Se llevó el día ayer la
colega y amiga Cristina Gómez Lima, corresponsal del periódico La Jornada, con
su nota a propósito del amparo que un juez concedió al ex gobernador Guillermo
Padrés para prohibir a las autoridades de Sonora, emitir ante cualquier medio
de comunicación juicios u opiniones respecto a su culpabilidad sobre presuntos
actos de corrupción que se le imputan.
Al parecer al ex gobernador
ya le llenaron el buche de piedritas, pues no pasa un día sin que reciba los
más zahirientes epítetos aludiendo a su paso por el poder Ejecutivo de Sonora,
donde él y su camarilla le atizaron con fe al hurto y al pillaje y nomás faltó
que le pusieran rueditas al Palacio de Gobierno para que también se lo
llevaran.
La fama de bandido que
acrecentó Padrés durante su sexenio ha rebasado las fronteras, lo mismo que las
instituciones que persiguen sus presuntos delitos, pues hasta el Tesoro de los
Estados Unidos lo tiene en la mira con una investigación sobre presunto lavado
de dinero y operaciones con recursos de procedencia dudosa.
El recurso legal promovido
por el ex gobernador, ciertamente se refiere a funcionarios del actual
gobierno, concretamente a la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano, al
procurador Rodolfo Montes de Oca y al fiscal anticorrupción Odracir Espinoza,
así como a sus subordinados y voceros a quienes prohíben pronunciar su nombre y
ligarlo con actos delictivos.
La Constitución, argumenta
Padrés en su alegato, no permite condenas anticipadas y en los juicios que se
le siguen debe prevalecer la presunción de inocencia, lo cual es correcto, pero
de ninguna manera ha podido contener, frente al cinismo con que saquearon las
finanzas públicas de Sonora durante su gobierno, la marejada de críticas,
señalamientos y francas mentadas de madre que un día sí y otro también, la
ciudadanía le prodiga a través de todos los medios, señaladamente las redes
sociales.
Y allí no hay amparo que
valga. De hecho, en cuanto se supo la noticia, los usuarios de estas redes
comenzaron a proponer manera de nombrar al ex gobernador para evitar llamarlo
por su nombre cuando se aluda a cada uno de los muchos casos de corrupción en
los que aparece señalado.
A Padrés lo sigue condenando
el karma. El nombre que más menciones tuvo en ese ejercicio fue el de Giurellmo
Prades. Se trata, como la memoriosa lectora, el poco rencoroso lector
recordarán, del anagrama que con los colores institucionales del Partido Acción
Nacional mandó pintar en bardas por todo el estado.
Eran tiempos en que aún no
era candidato y por lo tanto no podía, legalmente, publicitar su nombre, así
que recurrió a esa chapuza para burlarse de la ley. Desde entonces, Padrés ya
perfilaba lo que sería el signo de su mandato y eso se lo recordaron
reiteradamente ayer.
Aquello que en su momento fue
considerado una ingeniosa estrategia de marketing, hoy aparece como referencia
obligada para ubicar en su justa dimensión a un hombre ambicioso y corrupto,
capaz de torcer la ley para alcanzar sus fines que, hoy queda claro, no eran
los de reivindicar la alternancia en el gobierno para mejorar el estado de
cosas para los sonorenses, sino para enriquecerse brutalmente a costillas del
generoso presupuesto público.
Sucede además una cosa
curiosa. En aquel entonces, sus adversarios en las elecciones impugnaron esa
propaganda, pero el hoy ex gobernador ganó el litigio argumentando no ser él
quien ordenó realizar las ‘pintas’ y negó tener relación alguna con ese nombre,
apodo o lo que fuera.
Considerando este
antecedente, nadie podría ser sancionado si menciona, por ejemplo, que
Giurellmo Prades es un raterazo, un corruptazo, jefe de una banda más parecida
a un cártel de la mafia que a una corriente política, ya que no se estarán
refiriendo al ex gobernador, sino a la persona que hizo publicitar ese nombre
con los colores del PAN, fuera de los tiempos electorales de la contienda por
la gubernatura en 2009, como consta en los archivos del tribunal electoral.
Los usuarios de las redes
sociales, sin embargo, no se quedaron sólo en el anagrama famoso, sino que
aportaron un rosario de nombres que podrían ser usados para referirse al ex
gobernador, de los cuales hicimos una pequeña compilación en la que destacan
los siguientes:
Rasputín, Gulervo Pagrés, Splinter, El Innombrable, El
Canguro, William De Dagnino, Corrupto Malnacido, Ratatouille, El culero de Pozo
Nuevo, Canapas Voldemart, La rata Prades, corrupto e incompetente HDTSRPM, por
citar algunos.
Es notable, pues, cómo el
amparo tramitado por el ex gobernador puede limitar a las autoridades y sus
voceros, pero nunca a una sociedad civil que lo recuerda perfectamente.
Además, hay que apuntar que
las autoridades citadas en el alegato judicial de Padrés, han evitado señalarlo
por su nombre, como bien se cita en la nota de Cristina Gómez Lima, al recordar
que incluso en el video que hace poco difundió la gobernadora, con un mensaje
para la titular de la PGR, Arely Gómez nunca lo menciona a él ni a ninguno de
sus colaboradores, aunque sí alude a “quienes traicionaron la confianza de los
sonorenses”.
Creo, desde esta humilde
tribuna, que el amparo del ex gobernador es otro de los recursos que le han
resultado contraproducentes. Si el objetivo era blindarlo mediáticamente para
que no se le mencionara en presuntos actos de corrupción, se logró exactamente
lo contrario: el episodio sirvió para elaborar un recuento de todos los actos
ilícitos en los que aparece involucrado, con el agregado de que la gente se dio
un vuelo catártico cobrándose todas las afrentas.
Si en el PAN alguien ha
calibrado estas reacciones, se darían cuenta de la necesidad de replantear
algunas cosas en el discurso de los aspirantes a dirigir ese partido en Sonora,
donde los tres contendientes parecen empeñados en levantar como bandera de sus
campañas, su vocación de fe padrecista.
Queda claro que al interior
del partido, esa convicción podría tener cierta vigencia, sobre todo en la
militancia durante los últimos seis años se incorporó a la nómina estatal o
alcanzó niveles insospechados en la escala social a partir de los negocios
hechos a la sombra del gobierno padrecista.
Pero al final del camino,
quien gane en la contienda interna tendrá frente a sí la nada sencilla tarea de
dirigir sus mensajes a una sociedad civil agraviadapor Padrés y su banda, de la
que, hay que decirlo, en mayor o menor medida, los tres aspirantes formaron
parte.
Ya se verá.
(DOSSIER POLITICA/ Arturo Soto Munguía/
2016-07-04)
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