Las suplentes de ambas se convirtieron ya en otro problema para el
Congreso. ¿Qué hará con ellas? ¿Les tomará protesta? ¿Alargará el asunto, al
fin que ya falta muy poco?
DEATRASALANTE
(Peña y la burla) A Enrique
Peña lo callan los maestros en México y Obama en su gira. No logra restablecer
el libre tránsito en Oaxaca, con decenas de bloqueos y dificultades hasta para
surtir la canasta básica, y aparte Barack Obama le da una cátedra del concepto
de populismo y lo deja callado.
Peña Nieto arma todo un
speech con los mandatarios de Canadá y Estados Unidos al lado, y en un par de
minutos Obama se lo voltea y le dice que lo que llama Peña populismo no lo es,
porque entonces él mismo sería un populista. Obama no intentó burlarse de Peña,
pero se puso a modo para corregir (PUNTO).
(RIODOCE/ ANDRÉS VILLARREAL/ 3 JULIO,
2016)
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