Un
día después de que detuvieron a Héctor Beltrán Leyva en San Miguel de Allende,
Guanajuato, un agente de la DEA que entrevistó la agencia apro, de la revista
Proceso, dijo que después de este hecho solo queda por perseguir a uno de los
grandes líderes de la bautizada por ellos mismos “Federación”.
“(Esta
detención) nos ha dejado con solo uno más de los capos de la Federación por
perseguir”, dijo el agente, que, según la nota, prefirió declarar bajo el
anonimato.
Al
hablar de ese líder que les falta, se refirió expresamente a Ismael Zambada
García, el Mayo. Luego entonces, hay que inferir que, aunque no lo han querido
reconocer públicamente, ya dan por muerto a Juan José Esparragoza Moreno, el
Azul, el promotor principal de esa “Federación”.
Pero
si murió o no, de eso se va a seguir hablando durante mucho tiempo más, porque
el caso se entrampó al grado de que el procurador General de la República,
Jesús Murillo Karam, dice que no tiene elementos para decir que el Azul está
muerto. El problema es que tampoco los tiene para demostrar que está vivo, a
menos que quiera esgrimir, como un elemento de prueba, el acta de nacimiento.
Es
posible que ya estén convencidos que murió de un infarto, como lo publicó
Ríodoce, pero no podrían demostrarlo científicamente.
La
otra cosa que llama la atención de la fuente que entrevistó Proceso, es que
diga que ahora solo queda el Mayo por caer, pues en esta expresión se condensa
el doble discurso de un país víctima por excelencia del consumo de enervantes,
pero al mismo tiempo gran administrador del negocio de las drogas en buena
parte del mundo.
No
hay que olvidar que cuando una corte de Chicago quiso juzgar a Vicente Zambada
Niebla por narcotráfico, éste se sacó de la manga la figura de “autoridad
pública”, que en la justicia gringa significa que alguien puede cometer delitos
sin que pueda ser juzgado, si en esos actos existe previo consentimiento de las
autoridades.
Así,
el Vicentillo alegó en las audiencias previas —al juicio que nunca se llevó a
cabo— que él y su padre había estado traficando con drogas desde 2004, porque
la DEA se los había permitido a cambio de información que les permitiera
golpear a otros cárteles.
Fueron
más de cuatro años —desde febrero de 2010 cuando fue extraditado a los Estados
Unidos, hasta abril de 2014, cuando se declaró culpable para negociar una
sentencia menor— de jaloneos en audiencias privadas, donde prevalecieron la
urgencia del “Estado” norteamericano para que no trascendiera información que
los Zambada tenían en su poder y la necesidad del acusado de no morir en una
cárcel del otro lado de la frontera.
Pero
en algo tiene razón la fuente: de los grandes capos que han existido en México
en los últimos cinco lustros, solo queda por caer el Mayo Zambada. Desde algún
lugar de la tierra sigue operando Vicente Carrillo Fuentes, pero la propia
actividad de la poderosa organización familiar que construyó su hermano Amado
Carrillo, muerto en julio de 1997, se maneja ahora con un bajo perfil.
¿Qué
están pensando los norteamericanos para el momento que Zambada García “caiga”
de algún modo? Eso apenas ellos lo saben. Lo cierto es que, parece, se perfila
una nueva configuración del narcotráfico en México, más administrable, tal vez,
por el Estado mexicano.
La
existencia de líderes del narcotráfico y de cárteles de la droga tan poderosos
como los que han existido en México y como los que existieron en la década
antepasada en Colombia, pone en cuestión la capacidad de cualquier Estado para
combatir un problema de esa envergadura. Y esto es, por definición misma,
inadmisible.
Pero
tampoco debe caerse en el error de creer que con estos golpes el Gobierno
pretende acabar con el narco. Más bien, hasta donde se aprecia, pareciera que
el Gobierno de Enrique Peña Nieto se ha propuesto regresar el tema al punto que
tenía antes de que esto se volviera un infierno. Pero ésta es solo una
conjetura.
BOLA Y CADENA
EN
UN SALPICADERO SE HA CONVERTIDO la detención de Héctor Beltrán Leyva, enlodando
a partidos, empresarios, líderes políticos y hasta a Televisa. No es para menos
con el antecedente de la presunta relación de este personaje y sus hermanos
(uno de ellos ya muerto) con el ex coordinador de giras de la Presidencia de la
República, durante el sexenio de Vicente Fox, Nahúm Acosta Lugo. Lo cual
significa que, desde hace lustros, los Beltrán Leyva han estado metidos no solo
en la cocina de los políticos de altísimo nivel, sino también de algunas
esferas empresariales.
SENTIDO CONTRARIO
NADIE
INVENTÓ NADA, por lo menos en Culiacán: Ignacio Muñoz Orozco fue secretario
técnico de la Secretaría de Desarrollo Social cuando Heriberto Félix Guerra era
el titular de la dependencia, hasta abril de 2012, cuando decidió irse a la
campaña de Josefina Vázquez Mota. Que no se indigne el empresario porque lo
relacionan con el ahora prófugo de la justicia norteamericana. Era su hombre de
más confianza ¿eso es lo que le duele?
HUMO NEGRO
SOLO
POR PREGUNTAR ¿No hay entre los miles de policías que darán de baja en las
corporaciones estatales y municipales, por pérdida de confianza, comandantes
ligados al jefe de la Policía Ministerial, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez? Solo
por responder: no.
(RIODOCE/ Columna Altares y Sótanos de ISMAEL
BOJORQUEZ/ Octubre 5, 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario