Morir
en Sinaloa: porque hay armas en la calle y en las casas, porque hay impunidad y
no hay gobierno, y por ser mujer.
De
enero a lo que va de octubre han sido asesinadas, en su mayoría a balazos, 67
mujeres. El mayor índice, que tiene preocupadas a este sector y a
organizaciones feministas, es que en septiembre se dio el mayor número de
homicidios en la entidad.
Solo
enero de este año, con 10 asesinatos, compite con la cifra macabra alcanzada en
septiembre. Entre los primeros homicidios del año está el de María Carolina
Sánchez López, de 23 años, el 11 de enero, aparentemente a manos de su ex
esposo, César Joel Cháidez, en la colonia Guadalupe, de esta ciudad capital.
En
otro caso del 6 de enero, un hombre mató a puñaladas a su ex esposa luego de
una discusión, en la comunidad de Culiacancito, municipio de Culiacán. La
víctima fue identificada como Dominica Quintero Molina, de 30 años.
El
año pasado se tuvieron cerca de 65 asesinatos de mujeres y solo en noviembre
sumaron 10.
Como
si fuera una señal de los niveles de barbarie que se tendrían este año en
Sinaloa, en los primeros 11 días de este 2014 iban seis mujeres ultimadas
violentamente. Muchos de los casos que se han tenido este año incluyen
características propias del feminicidio —abuso, indefensión y otros— pero no
han sido tipificadas de esta forma por la Procuraduría General de Justicia del
Estado (PGJE), que solo tiene en sus registros 39 “homicidios dolosos del
género femenino”. Datos oficiales indican que solo 14 fueron calificados como
feminicidios.
RADIOGRAFÍA MORTAL
De
enero al 19 de mayo, la Dirección de Averiguaciones Previas, de la PGJE informó
que sumaban 39 asesinatos de mujeres. De este total, poco menos de la mitad, 15
casos, se dieron en Culiacán, la capital del estado.
En
25 casos, las mujeres fueron muertas a balazos, siete a cuchilladas, una fue
estrangulada, una más calcinada, y cinco a golpes o contusiones.
Información
recabada por el Centro de Políticas de Género para la Equidad entre Mujeres y
Hombres, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, señala que de enero a lo que va
del año la cifra de mujeres asesinadas es de 67, pero la mayor incidencia, con
11 casos, fue en septiembre.
De
acuerdo con las notas periodísticas publicadas en medios informativos locales,
entre las asesinadas durante septiembre están Denisse Eveth Gómez Pérez, María
Antonia Ramos Ahumada, Anel Sarahí Gavaldón Valdez, Guadalupe Félix, Marcia
Ramos Davisón, Paulette Velázquez, Sara Burgos Urías, Evlin del Rosario Félix
Medina, Alexis Abigail Valle Arellanes, Blanca Ofelia Sánchez Montoya y una
mujer muerta a balazos que no ha sido identificada.
Seis
de las víctimas tenían lesiones de bala. Las otras fueron asesinadas a
cuchilladas o a golpes. Solo cuatro de estos homicidios fueron en municipios
ajenos a la capital del estado.
GOBIERNO VICTIMARIO
Beatriz
Rodríguez Pérez, directora del Centro de Políticas de Género para la Equidad
entre Mujeres y Hombres, advirtió que la violencia contra las mujeres en
Sinaloa ha aumentado porque los programas contra las actividades delictivas, y
especialmente contra la violencia que afecta a las mujeres, han fracasado.
“Lo
que pasa es que dejan de tener efectividad cuando los métodos o estrategias no
funcionan para controlar, va aumentando la gravedad del hecho y terminan
matándola, que es lo último que se le puede hacer a una mujer que no hace caso,
desde la perspectiva del victimario. La violencia contra la mujer es para
controlarla, no es un robo ni otro tipo de delitos”, sostuvo.
—También
tiene qué ver el manto de narcotráfico, armamentismo e impunidad ¿no?
—Por
supuesto. Mira, el armamentismo afecta aunque no haya narcotráfico, porque
busca el arma con la que se cometen este tipo de asesinatos y en más del 65 por
ciento ha sido con arma de fuego, entonces las campañas de despistolización
deben orientarse a las armas que están en las casas y que se usan contra las
mujeres.
