Empresas,
familias pudientes, gobiernos, los ganones
Hijos
de ejidatarios del ejido Jiquilpan detectaron un mega fraude de la presidenta
del comisariado ejidal, Gloria Manuela Valdez Rodríguez y anteriores, quienes
vendieron excedentes y demasías de tierra a prominentes familias y a empresas
locales, alterando actas de asamblea y gestionando títulos de propiedad
alterados.
El
Gobierno del Estado y el Ayuntamiento de Ahome tampoco están exentos en la gran
tranza, que de acuerdo con los hijos de ejidatarios afectados, supera los mil
800 millones de pesos, según avalúos actuales.
Daniel
Humberto Ibarra Rodríguez, María Isabel Soto Valdez, Fernando Quevedo Chávez, Inocente
Urías López, Jesús Alberto Flores González y el ex comisariado ejidal Víctor
Airola Hernández, acusaron a Valdez Rodríguez, Gloria Ruiz Pérez, Rafaela
Valenzuela, Severiano Muñoz, Daniel Biuel Ruelas y al extinto Óscar Ruiz, de
vender los activos del ejido y no distribuir las ganancias entre los
ejidatarios que tenían derecho.
Por
ello, han iniciado y ganado juicios de nulidad de actas de asamblea, con los
que esperan fincar responsabilidad penal a los sospechosos de ser los autores
intelectuales y materiales del mega fraude en contra de 556 ejidatarios con
derechos de usufructo sobre tierras de uso común.
El
juicio concluido el 4 de junio del 2014 fue el amparo directo 752/2013, por el
que los hijos de ejidatarios echan por tierra el caso agrario 940/2010. En
éste, ellos aducen nulidad del acta de asamblea por el que una franja de
terreno localizada por el bulevar Maquío Clouthier, desde el bulevar Antonio
Rosales hasta el Río Fuerte, es vendida a un particular.
En
la misma sentencia, Luis Enrique Cortez Pérez, magistrado Titular del Tribunal
Unitario Agrario del Distrito 27 también anula la venta de una franja de
terreno del bulevar Antonio Rosales, desde Justicia Social a Jiquilpan.
Esa
venta se había dado en favor del campesino Emiliano Olivas Ayala, quien se
declaró prestanombres de la comisariado ejidal, Gloria Manuela Valdez
Rodríguez.
Existe
otro expediente, el 1429/2010, por el que la comisiarado ejidal pretendía
quitarles los derechos de uso de tierra de uso común a 60 hijos de ejidatarios.
El
magistrado dejó a salvo esos derechos e instruyó al tribunal agrario de Guasave
a sumar los procesos en contra de ejido Jiquilpan y emitir una nueva sentencia
que evita las contradicciones.
Detectada
la gran estafa y con sus derechos a salvo para llamar a cuentas a los
presidentes del comisariado ejidal del ejido Jiquilpan, los hijos de
ejidatarios comenzaron ya los procedimientos agrarios para inutilizar los
títulos de propiedad y revender las tierras a precios actuales.
También
han iniciado procedimientos legales en contra de Valdez Rodríguez, a quien
consideran autora intelectual y material, junto con empresarios y familias
pudientes de Los Mochis, del megafraude en contra de los ejidatarios de
Jiquilpan.
EXPROPIACIÓN FRAUDULENTA
En
1975, la Comisión de Regularización de la Tenencia de la Tierra (CORETT)
expropió las tierras a Daniel Ibarra Carlón, Federico Ibarra Valenzuela,
Federico Ibarra Carlón, Enrique Ahumada Valenzuela, Nabor Vega Ruiz, Juan
Flores Hermosillo y a Avelino Camargo, pero nunca las liquidó.
La
expropiación de membrete de zona urbana a zona de reserva o fundo legal
consistió en la franja del bulevar Macario Gaxiola a Doroteo Arango y desde
Agustina Ramírez hasta Rosendo G. Castro. Esa franja involucra a las colonias
Tabachines Uno, Tabachines Dos, Invies y Lázaro Cárdenas
De
las investigaciones de los hijos de campesinos se estableció que la CORETT abonó
al Instituto de la Vivienda del Estado de Sinaloa parte del valor de los
terrenos en el 2014, pero ese dinero nunca llegó a las manos de los campesinos
expropiados. “Llegó el momento de que paguen las tierras que no liquidaron, y a
valor actual”, dice Fernando Quevedo Chávez.
Otros
terrenos irregulares que conformaron parte del fundo legal del ejido Jiquilpan
son las colonias La Cuchilla, Campo 3, Anáhuac, Rosendo G. Castro y Alejandro
Peña.
Por
ser dinero federal, los hijos de campesinos citarán ante la Procuraduría
General de la República al comisiariado ejidal para que desglose el destino de
la indemnización, en tanto, por ser procesos de indemnización inconclusos se
iniciaron los procesos de reconversión a fundo legal. “Si las escrituras de los
poseedores de terrenos en esas colonias quedan sin efecto, es problema de la
autoridad estatal y municipal, por no haber concluido los procedimientos de
expropiación. En una palabra: nunca liquidaron la deuda”.
SERDI, UNIVAFU, TEPECA, Y MÁS
En
el 2005, la misma comisariado ejidal decidió vender una franca de terreno que
se ubica en la calle 10 de Mayo, entre Ángel Flores y 21 de Marzo. La venta fue
pactada en 14 millones de pesos, pero del banco al salón de asambleas se
perdieron 6.5 millones de pesos, pues ólo se dispersaron 7.5 millones entre los
campesinos, afirma Daniel Humberto Ibarra Rodríguez.