Se
nos ha olvidado, dijo, generar una campaña que vaya a reconocer los riesgos que
puede tener de no asumir medidas a tiempo. Como está involucrado el amor, la
promesa del cambio, todo eso que se da en las parejas, pensamos que va a
cambiar, pero nadie nos enseña a valorar cómo se va generando un comportamiento
cada vez más agresivo y alevoso para saber cuándo la mujer tiene que correr,
porque si no lo hace la van a matar.
En
lugar de eso nos metemos a otro tipo de campañas, como esa de “Ponte la
camiseta naranja” que no nos dicen nada.
Se
tiene qué hacer un análisis del impacto que produce esta campaña en los medios,
porque no están orientadas a la víctima, porque si el gobierno no te protege y
el estado no está cumpliendo como garante de seguridad para los ciudadanos,
pues cuídate tú. Cuando menos hay que buscar alternativas para que sobrevivas,
estrategias para la sobrevivencia.
—De
hecho, el victimario puede ponerse esa camiseta naranja y aparecer en fotos y
videos de este tipo de campañas, y dentro de la vivienda ser el agresor.
—Así
es.
—Y
el mismo gobierno también se pone del lado de los victimarios.
—Claro,
de hecho está del lado de los victimarios al ser omiso, al solapar, al estar en
contubernio con los homicidas, al haber tanta impunidad, está del lado del
victimario.
—¿Operaría
una Alerta de género?
—Operaría
perfectamente porque se trataría, por obligación, que las instituciones se
coordinen, cosa que no hay. Revisa las actas de las reuniones de los sistemas
de violencia, del CEPAVI (Consejo para la Prevención y Atención de la Violencia
Intrafamiliar), lo que quieras, y los funcionarios solo van a informar, pero no
hay una estrategia de corresponsabilidad, de caminar por el mismo rumbo. No.
Cada quien hace lo que quiere.
—¿Son
reuniones para la foto no más?
—Así
es. Yo le digo a Consuelo Gutiérrez (directora de CEPAVI) que ha tenido cuando
menos la fortaleza de reunirlos, porque cuando yo estuve en el CEPAVI nunca
funcionó el Consejo. Pero se reúnen para saber que está haciendo ella, no para
que digan qué hacen todos los involucrados.
Rodríguez
Pérez, doctora en ciencias sociales con especialidad en antropología, dijo que
un prejuicio de parte de las autoridades es lo que ha evitado que se declare la
Alerta de género, porque quienes están al frente del gobierno se preocupan más
por cuidar la imagen que por la realidad.
“Hay
un prejuicio de que va a haber una mala calificación para el gobierno, porque
no lo hace, o hay omisión, y por eso no decretan la alerta. Cuando hay alertas
sanitarias, la gente dice qué bueno, van a erradicarlo. Pues es lo mismo en la
Alerta de género.
“Desde
un principio se prejuzgó que lo solicitaban las organizaciones no
gubernamentales y que el gobierno no estaba asumiendo su responsabilidad, y por
eso se empezó a negar la Alerta de género, pero tiene una connotación positiva,
porque se suman esfuerzos para solucionar un problema, así se destierra el
prejuicio. Pero no hay esa visión, no se suman para enfrentarlo juntos”,
lamentó.
—O
sea las preocupa más la imagen.
—Por
supuesto, todo mundo quiere sacarse la estrellita y nunca una paloma de
rechazo.
Dijo
que Marco Antonio Higuera Gómez, procurador General de Justicia, insiste en
afirmar que las autoridades han cumplido en el combate al feminicidio, en el
sentido de que no haya impunidad.
“Pero
estamos revisando eso. Asegura que cumple porque dice que tiene el 100 por
ciento de detenidos o consignados, pero curiosamente son los casos que ellos
etiquetan como feminicidio, pero otros que cumplen para ser clasificados de
esta manera los dejan fuera. Entonces como que es subjetivo, arbitrario”.
(RIODOCE/
JAVIER VALDEZ/ Octubre 5, 2014)
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