Otra
irregularidad es detectada en el terreno de la Universidad del Valle del Fuerte
(UNIVAFU), que es ilegal. En 1994, el profesor Miguel Ángel Bojórquez Valdez
acordó becas vitalicias para hijos, nietos y bisnietos de ejidatarios y algunos
otros pagos, a cambio de que el ejido Jiquilpan cediera 14 mil metros cuadrados
a la UNIVAFU. Siempre incumplió el convenio, y se burló de los campesinos y de
su esperanza de profesionalización.
Ahora
será enjuiciada con una sola razón: Bojórquez debe pagar renta equiparada desde
1994 y buscar la compra del predio o desocuparlo, pues su escuela es irregular.
Los
gobiernos municipales no escapan a la tranza de terrenos. En la administración
1996-1998, el entonces alcalde panista Francisco Salvador López Brito decide
enajenar de palabra 24 mil metros cuadrados para construir el estadio en la
colonia Tepeca. Nunca pagó.
El
también alcalde panista Zenén Aarón Xóchihua Enciso vendió a empresarios
inmobiliarios una franja de dos mil 400 metros cuadrados de terreno de uso
común del ejido Jiquilpan, sin ser de su propiedad ni del Ayuntamiento. Por la
venta, Zenén obtuvo un millón 846 mil pesos.
Y
sin liquidar desde las arcas municipales se encuentran también 100 lotes de la
colonia Tepeca, la subestación y demasías ubicadas en Dren Juárez y Justicia
Social, el cerro de La Memoria y la zona de antenas, así como el usufructo de
las criptas de la Virgen María Reyna del Valle, terrenos de la Universidad de
Occidente, del Instituto Tecnológico de Los Mochis, CEBATIS 43 y ETI 74.
El
colmo de los negocios turbios de la comisiarada ejidal, dice, es el alta como
ejidatarios de 65 jefes de familia pudientes de la ciudad. Sólo Efraín Edmundo
Murrieta Flores apareció con 17 certificados agrarios desde el número 233173
hasta el 233182. Con esos certificados agrarios entregados por Everardo Gaxiola
Gaxiola el 23 de junio del 2009, Murrieta se apropia de una franja de terreno
del bulevar Centenario desde Macario Gaxiola hasta canal Lateral 18. En total
se apodera de 25 hectáreas valuadas en más de 30 millones de pesos. El negocio
es tan turbio que hasta desaparecieron un dren que se encuentra en uso, afirma.
Entre
los 65 ricos convertidos a ejidatarios, con alteración de actas de asamblea,
figuran Nemesio Artola, Adolfo Murrieta, Manuel Astorga, así como Gloria
Manuela Valdez, entre otros.
LA POSICIÓN
Daniel
Humberto Ibarra Rodríguez, define la posición del grupo de hijos de ejidatarios
con respecto a los comisiariados ejidales que tranzaron a sus representados:
“Sólo queremos lo justo, que es justicia. Que
todo el dinero que desapareció, que se distribuya entre quienes tienen derecho.
Si ya no existe el billete, pues que paguen en prisión los que hicieron mal uso
de la representación. Nuestros padres murieron miserables. Los sepultamos en
puros costales, y ahora nosotros defendemos sus sueños, no los nuestros. Sólo
buscamos una cosa: justicia, y si hay dinero, que quede en las manos de los que
realmente tienen derecho, no en buitres, no en zánganos, no en traidores”.
EL BOTE DE LECHE NIDO
María
Isabel Soto Valdez la recuerda muy bien, y así lo explica. Gloria Manuela
Valdez Rodríguez era avecindada en el ejido Jiquilpan. Estaba desempleada
cuando llegó a las oficinas del comisariado ejidal, a pedir empleo. No le
dieron. No había vacante. Se aferró y logró que a cambio de ayuda ocasional,
que reunía en un bote de leche Nido, ella ayudaría en las labores generales del
comisiariado ejidal.
Así
se ganó la confianza de los campesinos, hasta que encontró la oportunidad de
hacerse ejidataria, comprando a futuro y en 20 mil pesos menos de una hectárea
de terreno ejidal a un campesino soltero y analfabeta: Cirilo Valdez, ya
finando. El contrato se cerró el 23 de febrero del 2001 a título de oneroso y
simple.
Pero
el comisariado ejidal Daniel Biul Ruelas la inscribe como campesina tres años
antes, si tener tierra, ni siquiera en las uñas. “Sí, iba a ser campesina, pero
en el futuro”.
Entonces
comenzó su carrera como comisariada ejidal, e hizo dinero vendiendo tierras
ajenas. Ese proceso se le revierte ahora, cuando es funcionaria del Tribunal
Agrario de Guasave, dice.
LA AUDIENCIA
A
las 11:00 horas del 4 de septiembre del 2014, en el Tribunal Agrario de Guasave
se da cumplimiento a la reposición del procedimiento del juicio agrario
1429/2011 en contra del ejido Jiquilpan.
Es
la audiencia de conciliación. Está presente Daniel Humberto Ibarra Rodríguez.
El comisariado ejidal de Jiquilpan no llega. Tampoco el representante del
Ayuntamiento de Ahome.
La
audiencia no se suspende, pues todas las partes estaban notificadas. Llega la
etapa de pruebas y alegatos. Ibarra Rodríguez propone a su perito, y agrega a
las probanzas los expedientes 940/2010 y 941/2010. El ejido Jiquilpan y la
comuna de Ahome pierden su derecho a la defensa, por rebeldía.
(RIODOCE/
LUIS FERNANDO NÁJERA/ Octubre 5, 2014)
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